Bienvenidos a los Guerreros del Dragón
Solo habían pasado dos meses y Hermione ya estaba considerando seriamente freír a Umbridge y encargarse ella de las clases de DCAO. Y de paso, retirar todas las estúpidas reglas que el Sapo Rosa había decidido imponerles.
Hermione tuvo que reírse de algunas de ellas. Iban desde la prohibición de clubes de lectura y estudio hasta el hecho de que las chicas y los chicos no podían estar a menos de dos metros el uno del otro. Esto no impidió que lo siguieran haciendo, por supuesto, pero siempre era un fastidio cuando Umbridge interrumpía lo que bien podía ser solo una inocente y tierna sesión de abrazos porque era "Un comportamiento inaceptable y vulgar"
A eso, sumemosle que era una inepta a la hora de enseñar. No sabían si era simplemente porque no sabía enseñar o no, básicamente porque ni siquiera lo intentaba. Sus clases se basaban en leer un capítulo del libro, hacer un resumen, realizar un examen escrito y repetir con el siguiente capítulo. Era un libro con demasiados capítulos innecesarios, si le preguntabas a Hermione.
- Cuando lleguen los NWET y OWLS nos van a machacar como sigamos así - Mencionó Draco, sentado cómodamente contra el árbol.
- Y cuando Voldemort venga a por nosotros nos va a matar sin problemas - Se quejó Harry.
Hermione suspiró.
- Tenemos que hacer algo - Dijo.
- Sí, pero, ¿El qué?
- Sobre sus estúpidas reglas no puedo hacer nada...todavía - Admitió - Derek está peleando con el Ministro por todo el poder sin sentido que le ha ido dando a Umbridge. No tenía motivos y se dejó en claro que Umbridge era solo una profesora, ni más, ni menos. Pero parece que el Ministro se ha tomado muchas molestias para mantenerla aquí. Si queremos que se vaya, tendremos que echarla nosotros.
- No es una mala idea...se me ocurren un par de cosas - Dijo Draco, sonriendo con malicia - Estoy seguro que a los Gemelos Weasley les encantaría una alianza temporal para echarla... - A su lado, Hermione se rió de su expresión.
- Ya veremos, tenemos que echarla, no matarla - Advirtió - Si le hacemos un daño serio y se sabe que hemos sido nosotros, podríamos acabar en problemas serios.
- Ya... - Suspiró Draco, aparentemente decepcionado para diversión de sus amigos.
- ¿Y nuestro pobre avance en DCAO? ¡Estoy harto! ¡Si tengo que leer, resumir y examinarme de un estúpido capítulo más de ese libro, te juro que lo tiro al fuego! - Exclamó Harry, frotándose los ojos con fuerza, incluso cuando casi tira sus gafas en el proceso.
- Es horrible - Convino Draco, completamente de acuerdo. Hermione, que estaba decidida a no moverse del costado de Draco donde se había acurrucado, queriendo pasar todo el tiempo posible en caso de que Umbridge apareciera y los obligará a separarse...otra vez, asintió casi con desesperación.
- Wow...Hermione odiando un libro - Harry pareció asombrado - Nunca creí que viviría para ver eso - Se rió.
Los chicos se rieron de buena gana, pero la risa se convirtió en carcajadas al ver el puchero que les dedicó Hermione.
- Venga reíros – Bufó, haciendo todo lo posible para parecer ofendida a pesar de la risa que trataba de escapar de su garganta – Pero os juro que estoy comenzando a tener pesadillas sobre el maldito libro. ¡Dentro de poco no lo podré ni ver!
- No te preocupes – Dijo Draco, abrazándola contra el – Me aseguraré de protegerte de cualquier libro sumamente inútil y aburrido que pueda aparecer en nuestras vidas.
- Lo agradecería mucho – Exclamó Hermione, disfrutando del alegre momento de paz antes de volver al tema que les concernía – Todavía no se cómo hacer que Umbridge se vaya por su propia voluntad, pero...
Harry y Draco vieron su vacilación y esperaron a que continuara, dándole un gesto para que siguiera hablando.
- ¿Y si montamos nuestra propia clase de DCAO? Nosotros y aquellos que quieran aprender y aprender a defenderse en caso de ataque – Ofreció.
