Capítulo 19
Camila
Ese día me sentía la peor mierda de todas, si, así como lo leen, me sentía tan mierda por todo lo que había ocasionado en la vida de muchas personas. Especialmente la vida de Lauren, mi mejor amiga, me sentía tan estúpida ante mi comportamiento pero eso fue algo leve, lo hice por su bien y por el mío, sabía que al final ambas saldríamos heridas. Claro que ambas seríamos heridas por algunas razones que estaban fuera de mi alcance.
-Quería Cami- me saludo el padre de Shawn -, siéntate.
-Buenos días, señor Manuel -mi madre siempre de hipócrita.
-Sólo dígame, Manuel, Shawn me dijo que ya todo está listo.
-Solo esperamos a la graduación y todo saldrá como lo planeamos, padre.
Todo era una completa mierda. No me sentía nada bien con todo esta farsa, no quería estar ahí, vaya que no lo hacía, pero por alguna razón me lo merecía. Desde un inicio me lo merecía.
-Sí, Camilita esta más que contenta con el viaje ¿verdad que sí, Cami?
No madre claro que no, nada de esto me tenia contenta, nada de esta mierda de la cual estoy siendo obligada me tiene ni una pizca de contenta.
-Tú lo has dicho, madre.
Todos en la mesa sonrió con entusiasmo, menos yo claro esta, Shawn no dejaba de sonreír como un completo idiota, un idiota que tan solo verlo daban ganas de darle un buen golpe en esa estúpida cara.
El almuerzo siguió: con mentiras e hipocresías de parte de mi madre y de parte de Manuel con ideas tontas que me involucraba a Shawn y a mí, todo estaba yendo de maravilla (nótese el sarcasmo) todo esto era tan malditamente estúpido.
Quería un poco de aire así que salí a la terraza, la casa de los Mendes era enorme y con millones de empleados con un sueldo mínimo, un sueldo que no les llenaba su estómago. Estúpidos millonarios de mierda. Sentí una mano en mi cintura y rápidamente me aleje de él, era Shawn y su tóxica colonia con olor a escremento.
-No te comportes así, Cami. Te ves perfecta hoy.
-No puedo decir lo mismo de ti ya que siempre estas igual de feo.
Su cara cambió a una seria que a cualquiera le daría miedo pero a mi lo que me daba era risa.
-Espero que hayas seguido mi consejo -se acercó a mi oreja -, sabes bien que lo tuyo con Lauren nunca funcionaria.
Me daba asco su aliento, todo de él me daba tanto asco.
-Aléjate de mí, guano.
-Camilita, escucha bien, pronto serás mayor de edad y todo los deseos de tu madre se harán realidad -me cogió de la quijada e hizo que lo viera a los ojos -, te iras a estudiar lejos de Lauren, tu madre quiere lo mejor de ti y ella sabe que lo mejor no es Lauren.
Saco su móvil y me enseñó una foto donde estamos Lauren y yo desnudas. Abrí los ojos de par en par, todo se estaba yendo a la mierda.
-Eres un bastardo.
-No, tranquila, tu madre no la ha visto, pero te aseguro si me dejas o haces algo mal ante todo estos planes la primer en ver la foto será su querida madre.
Me apretó muy fuerte la quijada y me beso, era tan asqueroso sentir sus labios, su saliva era lo peor del mundo. Se alejo de mí y se echo a reír.
-Te verás hermosa en la graduación -afirmó divertido -, obvio, iras acompañada de mí.
Estúpido de mierda, lo odio tanto, odio tanto esto. Comenzaba a odiarme, comenzaba a odiar todo este maldito juego.
Lauren
Al despertar su ausencia mataba, recordaba esas dos veces que habíamos dormido juntas, las dos únicas veces que ella había sido mía y de nadie más, me hacía tanta falta.
