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Misterios y romances antes de la 3r prueba

Hermione se quedo muy preocupada con la extraña mirada que les dio Moddy, era realmente aterradora, pero a la vez satisfecha, como si realmente esperara que tanto ella como Harry superaran la prueba, pero a la vez se quedó preocupado.

Trató de seguirlo, pero no encontró nada y el hombre tampoco es que hiciera algo demasiado destacable a parte de ser un paranoico y beber de lo que fuera que llevaba en su cantimplora.

- ¿Crees que esta tramando algo? - Preguntó Harry, sentado en el suelo a la sombra del árbol.

- Bueno...seamos claros – Dijo Draco – Ese hombre es...extraño.

Hermione asintió.

- No puedes decirme que no te has dado cuenta de como nos ha mirado al acabar la segunda prueba, o como trató a Draco al principio ¡Y no me hagas empezar con la clase donde nos enseñó sobre las Maldiciones Prohibidas!

- Si...eso fue... - Harry se estremeció, no le gustaba recordarlo.

Una parte de él se preguntó si Voldemort había torturado a sus padres antes de matarlos.

Hermione también gruñó, preguntándose si Voldemort también había torturado a sus padres biológicos antes de matarlos.

Viendo que sus amigos comenzaban a sumirse en sus pensamientos y que estos eran de todo menos positivos y que solo podrían hacer daño, Draco se aclaro la garganta par llamar la atención de sus amigos.

- Perdón... - Murmuraron Harry y Hermione, sacudiendo la cabeza para volver al presente.

- No pasa nada – Sonrió Draco – De todos modos, es obvio que ese hombre no es alguien en quien confiar, pero no podemos estar seguros de si realmente esta tramando algo o simplemente es un veterano de guerra y Auror retirado con una especie de estrés postraumático.

- Y completamente loco – Añadió Hermione.

- Y completamente loco... - Suspiró Draco, estando de acuerdo - ¿Porque todos nuestros profesores de Defensa son un problema? Solo Lupin se libra.

- Dumbledore tiene un extraño sentido del humor a la hora de contratar a su personal – Hermione se encogió de hombros – De todos modos no he encontrado nada que valga la pena resaltar sobre Moddy así que tal vez es solo mi imaginación que espera encontrar un enemigo cada año.

- ¿Estas segura de esto? Tus corazonadas suelen dar en el clavo – Dijo Harry.

- Ya...pero también es verdad que estoy un poco nerviosa – Admitió Hermione – Dentro de unas horas nos han convocado a los campeones al campo de Quidditch para hablarnos de la tercera prueba.

- ¿Que crees que os harán hacer ahora? - Preguntó Draco, sentándose más cómodamente.

- Han convocado a los Campeones en el campo de Quidditch al anochecer – Dijo Harry – Así que, si tenemos suerte será algo relacionado con el Quidditch o sobre volar, si es eso tenemos buena oportunidad.

- A menos que de repente se les ocurra que no puedo aprovecharme de mis alas – Dijo Hermione – No sería capaz de usar una escoba...no es lo mismo.

- No puedo imaginar que tiene de diferente, dragón/escoba, escoba/Dragón – Draco se encogió de hombros burlonamente.

- No lo harán, si no lo han hecho para las dos ultimas pruebas no lo harán ahora – Dijo Harry.

- Más me vale – Suspiró – Yo haciendo tonterías para evitar caerme de una escoba...eso si que sería un buen espectáculo ¿Os lo imagináis? - Sonrió Hermione, hizo un ademan de caerse y se tiro a la hierba cómicamente, lo que hizo reír a sus amigos, y a la vez a ella misma.

Mientras nuestro trío se ríe y disfruta de un poco de paz, en una mansión escondida en el bosque prohibido dos personas hablaban tranquilamente entre ellas, mientras una trataba de ayudar a su compañero que cocinaba, pero a pesar de su buena voluntad...no parece que este ayudando mucho.

- ¡Alek! - Exclamó Derek, cuando Alek tropezó con un paquete de harina y los bañó a ambos con una nube de polvo blanco.

- Uhh...¿Ups? - Sonrió Alek, que había aterrizado en el suelo de la cocina, aún agarrando fuertemente el paquete de harina.

- Por el amor de... - Derek suspiró levemente, frotándose el área entre los ojos – Recuérdame porque no te he echado de la cocina cuando tenía la oportunidad de hacerlo.

