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Recuerda, los dragones escupen fuego

(N/A: ¿Conocéis la serie "Huntik: Secretos & Buscadores"? Me encanta esta serie y ahora se pueden encontrar los capítulos en español en YouTube, lo digo porque ninguno de mis amigos parece recordar esta serie y publicare un One Shot de esta serie y después de terminar estas dos historias probablemente empezare otra larga, esta vez de Huntik, si os gusta mi forma de escribir podría interesaros, pero es necesario conocer la historia original ¿No? Ya os dejo en paz para que leáis el capitulo, gracias por leer)

Hermione estaba en la mansión del bosque, sentada en el sofá frente al fuego. Tosió un par de veces, y tragó saliva con la intención de calmar el ardor de su garganta con una leve mueca de dolor. Antes de darse cuenta de algo más, se encontró con un baso de agua delante de sus ojos.

- Gracias – Dijo, su voz ronca y rasposa antes de aceptar el baso que su hermano le ofrecía.

- ¿La garganta te esta fastidiando? - Preguntó, a pesar de saber la respuesta.

- Un poco, si – Suspiró Hermione, disfrutando como el liquido frio refrescaba su garganta y calmaba el ardor unos momentos – ¿Fue tan desagradable para ti? Porque créeme cuando te digo que no es bonito.

- No, no lo es – Sonrió Derek, acariciando afablemente la espalda de su hermana – Pero te prometo que valdrá la pena y cuando logres exhalar fuego el ardor parará – Explicó.

- Pues espero que no tarde mucho más – Dijo Hermione, claramente ansiosa.

- Llegara en el momento que tenga que llegar – Murmuró Derek – Se que es un fastidio pero tampoco servirá de mucho que te impacientes. De todos modos no puede tardar mucho, si tu garganta te duele de esta manera y tan constante es porque no tardaras más de uno o dos días, tres o cuatro como mucho, en exhalar fuego.

- ¿Entonces seré considerada un dragón adulto? - Preguntó Hermione.

- Casi...no, claro que no – Derek se rió del puchero de su hermana – Serás considerada como lo que eres, un dragón adolescente. Creces, pero no tengas demasiada prisa, eres una adolescente, sigue siéndolo todo el tiempo que puedas...aunque sea peleando contra pruebas excéntricas, basiliscos o hombres lobo.

- ¿Me vas a contar lo que realmente quieres contarme y lo que quiero saber? ¿O solo te vas a quedar ahí dando vueltas como un tigre enjaulado mientras me escuchas quejarme? - Hermione se removió y se dio la vuelta en el sofá para ver a su hermano caminar de un lado a otro de la habitación - ¿O simplemente te sientes solo porque Alek esta trabajando en este momento?

- Puede que sea un poco de todo – Admitió Derek, deteniéndose un momento antes de volver a caminar – Es sobre Barty Crouch.

- ¡¿Lo han encontrado?! - Preguntó.

- No – Suspiró Derek – Te hablo de Barty Crouch Junior, su hijo ¿Sabes algo de él?

- La verdad es que no – Dijo Hermione – Se que hubo una especie de revuelo con él, puede que sea la razón por la que nadie habla de él...parecen haber hecho como si no hubiera existido.

- Hace años se celebró un juicio donde trajeron a Karkarov porque decía que tenia nombres.

- ¿Que nombres? - Preguntó Hermione.

- Nombres de Mortifagos – Explicó – Karkarov estaba en Azkaban porque era...es...bueno, que estaba con los Mortifagos, eso ya lo sabes, pero en ese juicio prometieron reducir su sentencia si proporcionaba nombres valiosos para atrapar a otros Mortifagos, al principio dio un par de nombres pero o eran de bajo nivel o eran de Mortifagos ya capturados, el Señor Crouch era el juez y pareció cansarse de que le tomaran el pelo y pidió que devolvieran a Karkarov a Azkaban, pero antes de que lo hicieran, en su desesperación, Karkarov dio un ultimo nombre ¿A que no adivinas cual?

- Barty Crouch Junior – Respondió Hermione, sin siquiera dudar.

- Exactamente – Respondió Derek – Dumbledore yo y estuvimos allí, en el juicio, y cuando se dijo el nombre se desencadeno el caos, el Señor Crouch entró en cólera y ordeno que devolvieran a Karkarov a Azkaban, pero todo se derrumbo todavía más cuando Barty Junior trató de escapar, lo agarraron y lo llevaron ante su padre, ni siquiera trato de negarlo o razonar, admitió todo medio delirante, al final acabó con su padre diciendo que él ya no era su hijo y lo encerraron en Azkaban...no fue agradable y espero no tener que presenciar algo así nunca más...pero...

