Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

9. ¿Quién te hizo esto?

¿Qué podría hacer?

Charlie estaba sumamente desesperada. La última misión que tuvo no salió nada como esperaba, había múltiples guardias custodiando el objetivo y había tenido que luchar con todos a la vez para evitar que este huyera. Y aunque logro asesinarlo, lo que no espero es que el más fortachón de ellos lograra sujetarla tan fuertemente del brazo dejándole una marca violeta muy difícil de ocultar. Se encontraban en pleno verano lo que hacía que el calor fuera insoportable, incluso la tarde de ayer se había quejado incontables veces de ello, de modo que usar ropas largas en ese instante sería demasiado extraño.

Aprovechando que llego temprano a casa, busco todas las formas de minimizar la profundidad del moretón, incluso busco maquillarlo, aunque ella no era nada buena con eso. Suspirando nerviosamente, la asesina se cuestionaba que hacer en cuanto Alastor regresara del trabajo.

Durante el último tiempo, su relación había escalado de formas tan curiosas, que más que un matrimonio falso, sus sentimientos habían aflorado al punto en el que conocían cada detalle de sus cuerpos, entregándose fervientemente al calor de sus abrazos y encontrando paz en el pecho contrario. Apenas ayer, su sesión había sido tan intensa que la pobre Charlie temió haber despertado a la pequeña Molly con su voz indecorosa, regañando a su querido esposo por la vergüenza que intencionalmente le buscaba pasar, al ser incapaz de contenerse.

¿Cómo podría explicarle esto a Alastor? Si él intentaba tocarla de nuevo esa noche ¿Qué llegaría a pensar de ella si la encontrara con esos moretones?

—¡Buenas tardes querida! Estas desde temprano en casa esta tarde —comentó la agradable pero inesperada voz del locutor mientras ingresaba a la cocina.

—¡A-Alastor! —la voz de Charlie salió ahogada, ni siquiera tuvo tiempo de esconder los moretones con otra muda de ropa, cuando una mano sostuvo su brazo.

—Charlie ¿Qué es esto? —Alastor captó de inmediato el tono violeta de su bien, intuyendo claramente que algo le había pasado. La oficinista intento rehuir su mirada, tratando de soltarse.

—N-No es nada, solo tuve un accidente esta mañana de regreso del trabajo —trato de explicar, ocultando sus brazos tras su espalda. Sin embargo, la preocupación clara en el rostro del espía no fue menos, junto a la inquietud de verla herida.

—¿Un accidente? —se preguntó, viendo que la gravedad del impacto en el brazo no parecía como algo simplemente común como una caída o casero como una quemadura, parecía un golpe en toda regla.

—¿Acaso alguien te ataco para robarte o algo? —pregunto.

—No, claro que no, me hubiera defendido de ser el caso —respondió de forma espontánea y con sinceridad, notando al último momento lo estúpida que había sido al negar la opción más fácil de excusarse para ella.

Mientras Charlie se recriminaba mentalmente, Alastor seguía repasando las opciones factibles, puesto que con la fuerza bruta que la oficinista había demostrado en diversas ocasiones, la cual era capaz incluso de noquearlo, un ataque sorpresivo hacia ella hubiera resultado de otro modo.

—¿Acaso... tu jefe intento sobrepasarse contigo de alguna manera? —aproximo con gesto oscuro ante la idea, pero Charlie reacciono más alarmada ante la posibilidad.

—Oh, dios mío, no, claro que no, el señor Pentiuos sería incapaz de tal cosa —expreso con seguridad, descartando de este modo la posibilidad de un abuso de poder

Si esas vías estaban agotadas ¿Qué podría haber sido? Desde su lugar, Charlie veía como "su esposo" buscaba posibles causas a sus heridas, y aunque estaba sinceramente agradecida con ello, se encontraba más que nervioso por todo el asunto, si por cierto descuido suyo, Alastor descubriera su verdadera identidad, no solo lo pondría en un terrible peligro, si no que la concepción que tenía de ella podría cambiar y no estaba segura de cómo podría ser. Por eso se encontraba aterrada, queriendo terminar el tema de una vez para no seguir ahondando.

