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6. Como te quise yo a ti

Musica: Ella (Alejandro Sanz)

***

Verte de nuevo es como abrir una caja enorme de recuerdos, recuerdos que aun producen alguna clase de sentimientos; alguno en el medio entre el amor, el odio y la impotencia. Te miro y observo como por ti no han pasado los años, sigues tan mágica, hermosa y etérea. Sigues tan inalcanzable aunque todos te crean tan cerca.

Así fue como te conocí, dulce, carismática, mágica. Tu rostro de niña y esa sonrisa bondadosa que ocultaban una mirada que guardaba secretos, que hablaba de un alma misteriosa y lastimada. Una sensación de protección que inunda a todo el que cae ante tu extraño y místico poder. Ojos negros tan profundos como el agujero en el que uno se arroja al decidir quedarse a tu lado, ojos negros que guardan oscuridades, secretos y enigmas que ni siquiera tú puedes resolver.

Te conocí, te saqué la máscara esa que tan pegada tienes a la piel. Día tras día y aguantando tus cambiantes estados de ánimo logré llegar al centro, despegar cada pedazo de mascara, derribar cada ladrillo de la muralla que rodeaba tu verdadero ser. Me dejaste entrar o me forcé a pasar, me dijiste que si veía lo que había en ti ya no te querría más... y me prometí quererte aún más.

Y entonces pasé, y descubrí la oscuridad. La mentira que inunda tu vida y tu ser, que es como una red tan inmensa cuyos límites se pierden o se difuminan tanto con el entorno que ni siquiera tú sabes ya separar lo que es real de lo que no. Y nadar en tu mar de mentiras es perderse a uno mismo, en la búsqueda de una supuesta felicidad que tu cariño puede brindar, pero que en verdad no es real.

Descubrí el dolor que te causaban las imperfecciones que no crees poder cambiar, el miedo al fracaso, el terror a la soledad. Me zambullí en el fango de la podredumbre que te gustaba experimentar, convenciéndome y convenciéndote que yo te podía ayudar. «Confía en mí, yo te sacaré de aquí, no te sueltes». Y lo intentaba una y otra vez, pensando que querías salir, cuando en realidad no tenías ninguna intención de hacerlo y mientras tanto yo me hundía cada vez más, y perdía la noción de la realidad mientras me sumergía en tu falsa verdad.

Todo por verte reír, todo por verte feliz. Quería que alcanzaras tus sueños, quería que fueras feliz, que la luz acabara con tu oscuridad... y tú parecías querer aquello que yo te prometía. Vivía mis días pendiente de ti, tanto que dejé de pensar en mí. Mi todo completo eras tú, mi proyecto era salvarte y hacerte brillar... ¿Y quién iba a salvarme a mí de ti?

Y te veía allí, justo igual que hoy, y te admiraba tanto, te quería tanto, te adoraba tanto... y tus facciones de niña, y tu sonrisa de ángel... y yo enredandome en la máscara que incluso intenté sacarte. Creyendo en tu mentira, aunque sabía que era mentira. Sin embargo quería pensar que como yo conocía la verdad, no era mentira conmigo...

Buscaba reconocimiento en tu mirada, sentirme importante para ti... ver que me vieras, que valoraras lo que hacía por ti. Pero tú solo me usabas, y me decías lo que quería oír, me regalabas palabras vacías para que yo no me fuera de ti. Me traías y me llevabas, me tomabas y me dejabas, me buscabas y me tirabas... me amabas y me ignorabas.

Tú, siempre tu... constante contradicción... Luz por fuera, tinieblas por dentro. Que decías verdades que ocultaban mentiras. Que un día llorabas y al otro reías. Que con palabras jurabas quererme y con acciones demostrabas que yo no existía. Que me llamabas cuando necesitabas y cuando yo te necesitaba siempre evadías. ¡Qué ceguera la mía! O qué ganas de no ver lo que día a día con tu actuar me decías.

Yo, siempre yo... buscando ayudarte, buscando servirte, buscando encontrarte, buscando que me quieras, buscando que me ayudes, buscando que me encuentres, que me necesites. Intentando hacer tanto por ti porque quizás en realidad lo que quería era ser alguien para ti... Yo siempre yo, creyendo tus mentiras porque sabía que en ellas se cumplían mis deseos y me gustaba creer que yo era para ti lo que tú eras para mí. Me regocijaba en las sobras que me dabas y me llenaba de excusas para creer que eran más de lo que esperaba.

Dar es hermoso, pero dar tanto hasta quedarse sin nada no es bueno... Vaciaste tanto mi alma que hoy cuando te veo aún resuena el vacío, aun duele el silencio de aquello que nunca se dijo... Todavía aplasta la impotencia de no poder arreglar, aquello que pudo haber sido... o quizás, nunca fue en realidad.

Estas allí, igual que antes... el mismo espíritu, la misma piel. Me pregunto quién está ahora donde yo estaba antes y será que acaso sabe quién eres en realidad. Me deleito en tu sonrisa, en tu mirada de ángel, aquella que envuelve a todos y que los somete a tu voluntad. Me encuentro pensando como hubiera sido si yo aún estuviera a tu lado y me respondo que quizás hubiera dado todo por seguir allí... Entonces me doy cuenta todo lo que perdí contigo, perdí mi propio ser, mi voluntad, mi integridad. Me costó tanto levantarme, secar las lágrimas, mirar al frente. Me costó tanto re encontrarme, abrazarme y perdonarme. Pero hoy te veo y siento, que nada fue suficiente, de alguna maldita manera, aun tienes poder sobre mí. No me malinterpretes, no volvería a caer en tus redes, no dejaría que de nuevo me conviertas en tu títere. Pero basta una mirada y siento que pierdo parte de mi fuerza, me hundo de nuevo en ti.

Supongo que eres mi punto débil, supongo que te he dado tanto que algo de mí se ha quedado para siempre contigo, y es ese algo que se mueve solo de vez en cuando. Porque tu mascara se ha afianzado y ya casi no puedo ver detrás de ella, pero hay momentos... solo pequeños instantes en los que un destello me dice, que sigues allí.

Y aquello fue tan intenso, una montaña rusa... subidas, bajadas... sonrisas y lágrimas... verdades, secretos... palabras no dichas. Estábamos tan cerca, éramos almas gemelas... o me pregunto; ¿acaso fui solo yo que así lo viví? Tú eras la luna y yo esa estrella que brilla a su lado, ¿lo recuerdas?, y entonces lo entiendo, pueden verse cerca, pero en realidad... no lo están.

Y no puedo verte sin preguntarme si acaso me has querido como te quise yo a ti... 

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