- ¿Pero? - Inquirió Hermione - ¿Pero que?

- Si te soy honesto comienzo a dudar de que este tan encerrado como todos creen – Dijo Derek, deteniéndose y sentándose en el sillón al lado del sofá donde Hermione lo observaba.

- ¿Crees que fue él quien nos ataco al Profesor Snape y a mi, y además se llevo el cuerpo de su padre? - Preguntó Hermione, algo incrédula – Eso es...siniestro.

- Vi sus ojos en el juicio, su expresión, sus movimientos y créeme cuando te digo que ese hombre estaba de todo menos cuerdo – Dijo Derek – No creo que una temporada en Azkaban le haya hecho algo bueno a su locura.

Hermione suspiró, pasándose las manos por el pelo alborotándolo más si eso era posible.

- Esta noche es la tercera prueba – Comentó Hermione, en un completo y radical cambio de tema.

- Lo sé – Asintió Derek - ¿Estas nerviosa?

- Si, un poco – Dijo Hermione, antes de repensarse sus palabras – Estoy muy nerviosa.

- Ya hemos superado dos pruebas, solo queda esta y todo terminara, con suerte, el año que viene sera algo más tranquilo – Murmuró Derek, acostándose en el sillón.

- Ambos sabemos que eso no es cierto – Gimió Hermione – Pasará esta noche, probablemente en la prueba.

- ¿Va a pasar algo? - Preguntó Derek, tratando de sonar tranquilo y conversador, pero Hermione detecto el gruñido en su voz.

- Vamos, tú también lo sabes...lo sientes – Suspiró Hermione – No se que pasara pero...

- Pero no será bueno – Acabó Derek.

Hermione asintió, pareciendo algo desanimada.

- Oye – Llamó Derek – Sea lo que sea...lo lograremos, como siempre lo hemos hecho, lo lograremos.

Sonaba suficientemente seguro a pesar del temblor en su voz, y aunque no logró mucho, Hermione admitió para si misma que le tranquilizó un poco el apoyo incondicional de su hermano, así como su confianza de que todo iría bien.

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Finalmente la noche de la ultima prueba había llegado, todos los alumnos de Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang, junto a sus profesores y algunos invitados estaban colocándose en las gradas del campo de Quidditch.

Hermione estaba medio oculta en la parte baja del campo, observaba a toda la gente, todos parecían felices y emocionados. Hermione no entendía que había de emocionante ver un montón de arbustos con tal vez algún sonido de fondo o alguna luz proveniente del laberinto durante unas horas, porque no podrían ver nada más, y ha pesar de eso, todos actuaban como si fuera de lo más emocionante que verían en sus vidas.

Se sobresalto cuando sintió que alguien le colocaba una mano en el hombro.

- Hey, ¿Estas bien? - Preguntó el chico colocándose a su lado.

- ¡Draco! - Se quejo – ¡Casi me matas del susto!

- Lo siento, Princesa – Sonrió Draco – No pretendía asustarte, pero parecías estar en otro mundo, ni siquiera me has notado acercándome, me tenias un poco preocupado.

- No...no es nada... - Murmuró Hermione.

Ninguno de los dos se lo creyó ni por un segundo, pero antes de que Draco tratara de profundizar en el tema Harry apareció.

- Aquí estáis, os estaba buscando – Dijo Harry, sonriendo a sus amigos de manera algo tensa antes de mirar a Hermione - ¿Estas lista?

- ¿No mucho la verdad? - Dijo Hermione - ¿Y tú? ¿Estas bien? Parece que hoy has estado frotando tu cicatriz constantemente ¿Te duele?

- Si, es una molestia – Dijo Harry, frotando su cicatriz con un gruñido.

- Chicos, la prueba esta a punto de empezar – Dijo Alek, acercándose suavemente a ellos – Tenéis que ir junto a los otros Campeones. Draco, ven con nosotros, tenemos buenos asientos algo más alegados de todos los demás con el griterío.

- Claro – Suspiró Draco – Tened cuidado...por favor – Les pidió a sus amigos, esperando hasta que asintieron para seguir a Alek.

Alek le dio una palmada en el hombro en seña de apoyo y le sonrió tranquilamente.

A pesar de eso, Draco estaba de todo menos tranquilo.

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Lo estaban esperando...todos lo estaban esperando...

Los ojos de Hermione y Derek brillaron durante unos segundos, un gruñido salio desde lo profundo de sus gargantas.

Varias figuras vestidas de negro con mascaras plateadas estaban esperando su momento de actuar.