- Ya, pero... - Comenzó Harry – Cierto Sapo Rosa a prohibido los grupos de estudio ¿Recuerdas?
- Lo que ella no sepa no le hará daño – Dijo Hermione, sonriendo de manera sugerente.
- Un club de estudio clandestino – Draco pensó en ello, deleitándose con la idea unos segundos antes de responder – Siempre he querido estar en uno – Asintió.
- ¿Cómo lo haríamos? - Preguntó Harry, la emoción haciendo brillar sus ojos esmeralda.
- Bueno, tenemos que correr la voz y quedar en algún lugar secreto donde no nos pillen para saber quienes y cuantos seremos, una vez echo eso podemos comenzar a buscar el lugar. No puede ser lejos de la escuela pero tampoco podemos coger una de las aulas vacías, es demasiado peligroso, nos descubrirían en dos días – Dijo Hermione, pensando en ello.
- ¿Y si usamos ese lugar en el bosque al que siempre os escabullís? ¿O la casa de Derek en el bosque? Te la a dejado a ti, Hermione.
Draco y Hermione hicieron una mueca al unisono.
- Preferiría que no fuéramos a la casa... - Murmuró Hermione – Si fuéramos solo nosotros y Luna no me importaría pero...traer a otras personas...
No se sentía cómoda dejando que otras personas entraran en la casa. Es cierto que, ahora que Derek y Alek estaban en el palacio de la familia, le había dejado la casa para que la usara como más le conviniera, pero parte de ella disfrutaba muchísimo saber que tenia un lugar al que podía correr si quería esconderse de todo y que solo sus amigos y unas pocas personas selectas podían acceder a la casa o saber como llegar. Traer a otras personas echaría por tierra ese echo.
- Además no creo que los demás quieran cruzar el Bosque Prohibido para llegar a cualquiera de ambos lugares – Siguió Draco.
Tampoco le hacia gracia llevar a nadie a su lugar en el bosque, porque era SU lugar en el bosque. Era algo que Draco y Hermione compartían y no querían compartirlo con un puñado de personas. Era un lugar en el que podían estar solos y, en caso de querer un poco más de comodidad o privacidad para cualquier cosa, siempre podían ir a la casa.
Estas ventajas eran muy apreciadas ahora que una agente de policía rosa rondaba constantemente pensando que el hecho de que acercaran el uno al otro o el mínimo roce de piel con piel significaba que iban a desnudarse y tener sexo en ese mismo momento en medio del pasillo. Les gustaba la privacidad.
- Ya...lo siento, no lo había pensado bien – Dijo Harry, frotándose la nuca al darse cuenta de lo que molestaba a sus amigos.
- No pasa nada – Sonrió Hermione.
Draco le sonrió a su amigo, pero siguió metido en sus pensamientos en su intento de encontrar un lugar para reunirse y, de repente, una idea le golpeó.
- Este fin de semana vamos a Hogsmeade, ¿Verdad? - Comenzó.
- Si, pero espero que no estés pensando en Las Tres Escobas – Dijo Hermione – Porque los profesores irán allí seguro y no creo que podamos ser lo suficientemente discretos como para que no nos noten.
- Las Tres Escobas no, pero, ¿Que me dices de Cabeza de Cerdo? - Inquirió.
- ¿No es un local un poco peligroso? - Preguntó Harry, con cautela – Siempre hay peleas y los clientes no son de fiar.
- Cierto, pero por eso mismo, a nadie le importará lo que hagamos o dejemos de hacer y, cuando nos vayamos, nadie dirá nada sobre nosotros.
- Podría funcionar – Asintió Hermione, a pesar de todavía estar un poco aprensiva.
Había escuchado las historias del lugar de un Sirius que lo explicaba como una de sus mejores aventuras en el colegio y como era un local que siempre daba de que hablar.
- ¿Como hacemos correr la voz sin que nos descubran o nos delaten a algún profesor? - Dijo Hermione, pensando en voz alta.
- No te preocupes por eso, Princesa – Sonrió Draco – Deja que yo me encargue de eso, se a quien podría interesarle y no dejaré que nos pillen. Una vez reunidos ya pensaremos en algo para asegurarnos de que no haya traidores o espías.
- Y en caso de haberlos, como castigarles... - Hermione sonrió con cierta malicia.
