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T R E S | R U B I A 🎡

«No paraba de preguntarme porqué tuve aquella pesadilla que seguía dándome vueltas en la cabeza»

Rhett.

Una joven hermosa caminaba por el campus de la universidad tranquilamente, captando la mirada de algunos hombres y mujeres que la miraban con deseo. Pero ella no hizo caso a ninguna de esas miradas, metida en su propio mundo lleno de problemas que no contaba a nadie.

En pleno abril hacía un calor inmenso y el cielo despejado de Los Ángeles invitaba a cualquiera a irse a la playa más cercana del lugar. Zoe se lo planteó en varias ocasiones, pero por nada del mundo dejaría escapar ni una sola clase de la universidad, deseando poder terminar su carrera para convertirse en arquitecta.

Una joven exuberante y atractiva, apareció en su campo de visión, haciéndola sonreír por su simple presencia.

—¡Y aquí viene la rubia! —gritó a varios metros alejada de ella y dio varios pasos más hasta llegar a su mejor amiga Zoe y darle un fuerte abrazo—. Estás para comerte. Si fuese lesbiana, me dejaría que mi hicieras todas las posturas del Kama Sutra, nena —dijo Faith Young, su mejor amiga desde siempre.

Zoe sonrió, mostrando todos sus dientes ante ella por aquellas frases tan ingeniosas que solía decirle Faith para decirle lo guapa que se veía la gran mayoría de las veces. Pero Zoe no creía que fuese para tanto, no después de sufrir acoso escolar y que su autoestima cayera en picado cuando tenía 10 años.

Faith, una joven muy guapa, con su cabello rizado bien arreglado y esa piel de un hermoso sepia que la hacía irresistible. Su sonrisa deslumbrante, la cual la describía por completo, era capaz de sacarle una sonrisa a cualquiera, incluso existía la leyenda que podía hacer sonreír incluso a aquella persona que estaba en sus peores días.

Pero para Zoe no era una leyenda, era real y sabía de primera mano cuando vivía una mala época, que su mejor amiga la hacía sonreír a más no poder. Haciéndola olvidar sus problemas por unos minutos. Y eso era de agradecer cuando te encontrabas personas tan carismáticas que te sacasen sonrisas.

—Tampoco soy para tanto.

Faith arrugó su entrecejo al escuchar la respuesta de su mejor amiga y negó con la cabeza. Aunque sabía lo que había pasado ella en el pasado, ya que Faith había pasado burlas por su tono de piel cuando e, incluso, todavía en su día a día. Pero no dejaba que nadie le estropease su sonrisa y su felicidad. Había aprendido a ignorarlos, aunque a veces era difícil.

Ver que Zoe, a pesar de tener 23 años al igual que ella, todavía no fuese capaz de ver la mujer hermosa en la que se había convertido, le dolía a Faith. Pero ella estaba ahí para recordarle que a veces había que tirarse flores a uno mismo y no por eso te hacía egoísta.

—Créeme que, si no fuese gay, también me dejaría hacer todas las posturas del Kama Sutra por ti —dijo su amigo Izan Gray, que se acercó a las 2 jóvenes y las abrazó con cariño.

El joven pelirrojo, con un tono de piel bastante claro, de unos 25 años, el más adulto en el círculo de amigos que ellos tenían, sonrió al verlas y ambas no pudieron evitar abrazarlo al verle.

Izan, a pesar de haber tenido otra discusión con su madre por teléfono, como era de costumbre, mostraba su sonrisa, aunque por dentro no se sintiese demasiado bien. Pero ver a sus amigas, eso hizo que su día solo fuese a mejor.

La siguiente en venir fue Blue Gray, la hermana pequeña de Izan y la más joven del círculo de amigos que ellos tenían. Con tan solo 20 años, Blue ya era la futura arquitecta y la que seguramente acabaría su carrera siendo más joven que sus amigos. Pero en todo círculo siempre había alguien reservado y que evitaba hablar de su vida privada y Blue era una de ellas, a parte de Zoe que era la que más secretos solía esconder y que esperaba que nunca saliera a la luz.

La joven Blue, también pelirroja como su hermano, pero con una piel tan blanca que la hacía ser el centro de atención de algunas mujeres que desconocía para reprocharle que vivía en Los Ángeles y que apenas tomaba el sol. Blue era muy reservada, pero esos comentarios hacían daño. Nadie era perfecto y todos tenían una forma de ser que los hacían únicos.

Faith, Blue e Izan, formaban parte de los amigos de casi toda la vida de Zoe y Rhett, los cuales, a pesar de no llevarse bien, ya tenían ese círculo de amigos antes de que hubiesen diferencias entre ellos. Ese círculo era irrompible y desde la adolescencia se llevaban bien, uniéndolos por muchos años a esas 5 personas. A veces se iban de fiesta juntos y pasaban los mejores momentos del inicio de su independencia. Y vaya si lo pasaban genial.

Así que, mientras ellos discutían, sus amigos apostaban porque se acabarían acostando un día de esto y ese odio se sustituyera por secciones de cama.

Blue, que era la más inocente, no pensaba en ello.

—¿De que habláis? —preguntó Blue, con su cabello pelirrojo peinado a un lado y sus pecas.