—E-Estoy bien, Alastor. No es nada grave lo que tengo, con un poco de ungüento y unas compresas frías se quitara pronto —trato de explicar.

Pero el espía no estaba nada convencido, incluso, una furia interna lo consumía con la mera posibilidad de que algún bastardo inescrupuloso se haya pasado de listo y hubiese atacado físicamente a su Charlie. No solo no estaba en contra de cualquier tipo de violencia contra las mujeres o abuso de cualquier tipo, si no que había instaurado una política personal que repudiase cualquier acción de ese modo mientras ejerciera su rol como espía, su madre lo había criado mejor. De modo que, sin saberlo, empujo más en el tema, atrapando a la pobre oficinista.

—No querida, no puedes dejarlo pasar, así que es importante saber que ocurrió si alguien te ataco o algo semejante, es nuestro deber denunciarlo a las autoridades —aunque decía eso con voz calmada, un gesto oscuro se ocultaba detrás de sus lentes, sintiendo como le hervía la sangre. Claramente estaba dispuesto a dar caza a cualquier bastardo que se hubo atrevido a poner la mano sobre su adorada esposa, ningún gusano en la faz de la tierra sería capaz de escapar a la ira que apenas lograba contener en ese momento de no ser que tenía que mostrar una careta de tranquilidad para no perder su compostura.

Por el contrario de lo que esperaba, cuando intento tomarla de la cadera para invitarlo a seguirlo, ella se separó bruscamente, dando unos pasos para tomar distancia.

—¡No es tienes que preocuparte por esto! —exclamo, sorprendiéndolo por su reacción—¡E-Estoy bien! Estas heridas no son nada.

La oficinista fácilmente se había defendido en otras oportunidades y eso le había evitado ese sentimiento que tenía atrapado en el pecho, generando que el deseo asesino que había ocultado por mucho tiempo saliera a la luz, pero que, en ese momento, el objeto de su adoración reaccionara de ese modo ante esas circunstancias, le prendió una sensación de que había obviado por demasiado tiempo porque simplemente no tuvo razón para eso.

Ella le estaba ocultando algo.

Y el reconocimiento de ese hecho le causo un malestar en el estomagó que apenas pudo soportar.

¿Acaso Charlie le estaba escondiendo algo que podría ser peligroso para los demás, incluso para ella misma? Al analizar, el nerviosismo y el temblor de su cuerpo, el espía pudo suponer que eran claros indicios de que trataba de ocultar la causa de su moretón. En circunstancias normales, al espía no le hubiera importado en nada cualquier aspecto externo de un colaborador, siempre que no afectara los avances de la misión, incluso si llegaban a perder un miembro o dos, sería un simple daño colateral que podría notificar y proseguir sin problema. Pero Charlie era un caso completamente diferente. Ella era su adoración, la persona que le trastocaba el sueño y alteraba su racionalidad, impidiendo su buen juicio durante la misión. Con su dulce forma de ser, irradiante de un aura atrapante y encantadora, hizo que su corazón cerrado a las emociones mundanas finalmente se abriera por ello. En ese par de años que llevaban como un matrimonio falso, superando los límites establecidos por la operación Strix y alcanzado un nuevo nivel de confianza entre ellos ¿Por qué reaccionaba así?

Que de golpe se alejara y le ocultara descaradamente la causa de su malestar, no hizo nada por aplacar lo mucho que ya sentía respecto a eso. Incluso, creyéndose superado, pensó en tomar otras medidas para obtener la información de su parte, aun así, fuera a la fuerza. Pero viendo el rostro angustiado y tembloroso, pensó que no podría ser capaz, de modo que simplemente desvió la mirada, dándose vuelta.

—Entiendo querida, entonces si no es inconveniente para ti, zanjemos el tema de una vez —expreso, saliendo de la cocina.

Dando un profundo suspiro, Charlie agradeció a todos los cielos que finalmente Alastor desistiera del tema. Sería demasiado complicado de explicar y no tendría una excusa factible para darle, además de que el miedo de ser descubierta por él sinceramente la paralizaba, de modo que parar el tema, aunque hubiera sido de forma brusca e incluso grosera, fue lo mejor.