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Draco hizo un muy buen trabajo, y consiguió que varias personas se interesaran y aceptaran la reunión en Cabeza de Cerdo así que, al final de la semana, en su viaje al pueblo, todos se encontraron en el local, sentados en varias mesas que habían juntado para poder hablar tranquilos.
- Hay más personas de las que esperaba – Le admitió Hermione a Draco nerviosamente.
- Si... - Murmuró Harry.
- Esta bien, comencemos con esto – Hermione les sonrió a sus compañeros que los miraban ansiosos.
- ¿Vamos a prepararnos para defendernos? - Preguntó Luna, mirando a sus amigos.
- Así es – Asintió Draco – Creo que puedo afirmar que todos aquí somos conscientes del pésimo trabajo de la Profesora Umbridge y que, ignorando lo que trata de hacernos creer, tenemos que aprender a defendernos a nosotros mismos y ha los nuestros en caso de un ataque.
- ¿Realmente creéis que Quien-tú-sabes y sus seguidores nos atacarán? - Preguntó una chica de Hufflepuff.
- Si – Suspiró Harry – Tarde o temprano, vendrán.
- Y en este momento, no podemos confiar en la justicia tal y como están las cosas. Umbridge no tardará en hacerse con el control de todo...incluso llegando a sobrepasar a Dumbledore – Dijo Hermione, suspirando.
- ¿Pero, no podrías tú y tu hermano simplemente echarla? ¡Él es el rey, tú la Princesa! - Dijo Marietta, amiga de Cho, encogiéndose de hombros.
Cho le dio un codazo a su amiga por el tono condescendiente y burlón que había usado. Hermione levantó una ceja, también notando la malicia en el tono, pero respondió con calma.
- Ojalá fuera todo tan fácil, pero como supongo que podéis imaginar, en la mayoría de los casos no lo es – Miró fijamente a Marietta, y esta tuvo la decencia de parecer algo avergonzada apartando la vista – Tanto Derek como yo hacemos lo que podemos, pero el Ministerio no ha perdido por completo su poder sobre el Mundo Mágico y el Ministro se a asegurado de tener a Umbridge aquí. Por el momento estamos buscando algún agujero legal para echarla lo antes posible.
- ¿Y entonces? ¿Cuál es el plan? - Preguntó Dean.
- Puede que Umbridge haya prohibido los grupos de estudio, pero lo que ella no sepa y no pueda probar no le hará daño – Harry sonrió – Un club donde aprenderemos nosotros mismos Defensa contra las Artes Oscuras.
Hermione sacó una pequeña bolsa llena de galeones y un pergamino con una pluma ya entintada.
- He modificado estos galeones para que funcionen a modo de contacto, podemos decir fecha y hora para quedar y se calentará cuando alguien envíe un mensaje para alertarnos, pero a la vista, es solo un galeón normal y corriente. Solo queda firmar los que queremos participar y encontrar un lugar libre y privado donde poder estudiar y practicar en paz.
- ¿Pero cómo lo lograremos sin un profesor que nos guíe? - Preguntó Ginny, sentada entre Fred y George.
Harry pareció incomodo con la pregunta que sabia que, tarde o temprano, aparecería sobre la mesa.
No es que no hubieran hablado de ello, el problema era que, al parecer, tanto Draco como Hermione, estaban convencidos de que Harry era la mejor opción para enseñarles. Argumentaron como sus notas en dicha asignatura eran mucho mejores que las suyas y era muy bueno en ello, pero Harry no tardó en objetar y sacó a relucir que los tres parecían batallar por el primero de la clase en DCAO.
No se veía capaz de guiar y enseñar a un montón de estudiantes él solo, incluso contando con el apoyo de sus amigos y su novia. Dirigió su mirada de esmeralda hacia los tranquilos y soñadores ojos de Luna, que lo miraron con una sonrisa confiada y tranquilizadora, asegurándole con solo una mirada que todo iba a estar bien y que estaría con él pasara lo que pasara.
Al final, decidieron que los tres, Harry, Draco y Hermione, harían esto como lo habían hecho todo desde que llegaron a Hogwarts y se hicieron amigos: Juntos.
