Sus lenguas jugaban mientras sus prendas de ropa eran despojadas.

Se sentían tan bien, tan vivos cuando estaban uno cerca del otro, soñaban con que esos momentos en los que estaban juntos jamás se acabaran.

Los labios de Jungkook bajaron al pálido cuello de Jimin, haciendo que este suelte leves suspiros.

Ambos se detuvieron, Jungkook deslizó aquel condón lubricado por su gran falo mientras que Jimin retrocedía en el colchón.

Ellos no tenían sexo.

Ellos hacían el amor.

Podría sonar ridículo, pero ellos no solo deseaban tener sus cuerpos junto, mucho menos solo saciarse de alguna necesidad íntima.

Ambos querían estar juntos emocional y físicamente, algo difícil de lograr estando en su situación.

Ambos casados, con familias reservadas y dinero de por medio.

[...]

Sus respiraciones agitadas se escuchaban por toda la habitación junto al sonido que generaba las fuertes embestidas que Jungkook le daba a Jimin.

—Jungkook...

Musitó hecho un desastre.

El sudor caía por su frente y gemidos salían de sus labios.

Se sentían en la gloria.

—¿Si, cariño?

Como pudo, habló.

—Bésame...

Habló con la respiración entrecortada.

—Bésame, Jungkook.

Volvió a decir.

—Por favor, bésame mucho.

Y sus pedidos fueron cumplidos cuando sintió como esos finos labios rozaban los suyos.

—No tienes que pedirlo.

Susurró antes de unirlos en un fogoso beso que iba al ritmo de aquellas profundas estocadas.

Uno, dos, tres y los fluidos de Jimin fueron disparados en el marcado abdomen de Jungkook, quien no tardó en liberar todo su semen en aquel condón.

Jungkook cayó junto a Jimin tratando de regular su respiración. Aquel tatuado brazo atrajo con suavidad al rubio, quien seguía con la respiración agitada.

Los labios regordetes de Jimin no dudaron en dejar un casto beso en el pecho del pelinegro, haciendo a este sonreír.

—Jungkook...

Susurró Jimin.

—Dime.

Habló con una voz suave.

—¿Has pensado en el futuro?

Preguntó de repente.

Jungkook, desconcertado, lo miró curioso.

Claro que lo había pensado, había pasado día y noche imaginando un futuro para aquella relación clandestina.

—Somos algo prohibido, Jimin, es difícil pensar en el futuro.

Y aunque le doliera decirlo, era la cruda verdad, el futuro era tan incierto de por sí, imaginar el suyo era algo casi imposible.

—Yo dejaría a mi esposa por ti.

—No dudes en que yo también lo haría, pero sabes que no podemos.

Depósito un beso en su cabeza.

—Vámonos, Jungkook, vámonos lejos...

Jungkook suspiró.

Lo haría, definitivamente, pero todas las circunstancias se lo impedían.

Y no solo a él, a ambos.

—Dejaría todo por ti, Jimin.

Lo abrazó con fuerza.

—Pero ninguno de los dos está en posición para hacerlo.

Y eso fue un balde de agua fría para aquel rubio.

Por un momento había olvidado todo, solo quería irse con su ser amado lejos, donde nadie los conociera y pudieran ser felices juntos.

Se sentía como un idiota por haberlo pensado.

—Lo sé...

Jimin no podía describir con palabras lo bien que se sentía junto a Jungkook.

Con él no tenía que fingir ser alguien más.

Jungkook había cambiado su realidad totalmente.

Se complementaban con mente y cuerpo.

Él era...

Él era su alma gemela.

Y Jimin era la suya.

Eran un par de almas que se habían encontrado y se habían compaginado de la mejor forma.

Pero tristemente, no estaban destinadas a estar juntas

Aquel Jimin pequeño estaría feliz de saber que estan felices juntos, al igual que ese pequeño Jungkook que le propuso matrimonio.

Pero solo les quedaba apreciar cada segundo que podían estar así, porque al despertar, tenían que seguir viviendo una vida que no podían cambiar.

¿Lo más triste?

Es que aunque no estuvieran ambos casados, de igual manera lo de ellos era algo imposible.

Y cualquiera de su familia hubiera impedido a todo costa algo como lo de ellos dos.

En cualquier escenario, en cualquier dimensión, lo de ellos seguía siendo un secreto de amor.

Porque siempre iba a haber un problema que impedía su felicidad, y eso dolía.

Más de lo que debería.

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