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T R E C E | E N A M O R A D A 🎡

«Ambos sabíamos que lo de la otra noche no solo fue una noche. Había más»

Rhett.

Una joven pelirroja caminaba sola por el campus, centrada en su cámara, mirando la última foto que había sacado el día anterior y pensando en que zona podría sacar su próxima fotografía cuando empezara a caer el sol.

En secreto, solía sacar algunas fotos a sus amigos, sobre todo, a Faith y que esperaba que ella no lo supiera jamás.

Llevaba enamorada de su mejor amiga desde hacía mucho tiempo, incluso aún recordaba la tarde en la que había sentido un pinchazo en su corazón cuando supo que se había enamorado de Faith y lo mala que estuvo esos días siguientes por sentirse así. Muchos, cuando nos percatábamos de que estábamos enamorados, podíamos sentirnos de diferente forma y Blue estuvo dándole miles de vueltas en su cabeza todo ese tema. Ya hoy era diferente, pero hasta que no se lo dijese a Faith y a su madre, no estaría cien por cien feliz.

Blue tenía claro que no quería "salir del armario", sino ser ella misma sin tener que decirlo a los cuatro vientos. ¿Qué le importaba a los demás lo que ella le gustaba en privado? Lo que si le importaba era contárselo a sus mejores amigos, sobre todo tener el valor de decirle a Faith lo que sentía por ella y luego, hablarlo con su madre y esperar a que no reaccionara como lo había hecho con su hermano la otra vez.

Continuó con su camino, hasta que notó a alguien en su espalda que la asustó a más no poder.

—¡Bu! —gritó Faith, asustando a Blue.

El cuerpo atlético de la joven Faith se pegó al de la inocente Blue, que la hizo sonrojarse por esa cercanía que siempre la ponía nerviosa.

Blue empezó a sentir su corazón latiendo muy fuerte y no por el susto, precisamente. Al ver que Faith, la chica que le gustaba, estaba a su lado, sintiendo los pechos de Faith estrujándolos en la espalda de la pelirroja y como la abrazaba por detrás, eso no la ayudaba en nada a dejar su nerviosismo a un lado.

—Faith... —susurró la muchacha, tratando de alejarse un poco de Faith y susurró. —Me has asustado.

—Lo sé. —Colocó su mano sobre la piel desnuda de Blue de sus brazos y se pegó a la joven pelirroja—. ¿Cómo está Izan tras la resaca de ayer?

Ambas caminaron juntas, con Blue agarrando su cámara con demasiada violencia y con Faith rodeándola con su brazo.

Si supiera lo nerviosa que se encontraba Blue en ese instante por su cercanía...

—Bien, aunque prometió no volver a beber —susurró, negando al recordar que su hermano siempre decía lo mismo.

—Dudo que aguante mucho —contestó Faith miraba a Blue sonriente.

Y entonces, la mente de Blue le hizo jugar malas pasadas, no parando de pensar en que Faith se había ido con aquel chico. Y solo esperaba que no fuese así.

No supo que le pasó para hacerle aquella pregunta a Faith, pero deseó que no fuera así, que le diese una negativa y que ella tuviese alguna posibilidad con la joven de cabello rizado. Pero esa esperanza no habitaba en su cuerpo al saber que Faith solo le gustaban los hombres.

—¿Al final te fuiste con aquel hombre? —cuestionó con la voz temblorosa.

Faith elevó la ceja, preguntándose si a ella le había molestado que al final se hubiese besado con el chico que le iba a presentar y eligió bien sus palabras, para no molestarla.

—Si, espero que no te importase. Vi que no querías nada con él y bueno...

Blue bajó sus hombros, mal al saber eso y negó con la cabeza.

—Si, no te preocupes.

Entonces, la Faith que todos conocían, salió a la luz y no se guardó nada en su mente.

—Tiene un polvo increíble —respondió a una pregunta que Blue no le había hecho—. Me encantan los tímidos, aunque este esconde un lado irresistible en la cama. Me dejó sudando.