Los tres ayudarían y enseñarían a sus compañeros. Apoyarían en las áreas donde el otro flaqueaba y, de esa manera, lograrían un mejor desempeño.
- Nosotros tres haremos lo que podamos para enseñaros, pero espero que todos nos ayudemos entre todos – Terminó Draco.
- Perfecto, ahora solo queda ponernos un nombre – Dijo Fred.
- ¿Un nombre? - Preguntó Hermione, aturdida por el repentino cambio de tema.
- Pues claro, un nombre – Siguió George – La Orden del Fénix tienen un nombre guay, ¡Nosotros necesitamos uno también!
- Esta bien...pero, ¿Cuál?
Los gemelos parecieron pensar un rato antes de llegar a una conclusión.
- Bueno...en lugar de Fénix somos...Dragones ¿No? Ya sabes, por vosotros...tú y Derek.
- Vale, tiene sentido... - Hermione asintió pensativamente.
- ¿Entonces "La Orden del Dragón"? - Ginny miró a sus hermanos – No suena muy original.
- La "Orden del Dragón" no pero, somos guerreros, ¿Verdad? - Interrumpió Luna – Así que, ¿Que tal "Los Guerreros del Dragón"?
Todos lo pensaron durante unos minutos antes de asentir, conformes con el nombre o sin tener ninguna otra idea de nombre.
- Okey, entonces nos apuntamos y buscamos un lugar donde practicar – Declaró Hermione – Esos son los próximos pasos a seguir.
El trío fue el primero en apuntar su nombre debajo del pergamino titulado "Guerreros del Dragón", seguidos rápidamente de Luna y los Weasley. Poco a poco, todos los demás se apuntaron, algunos con más vacilación que otros.
Cuando todo estuvo dicho y echo, se despidieron y se fueron por sus respectivos caminos. Harry y Luna decidieron pasear un rato solos antes de volver al castillo, Draco y Hermione, por el contrario, se fueron a la Mansión del Bosque. Decidieron que esa noche la pasarían en la Mansión y verían una película o dos, solo disfrutando del tiempo a solas y la presencia del otro.
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- Dime la verdad, ¿Que le has hecho al pergamino de los nombres? - Preguntó Draco, viendo a su novia conectar la televisión a Internet y entrar en la cuenta de Netflix que compartía con Derek. Todavía no entendía realmente como funcionaba esto...pero poco a poco iba comprendiéndolo.
- ¿Por que crees que he hecho algo? - Respondió Hermione, una sonrisa astuta brillando en su rostro.
- Porque me encanta esa sonrisa astuta y el brillo de tus ojos cuando tramas algo, me es imposible ignorarlo – Hermione se giró para mirar la sonrisa galante que su novio le estaba dando.
- Eres bueno con las palabras, ¿Eh? - Se acurrucó contra él y le dio un profundo beso en los labios.
- Ya lo sabes.
- Digamos que me he asegurado de que no nos traicionen, y si lo hacen, sabremos quien es al instante y, con suerte, la humillación será suficiente como para hacérselo pensar dos veces la próxima vez.
Draco soltó una carcajada, negando con la cabeza divertido.
- ¿Que película quieres enseñarme hoy? - Preguntó Draco, agarrando unas pocas palomitas del bol en la mesa donde habían varios platos con otras golosinas.
- Una trilogía que me encanta – Sonrió Hermione, acomodándose contra su costado y preparándose para darle al Play.
- ¿El Señor de los Anillos? - El rubio inquirió, sabiendo que era una saga que su novia le quería enseñar desde hace un tiempo. Se había burlado diciéndole que la imagen de los elfos es muy diferente en el Mundo Mágico que en el Mundo Muggle.
- No todavía, quiero traerte los libros antes de que veamos las películas – Explicó – Hoy quería enseñarte la trilogía de "Como entrenar a tu Dragón" para celebrar y dar la bienvenida a los Guerreros del Dragón...ahora que lo escucho bien, la trilogía de "Kung Fu Panda" también encajaría, pero lo dejaremos para otro momento.
Draco se rió alegremente. Le parecía adorable la forma en la que Hermione se emocionaba con este tipo de cosas, un gusto que había acogido de su padre adoptivo. Le gustaba como brillaban sus ojos cuando le pedía ver una película y él aceptaba con gusto.
