-Trata de respirar –Giselle miro a su hermano de reojo

-¿Qué? –el paro de caminar de un lugar a otro de la sala

-¿Estas nervioso por el testamento? ¿Por qué Cristal descubrió tu mentira? –Giselle sonrió -¿O porque ella piensa marcharse?

-Ahí esta –El observo por la ventana como Diego Suearet, salía de su auto y caminaba hacia la casa.  El timbre sonó a los dos segundos y William salio corriendo hacia la entrada, pero freno en seco al ver a Cristal junto a la puerta, tan perfecta como siempre, con una falda oscura y una camiseta blanca  

-Señor Suearet –Cristal extendió la mano y lo saludo seriamente

-Señorita Write –El hombre soltó su mano y asintió –Lamento la perdida de su padre

-Gracias –Cristal trago saliva despacio

-Señor O´Connor –Diego camino hacia William y le extendió la mano para saludarle

-Hola –William estrecho su mano mientras se percataba de la mirada envenenada de Cristal sobre el

-Por aquí Señor Suearet –Cristal señalo la sala y camino seguida por ambos hombres, una vez dentro del despacho le señalo la silla principal, tras el escritorio para que se sentara

-Bueno, comencemos –Diego abrió su maletín y comenzó a sacar los papeles mientras William y Cristal se sentaban en sus lugares

-Antes que nada –Cristal se mantuvo firme –Quisiera renunciar a los bienes, no hay razón por la queda estar aquí

-Se equivoca señorita –El hombre la miro confundido –No usted la única que esta en el testamento, debe estar presente en la lectura para que sea legal

-Ya se que el Señor O´Connor esta incluido –Cristal señalo a William sin mirarle –Pero puede quedarse con todo, renuncio lo de  mi parte

-El no es la única persona mencionada en el testamento –y al oír eso William frunció el ceño y observo aun mas confundido como ella se puso tensa

-Bien, comienzo con la lectura –En primer lugar Diego leyó las partes legales del documento, la identificación de Peter Write y procedió a leer su voluntad –La empresa que tanto sacrificio me ha costado levantar queda dividida en dos partes, iguales, para mi hija Cristal Write y mi querido amigo William O´Connor –William abrió los ojos sorprendidos y observo a Cristal a la que todo pareció indiferente –Con la exigencia de que siga siendo el Señor O´Connor el gerente

-No tengo ninguna opgeción –Cristal miro a William –Te vendo mi parte de la empresa

-Continuo –El abogado se aclaro la voz –La principal de mis propiedades, la casa en la que residí toda mi vida queda divida igualmente en dos partes, como anteriormente, para mi hija y William O´Connor

-Debe haber un error –William miro a Cristal

-No hay error alguno, se lo aseguro a ambos –miro a Cristal y William y prosiguió con la lectura –Mi fortuna, la lego a mi hija Cristal Write, al igual que mis propiedades en Portugal, Miami, Noruega e Irlanda –asintió observando a Cristal –A William O´Connor le cedo mi yate y mis dos propiedades, en México y Grecia –el abogado miro a ambos -¿Conformes hasta ahora?

-Si –William respondió, por el contrario Cristal solo asintió

-Ahora procedo a leer el anexo, en el que dos personas quedan incluidas en el testamento pero es su tutor legal quien tiene que hacerse cargo –al decir eso Cristal se sujeto con sus manos a los brazos de los asientos y William temió que fuera a desmayarse ya que su rostro se había puesto blanco –Y por ultimo, dos cuentas con las mismas cantidades, dos apartamentos en la costa de la ciudad y dos casas en Suecia se las entrego a mis nietos James y Alexander, con la condición de que lleven el apellido Write como les corresponde

Y el despacho quedo en total silencio, William miraba al abogado sin comprender, el hombre esperaba una respuesta de Cristal, y ella, ella no era capaz de respirar.  Tantos años ocultando aquello y su padre moría y revelaba su secreto

-No quiero nada –Cristal contrajo su rostro –Y ellos tampoco, no lo necesitan

William giro el rostro bruscamente y la miro como si estuviera loca, ¿Nietos? ¿Hijos? No, debía ser una broma, tenia que ser una broma

-Señorita Write –El abogado la miro a los ojos –Puedo entender su reacción y su decisión con sus bienes, pero piénselo  ¿Quiere negarles a sus hijos lo que les corresponde? –el hombre la miro incomodo –Quizás algún día lo necesiten

-No puede ser –William la miraba atontado

-Necesito un minuto –Cristal sintió que le faltaba el aire, se levanto bruscamente del sillón y salio del despacho corriendo  

-¿Qué pasa? –Giselle que esperaba en la sala la vio salir corriendo del despacho y la siguió -¡Cristal!

-¿Qué ocurre? –Ada estaba en el pasillo y se giro para acompañar a Giselle

Cristal corrió por la casa y salio al jardin por la puerta de la cocina, una vez el aire le rozo la cara su rostro comenzó a cobrar color.  Apoyo una mano en la pared de la casa y su respiración comenzó a calmarse

-Niña ¿Qué ocurre? –Ada se acerco a ella asustada

-¿Estas llorando? –Giselle la miro sorprendida

Y solo entonces Cristal se percato de las lagrimas que caían de sus ojos, lagrimas que había contenido durante años.  Lagrimas de dolor, de rabia, de miedo, porque tenia miedo, tenia miedo de lo que venia ahora.  De lo que la verdad podía acarrear en su vida, de que sus hijos, tuvieran que sufrir como lo hizo ella en el pasado

-Estoy bien –Se limpio las lagrimas y se puso recta, respiro hondo y recobrando la compostura volvió a entrar a la casa.  Camino por ella despacio, se paro ante la puerta del despacho y volviendo a respirar, la abrió

-¿Pero como que tiene hijos? –William estaba de pie a un lado de la mesa mirando al abogado como si fuera su peor enemigo -¿Dos hijos?