Me di cuenta que estaba en el departamento de Vero, no recordaba mucho sobre la noche anterior, solo recordaba que ella me había ayudado a llegar a mi departamento, bueno, llegar con bien. Me senté en el sofá y escuche que alguien estaba cocinando y era ella. Verónica cosinaba mientras bailaba algo extraña canción. Se dio la vuelta y me sonrió al verme.
-Vaya, despertó la bella durmiente.
-Me duele mucho la cabeza -camine hacia ella.
-Normal, chica, bebiste como loca ayer -colocó una aspirina y un vaso de agua cerca de mí -, toma la aspirina y notarás la diferencia.
Note que al hablar con ella nada era serio, me agradaba, pero me daba más jaqueca sus carcajadas.
-Hice el desayuno, creo que debes ir a estudiar -recordé que era verdad, mire la hora en el reloj que estaba en la pared, ya no llegaba a tiempo.
-Gracias por todo, aunque apenas me conoces...
-Somos compañeras de clase-frunci el ceño -, Laur, vamos la misma clase, literatura con la señorita Margaret.
Vaya que no la recordaba, quizá era de las chicas que siempre faltaban o de esas alumnas que le daba igual los estudios. A todo esto.
-¿Por que no fuiste a clases, tú?
-Tenía a una extraña en casa, no te podía dejar sola -se hizo la victima -, quien quita que seas una ladrona y me robes todos mis alimentos o peor aun mis ahorros.
Nos echamos a reír, era simpática y demasiado graciosa, Verónica era una chica grandiosa.
-Nah, no quice ir por que me no tenia ganas -sonrió y me guiño el ojo-, es lo bueno de acostarte con la directora.
La directora era una señora de treinta y algo de años, no podía creer que Verónica se haya acostado con ella, vaya mierda esta hecha esta sociedad.
-No lo puedo creer -le dije -, Marsella tiene lo suyo pero nunca pensé que se acostaba con alumnos.
-Pues creélo, lo hace.
Desayunamos con tranquilidad, me enteré que Verónica era la típica chica que todos querían con ella. En el instituto se hablaba de una chica que rompía corazones pero nunca supe el nombre de la misteriosa chica, era ella, Verónica era la chica que rompía los pobres corazones de las del instituto. Vaya sorpresa que me lleve con esta chica. También me enteré que estaba enamorándose de alguien, pero no me quiso decir el nombre, quizá no me tiene demasiada confianza.
Vero me llevó al bar donde ella trabajaba, donde había dejado mi coche, donde estaban mis llaves para poder volver a mi departamento. Le agradecí por todo también le dije que podíamos quedar cualquier día. Cada día se aprende más y también se conoce a personas nuevas.
Quice pasar por el local de Ally para pedirle el día libre ya que me sentía muy mal del estómago y también tenía jaqueca. Al entrar al local note que no había demasiadas personas así que busque a Ally. La encontré en la cocina, ella estaba con Camila, la cual estaba llorando demasiado. No me acerque mucho, aún no olvida lo de ayer. Ally me miro y se acerco a mí.
-Solo no es un buen momento...
-Sólo vengo a pedirte el día -le di una media mirada a Camila, la cual escondía su mirada.
-Está bien, total estaba por cerrar.
Nos quedamos en silencio, en el fondo se escuchaba los sollozos de la morena, quería correr a ella y abrazarla con fuerza, quería respuestas. Quería besarla, pero no lo hice por dignidad. Por la poca que me quedaba.
-Bien, entonces me voy, hasta mañana, Ally.
Me di la vuelta pero las palabras de Ally hicieron que me detuviera.
-Es ahora o nunca, Camila.
Me quedé ahí parada, en silencio y con el corazón en la mano. Luego de un momento sentí los brazos de alguien, eran los de ella. Camila me estaba abrazando por la espalda, mi corazón estaba a mil por horas todo estaba pasando en cámara lenta, todo mi ser estaba a flor de piel. Suspire por solo tenerla cerca. Eso era lo único que quería; tenerla así y sentir su calor.
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