Severus, Narcissa y varios profesores estrecharon los ojos mientras miraban tensamente a su alrededor.

Draco, Alek y Harry respiraron temblorosamente.

Todos lo estaban esperando.

El pistoletazo de salida.

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Ludo Bagman estaba explicando de que se trataría la prueba. Hizo bastante teatro, disfrutando de la emoción del publico.

Finalmente llegó el momento de dejar entrar a los Campeones al laberinto, Bagman dio el pistoletazo de salida y así, uno a uno, los Campeones comenzaron a moverse y entraron corriendo en el laberinto.

Pero daba la sensación de que no eran los únicos que estaban moviéndose.

A Hermione y Harry les hubiera gustado mantenerse uno al lado del otro todo el tempo que hubieran podido, no sabían que cosas les esperaban allí dentro, y a pesar de la posibilidad de mandar chispas rojas para pedir ayuda y que los sacaran, no sabían que tan efectivo sería.

Desgraciadamente no dieron ni dos giros antes de separarse por caminos diferentes.

- ¡Maldita sea! - Siseó, trotando ligeramente, no le hacia falta correr, un ritmo rápido era suficiente para no ser demasiado lenta y no entrar de cabeza en una trampa.

También le hubiera gustado mantener la mano derecha en los setos que hacían de muros, había leído en alguna parte que si mantenías una mano en la pared derecha de un laberinto, tarde o temprano llegarías al otro lado, esperaba que también le sirviera para llegar al centro de este. Pero le daba miedo que algo pudiera salir de ellos y la agarrara de la mano o arrastrarla hacia dentro del seto, por lo que se conformó con seguir la derecha desde una distancia prudente de los muros.

- Con suerte no me encontrare con nada que me moleste hasta llegar a... - No pudo terminar, una enorme pata leonina se interpuso en su camino – Yo y mi bocota...esto me pasa por pensar en voz alta... - Hermione gruñó mirando a la Esfinge que la miró fijamente.

- ¡No puedes pasar! - Rugió la Esfinge - ¡Si quieres pasar tendrás que darme la respuesta a dos acertijos!

- Esta bien – Respondió Hermione – Estoy lista.

- Te advierto joven hechicera, que si contestas erróneamente, aunque solo sea a un solo acertijo, no solo no podrás pasar, sino que tendré derecho a devorarte – Advirtió.

Hermione se preguntó si hablaba en serio, parecía hacerlo, pero no estaba segura de que los encargados del Torneo dejaran que las criaturas de la prueba se cenaran a los Campeones.

Luego recordó que estaban en un castillo donde necesitaban la autorización de los padres o tutores para ir a un pueblecito al lado del castillo, pero no lo necesitaban para jugar un juego peligroso a varios pies de altura con pelotas que intentan matarte o para ir a un bosque lleno de criaturas que quieren matarte y lleva la palabra "Prohibido" en su nombre...la irónica estupidez no le pasó inadvertida.

- Estoy lista – Repitió – Te escucho.

- Muy bien, entonces – Asintió la Esfinge – Aquí va el primero, escucha bien porque no lo repetiré dos veces: ¿Que tres cosas no pueden ocultarse mucho tiempo?

- ¿Que tres cosas no pueden ocultarse mucho tiempo? - Pensó Hermione, acariciándose la barbilla en pose de pensador.

Pensó en ello durante apenas unos segundos antes de que su garganta se hiciera notar una vez más, tosió y carraspeó tratando de calmar el ardor una vez más, al final acabó por levantar la vista y la cabeza al cielo, inhalando el aire fresco. Y entonces la vio...

La luna llena brillaba en el cielo dándoles luz suficiente como para ver bien, no pudo evitar pensar en cuanto la echaba de menos cuando brillaba el sol, y en cuanto echaba de menos el sol ahora que no podía verlo, pero al final acababan volviendo a verse, no podían ocultarse mucho tiempo.

No podían ocultarse...mucho tiempo...

Era como lo que le decía su madre, su madre adoptiva. Siempre le decía que las mentiras tenían las patitas muy cortas y que la verdad no podía ocultarse para siempre.

¡Esas eran las tres cosas que no podían ocultarse mucho tiempo!

- ¡Eso es! - Sonrió Hermione – Ya tengo la respuesta.

- Te escucho. Solo una oportunidad – Dijo la Esfinge - ¿Que tres cosas no pueden ocultarse mucho tiempo?

- El sol, la luna y la verdad – Respondió Hermione, con confianza. Su sonrisa aumentó cuando la Esfinge asintió.