Tuvo que admitir que las películas le habían atrapado casi por completo, la animación, los colores, los movimientos, las texturas...¡Y la música! Oh, por Merlín, la banda sonora era maravillosa.
Cuando los créditos de la ultima película comenzaron, ya era muy tarde en la noche y ambos adolescentes estaban acostados en el sofá, de lado y Draco abrazando a Hermione contra su pecho.
- Me ha encantado – Suspiró Draco – No puedo creer como he podido perderme de esto tanto tiempo, ¡Como el Mundo Mágico se ha perdido de esto tanto tiempo!
Hermione se rió y se giró para mirarlo mientras se estiraba, sus músculos tensos por mantener una misma postura durante tanto tiempo.
- Me alegro de que te haya gustado, esta saga es una de mis favoritas – Murmuró, antes de que Draco la besara con suavidad.
Hermione no se quedó atrás y le devolvió el beso con fuerza, sin dejar que Draco tuviera el control sin pelear. El joven de ojos plateados sonrió ante la decisión en los movimientos de su novia, y le dio tanta pelea como ella le estaba dando.
Las cosas no tardaron en intensificarse un poco, con Draco acariciándole la espalda, pasándola arriba y abajo con la otra mano en su cadera, y Hermione acariciando el pecho del chico sobre la camisa y masajeándole los hombros.
- Mañana tu hermano y el resto vendrán para una mini reunión, ¿No? - Murmuró Draco, pasando de sus labios a su cuello.
- Mmhum... - Hermione le dio un gemido afirmativo con los ojos cerrados. Draco sofocó una risa.
- Entonces deberíamos descansar un poco. Hoy a sido un día largo – Dijo.
- La habitación esta demasiado lejos... - Se quejó Hermione, dejándose caer suavemente sobre Draco y escondiendo su rostro en pecho.
- Tienes razón – Él también estaba demasiado cansado para moverse. Estaba muy cansado y el ligero peso de Hermione sobre él, junto con su calidez y la de la chimenea encendida, solo lo invitaban a dormirse en ese instante. Le pesaban los parpados y podía sentir como la respiración de la chica se volvía tranquila y uniforme a medida que se quedaba dormida – Este es un buen lugar para dormir como cualquier otro – Murmuró antes de dormirse.
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Draco y Hermione estaban cómodos, muy cómodos, pero no pudieron evitar despertarse y comenzar a moverse cuando los rayos del sol comenzaron a molestarlos. Podían captar el olor de café recién hecho y tortitas con chocolate desecho.
Pero a pesar de los tentadores olores, no fueron estos los que hicieron que acabaran de despertarse, si no la voz burlona que se elevaba sobre ellos cuando comenzaron a moverse.
- Oh, no. No os mováis, estabais tan monos juntitos – Se burló.
- Sirius, deja a los chicos en paz – Remus Lupin apareció en su vista, seguido de cerca por su amigo – Buenos días, chicos. ¿Habéis dormido bien?
Ambos asintieron, todavía un poco adormilados.
- ¿Cómo no iban a dormir bien? ¡Frio seguro que no han pasado! - Sirius siguió riendo y, esta vez más despiertos, ambos adolescentes se sonrojaron - ¿Os habéis divertido?
- ¡Sirius...! - Advirtió Remus, compadeciéndose de sus antiguos alumnos.
- Vale, vale. Ya me callo – El animago levantó las manos en señal de rendición y se encaminó al comedor de donde venía el olor de la comida.
- Vamos, podemos hablar mientras desayunamos, Harry y el Profesor Snape también están ya aquí – Remus sonrió y los ayudó a levantarse para llevarlos al comedor.
Sirius ya estaba sentado, mirando con adoración la comida que tenía delante a pesar de que Remus le había prohibido empezar a comer sin que todos estuvieran en la mesa, razón por la que había ido a despertar a la pareja durmiente. Remus se sentó al lado de su amigo y el Profesor Snape, que parecía en medio de una interesante discusión con Alek, algo sobre los diferentes usos de la sangre de dragón, a su lado, Derek le sonrió a su hermana y saludó, señalando el asiento a su lado, Hermione se sentó y sonrió cuando Derek la abrazo por los hombros, dejando que la apretujara unos segundos antes de soltarla y Draco se sentó a su lado, Harry terminando la fila de personas alrededor de la mesa.