-Señorita Write–Diego la miro precavido

-Si, William –Cristal lo miro fijamente –Tengo dos hijos, dos maravillosos niños

-Tome asiento por favor –Diego la miro infundándole valor -¿Cuál es su respuesta?

-Aceptare la ultima voluntad de mi padre –Cristal suspiro –Los niños recibirán su parte

-La exigencia de su padre es que lleven el apellido Write –El la miro a los ojos

-El apellido –ella se quedo pensativa.  Sus hijos llevaban su apellido, no con el que la conocían, ese solo era como figura publica.  El autentico apellido de Cristal era el de su abuelo, el padre de su madre, el hombre que la quiso tanto y los niños llevaban ese apellido

-Supongo que llevan el apellido del padre –El abogado frunció el ceño -¿De su marido?

William se tenso al oír eso y la miro bruscamente, ella sintió la mirada de ambos hombres, a la espera de una respuesta.  Y una pequeña luz inundo su cabeza ¿Marido? ¡Marido!

-Si –sonrió nerviosa –Llevan el apellido de mi marido

Y William tuvo que apoyarse en la silla para no caerse de espaldas ¿Marido? ¿Dos hijos?

-No entiendo porque Peter quiere que lleven el suyo –El abogado se encogió de hombros -¿Esta de acuerdo?

-No me queda otra –Cristal asintió

-Los niños tendrán que venir –Y el rostro de ella volvió a ponerse blanco –Necesito certificar que llevan su apellido, además hay que arreglar ciertos papeles y existe una cláusula en la que Peter exige que sus nietos estén en esta casa mientras el testamento cobra validez

-Ya veo –Cristal apretó la mandíbula ¿Alguna exigencia mas Peter Write? Pues no iba a conseguir lo que quería, ella y sus niños volverían a casa –Le diré a mi marido que los traiga

-Entonces todo arreglado –Digo miro a William –Me marcho

Y cuando el abogado salía del despacho Cristal se dio prisa en acompañarle y de camino salir de la casa para poder evitar así cualquier pregunta.

Por el contrario William permanecía inmóvil, apoyado en la silla, como si fuera una estatua

-¿Qué pasa? –Giselle entro al despacho y miro a su hermano -¿Cristal esta bien?

-Peter tiene dos nietos –William hablaba con la mirada perdida

-¿Tiene mas hijos a parte de ella? –Giselle lo miro sorprendida

-Son hijos de  Cristal –Aun no reaccionaba –Ella tiene dos niños y un marido

-Ah –Giselle no supo como reaccionar –Supongo que solo puedo decir, te lo dije

-¿Qué? –William la miro confundido

-Te dije que no la conocías, no sabias nada de ella –Giselle suspiro –Ni siquiera si tenia a alguien especial esperándola 

-¡Va! –Alba corrió hacia la puerta de su habitación y abrió -¡¿Pero que te pasa?! ¡Vas a romper la puerta!

-Mi padre le dejo a mis hijos una herencia –Cristal camino por la habitación nerviosa

-Oh, vaya –Alba frunció el ceño -¿No se suponía que no los quería?

-¡Y ahora les nombra en su testamento! –Cristal se sirvió una copa del minibar –Y yo, yo como estupida le digo al abogado que estoy casada

-¿Casada? –Alba la miro sorprendida -¡¿Pero por que dijiste eso?!

-¡Pues para que William no sepa que son sus hijos! –Se sentó en la cama con la respiración agitada

-¿Son sus hijos? –Alba abrió la boca sorprendida –Ay madre

-Si, son sus hijos –Cristal volvió a tomar un trago

-¿No crees que debería saberlo? –Alba se sentó a su lado –Quizás se lo tome bien

-¡Claro! ¡¿Cómo se lo va a tomar?! –sonrió irónicamente –Le diré, William ¿Recuerdas aquella noche en la que me desvirgaste en la encimera de la cocina de mi casa? Si, aquella que dijiste que fue un error, pues mira, tienes dos hijos

-¿En la encimera? –Alba movió la cabeza –Espera ¿Estas diciendo que eras virgen? ¿Qué ese tío te lo hizo en la encimera? ¿Y encima te dijo que era un error? ¡Y tu padre lo paga contigo!

-Mi padre no sabia que era William –Cristal suspiro –Nadie lo sabia, solo Brian

-Genial ¿y ahora que? –Alba rió nerviosa -¿De donde te vas a sacar un marido?

Cristal soltó la copa en la mesa, nerviosa saco su teléfono de su bolso y lo llevo a su oreja

-¿Si? –La voz de Brian sonó al otro lado

-Necesito un marido –Cristal hablo rápidamente –Te necesito

 ¿NECESITO UN MARIDO? PARECE QUE CRISTAL YA TIENE UNA FORMA DE SEGUIR ESCONDIENDO, AL MENOS CIERTA PARTE DE SU VIDA,   ¿PODRA CONSEGUIRLO? DE MOMENTO WILLIAM YA SABE QUE ELLA ES MADRE; ¿CREEIS QUE NO SE DARA CUENTA DE QUE SON SUS HIJOS? BUENO; ALGO SI PODEMOS AFIRMAR; UN HOMBRE CEGADO POR LOS CELOS NO VE LO QUE ESTA ANTE SUS NARICES; Y DEJAD QUE OS DIGA QUE QUEDAN MUCHAS SITUACIONES COMPROMETIDAS  ¿PENSAIS QUE CRISTAL HIZO BIEN MINTIENDO?  RECORDAD UNA COSA, ESTA ASUSTADA