- Respuesta correcta – Dijo - ¿Lista para el otro acertijo?

- Por supuesto.

- Bien, ahora contestame: ¿Cuando una puerta no es una puerta?

Hermione pensó en la funcionalidad de una puerta. A su forma de ver, una puerta servia para mantener una habitación cerrada o abierta, permitía entrar a los demás o mantenerlos fuera y además daba privacidad ¿Cuando era que estas funciones no se cumplían y la puerta dejaba de ser útil?

- Cuando esta entreabierta... - Susurró para si misma, entonces levanto la mirada a la Esfinge que esperaba pacientemente su respuesta – Ya tengo la respuesta – La Esfinge asintió.

- ¿Cuando una puerta no es una puerta? - Preguntó.

- Cuando esta entreabierta – Respondió Hermione.

La Esfinge asintió, aparentemente complacida, y desapareció en una nube de polvo que a Hermione le recordó a las tormentas de arena que hay en el desierto, y a la vez se preguntó si la Esfinge era real o solo una ilusión muy bien hecha.

Se permitió un suspiró tembloroso antes de continuar su camino.

Mientras seguía, esta vez acelerando un poco, unas chispas rojas en el cielo le llamaron la atención.

Aguantando la tos, solo pudo esperar que Harry estuviera bien.

Finalmente llegó al centro del laberinto, y no lo hizo sola. Harry se encontró mirándola desde el otro extremo, le sonrió y corrió hacia ella.

- ¡Gracias a Merlín! - Exclamó Hermione, aceptando con gusto el abrazo ofrecido por su amigo.

- ¿Estas bien? - Preguntó Harry, algo alterado.

- Si, si, yo estoy bien – Dijo Hermione - ¿Y tú? ¿Estas bien?

- Si, perfecto – Sonrió.

Entonces ambos se fijaron en la reluciente copa que descansaba en un pedestal, justo en medio del laberinto.

- Cogelo – Dijo Harry, haciendo un gesto hacia la copa – Cogelo y volvamos al campo.

- ¿Yo? - Preguntó Hermione - ¿Porque yo?

- Bueno...has llegado unos momentos antes que yo y de todas formas ganaría Hogwarts así que...

- ¿Ganar-ganar? - Preguntó Hermione, con una ceja alzada.

- Básicamente – Sonrió Harry.

- Tengo una idea mejor – Comentó Hermione, mientras empujaba a Harry con ella, acercándose a la copa – La cogemos juntos y la llevamos de vuelta al campo ¿Trabajo en equipo?

- Una idea maravillosa.

Pero entonces, cuando estuvieron a punto de tocar la copa, Hermione se echo hacia atrás, empujando a Harry con ella. Cuando Harry la miró, confuso, se sorprendió al encontrarla gruñendo y con los ojos brillando en azul, los colmillos comenzando a salir.

- ¿Hermione...?

- Lo...lo siento – Murmuró Hermione – Es solo...nada...no es nada

- ¿Segura?

- Si...mi mente me ha estado jugando malas pasadas hoy, eso es todo. Venga, vamos.

Esta vez ambos agarraron la copa, y al instante, sintieron un tirón en el estomago, era la misma sensación que sintieron cuando fueron a la Copa Mundial, un Traslador.

Antes de desaparecer por completo, Hermione, aún con la mirada de dragón, todo o que pudo hacer fue rugir.

Al instante siguiente ya no había rastro de ellos, ni de la copa tampoco.

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Entre el púbico, Derek se levantó de golpe.

- ¿Derek? - Preguntó Alek, mirando a su novio con preocupación - ¿Que ocurre?

- He oído un rugido estrangulado...y era de Hermione – Se pasó las manos por la cara un momento para despejarse y se volvió hacia Alek – ¡He de ayudarla! ¡Ella y Harry podrían estar en peligro! No creo que ni siquiera estén en los terrenos ahora.

- ¡Espera! ¿Como demonios vas a encontrarlos si ya no están en el castillo? - Exclamó Alek, viendo por el rabillo del ojo como Draco también se levantaba y trataba de ver a Derek.

- Los dragones tenemos nuestros trucos – Gruñó.

- ¡Dejame ir contigo! - Pidió Draco.

- No, lo siento pero ambos tenéis que quedaros aquí – Dijo Derek – No se que va a pasar pero nada bueno, quiero que si pasa algo os encarguéis de las cosas aquí ¿Puedo contar con vosotros?

- Sabes que si – Dijo Alek, a la vez que Draco asentía.

- Bien.

Luego Derek salio corriendo, una vez estuvo lo suficientemente lejos se transformó y hecho a volar.

