Llevaba ya un buen rato inconsciente, Silver estaba al lado suyo, mientras que en la habitación había una búho revisando su pulso y estado. También se encontraba Black Doom quien al ver cómo se había desmayado, no dudo en llamar a la curandera del nido.

—¿Cuánto cree que tardé en despertar? —preguntó preocupado el albino, mientras tomaba la mano de Sonic en espera de que correspondiera aquel tacto.

—Fueron muchas emociones en un solo momento, eso provocó que su presión bajara y por consiguiente, que se desmayara; no te preocupes, está estable, pero necesita descansar. No tardará mucho en despertar —mencionó la búho.

—Gracias-

—Garra Larga.

—Gracias Garra Larga —agradeció compasivo y feliz, todos ahí eran muy amables.

—Bien señor Doom, me retiró, cualquier cosa ya sabe donde encontrarme —dijo para salir volando por el balcón que se encontraba en la habitación.

—Señor Doom, ¿usted sabe por qué se desmayo Sonic?

—El erizo que siempre venía aquí y sabía de nosotros, resultó ser el padre de Sonic.

Silver al escuchar aquello también se sorprendió, pero no fue demasiado como para desmayarse como su amigo cobalto. Aunque la sorpresa no se le bajaba, volteó a ver al cobalto, y con ello comprendió que Sonic necesitaría todo su apoyo.

Tal vez la muerte del padre de Sonic comenzaría a cobrar sentido.

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Teros leía y leía todos los libros que encontró de sus antepasados y su padre, todos hablaban de los dragones y sus posibles nidos, pero ninguno daba resultado. Había mandado a sus hombres a los lugares donde posiblemente estarían los nidos.

Pero ninguno daba resultados.

Hasta que en un libro de pasta gruesa negra leyó algo que le llamó la atención, y que posiblemente, resolvería toda sus dudas y por fin, podría encontrar a aquellas bestias aladas.

"𝕰𝖓 𝖑𝖔 𝖒𝖆𝖘 𝖕𝖗𝖔𝖋𝖚𝖓𝖉𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝖒𝖆𝖗, 𝖛𝖊𝖗𝖆𝖘 𝖆𝖖𝖚𝖊𝖑𝖑𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖒𝖚𝖈𝖍𝖔𝖘 𝖆𝖓𝖍𝖊𝖑𝖆𝖓 𝖊𝖓𝖈𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖗.
𝖀𝖓𝖆 𝖎𝖘𝖑𝖆 𝖈𝖔𝖒𝖚𝖓 𝖞 𝖈𝖔𝖗𝖗𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖖𝖚𝖊 𝖊𝖘𝖈𝖔𝖓𝖉𝖊 𝖒𝖆𝖘 𝖉𝖊 𝖑𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖉𝖊𝖇𝖊𝖗í𝖆, 𝖇𝖚𝖘𝖈𝖆 𝖇𝖎𝖊𝖓 𝖞 𝖆𝖇𝖗𝖊 𝖑𝖔𝖘 𝖔𝖏𝖔𝖘, 𝖑𝖆 𝖛𝖊𝖗𝖉𝖆𝖉 𝖊𝖘𝖙á 𝖉𝖊𝖙𝖗á𝖘 𝖉𝖊𝖑 𝖆𝖌𝖚𝖆"

Al leer aquello llamó a sus hombres, tendría que iniciar lo más rápido posible con su búsqueda. No tardo mucho en que sus hombres llegarán a su oficina y se formarán en fila, estando atentos a cualquier orden que diera su jefe.

—Necesito que vuelvan a todas las islas, y busquen en cualquier zona de agua, pero quiero que busquen bien, no dejen nada sin investigar, cualquier cosa sospechosa, haganmelo saber de inmediato.

—Si señor —dijo el que lideraba a aquellos hombres.

—Iremos a explorar una última isla también, quiero asegurarme de que pueda encontrar aquellas bestias, en lo que yo exploró está isla ustedes exploren con detalle las demás.

Todos asintieron y salieron de ahí, dejando solo al toro.

Teros sacó un cuchillo de su escritorio, el cual se veía descuidado, y como no estarlo, aquel cuchillo fue creado con un diente de dragón el cual había asesino y posteriormente, quitado sus dientes uno por uno.

Sí algo quería, era asesinar a todas las bestias con aquel cuchillo, le causaba placer exterminarlas por algo que ellas portaran.

Siguió leyendo aquel libro en búsqueda de mas pistas, no descansaría hasta haber vengado la muerte de su padre.

El legado que por generaciones estuvo ahí, no quedaría en vano y lo haría valer. Hiciese lo que hiciese.

Escuchó como su puerta era tocada y dijo un "pase". Observó a su mano derecha, un camaleón fucsia, el cual le traía un reporte del pueblo de Andesita, más precisamente de la madre de Sonic.

—Dime que traes buenas noticias Espio, necesito oír algunas.

—No precisamente, la madre de Sonic fue trasladada de trabajo, no se encuentra en Andesita –dijo de forma directa sin tantas vueltas, esto para evitar la frustración del toro.

—No era lo que quería escuchar —sentía que se arrancaría los ojos de la desesperación, las cosas no estaban saliendo como él quería.

—Antes de que te estreses, algunos lograron verla yendo con un erizo de armadura extraña, por la carretera que da para el pueblo de Mortsund, al ser ya algo tarde lo más seguro es que debieron quedarse en algún hotel de ahí.

—Manda rápido a varios hombres, y que busquen en todos los hoteles, necesito a esa erizo viva para poder chantajear al estúpido de su hijo, solo teniéndola como rehén, podrá hablar.

—En seguida, ¿algo más?

—Solamente eso, cuento contigo Espio.

—Sabes que sí.

El camaleón salió de ahí, dejando otra vez al toro solo, esta vez deseaba que todo saliera bien, solo así podría culminar con su plan a la perfección.