Sin embargo, cuando salió para la sala en busca de su esposo, lo encontró poniéndose nuevamente su saco y su sombrero,

—¿A dónde vas? —no pudo evitar preguntar, algo en el ambiente y el silencio que el locutor destilaba no le daba un buen augurio, algo le pasaba.

—Iré un momento al bar de Husk —respondió. Una vez listo, se aproximó a la puerta. Charlie lo siguió de inmediato.

—¿Justo ahora? ¡Acabas de llegar! —exclamo.

—Recordé que algo tenía que buscar allí, quizás no regrese hasta un par de horas más ¿Molly no se quedaba esta noche en casa de Octavia? No creo que exista algún problema —expreso.

¿Acaso había cometido un terrible error? Nunca había sido su intensión molestar o lastimar al locutor al alejarlo de ella. Teniendo en cuenta lo atento y observador que era, había esperado que entendiera que no quería seguir ahondando en ello. Pero quizás, en su afán por ocultar la verdad había sembrado una espinilla de duda que sería difícil de sacar.

Entonces un temor espantoso se instaló en su pecho al recordar un elemento que existía en el bar de Husk: Minzy. Desde que ambas mujeres se habían conocido, Charlie siempre se había sentido inferior por la belleza y carisma que tenía la cantante, además de que era muchísimo más expresiva con sus intenciones que ella misma, que se avergonzaba y acobardaba con los sentimientos que tenía por el locutor.

En otro momento, la presencia insistente de aquella cantante quizás no hubiese parecido un problema, de no ser porque en todo el tiempo que tenían conviviendo juntos, jamás observo en Alastor esa reacción evasiva y oscura luego de una conversación. Por eso sintió la ansiedad subiéndole por la garganta y trancándole el pecho. Porque, aunque sabía que no todas las relaciones eran iguales, hacer algo mal podría dejar brecha para algo más.

—¡No te vayas!

Aferrándose fuertemente a su espalda, Charlie lo abrazo deteniendo su paso. Diminutas lagrimas surcaban su rostro producto del pánico y la desesperación de verlo irse, si el cruzaba la puerta, no estaba segura de que hacer. Si por todo, su relación comenzaba a desmoronarse, la culpa sería tan difícil de sobrellevar.

—Por favor, quédate, te lo ruego, no te enojes conmigo—le pidió.

Alastor sintió como la ropa de su espalda se mojaba producto de las lágrimas de Charlie. Si era sincero, el deseo de investigarla más a profundidad se volvió insoportable, y la espina que se había desarrollado en su pecho quería empujarlo a separarse en busca de una respuesta razonable. Pero el peso de su propio pasado y sus propias mentiras también le detenían, haciéndole pensar que no tenía la moral para exigirle nada.

—No pienso ir a ningún lado —contesto, sosteniendo sus manos en su torso—... tampoco estoy enojado, fui muy desconsiderado contigo —admitió. Pero Charlie negó con la cabeza.

—No, tienes razón, no estoy siendo totalmente sincera contigo—afirmo, y aunque la realidad de esas palabras era mucho más pesada de lo que parecía, ninguno separó del otro— ... Algún día podre decirlo, pero por favor... no me dejes.

—Eso sería completamente imposible —comento fugazmente, soltando sus manos para voltearse y verla a los ojos—. Aunque mis palabras no puedan dignificar lo que siento, se con certeza que no existe ser en esta vida que me haga sentir lo que siento por ti —apreció, acariciando su mejilla y limpiando una lagrima—. así que sería imposible en este punto alejarme de ti, mi adorable y bello demonio.

Casi como una ráfaga, sus labios se encontraron en un apresurado beso que comenzó a escalar tan rápidamente ambos se quedaron sin aliento. Pronto, la espalda de Charlie cerró la puerta de su habitación con ruidoso descuido cuando Alastor la empujó contra ella, ambos se presionaron contra la pared cercana, sosteniéndose a duras penas del cuello y la cintura de este, dejando casi nada de espacio entre ellos.