Blue arrugó su entrecejo, asintiendo y diciendo;

—Ya...

Faith, al escuchar el tono de voz de ella, supo que estaba molesta por "quitarle" al chico, pero lo cierto es que no era por eso. Y Faith ni se lo imaginaba.

—Perdón, sé que no te sientes cómoda hablando de sexo.

Blue negó para mirarla y decirle;

—No, no... No es eso. —Se tomó su tiempo antes de alejarse del brazo de Faith y esta arrugó su frente, sintiéndose mal.

—Blue, ¿pasa algo? —cuestionó. —Sabes que somos amigas, puedes contarme lo que sea.

Blue comenzó a caminar hacia su edificio, se giró para mirar a aquella chica de la que estaba enamorada en secreto para decirle;

—Esto, Faith. —Se señaló a sí misma y continuó. —Esto no puedo contártelo.

Blue se marchó, dejando sola a Faith, preocupada por su amiga.

🎡

Un joven Rhett, que acababa de llegar de correr tras el atardecer de Los Ángeles, abrió su puerta y miró al piso de Zoe, la cual aún no sabía nada de ella desde hacía casi 2 días.

Había hablado con Faith y Blue, quienes le habían dicho que ella les había escrito un mensaje y estaba tranquilo a medias. Pero al ver que ella lo había dejado en visto y no había respondido a sus mensajes, supo que algo iba mal. Quizás se arrepentía de aquella noche y no sabía como decírselo, o quizás estaba pasando por un momento bastante malo.

Quería ayudarla, que ella confiase en él a pesar de la enemistad que tenían, pero él sabía que se merecía eso, ya que no le había demostrado después de tantos años, ser alguien en quien pudiese confiar. Y no era porque no supiese guardar secretos, porque Rhett era un experto en guardar los secretos de Zoe, cuando ella se los contaba antes de aquel episodio, sino por la enemistad que se creó a raíz de ese episodio.

Entró en su piso, caminó hacia su nevera y sacó una botella de agua, bebiendo con rapidez, vaciando la botella en menos de 10 segundos.

Tiró la botella en el cubo de basura, reciclándolo, cuando escuchó unos pasos desde el pasillo, sabiendo que sus paredes eran de papel. Y luego se escuchó alguien sacando sus llaves, buscando la indicada para abrir la puerta.

Sabía, exactamente, por el toque de sus pies al pisar el suelo, que se trataba de Zoe. Salió al pasillo con rapidez, viendo a una Zoe de espaldas, tratando de abrir la puerta con torpeza.

No la vio muy bien, ya que estaba de espaldas a él, pero al verla algo encorvada, siendo algo extraño en ella, y los suspiros que escuchaba de ella, sabía que algo no iba a bien.

Él se acercó a ella, dándole espacio y la voz de Rhett, hizo que Zoe lo mirase.

—Zoe, tenemos... —Él frenó al verla mal, al ver su rostro hermoso triste, cansada y con los ojos algo rojos—. Joder, Zoe... ¿Qué ocurre?

Arrugó su frente y esperó a que ella le respondiera a la pregunta que había realizado lleno de angustia por verla de aquella manera.

—Es solo que estoy cansada del trabajo. —Negó con la cabeza, volvió a intentarlo con otra de sus muchas llaves, pero tampoco encajaba—. Quiero irme a descansar y ya mañana es otro día.

Parecía tan nerviosa, tan cansada, que apenas era capaz de encontrar la llave para abrir su puerta. Pero ahí estaba Rhett para ayudarla, sabiendo que llave era. La tomó en sus manos y luego abrió la puerta al girar la llave.

Dejó espacio para que ella pudiese entrar, pero no se movió.

—¿Cansada? Me lo creo si has pasado 2 días fuera de casa, pero tus lágrimas me dicen que hay algo más —susurró, tomando la barbilla de la joven para que lo mirase—. ¿Tu jefe te está haciendo la vida imposible? —cuestionó.