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Harry y Hermione aterrizaron forzosamente en la tierra húmeda de lo que solo podía ser un cementerio.

- Esto no puede ser un buen augurio – Dijo Hermione.

- ¿Que...que a pasado? - Preguntó Harry.

- Era un Traslador...la copa era un Traslador – Dijo Hermione, con un gruñido, barriendo el paisaje desolador con la mirada – Y nos a traído a un cementerio.

- No cualquier cementerio – Dijo Harry, repentinamente pálido cuando reconoció el lugar.

- ¿Sabes donde estamos? - Preguntó Hermione.

- He estado soñando con este lugar...y creo que Voldemort tiene algo que ver con esto.

- Si, así es – Dijo una voz que reconocieron como la de Peter Pettigrew.

Estaba al lado de un enorme caldero, con algo cogido en brazos y varios Mortifagos que ya los habían rodeado.

- Mira, pero si la rata todavía esta viva – Gruñó Hermione, empuñando su varita a pesar de saber que no tenían oportunidad ellos solos contra todos los Mortifagos.

- ¡Atrapadlos! - Exclamó Peter.

Empezó una batalla que no duró mucho, no se les dio tregua y Hermione no encontró momento para transformarse y tener ventaja por lo que trató de seguir el ritmo junto a Harry lo mejor que pudo, pero al final todo fue en vano y Harry se vio a si mismo atrapado en una estatua de un ángel caído mientras que Hermione estaba atrapada en una estatua similar no muy lejos de su compañero.

- Esta bien...¿Ahora que? - Preguntó Hermione, algo desorientada, se había dado un fuerte golpe en la cabeza cuando la atraparon contra la estatua y podía sentir su sangre escurrir por un corte de su cabeza.

- Ahora esto - Murmuró Pettigrew, acercándose a una tumba al lado de Harry y comenzando a escarbar.

- ¿Pero que...? - Comenzó Hermione, parpadeando para aclarar su visión y dejar de lado su dolor de cabeza.

A uno de los dos Mortifagos que la custodiaban, más por miedo a que lograra recuperarse y transformase que otra cosa, no le pareció un buen plan escucharla quejarse o hacer comentarios sobre el extraño ritual, porque dio un golpe a la estatua como aviso, pero no espero lo que vino a continuación.

- Yo tendría cuidado si fuera tú, Lucius Malfoy – Gruñó – Estoy segura de que todavía puedo arrancarte la cabeza de un mordisco.

Hermione miró fijamente la mascara de plata y logró hacer brillar sus ojos de nuevo, fue suficiente para que Lucius se alejara unos pasos y se quedara quieto.

- Hermione – Llamó Harry.

Hermione lo miró y él le señalo a Peter, la rata había desenterrado un esqueleto y cogió un hueso de la pierna, un fémur, pensó Hermione. Con el hueso en la mano lo soltó en el caldero donde coloco también lo que fuera que llevaba antes en brazos, dudaban que fuera un bebé precisamente.

- El hueso del padre – Explicó Peter, no estaban seguros de si lo decía para ellos, para los Mortifagos o si solo quería ser dramático.

Entonces se acercó a Harry con un cuchillo en la manó y le hizo un corte en el brazo.

- ¡Aarrgg! - Gruñó Harry - ¡No te me acerques, loco traidor!

- ¡Rrrroooaaarrr! - Rugió Hermione, tan amenazante como pudo dadas las circunstancias - ¡Dejalo en paz!

- Sangre del enemigo tomada en contra de su voluntad – Siguió con su monologo, dejando que la sangre se escurriera en el caldero.

Entonces agarró de nuevo el cuchillo y se remangó, apoyando la hoja contra su muñeca.

- Y la carne de un siervo dada libremente – Dijo, esta vez temblorosamente antes de, literalmente, amputarse la mano que cayó en el caldero, apartándose rápidamente, apretándose el muñón sangrante.

Ante esta acción , tanto Harry como Hermione no pudieron evitar apartar la mirada, con los ojos fuertemente cerrados y una mueca de asco en los rostros.

Solo se escucharon los gimoteos de Peter por unos momentos antes de que todos prestaran atención al caldero que había comenzado a producir una especie de humo negro y asqueroso.

Harry y Hermione abrieron los ojos con horror cuando las sombras tomaron forma humanoide y las sombras restantes se ocuparon de crear una túnica negra.

La figura, a pesar de ser humanoide era más que claro que no lo era, era de un tono pálido enfermizo, por nariz tenia unas rendijas como si de una serpiente se tratara y sus ojos eran rojos, con la pupila ligeramente rasgada. Harry no pudo evitar pensar que a sus ojos les faltaban ese fuego poderoso que brillaba en los ojos de Derek y Hermione.