- ¿Porque me amas? - Preguntó Alek con ligereza, levantándose lentamente y dejando el paquete de harina con cuidado en la mesa, como si temiera que volviera a tropezar y volcar más harina.

- Si...será por eso – Murmuró Derek, levantando una ceja mientras miraba a su novio, que le hizo una mueca.

- Lo siento – Murmuró Alek de vuelta, acercándose al chico dragón y acurrucándose en su pecho – Solo quiera ayudarte...pero la cocina no es lo mio...

- Lo se – Sonrió Derek, rodeando a su pareja con sus brazos, apretándolo contra él – La intención es lo que cuenta ¿Verdad?

- Huuummmm... - Murmuró Alek, frotando su cara en la camisa de Derek antes de esconderla en su cuello.

Habían sido días movidos para todos, el Torneo de los Tres magos había tenido a todos con los nervios a flor de piel y Derek había estado corriendo arriba y abajo, preocupándose por lo que podría pasarle a su hermana, y Alek, preocupado por su pareja, trato de hacer que se sintiera mejor, pero él también estaba nervioso y eso lo hacia más torpe de lo habitual.

Aunque, si le preguntaras a Derek, te diría que eso solo lo hace más tierno y adorable de lo que ya es.

Derek no era ajeno a los esfuerzos de Alek por hacerlo feliz y decidió poner algo de su parte también, no podían salir de los terrenos del castillo en ese momento, básicamente porque si querían un poco de paz tendrían que ir al mundo Muggle, por que no los dejarían en paz si se les ocurriera salir por el mundo mágico, y en cualquier momento podría pasar algo con el torneo por lo que prefería no salir de casa...pero uno podía divertirse en casa también...sobretodo con tu pareja viviendo contigo.

- Que te parece si... - Comenzó Derek con un ronroneo, besando la coronilla de Alek – Tomas una ducha mientras yo acabo la comida y después me esperas en la cama ¿Uhm? Yo acabo esto, me ducho en cinco minutos y me reúno contigo.

Alek se sonrojó al oír el tono sugerente de su pareja, se revolvió inquieto y ansioso por unos momentos antes de separarse y darle un tierno beso en los labios.

Derek sonrió mientras lo vio irse hacia el bajo del piso de arriba, suspiró algo tembloroso y trató de calmarse para volver a centrarse en la comida, tenia tiempo de sobra ya que Alek se tardaba lo suyo en la ducha...esperaba que no mucho esta vez.

No tardo mucho más de un cuarto de hora en terminar el estofado para a cena y se dirigió a ducharse en el baño de invitados, porque sabia que Alek habría utilizado el de su habitación compartida, y tal como había dicho, en cinco minutos estuvo listo, salió y fue a su habitación a encontrarse con su pareja.

Lo encontró cómodamente acostado en el centro de la cama, claramente esperándolo.

- Mirate, estamos cómodos ¿Verdad? - Se burló suavemente.

- No lo sé, podría estar más cómodo – Dijo Alek, mientras veía a su pareja acercarse.

- ¿A si? ¿Como? - Murmuró Derek.

- Teniéndote conmigo – Susurró Alek.

- Ya veo... - Sonrió Derek, mientras se subía a la cama, acorralando a Alek entre el colchón y su cuerpo.

Se miraron a los ojos unos momentos antes de que Derek se inclinara para volver a besar a su novio, que lo atrajo hacia él tanto como pudo, pasando sus manos por su sedoso pelo castaño.

Con una sonrisa astuta, Alek pasó las uñas por los lugares que, sabia, volverían loco al joven dragón.

-...Ah... - Derek jadeó, y cuando volvió a mirar a su novio, sus ojos se habían vuelto de un profundo tono verde, sus pupilas apenas siendo una fina linea, le gruñó suavemente, pasando la lengua por unos colmillos ligeramente más grandes y afilados que los de un humano normal.

- Vaya, ¿Estas emocionado, chico dragón? - Murmuró Alek, con una sonrisa burlona.

- Ya sabes – Sonrió Derek – Cuando juegas con fuego, tienes riesgo de quemarte – Se inclino hasta besar el cuello de Alek, rozando los colmillos con la sensible piel.

- Ah...De...Derek... - Gimió Alek.

- Aunque no parece que te importe quemarte – Se burló Derek, continuando su trabajo y deleitándose con los gemidos y jadeos de su pareja.

No hace falta decir que no se los vio en lo que quedaba de día.