- Buenos días, chicos – Harry sonrió - ¿Cómo estuvo la película?
- Muy buena, la verdad me a gustado más de lo que me esperaba – Respondió Draco, genuinamente emocionado.
- ¿Cual era?
- La trilogía de "Como entrenar a tu Dragón" - Respondió Hermione.
- ¡Oh! Tuve la oportunidad de ver la primera a escondidas cuando mis tíos no estaban en casa, me encantó, pero no pude ver la segunda ni la tercera.
- Podemos quedar y verlas otra vez – Ofreció Hermione.
- Me preocupa que Umbridge os castigue si descubre que os escodéis aquí – Dijo Severus de repente, bajando la taza de café después de un sorbo – Más si descubre que habéis pasado la noche juntos aquí después de sus estúpidas reglas. Sus castigos son crueles y bastante ilegales.
- No te preocupes, Severus. Esta casa le pertenece a Hermione, ni siquiera Dumbledore o el Ministro podría decirle cuando puede o no venir a su casa o a quien puede traer – Respondió Derek – Y sobre sus castigos...todavía estoy atascado. Saberlo no soluciona nada, incluso yo necesito pruebas.
- ¿Y como conseguimos pruebas? - Preguntó Harry – Si sabe que la vigilamos no hará nada.
- De alguna manera que sea ajena a ella, que no se de cuenta – Alek levantó una ceja y miró a Derek, que comenzó a sonreír, cada vez más grande a medida que comprendía a lo que se refería Alek.
- ¿Sabéis como esta mujer es muy extrema con las lineas de sangre y todo? Es prácticamente medieval, seguro que estaría a favor de que las mujeres no pudieran acceder a la educación o tener altos cargos si no fuera ella misma una mujer. - Ante el asentimiento de todos en la habitación, con Severus sonriendo al comprender de que iba el tema, continuó – Pues os sorprenderá saber que no es Sangre Pura. Es mestiza y su familia nunca tuvo ningún alto cargo antes que ella, incluso tiene un hermano Squib que vive con la parte Muggle de su familia. Se a separado por completo de la parte Muggle de si misma, haciendo creer que es una Sangre Pura, pero eso no quita la verdad ni su genética.
- Es una hipócrita, vale – Dijo Draco – ¿Pero eso en que nos ayuda a nosotros?
- Se a separado por completo de su lado Muggle...probablemente desde muy pequeña así que... - Pensó Hermione en voz alta.
Derek sonrió con malicia y astucia brillando en sus ojos, haciéndole un gesto para que diera su razonamiento cuando llegara a una conclusión.
- ¡Por lo que es completamente ajena a la tecnología! - Chilló.
- ¡Bravo! - Derek se rió, aplaudiendo alegremente.
- Todavía estoy un poco confuso – Admitió Sirius.
- Una cámara, tan simple como un móvil con cámara como este – Hermione sacó su propio teléfono móvil y lo dejó sobre la mesa – Pudiendo grabar y hacer fotos en cualquier momento...tan fácil como atrapar a una rata – Sonrió.
Draco y Harry jadearon al recordar como Hermione consiguió las pruebas para inculpar a Peter Pettigrew y demostrar la inocencia de Sirius.
- ¿Machacar al Ministro con el mismo truco dos veces? - Derek fingió pensar – Es tentador...
- ¡Ahora solo nos falta encontrar un lugar donde practicar y estudiar y podremos comenzar a deshacernos del Sapo Rosa!
- ¿Un lugar para entrenar? - Derek los miró con curiosidad, aunque era más que obvio que ya sabia todo sobre los Guerreros del Dragón - ¿Por que no la Sala de los Menesteres? Es privada, casi nadie sabe donde está y podéis usarla para prácticamente cualquier cosa – Se encogió de hombros.
El trió se miró parpadeando como un búho, y no tardaron en interrogar al Rey sobre esta sala.
Derek les explicó donde encontrarla y hacer aparecer la puerta junto con lo que necesitaran y, después de obtener toda la información, el trío se miró completamente complacido y con mucha energía.
- Preparate Umbridge, porque los Guerreros del Dragón acaban de llegar – Sonrió Draco.
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