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Capítulo 12

El viaje era demasiado largo y Lucy se había quedado dormida sobre mis piernas, era adorable verla así. Lo que no era adorable era tener a Camila y a Shawn en el asiento de enfrente. Ambos no dejaban de hablar y a veces se robaban tontos besos. Me odiaba por sentir estos tontos celos... Celos de amiga, claro esta. Si eso es. Mientras me mentía mentalmente note que nos acercábamos a una lugar lleno de casas y demasiados árboles alrededor <<Una hermosa vista >> pensé.
A los minutos Lucy se había despertado e indicaba el camino a seguir, no podía creer que habían dejado a Shawn a cargo del auto, yo lo quería hacer. No confiaba tanto en él.

-Aquí es -indicó Lucy -, puedes dejar el coche acá.

El idiota estaciono el coche y con cuidado bajamos todos. Un hombre algo anciano nos ayudó a llevar las cosas adentro, la cabaña era enorme y muy antigua, era tan vitage que me moría ahí mismo por tal belleza.
Al entra a la misma note que tenía una vista espectacular al lago, un lago enorme y lindo. Su color verde no se comparaba con nada en este mundo. El anciano se despidió y se fue, sólo estaba ahí para ayudarnos con las cosas, había dicho Lucy.

-Bien, hay dos habitaciones en total-indicó Lucy.

-Yo dormiré contigo, es obvio -exclame.

-Es más que obvio, Jauregui.... -se burlo Chon-, tú con tu pareja y yo con mi hermosa Camila.

Si no estuviera Lucy abrazandome me le hubiera lanzado al idiota y así lo golpearía con todas las ganas que me he estado guardando. Nos indico las habitaciones y eran enormes he de decir. Había una ventana en la habitación y la vista era para tener un orgasmo visual. Literal.

-¿Es hermoso, verdad? -me abrazo por detrás.

-Si, pero tú eres más hermosa que esto.

Creí que era un momento indicado para robarle un pequeño beso así que lo intenté, ella lo aceptó enseguida, sus labios eran iguales a como los recordaba; dulces y tiernos, siempre tenía esa pasión para besar que me volvía loca.

-Bajaré -avisó después de alejarse del beso-, puedes descansar o darte una ducha.

Dejando una sonrisa abandono la habitación. Lucy me gustaba, claro que me gustaba, pero siempre había algo que me alejaba de ella.
Saqué algunas camisas de mi bolsa para luego dejarlas sobre la cama. Me acerque a la ventana y me quedé tonta al ver esa escena; Camila estaba desnuda cerca del lago, literalmente desnuda y me sorprendió más al no ver al idiota ese. Esa era una maravillosa vista para admirar, toda su anatomía era única y sexy. Sus pechos pequeños la hacían verse totalmente deseable y sexy. Siempre tuvo ese efecto en mí, cuando nos bañabamos juntas, ese momento en el que ella no tenía su cuerpo bien desarrollado, era único y mágico. Toda ella era magía completa. Sus ojos marrones se conectaron con los mismo y sin descaro no deje de verla, ella era sexy y no podía dejar de admirarla.
Con descaro se volvió y me dio la mejor vista de todas; sus pechos, su abdomen y más abajo de su ombligo. Sonrió satisfecha y sin más se lanzó al lago, me estaba matando Camila Cabello, quería robarla y hacerla mía. Sola mía <<¿Que dices idiota? >> me regañe. Era obvio que no debía pensar así, ella me quería solo para hacer experimentos y esas cosas (no me lo había dicho, pero me lo imagino). Deje de verla y seguí ordenando mis cosas.

Al anoche todos estábamos alrededor de una fogata, compartíamos sonrisas e historias graciosas. Histos mierda que contaba Chon e historias hermosas que contaba Camila.

-Esa vez Laur corrió y sin darse cuenta había pisado a un animal muerto -no tan hermosas esas historias.

-Te andaba buscando, Camila y me costó encontrarte al final.

Todos se echaron a reír, menos Chon como era de esperar, hablar de nuestra niñez me era demasiado divertido y lleno de nostalgia. No podía imaginar cuánto tiempo habíamos pasado juntas. Los ojos de Camila no dejaban los míos, me encantaba ver ese color marrón vivo de sus ojos. Ella era hermosa, pero sentía que algo me ocultaba todavía.

Camila

Dicen que cuando te invade el dolor es cuando comienzas a apreciar lo bueno, yo podía confirmar que así era, el ser humano es tan idiota y que deja perder lo bueno. Sabía que había perdido a Lauren, lo supe en el momento que beso a Lucy en la boca. Era incomodo pero a la vez podía notar la emoción de Lauren al besarla. La amaba, de eso no había duda, la había perdido.

-A dormir, Cami- exclamó Shawn.

-Dormiré en el sofá y tú en la cama. Fin de la discusión.

No dijo nada ya que sabía que no debía discutir a eso, teníamos un trato y en este mismo no decía nada de dormir juntos. Era absurdo el contrato pero me servía de algo.

-En ese caso, duerme en la cama y yo en el sofá.

-¿Desde cuando tanta amabilidad? -pregunté con sarcasmo.

-Me siento más cómodo en el sofá a la hora de masturbarme.

-Eres tan asqueroso.

Se echo a reír y se acomodo en el sofá. No era de mi gusto estar con este idiota, pero al final me servía de mucho.
Estaba tumbada en la cama y sentía una paz, pero no duró por que mis pensamientos comenzaron a darme una mala pasada, con el asqueroso ruido de fondo no podía concentrarme para dormir, Shawn se estaba tocando y escucharlo era de lo más asqueroso que alguien pude escuchar Jamás. Me levante de la cama y salí de la habitación, no soportaba más estar ahí. Camine por el pasillo y salí de la cabaña para luego sentarme a la orilla del lago, la luna estaba preciosa y las estrellas la acompañaban con su belleza.
De un momento a otro escuché unos pasos y me asuste.

-¿Camila? -era Lauren.

-Solo quería un poco de aire fresco -mentí.

-¿Tanto te desespera ese idiota?

Ella se sentó a mi lado. Suspire por su comentario. Era verdad, Shawn md desesperaba.

-¿Y tú que haces acá? Deberías estar con Lucy.

-Se durmió rápido -le di una mirada, sus ojos verdes era hermosos convinados con la luz de la luna
-¿Por qué no terminas con Chon?

-Es Shawn -se encogió de hombro dándole la menor importancia -, es complicado de entender todo esto, Laur.

-Pues explicamelo, creo merecerlo.

Esas palabras las note tristes y con decisión, claro que merecía saberlo todo, pero no pensaba que era el momento indicado para que lo supiera. Si lo supiera no sabría cómo actuaría o cómo me miraría después. No quería perder su amistad por mi egocentrismo o por mi estúpido orgullo. No la quería perder nuevamente.
El silencio en el que quedamos duro demasiado tiempo, ninguna decía nada, simplemente la luna estaba de testiga de las miradas que nos dábamos.

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