Los Mortifagos se arrodillaron, exclamando lo que todos ya sabían.

- ¡Bienvenido, Mi Señor! - Exclamaron todos, menos Peter, que seguía agonizando apretando su muñón. Medio desesperado, se acercó a Voldemort con postura suplicante.

- Mi Señor...Mi Señor...por favor...por favor – Suplicó, echándose a los pies de Voldemort.

- Ah, Colagusano – Dijo Voldemort, con una voz medio siseada y falsamente dulce – Mi leal siervo, me has servido bien, te lo has ganado – Entonces sacudió su varita, que había recogido de los pliegues de su túnica y que hizo que Hermione se preguntara donde la había tenido hasta entonces, la sacudió sobre el muñón y apareció una mano de plata donde debería haber estado su mano, una prótesis funcional, pero de plata.

- Gracias, gracias... - Lloriqueó Peter, inclinándose y alejándose lentamente para unirse a los demás Mortifagos.

Entonces Voldemort se giro para mirar a los dos adolescentes atrapados. Hermione trató de verlo a trabes de las sangre que caía por su ojo derecho y Harry no podía hacer nada más que mirarlo con un profundo odio.

- Ah, mis queridos niños, lamento tanto que hayan sido tan duros con vosotros, es que a veces no controlan su fuerza – Dijo, acercándose y parándose en frente de ellos, como para que pudieran verle bien y prestarle toda su atención – Me presentare de nuevo, soy Lor...

- Si, si, Lord Voldemort – Interrumpió Hermione - ¿Que te a pasado? Ya ni humano pareces – Dijo irritada.

- Bueno querida – Gruñó Voldemort igualmente irritado – La resurrección tiene sus desventajas y sus precios a pagar.

- Que sorpresa... - Murmuró sarcásticamente cuando Voldemort centró su atención ahora en Harry.

- Pero también tiene sus ventajas, por ejemplo, ahora ya puedo tocarte – Dejo caer un dedo sobre la cicatriz de Harry haciéndolo gritar – Y atacarte también...

Probablemente para dar a conocer su poder, para asustar a todos, tanto a ambos adolescentes como a sus propios siervos, o simplemente porque era un psicópata narcisista que necesita atención, apuntó con su varita a Harry y le disparó un rayo rojo que Hermione reconoció con horror como Cruciatus.

- ¡OYE, SERPIENTE MUTANTE! ¡METETE CON ALGUIEN DE TU TAMAÑO SI TIENES HUEVOS, COBARDE! - A Voldemort no pareció hacerle gracia el comentario de Hermione, porque se giro y se acercó a ella con toda la intención de mostrarle cual era su lugar, pero cometió el error de confiarse demasiado.

- ¡¿Como te atreves, mocosa?!

Toda la situación fue suficiente para que Hermione perdiera el control y retomara fuerzas, habría sido más inteligente si hubiera ido primero a por ella antes de dejar que se recuperara y encima enfadarla. Parecía que Voldemort había olvidado el lema de Hogwarts...

Nunca le hagas cosquillas a un dragón dormido.

Eso...y también que escupen fuego.

Pobre de él...

Hermione se removió en su prisión de piedra, sus ojos brillando, sus pupilas una fina linea destellando con ira incontrolable, sus uñas ahora garras afiladas y sus colmillos de un tamaño considerablemente peligrosos, gruñendo como un animal salvaje que, en estos momentos, era.

Su paciencia se había agotado, y esta vez iba en serio.

Se envolvió en fuego y logró transformarse, destrozando la estatua en el proceso, esto le valió algunos cortes por la piedra, pero no le importó, de todas formas se curarían y las escamas eran más duras de lo que aparentaban.

- ¡GGGRRRRROOOAAARRRR! - Soltó un rugido ensordecedor, con la boca abierta mostrando todos sus colmillos.

- ¡Si pude con dos adultos que te hace pensar que no puedo con una cría! - Gritó Voldemort, apuntándola, aún sabiendo que los Mortifagos dieron unos pasos atrás.

- ¡Eres un maldito cobarde, te escondes detrás de tus perros! ¡¿Cuantos necesitaste para matar a mi padre y mi hermano?! ¡Eso sin hablar de mi madre! - Gruñó Hermione, lista para atrapar a Voldemort con una de sus pata y arrancarle la cabeza...con los dientes.

Pero Voldemort utilizó la maldición Cruciatus con toda la potencia que pudo, logrando frenarla, pero, si bien eso podría matar o volver loco a un humano, no a un dragón, por lo que, tragándose el dolor lo mejor que pudo, se tambaleó para alcanzar a su presa.

- ¡Idiotas! ¡Utilizad también el Cruciatus contra ella! - Gritó Voldemort, muertos de miedo, solo algunos de sus Mortifagos se acercaron a ayudar a su señor.

- ¡Cruciatus!

Desgraciadamente, a pesar de que eso desencadenó nuevas y poderosas oleadas de horrible dolor en Hermione, los Mortifagos estaban lo suficientemente asustados como para no poder manejar bien la maldición y fue en una potencia muy baja.

Hermione se dejó caer, rugiendo de dolor. A pesar de que todo el dolor era horrible y no estaba acostumbrada a este grado de presión y dolor, se sentía en llamas, literalmente, era como si su estomago se estuviera fundiendo...y subiera por su garganta. Al principio pensó que era bilis, pero la sensación era completamente diferente.

Logró ponerse en pie y levantó la cabeza, mirando a los asustados Mortifagos, pero ya no pudo aguantar más y volvió a abrir la boca, no se había dado cuenta de que había estado apretando los dientes con fuerza.

- ¡GGGGRRROOOARRRR! - El ardor llegó a su boca y lo dejó escapar.

Una potente llamarada de fuego salió de ella y quemó vivos a los Mortifagos. Completamente fuera de control, en ese instante a Hermione no le importo, se giró y arrolló a Voldemort con su cola cuando Hermione fue a por Harry, con sus patas apretó el cuerpo del ángel caído y lo partió, logrando liberar a Harry.

Se volvió a por los otros Mortifagos y escupió otra ráfaga de fuego, esta vez al suelo para evitar que se acercaran más. Voldemort se levanto, completamente libido y apunto con su varita a Hermione.

- ¡Avada Keda...! - No pudo terminar, otro rugido se escuchó.

- ¡RRRROOOAAAARRRRRR! - Pero este era más grabe y poderoso que el de Hermione.

Otro dragón llegó, este de ojos verdes y escamas oscuras.

- ¡ALEJATE DE MI FAMILIA, MONSTRUO! - Rugió Derek, atrapando a Voldemort bajó sus patas.

Cuando los Mortifagos, que no habían escapado ya, se apresuraron a tratar de ayudar a su Señor, tanto Hermione como Derek escupieron fuego, no permitiendo que los Mortifagos siguieran adelante. O se quedaban a distancia o se quemaban vivos, que ellos eligieran.

Voldemort lanzó un hechizo punzante al hocico de Derek, haciendo que lo soltara dando un rugido de dolor. Voldemort creyó que esta era su oportunidad de escapar si quería seguir disfrutando de su nueva resurrección, porque ahora todos los Mortifagos se habían escapado, incluso Pettigrew se había ido, estaba solo, se habían atrevido a dejarlo. No pasaba nada, después los castigaría recordándoles quien era el que mandaba aquí.

Pero Harry tenia una idea diferente. Corrió hacia sus amigos cuando Hermione aprisiono a Voldemort con un rugido furioso por el ataque a su hermano, se las arreglo para apretarse contra Hermione, rodeando su pata libre con su brazo.

- ¡Derek, agarrate! - Exclamó Harry, y cuando estuvo seguro de que Derek estaba sujeto contra su hermana, ayudándola a sujetar a Voldemort, gritó – ¡Accio Traslador!

La Copa del Torneo voló hacia ellos y en cuanto hizo contacto con ellos, los llevó de vuelta al campo de Quidditch, justo donde todos podían verlos.

Harry se alejó a trompicones, dejando caer la copa y cayéndose de espadas a a hierba.

Hermione y Derek soltaron a Voldemort para que todos lo vieran, y cuando lo vieron, se desató en caos.

Voldemort volvió a atacar, pero no había mucho que pudiera hacer en ese momento, todavía estaba débil por su resurrección y, cuando vio a Dumbledore apresurarse a ellos, lanzó un poderoso hechizo que logro tumbar a ambos dragones y gritó, tan fuerte que parecía haber usado el hechizo Sonorus.

- ¡ESCUCHA BIEN, MUNDO MÁGICO! ¡PORQUE LA ERA DE VOLDEMORT ESTA A PUNTO DE VOLVER A SU GLORIA! - Después de esto desapareció en una nube de humo negro antes de que nadie pudiera hacer nada.

Antes de desmayarse, Hermione pudo ver a Moddy acercarse a Harry y sintió a Draco y Alek llegar hasta ellos, pero después de eso todo se fundió en negro.