Con los labios cerrados, percibieron el sabor del otro, permitiéndose someterse a la embriaguez que significaban sus labios. Así como la primera vez, los labios de Charlie le supieron dulce y dejaron a Alastor sin aliento. Su boca insistente se sintió tentada por más, y buscó más mientras su lengua comenzaba a hurgar en las comisuras de sus labios como pidiendo cortésmente permiso. La rubia acepto gustosa, recibiéndolo con gusto, sintiéndose absorta y borracha por la situación. El calor comenzaba a subir tremendamente en la habitación y entre temblores propios de sus piernas, Charlie busco llevarlo a su cama, casi sin dejar de besarse.

Sintiéndose audaz, le mordió el labio inferior causando que Alastor gimiera en su boca, y escuchar ese sonido ronco le envió un escalofrío por su espalda, haciéndola sentir impaciente por la enorme necesidad que crecía en su interior.

El espía estaba en las mismas condiciones, alejando el disgusto y la furia de su pecho, beso cada rincón del cuerpo de su diosa, adorándola y limpiando cada rincón que pudiera haber sido ensuciado por las manos de cualquier parasito. Charlie jadeó y arqueó la espalda, gimiendo mientras pasaba la mano por su cabello, amando la sensación de sus manos explorando sus curvas una vez más. Con cada toque de su lengua y de sus manos, Alastor disfrutaba del placer de su princesa.

El blanquecino y puro cuerpo de su esposa era solo para rendirle tributo, siendo él la única persona capaz de posar sus manos sobre ella para proveerle de todo el cariño y placer que pudiera. De verdad, esperaba el momento en que ambos pudieran ser completamente libres y sinceros con el contrario, pero mientras llegara el momento oportuno, en donde no existiera ningún tipo de presión de parte de ambos, esperaba que la confianza que habían construido hasta ese momento pudiera seguir fuertemente unida.

Bajando cada vez más, retirando cada pieza de ropa de su lugar, los muslos de Charlie se cerraron alrededor de su cabeza, manteniéndolo en su lugar mientras movía las caderas al ritmo que mejor le convenía. Sus manos agarraron el cabello en la coronilla de su cabeza, obligando a su lengua a acercarse más a su centro lleno de necesidad.

—Por favor, Al —ella apenas podía respirarla, incapaz de poder esperar más por él.

Para ese punto, la desesperación era demasiado grande. Y besándola con avidez, Alastor se introdujo en ella, sintiendo como sus piernas se envolvían alrededor de su cintura, sosteniéndolo con firmeza. Siendo imposible contenerse, empujo contra ella una y otra vez al mismo tiempo que mordisqueaba su cuello. Charlie gemía su nombre abrazada a su pecho, casi como si se negara a dejarlo y él no estaba dispuesto a hacerlo. Había pasado tanto tiempo solo, que luego de haberla descubierto sería incapaz de separarse de ella. Charlie era su luz al final del túnel.

En su límite, ella estaba temblando tanto, como sus manos en la forma en que agarraba su cabello. Divisándola entre sus brazos, Charlie era la cosa más magnífica en la que jamás había puesto sus ojos, absorbiendo toda la penetración de su mirada y la agudeza de sus rasgos y la sonrisa llena de placer se volvió demasiado para él.

Finalmente, como un dique roto, su clímax los golpeó al mismo tiempo. Alastor gimió cuando sus paredes internas lo agarraron, tirando de él más antes de estremecerse a su alrededor. El nombre del espía salió de la boca de Charlie gemidos en su garganta, y ante la sensación de tensión liberada entre ambos, simplemente se quedaron completamente agotados sobre el colchón, respirando con dificultad.

Fijando la vista en el contrario, ella sonrió, aunque el rubor volvió a sus mejillas.

—Te amo —pronunció, y acariciando con suavidad el borde de su mejilla, Alastor beso lentamente sus labios, para luego abrazarla con fuerza.

—Yo igual cariño.

¡Hola! Bueno, este fin de semana que paso fue algo complejo para mi, mi bebe volvio a enfermarse, no se había terminado de recuperar :( de modo que se me hizo imposible escribir y subir los capitulos, pero aquí les traigo uno un poco más largo en compensación y con dosis de cierto "amor" que espero hayan disfrutado. Quizas me tarde en retomar el ritmo que llevaba pero seguire el reto de fictober sin importar que, asi que por favor sigan acompañandome durante este mes de octubre en Secretos de Familia, un gran saludo desde Venezuela y nos leemos mañana.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro