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Chapter 3 - About us is a secret that nobody knows.

—¿En qué estabas pensando?

Preguntó Jimin con un entrecejo fruncido. Había ido a la oficina de Jungkook por un pequeño problema con su regalo de aniversario.

—Trato día y noche de no pensar en lo nuestro de más y tú me regalas ésto.

Dejó caer la bolsa con aquel álbum de fotos, y ni siquiera tuvo que abrirlo, el problema para él era la portada.

Era una foto que ambos se habían tomado en su departamento, justo cuando lo habían comprado.

Aunque no se veía más que un cuadro en el fondo, Jimin sabía de lo que se trataba.

Aquel departamento no estaba a nombre de ninguno de los dos, por lo que no tenían problemas por ello.

En fin.

—¿Quieres que te piense mientras estoy con Yena?¿Eso quieres? Porque déjame decirte que esto solamente me recuerda a ti.

Sonrió con culpa a lo que Jimin suspiró.

—Jimin...

Se levantó de su escritorio acercándose a él.

—Discúlpame, cariño.

Unió su frente con la de él sintiendo la calidez que desprendía su cuerpo. Su cuerpo actuó solo y sus brazos apresaron al rubio en un cálido abrazo.

Solo quería que cada que viera ese álbum, recordara que era suyo, solo suyo.

—Jungkook, no puedo pensar en ti...eso...

—Te amo tanto.

Habló apegándose más a él.

—No sabes cuanto lo hago.

—Yo también te amo, koo.

Susurró antes de depositar un casto beso en los labios de Jungkook, haciendo que una fina sonrisa aparezca en los labios del azabache.

—Jimin, necesito tenerte para mí solo.

Murmuró mientras dejaba pequeños besos en el pálido cuello del rubio.

—Jungkook, aquí no...

—Si, lo siento.

Se separó con lentitud de él dejando una sana distancia entre ambos, después de todo, estaba en su oficina, no en su lugar seguro.

—Veamonos ésta noche.

Susurró cabizbajo Jimin.

—No aguanto más, yo también te necesito para mí.

Jungkook sonrió ampliamente, esperaría con ansias aquella hora de salida, extrañaba a Jimin tanto, quería comerlo a besos, abrazarlo mientras veían la televisión, hablar con tranquilidad.

—Y sobre el álbum...

Murmuró Jimin mirando aquella bolsa de regalo.

Aquel álbum tenía múltiples fotos de Yena, Jimin, él y Eun en grupo, eran muy buenos amigos, por lo que una pequeña foto de ambos como portada con un pequeño significado no le haría la diferencia.

—Solo es una foto de cientas que tiene, Jiminie, para que no olvides a quién le perteneces.

[...]Sus

—Llegué.

Sonrió Jungkook mientras cerraba la puerta de aquel departamento secreto. Se suponía que Jimin ya se encontraba en este, por lo que Jungkook se dió el lujo de comprar un poco de pollo frito y cerveza para ambos.

—Por aquí.

La voz de Jimin hizo un leve eco en el ambiente, a lo que Jungkook dejó la comida en aquella mesa y se dirigió hacia el gran ventanal que era donde Jimin se encontraba.

—Nunca me aburre esta vista.

Murmuró con una sonrisa. La vista desde aquel edificio mostraba una gran parte de Seúl, dándole una maravillosa vista.

—Traje pollo y cerveza, amor.

Jungkook lo abrazó por la espalda  apoyando su mentón en el hombro del rubio.

—No suena mal.

Habló Jimin con una sonrisa mientras se volteaba a abrazarlo.

Ambos se dirigieron hacia aquella mesa dispuestos a comer aquella delicia que el azabache había comprado, pero una inesperada llamada los interrumpió.

—Es Eun...

Jungkook murmuró al ver la pantalla de su celular.

—Pues contesta.

Dijo Jimin, quedando en completo silencio en cuanto el pelinegro contestó.

—¿Si?

La forma en la que contestó aquella llamada, con su voz fría y cortante, hizo de alguna manera sonreír a Jimin.

Joder, se sintió fatal al sentirse bien.

—Te dije que saldría de la ciudad y volvería hasta mañana.

Aquella mano llena de tatuajes, se posó sobre la pálida mano del rubio, dándole pequeñas caricias mientras seguía al teléfono.

—No puedo decirte más hasta que todo se concrete, así que nos vemos mañana.

Y colgó.

¿Cómo diablos habían llegado a este punto?

Ambos enamorados y dejando de un lado a aquellas mujeres que prometieron amarlos hasta la muerte.

¿Cómo habían descubierto ese sentimiento tan profundo el uno por el otro?

Si se suponía que eran felices con sus matrimonios.

Pues lo eran.

Hasta que un poco de alcohol y quien sabrá qué mas lo arruinó.

—¿Lo sabrá?

Susurró Jimin, pues que lo haya llamado así era extraño.

—¿Será que sospecha?

Jungkook simplemente soltó un suspiro.

—No lo creo.

Musitó acunando el rostro de Jimin en sus manos.

—Lo de nosotros es un secreto, Jimin, nadie lo sabrá.



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