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- Han encontrado al verdadero Alastor Moddy – Les explicó Derek al trío de adolescentes y a Alek que se habían apiñado en su sala de estar una vez más – Y Barty Crouch Junior vuelve a estar encerrado y bajo vigilancia.

- ¿Estará bien? Alastor Moddy, quiero decir - Preguntó Hermione, bebiendo de su chocolate caliente y apoyándose contra Draco que la tenia fuertemente abrazada, ambos disfrutando de la calidez del otro después de la mala experiencia.

Hermione tenia varios vendajes y estaba considerablemente cansada, pero con unos días más de descanso estaría bien, lo mismo para Harry. Y Derek estaba casi recuperado del todo.

Físicamente estarían bien...emocionalmente ya era otra cosa.

- Si, claro que si – Sonrió Derek – Alastor es un hombre fuerte, esto solo le servirá para tener más escusas para ser paranoico.

Todos se quedaron en silencio antes de que Harry se atreviera a decir lo que todos estaban pensando.

- Ha vuelto – Susurró temblorosamente, como si se aguantara las ganas de llorar – Voldemort a vuelto.

- Si, así es... - Suspiró Derek – Pero eso no nos va a derrumbar, ahora más que nunca hemos de permanecer juntos, si Voldemort perdió una vez, puede perder otra – Dijo, con fuerza y confianza.

- Maté a tres personas... - Dijo de repente Hermione, con la voz estrangulada y las lagrimas deslizándose por sus mejillas.

- Hermione... - Suspiró Draco, apartando su taza y la de Hermione para poder abrazarla más fuerte contra su pecho.

- Mi amor, escuchame, y escuchame bien – Dijo Derek, arrodillándose frente a su hermana y levantándole la cabeza para que lo mirara – Esto es una guerra, y en las guerras muere gente, es horrible y injusto...pero es así, y lamentablemente es posible que te veas obligada a hacerlo de nuevo para salvar tu vida o la de tus amigos...te defendiste, fue en defensa propia y no eran vidas inocentes. La culpa no es algo malo, hermanita, significa que eres consciente de la fina linea entre el bien y el mal, la culpa significa que tienes empatía, significa que no eres una mala persona. De todos modos no todo es blanco o negro, ya lo sabes, todos tenemos luz...y todos tenemos oscuridad, saber cuando usarla es lo que nos hace humanos ¿Lo entiendes?

- S...Si – Contestó Hermione, asintiendo algo temblorosa.

- Se que duele, y que asusta – Murmuró Derek comprensivamente, apretándole la pierna suavemente – Pero se hará más llevadero, lo prometo.

Hermione volvió a asentir, pero no dijo nada más. Derek le sonrió y suspiró mientras se levantaba, dejando que Draco se encargara de consolarla por el momento.

Dejó que ambos trataran de curar sus heridas, sabía que Draco no había tardado en enterarse de que su padre había estado allí esa noche, que era uno de los que había atrapado a su novia...y de los que la habían torturado, y no por primera vez, sintió asco, no solo de su apellido o su padre, sino que también de la sangre que corría por sus venas.

- ¿Hay algún plan de acción? - Preguntó Harry, no soportando el silencio.

Alek asintió.

- La Orden del Fénix – Respondió.

- ¿Que es eso? - Preguntó Draco.

- Es una orden que empezaron Dumbledore y algunos más, es como un grupo que pelea activamente contra los Mortifagos ¿Superhéroes Vs Villanos? Pues algo así – Respondió Derek de forma vaga – Es una larga historia, no creo que este sea el momento para esto, de todos modos este verano conoceréis toda la historia, Alek y yo somos parte de la Orden, al igual que lo eran nuestros padres y los padres de Harry, y como lo es Severus.

- Ya... - Dijo Harry.

- Por cierto, tendremos que volvernos a reunir con el Consejo – Dijo Derek, como si fuera algo que casi se le olvida.

- ¿Porque? - Murmuró Hermione, secándose las lagrimas.

- Voldemort a vuelto, el Mundo Mágico esta en caos. Esta vez no hay escapatoria, tendremos que coronarnos como Rey regente y Heredera al Trono, cuando cumplas la mayoría de edad tomaras mi lugar como regente – Explicó Derek – He intentado aplazarlo un poco más, pero la llegada de Voldemort no nos deja mucho margen de nada...

- Entiendo...

Alek pasó la mirada por sus amigos y pareja, sintiendo el aire tenso y triste de la habitación.

- Felicidades por haber ganado el Torneo de los Tres Magos, chicos – Susurró con tristeza, deseando que fuera en mejores circunstancias.

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