Y ella negó con naturalidad, como si fuese otro motivo que desconociera.

Arrugó su frente y se preocupó más por la joven, la cual se alejó de su agarre para entrar en su piso y quedarse ahí.

—No, Rhett —murmuró. —No es nada de eso.

Rhett analizó su rostro, lo angustiada que se veía y, aunque no dijese nada, su mirada parecía pedir ayuda a gritos. Quiso insistir toda la noche hasta que ella se lo contase, pero así no la ayudaba. Insistiendo no iba a ningún lado, pero si le demostraba que estaba a su lado y que podía confiar en él, ahí si que podía ayudarla y aunque ella no lo viera, seguiría ahí.

Tomó el dulce rostro de ella, suave y comenzó a rozar sus mejillas con la yema de sus pulgares. Los ojos de Rhett le dieron paz a aquella joven, que empezó a sentirse algo mejor por la cercanía de él y lo echó realmente de menos.

No supo si lo de la otra noche fue acertado, pero había sido una noche increíble para ella, llena de placer, sudor y mucho roce, pero no dejaba de verlo como alguien que fue su mejor amigo, en quien confiaba y ahora solo veía el odio de él cuando la miraba. Como si hubiese echo algo malo que jamás debía ser perdonada.

Quería saber que es lo que pasaba por la mente de ese joven, saber el motivo, pero no tenía ni la noche, ni la época para discutir con él. Estaba agotada, llena de problemas y solo quería meterse en su piso y no saber nada de nadie durante el resto de lo que quedaba de día.

Pero al ver aquellos ojos dulces de Rhett, los cuales no vio odio, sino le recordó a aquel amigo que tuvo en una época feliz de su vida, sintió mucha paz, la paz que él le daba con su simple presencia. Y casi se derrumba por sentir esa paz nuevamente.

Él la vio mal y se veía la preocupación de Rhett por Zoe.

—Cuéntamelo, Zoe —suplicó. —Estoy para lo que sea.

Ella se mordió el labio y cambió drásticamente de tema, como una forma de decirle que no siguiera por ese camino.

—Siento dejarte a la mañana siguiente, pero tuve que irme rápido. —Lo observó a los ojos, realmente arrepentida y continuó. —De verdad, solo estoy cansada y quiero irme a descansar.

Rhett respiró hondo y sabía cuando estaba el límite. No quería ser un pesado con ella, solo cuando estaba ella de buen humor, y esa noche era obvio que no lo estaba. Por lo que asintió y dejó de tocar las mejillas de ella, sintiendo la separación de él en seguida y deseó pedirle que no dejase de tocarla como él lo hacía.

—Vale —murmuró, apenado y no queriendo alejarse de ella, pero Zoe necesitaba su espacio y se lo estaba pidiendo—. ¿Podemos hablar mañana? —cuestionó.

La joven asintió con una pequeña sonrisa.

—Claro.

Ella fue a cerrar la puerta, cuando él la frenó, colocando la palma de su mano en dicha puerta.

—¿Quieres que te haga la cena? Créeme, soy buen cocinero gracias a mi madre.

Zoe sonrió, feliz de ver ese Rhett que tanto echaba de menos, pero negó con la cabeza, deseando estar sola en su piso.

—Confío en ello, pero solo quiero irme a la ducha y dormir.

—Vale... ¿Otro día?

Ella lo miró y asintió, con una pequeña sonrisa.

Pero, para la sorpresa de Zoe, Rhett se acercó a ella y le dio un dulce beso en su mejilla que sintió hasta en el interior de ella, como su corazón comenzaba a latir con mucha fuerza por ese inocente beso de Rhett.

Ella tragó saliva y luego Rhett se alejó, mirándola de una manera que ambos conocían.

—Descansa. Pero recuerda que mi piso está a apenas un metro del tuyo.

La estaba invitando a que, si necesitaba algo, fuera hacia él.

Él entró en su casa, no sin antes ver como ella cerraba la puerta y se empiezó a preocuparse por ella.

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