Al anochecer, los Campeones se dirigieron hacia el campo de Quidditch para encontrarse con que el campo ahora era dominado por enormes setos con más de diez metros de altura.

- Ay va... - Silbó Hermione – Esto no me lo esperaba – Admitió.

- Y que lo digas – Dijo Harry.

A su lado, Fleur y Viktor asintieron lentamente.

- No creo que esta prueba tenga que ver con Quidditch – Murmuró Hermione.

- Una lastima – Dijeron Viktor y Harry al unisono, lo que causo que Fleur y Hermione se rieran suavemente.

- ¡Bienvenidos Campeones! - Exclamó Ludo, completamente animado.

- Buenas noches – Dijeron los cuatro a la vez.

- Me imagino que os preguntareis que le ha pasado a vuestro campo de Quidditch – Sonrió – No os preocupéis, cuando termine la prueba volveréis a tener vuestro campo libre y listo para jugar, pero por ahora será nuestro campo para la tercera prueba.

- ¿Que consistirá en...? - Dijo Hermione, representando los pensamientos de todos.

La verdad es que estaban un poco cansados del teatralismo del Torneo, cuanto antes acabaran con esto antes podrían irse a descansar y prepararse para esta prueba.

- Claro, claro, debéis estar ansiosos por saber más – Sonrió Bagman, aparentemente sin darse cuenta del cansancio de los cuatro jóvenes que lo acompañaban.

- Por supuesto – Suspiró Fleur.

- Bien, pues veréis, la tercera y ultima prueba consistirá en atravesar este laberinto – Dijo, señalando los enormes setos del campo de Quidditch – Por supuesto eso no es todo, en el laberinto habrán diferentes criaturas mágicas y acertijos que tendréis que superar para llegar al corazón del laberinto donde estará la Copa del Torneo de los Tres Magos, el primero en tocarla será el ganador. Y por supuesto también, el laberinto esta encantado para no poder sobrevolarlo por encima, si no seria demasiado fácil ¿Verdad? Pero si llega a pasaros algo o no podéis continuar siempre podéis mandar chispas rojas al cielo y uno de los profesores ira a buscaros para llevaros a salvo de vuelta al campo ¿Lo entendéis?

Todos asintieron, inspeccionando los arbustos que formaban el laberinto.

- Pues muy bien, eso sería todo – Dijo Bagman – Ya podéis ir a descansar ¡Y buena suerte jóvenes Campeones!

Con eso, el hombre se fue riendo alegremente, aparentemente no pudiendo esperar para que llegara el día de la prueba.

- Buenas noches – Se despidió Fleur, sonriendo a sus compañeros y comenzando a dirigirse hacia el carruaje de Beauxbatons.

- Buenas noches – Contestaron Harry, Hermione y Viktor.

- Nos vemos – Dijo Viktor, levantando una mano para despedirse y caminar hacia su barco.

- Hasta mañana – Dijo Hermione mientras Harry le devolvía el saludo con la mano.

Una vez solos, ambos amigos se miraron antes de volver a suspirar con cansancio.

- ¿Nos vamos a dormir? - Sugirió Harry, tratando de sonar optimista.

- Nah, ve tú – Dijo Hermione encogiéndose de hombros – Yo quiero pasear un rato, no te preocupes, volveré antes del toque de queda, solo quiero un rato para pensar.

- Esta bien, ten cuidado – Dijo Harry antes de darle un suave apretón en el hombro y correr hacia el castillo hacia su amada y calentita cama.

Hermione lo miró, vigilándolo durante unos segundos antes de continuar su camino.

- Vaya vida la mía... - Murmuró Hermione mientras se estiraba.

Hermione decidió pasear por los alrededores del bosque, no se internaba en él pero estaba lo suficientemente cerca como para sentir su poder y eso la ayudaba a concentrarse en sus propios pensamientos.

Con la nueva aventura de tener, y no por ganas, que competir en el Torneo de los Tres Magos, Hermione comenzó a darse cuenta de cuanto había cambiado su vida desde que llegó al Mundo Mágico hace cuatro años.

Toda su vida supo que había algo diferente en ella, o al menos diferente de las personas que la rodeaban.

¡Y mira como resultaron las cosas al final!

Resulta que es una bruja, que sus padres no son sus padres pero que la aman incondicionalmente de todos modos, sus padres biológicos eran reyes lo que la convierte en heredera, tiene un hermano maravilloso, es una chica que se transforma en una dragona enorme y finalmente tiene unos amigos fantásticos y una pareja a la que ama y la ama...su vida era buena.

¡Su vida era realmente buena y no quería que eso cambiara!

Podían pasar por muchas aventuras y altibajos...pero tenia la esperanza de que lograrían superar cualquier cosa mientras estuvieran todos juntos...

- Merlín... - Suspiró Hermione, sofocando una risita – Me estoy poniendo cursi...

Hermione decidió que ya era hora de volver al castillo para descansar, y estaba a punto de hacer eso mismo cuando escucho algo cerca de ella, venia del bosque y se acercó con cautela, sin estar segura de que se encontraría.

Vio una figura caminar tambaleándose hacia ella, pero antes de poder divisar quien era, se desplomo en el suelo.

- ¡Ah! - Hermione jadeó y corrió hacia la figura caída.

Quien estaba en el suelo era un hombre de mediana edad, tal vez un poco más, solo lo había visto una o dos veces, pero lo reconoció como Barty Crouch, del Ministerio de Magia, estaba consciente pero parecía completamente demente.

- Dum...Dumbledore...necesito... - El pobre hombre tropezaba con las palabras, le faltaba el aire y tenia los ojos muy abiertos – Necesito...hab...hablar con Dumb...Dumbledore.

- Esta bien...esta bien – Dijo Hermione, tratando de que su voz fuera suave y tranquilizadora.

Pensó en ir a buscar al director y de paso a Madame Pomfrey, pero no se atrevía a dejar al pobre hombre solo, no se veía bien y parecía que moriría en cualquier momento, también pensó en levantar al hombre y llevarlo con ella, pero con ese momento de presión no se le ocurrió la manera de hacerlo con magia y en su forma humana no era lo suficientemente fuerte como para levantarlo...llevarlo en su forma de dragón sería un poco dramático para esto.

- ¿Y como te llevo yo ahora con Dumbledore...? - Se murmuró a si misma - ¿De que me sirve saber tantos hechizos y pociones si no se que hacer en una situación así...? - Gruñó, "Todavía eres joven, no desesperes" Dijo una voz en su mente que era irritantemente parecida a la de su hermano.

Por suerte no tuvo que esperar mucho para dar con la solución, más que nada porque la solución dio con ella.

- ¿Señorita Granger? ¿Que ocurre? ¿Que hace aquí? - La voz sedosa del profesor de pociones sonó justo detrás de ella, y Hermione estaba muy feliz de escucharlo.

- ¡Profesor Snape! - Exclamó aliviada, mientras el hombre miraba sorprendido al otro hombre caído y se arrodillaba a su lado – Gracias a Merlín, el Señor Crouch dice que necesita hablar con el director, parece desesperado pero no se como llevarlo y no se que tan grave esta o que le pasa – Explicó mientras Severus lo revisaba con su varita.

- Necesito...habl...hablar con...Dumbledore – Siguió murmurando.

- Esta bien, lo llevaremos a la enfermería y entonces llamaré al director – Dijo Severus, levantándose y apuntando al hombre con su varita – ¡Levicorpus!

El cuerpo del hombre se levanto en el aire de manera horizontal, lo que les permitió ir hacia el castillo, pero no dieron ni cinco pasos cuando algo les ataco por la espalda y los derribó sin piedad.

Ni Hermione ni Severus pudieron ver nada antes de quedar inconscientes, solo pudieron oír el cuerpo de Barty Crouch chocar contra el suelo cuando el hechizo de Severus dejó de funcionar.

No estaba segura de cuanto tiempo había estado inconsciente, pero se despertó cuando alguien murmuró un "Enervate" para ella.

- ¿Se encuentra bien Señorita Granger? - Severus la tenia acunada en sus brazos, manteniendola medio erguida mientras buscaba signos de heridas o lesiones, por suerte parecía que estaba bien.

- Estoy bien... - Dijo Hermione, sacudiendo la cabeza y agradeciendo la ayuda del profesor que le tendió una mano para ayudarla a levantarse, miró a su alrededor y no tardo en darse cuenta de que faltaba alguien.

- ¿Y el Señor Crouch? - Preguntó.

- Ni idea, ya no estaba cuando me desperté...sea lo que sea que nos a atacado lo quería a él, no a nosotros – Respondió Severus con semblante preocupado.