La joven Faith con su hermosa sonrisa, la miró feliz, acercándose a Blue y poniendo su brazo tras su espalda, poniendo nerviosa y sonrojada a Blue por ese gesto. Cosa que Zoe se percató de algo que desconocía.

—De que me dejaría hacer cualquier postura del Kama Sutra por Zoe —contestó Faith, incomodando a Blue y mirando hacia otro lado.

—Vaya, que conversación más interesante —susurró Blue.

—Ay, mi amor. No me seas así —dijo Faith, dándole un beso en la mejilla de Blue y consiguiendo que se pusiera roja por completo.

Ahí se dio de cuenta solo Zoe se lo que le ocurría a Blue con Faith. Y sonrió dulcemente.

—Mi hermana no ha tenido novio, déjala —contestó Izan, mirando su móvil.

—Puedo presentarte a un amigo. ¿Te gustaría? —cuestionó Faith, mirándola a los ojos y Blue trató de buscar ayuda en su hermano, pero este no conocía el secreto de ella.

Pero Zoe la ayudó.

—Faith —dijo Zoe, le guiñó un ojo a su mejor amiga y negó con la cabeza—. Estoy segura que ella está bien como está ahora.

Faith asintió, para luego alejarse lentamente de Blue, sin darse de cuenta de lo nerviosa que la ponía.

Blue le dio las gracias a Zoe por ese tema delicado que no quería hablar, todavía. Y todos se fueron despidiendo para irse a sus respectivos edificios para seguir estudiando sus carreras universitarias.

Blue y Zoe fueron las únicas, junto con un desaparecido Rhett, que estudiaban arquitectura juntos. Faith estudiaba derecho y Izan administración de empresas.

Zoe, con un rostro dulce que la describía, —exceptuando cuando estaba al lado de Rhett, que siempre la sacaba de sus casillas—, sabía algo de Blue que ninguno de su grupo se imaginaba. Aunque Blue no era una persona abierta, si ponías un poco de atención, no hacía falta ser muy inteligente para conocer que es lo que no le decía a nadie.

—Gracias por salvarme. No me gusta hablar de ese tema —susurró Blue, sentándose a su lado.

—No te preocupes, para eso estoy aquí. —Zoe sacó sus libros de arquitectura y los puso sobre la mesa. Miró la puerta para ver si llegaba Rhett a tiempo para el inicio de la clase y luego miró a su amiga—. Ya sabes que Faith le gusta hablar de sexo y tu hermano también. A mi no me importa, pero puedo entender que te sientas incómoda a veces.

En parte era eso también, pero no quería decirle el motivo principal. Por lo que calló unos segundos, antes de sentirse avergonzaba por hablar de ese tema libremente. Pero no confesó nada a su amiga Zoe.

—No es por eso...

Zoe le da todo el tiempo del mundo, pero puede entender que ella no quiera abrirse, no después de saber que su hermano, por ser homosexual, no era nada querido por su madre y siempre terminaban discutiendo. Blue, que estaba muy apegada a su madre, no podía ni imaginarse como estaría si lo descubriera.

Blue prefirió ahorrárselo, y entonces vino el alma de la fiesta.

—¡Buenos días, compañeros! —gritó Rhett con chulería, consiguiendo que varias jóvenes lo saludaran de vuelta con ojitos.

—Ahí está Rhett —contestó Blue.

—El que faltaba... —respondió una desganada Zoe y negó con la cabeza.

—¿Me echabas de menos, rubia? —cuestionó, sentándose tras ellas 2 y mirándola divertido a Zoe.

—Métete en tus asuntos, Rhett Denson.

Él sonrió por verla así y miró a su amiga Blue.

—Buenas, Blue.

La joven de 20 años la saludó y durante toda la clase, Zoe pudo sentir la mirada de Rhett tras ella, poniéndola de los nervios.

Era una relación complicada la que tenían, porque lejos de que no se llevaran bien, tenían los mismos amigos y salían siempre con ellos. Así que solían estar día a día, entre viéndose en el edificio y en clases, también fuera de la universidad, saliendo de fiesta con sus amigos.

De pronto, la joven recibió un mensaje desde su móvil y Rhett, acostumbrado a tener su vista en ella para descubrir con quien solía hablar tan a menudo, captó que la joven escribió rápidamente un mensaje.

Rhett sabía que solía tener mucho éxito con hombres y se extrañaba algunas cosas que ella hacía y que desconocía el secreto que escondía.

El joven trató de ver a quien le escribía, pero ella notó por el rabillo del ojo como Rhett estaba pendiente a su móvil y apagó la pantalla para ponerlo nuevamente en la mesa. Se giró para mirarlo y le dedicó una mirada llena de enfado, haciendo reír a Rhett.

Pero no tardaron en llegar más mensajes a su móvil y, cada vez que la pantalla se encendía, Rhett se levantaba de su asiento para ver si conseguía ver algo de esos mensajes y descubrir quien era ese hombre misterioso o mujer. Pero desde su sitio no conseguía leerlos.

Volviendo a sentarse en su sitio, comenzó a sospechar que es lo que escondía desde hacía tiempo y quiso descubrirlo, aunque la verdad fuera peligrosa.

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