- Parecía realmente preocupado...y desesperado – Dijo Hermione, revisando a su alrededor con sospecha.

- Si... - Severus gruñó algo entre dientes que Hermione no llegó a entender antes de volver a girarse hacia ella – Vamos, demos una visita rápida a la enfermería para asegurarnos de estar bien y luego ve a la cama, yo avisare al director de esta situación inusual.

Hermione asintió obedientemente y se dejó guiar hacia el castillo en silencio, pero el silencio no duró mucho cuando una duda le asalto a la mente.

- Oiga profesor, ¿Que hacía tan tarde paseando por los terrenos? Ya casi era el toque de queda.

- Yo podría preguntarle lo mismo – Severus levantó una ceja.

- El Señor Bagman acaba de contarnos en que consistirá la ultima prueba y quería un rato para pensar, estaba a punto de volver cuando me tope con el Señor Crouch.

- Ya veo – Asintió Severus.

- ¿Y usted? - Preguntó Hermione cuando llegaron a la enfermería.

- Acabo de llagar de casa, ayer tenía día libre y estuve con Narci... - Severus pareció darse cuenta de lo que estaba diciendo porque se aclaró la garganta y cambio de tema – Vamos, Madame Pomfrey debería estar despierta.

Después de un rápido chequeo y de asegurarse de que ambos estaban completamente bien y que solo había sido un susto, Hermione estaba más que lista para irse a la cama y dormir hasta tarde, pero antes de que Hermione se fuera hacia la Torre de Gryffindor y Severus a buscar al director, Hermione no pudo reprimir un ultimo comentario.

- ¿Que piensa Draco con que este coqueteando con su madre, profesor? - Preguntó, con una sonrisa y ojos brillantes.

- Yo... - Severus se quedo callado unos segundos - ¡Ve a dormir! - Exclamó al final, solo para negar con la cabeza y comenzar a caminar a zancadas hacia la oficina del director, pero llegó a escuchar la risa de su alumna.

De hecho, Hermione soltó una carcajada alegre antes de correr hacia su amada cama.

Hermione tardo bastante tiempo en dormirse a pesar de su cansancio acumulado, su incidente con el Señor Crouch la había dejado nerviosa, sabía que lo que fuera que el pobre hombre necesitara de Dumbledore era importante, parecía completamente desesperado, pero ahora que no sabían que había pasado con él, y lo que es más importante, no sabían quien se lo había llevado, fuera lo que fuera que significara todo aquello, lo único seguro era que no era algo bueno.

¡Es decir, tenían delante a la heredera del Mundo Mágico! ¡Y lo sabían! Era imposible no saberlo con todo el revuelo que provocó su revelación en manos de Skeeter, aún no podían salir a pasear por Hogsmeade sin que los miraran fijamente y los trataran con una extrema amabilidad que los dejaba incómodos.

En Hogwarts la cosa se había calmado más rápido, más que nada por las advertencias de Dumbledore y por el simple pero efectivo hecho de que conocían a Hermione desde hacía ya mucho tiempo, desde antes de saber que era una princesa, eso había evitado algo del drama, pero todos se aseguraban de tratarla lo mejor posible, como si esperaran que cuando ascendiera al trono se acordara de ellos.

Con un suspiro se arropo aún más fuerte, como si tratara de desacerse de los pensamientos conflictivos y se dio la vuelta para acurrucarse y cerrar los ojos.

Una vez se relajó lo suficiente no tardo mucho en dormirse en una larga noche sin sueños.

A la mañana siguiente después de desayunar Hermione, Harry y Draco decidieron dar un paseo por la orilla del Lago Negro.

- ¿Entonces no sabéis quien os ha atacado? - Preguntó Draco con gesto preocupado, mirando a su novia que saludaba al Calamar Gigante agitando su brazo, que fue devuelto cuando el enorme calamar sacudió un tentáculo por fuera de la superficie.

- No – Suspiró Hermione – Nos atacó por la espalda, ni siquiera sabemos si era solo uno o más.

- Pero no lo entiendo – Dijo Harry – Te tenían completamente indefensa, y a Snape también, pero no te hicieron ni caso.

- Si te hubieran secuestrado podrían haber extorsionado a tu hermano para que te devolvieran sana y salva – Asintió Draco, odiando tan solo la idea de lo que podría haber pasado.

Hermione se encogió de hombros, abrazándose a si misma, siguiendo la linea de pensamientos de Draco.

- ¡Hey! Pero los dos estáis bien y Madame Pomfrey se aseguro de que todo estaba bien – Dijo Harry, viendo como sus amigos comenzaban a caer en la preocupación – De todos modos no creo que el director vaya a compartir con nosotros lo que sea que haya hablado con Snape, como mucho lo compartiría con Derek y luego podríamos ir a hablar con él para saber que esta pasando...pero si Snape tampoco vio nada...

- No hay nada que hacer... - Terminó Draco – Solo ser pacientes y tener mucho cuidado – Dijo, rodeando a Hermione con un brazo y abrazándola contra él.

Hermione suspiró, pero estaba contenta envuelta en el calor de Draco, se acurruco más cerca y sonrió cuando sintió como Draco le besaba la frente con mimo.

- ¿Que tal si cambiamos a un tema más alegre? - Ofreció.

- Si, como...¿Que piensas de lo que esta pasando entre Snape y tu madre? - Se rió Hermione.

- ¿¡Snape esta ligando con tu madre!? - Exclamó Harry, sorprendido.

- No ligando...o al menos no todavía – Le dijo Draco burlón, entonces se encogió de hombros y se puso un poco más serio – Entonces tú también te has dado cuenta ¿Eh? - Le dijo a Hermione.

- Ayer por la noche, cuando nos encontramos y le pregunte que hacia tan tarde por los terrenos me dijo que acababa de volver de casa, no acabó la frase pero se daba a entender que había estado con tu madre, tiene sentido si recordamos que se esta quedando con él, incluso después del divorcio con tu padre.

- Si...mi madre no me ha dicho nada, pero esta muy feliz últimamente, yo lo relacionaba con el hecho de que finalmente se ha librado de los abusos de mi padre...pero tal vez es por otros motivos también – Dijo Draco.

- ¿Y tu estas bien con eso? - Preguntó Harry, viendo cierto conflicto en su amigo.

- Os contare un secreto mal guardado – Dijo Draco, con una sonrisa triste – Mi madre nunca amó a mi padre, su matrimonio fue completamente arreglado por sus padres, era completamente por conveniencia...y mi padre resulto ser un bastardo de cuidado – Gruñó, apretando los puños.

- ¿En que exactamente? ¿Es porque es...bueno, un Mortifago? - Preguntó Hermione, sorprendida por el tono amargo y furioso de Draco, sin estar muy segura de querer saberlo.

- Con el caso de divorcio se han descubierto muchas cosas...cosas como que mi padre solía traer...damas a casa cuando mi madre no podía complacerlo tanto como quería, sin importarle como pudiera sentirse mi madre...incluso es muy posible que alguna vez llegara a golpearla... - A Hermione se le partió el corazón al ver los brillantes ojos grises de Draco llenos de lagrimas no derramadas, justo cuando una se escapo y rodó por su mejilla, con las manos apretadas en puños y los dientes apretados - ¿Como puedes hacerle eso a alguien que se supone debes cuidar y amar?

Hermione le sonrió gentilmente y le limpió tiernamente las lagrimas con los pulgares, cuando terminó posó las manos en sus mejillas y descansó su frente contra la de él, detrás de él, Draco sintió como Harry le posaba una mano en el hombro.

- Eso ya se ha acabado – Le susurró Hermione – Ahora tanto tú como tu madre sois libres de empezar una vida nueva y mejor, rodeados de personas que os aman de verdad.

- ¿Que sería de mi sin vosotros? - Dijo Draco abrazando a Hermione y dándole una palmada a Harry en la espalda.

- Sobrevivirías – Sonrió Harry.

- ¿Pero de verdad estas bien con el tema de Snape y tú madre? - Preguntó Hermione.

- Severus es mi padrino, y para ser honestos él a sido más un padre para mi que...mi verdadero padre – Dijo Draco – Fue Severus el que me enseñó a volar en escoba y el que se pasó noches en vela al lado de mi cama cuando me enfermaba, y si él y mi madre encuentran una relación basada en el amor...yo estaré feliz si ellos lo están, es hora de que ellos encuentren algo bueno también ¿No crees?

Hermione lo miró con amor y asintió, completamente de acuerdo.

Con una sonrisa, Harry los abrazo a ambos por el hombro y soltaron una risita alegre mientras volvían a caminar.

- Pues se ha quedado buen día – Comentó Harry, haciendo reír a sus amigos.

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