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C U A T R O | P L A Y A 🎡

«Echaba de menos al Rhett que conocí de pequeña, al que no me odiaba»

Zoe.

—¿Tu has entendido algo de la clase de hoy? —le preguntó Blue a Zoe, la cual tenía varias cosas que hacer a partir de las 9 de la noche y no paraba de darle vueltas a ese tema.

Al escuchar a su amiga, la miró y cuestionó;

—¿Quieres que te ayude en este tema, Blue?

La joven asintió.

—Si, por favor.

Zoe asintió y volvió otra vez a recordar lo que haría esa noche y su desgana aumentó, deseando no tener ese secreto ha nadie. Pero ahí estaba su compañero, vecino y ex amigo, Rhett, para molestarla cuando menos podía defenderse cuando pensaba en sus problemas.

—No te fíes mucho de Zoe, tiene la costumbre de aparecer en sitios insospechados.

Rhett era un jugador de baloncesto, por lo siguiente era mucho más alto que todo el círculo de amigos, pero Zoe también era bastante alta por la genética de su padre, también rubio y guapo, pero Rhett le sacaba una cabeza a la joven a pesar de ello.

Rhett se percató de lo que acababa de decir, al recordar nuevamente su sueño erótico con la joven y carraspeó, sabiendo que había metido la pata.

—¿Qué? Yo no hago eso —susurró la muchacha, con una voz apagada.

Rhett arrugó su frente, porque lejos de que no se llevasen bien, la conocía y conocía muy bien todos sus tonos de voz. Y ese tono era cuando no se encontraba bien y se preguntó si algo tenía que ver por los mensajes recibidos en clase.

Sintió preocupación por la joven y quiso hablar con ella, pero a la vez recordaba que ella se había portado mal con él cuando hace años. Por lo que se mordió la lengua.

—Olvida que lo he dicho.

Zoe negó con la cabeza y volvió su mirada hacia un punto fijo mientras Blue hablaba con Rhett y, este último, miraba a una Zoe bastante perdida en su mundo. Y odió verla así, lejos de las malas vibras que habían entre ellos, por un motivo que solo Rhett sabía.

Rhett era injusto con Zoe desde aquel día, pero ambos desconocían los hechos completos, tanto él, como ella. Y si un día hablasen, quizás conocieran que era lo que realmente había sucedido aquel día.

El cerebro tenía por costumbre que, cuando presenciábamos algo, pero habían cosas que no lo veíamos del todo, el cerebro las imaginaba para llenar esos vacíos que había dejado. De ahí a que tuviésemos siempre imágenes o recuerdos bien diferentes a como realmente lo habíamos vivido. El cerebro tenía esa mala costumbre de hacernos creer algo que no habíamos presenciado, solo para no tener espacios en blanco.

Y ese era el caso de ambos de aquel día, que no fue agradable para ninguno de los 2, más para uno que para el otro.

Los 3, una vez fuera del campus, se reunieron con Izan y Faith, proponiendo Izan una salida grupal de las que ninguno solía negarse, o casi ninguno, ya que Zoe a veces solía suspender su salida con ellos por temas privados que ninguno conocía.

—Podemos ir a la playa esta tarde —propuso Izan.

—Me parece una idea genial —dijo Faith, enganchándose del brazo de Zoe, para llamar su atención al verla tan despistada en sus problemas—. Oye, Izan, podrías invitar a esos amigos que conocimos en la fiesta de Ashley.

Izan suspiró para contestar;

—Oh, me da que no podrán venir; se fueron de viaje.

Rhett, callado y observando lo mal que estaba Zoe, deseó tragarse su orgullo para hablar con ella. Para saber si estaba metida en problemas y poder ayudarla. Pero entre lo del pasado y que Zoe no era nada abierta con nadie, sabía que iban a terminar igual después de esa pregunta, por lo que decidió no hacérsela.

Zoe, volviendo a la realidad, miró a Rhett, que lo pilló mirándola y este dejó de hacerlo con rapidez.

La joven, sabiendo que Rhett no bebía motu proprio y por temas del pasado y tampoco Blue, habló;

—Traeré refrescos para los que no beban —dijo ella.

Todos se despidieron.

Blue e Izan se fueron juntos. Faith se marchó con un joven que llevaba hablando con él desde hacía unos días y Rhett y Zoe también se fueron juntos porque vivían en el mismo edificio.

Zoe vio extraño a Rhett después de la conversación que tuvieron todos sus amigos y, cuando Zoe se acercó a Rhett, deseando preguntarle el motivo real del porqué él había cambiado con ella, se recordó que ya lo había hecho en otras ocasiones y él nunca quiso decirle el motivo.

Estaba dispuesta a intentarlo por tercera vez. Habían pasado casi 10 años y echaba de menos a aquel amigo que tuvo en su pasado, al que se acercaba a ella a pesar de que era motivo de burlas, con el que siempre salía y estaban unidos. Por no hablar de la amistad que tenían sus padres con los de él, ya que siempre habían sido amigos y luego sus hijos se llevaban bien... Hasta aquello.

—¿Siguiéndome, rubia? —preguntó Rhett, viéndola como caminaba a su lado.

La joven se quedó callada y, cuando trató de decirle aquella pregunta, calló y decidió no hacérsela, arrepentida y porque ya sabía como él se iba a comportar. Negó con la cabeza.

Él frenó y sabía que ella quería decirle algo.

—Te conozco, Zoe. Suéltalo.

Zoe silenció, mirando a ese chico todo lo que había cambiado en años y, nostálgica, contestó;

—No es nada que sea importante para ti.

Y se marchó, dejándolo solo y dudoso por esa respuesta.

🎡

Un joven de 24 años, se preparaba para irse a la playa con sus amigos. Estaba en la intimidad de su piso, a unos metros de lejanía de esa chica, la cual era su enemiga y que cuanto menos pensara en ella, mejor por motivos que él ya sabía.

Se colocaba un suéter ancho que apenas cubría su musculoso torso y dejaba sus fuertes brazos a la vista de todos. Se había colocado unos pantalones veraniegos, unas zapatillas y luego unas gafas de sol.

Tras verse bien, salió de su piso y al ver que ella aún no habría salido, se quedó unos segundos pensando si sería lo correctos y de nuevo, aquel sueño erótico volvió a su mente. Se sacudió la cabeza para no pensar en ella de esa manera.

La esperó fuera del pasillo y, cuando ella abrió la puerta con su ropa de playa, tan bella como siempre y una cesta llena de comida y bebidas no alcohólicas, él la miró y supo que Zoe lo conocía muy bien. Todavía se preguntaba como podía conocerlo tanto después de lo que le había hecho ella a él, pero decidió no recordar aquella escena para no enfadarse más con ella.

—¿Esperándome? —preguntó una divertida Zoe, que llevaba una máscara puesta la gran mayoría del tiempo para que nadie le preguntase que le ocurría, porque estaba triste.

Frente a los demás sonreía, pero en la intimidad era la persona era solo lágrimas y tristeza.

Rhett no se percató de esa tristeza en ese momento, porque ella sabía fingir muy bien que estaba bien, que tenía un buen día. Lo notaba por pequeños gestos de su rostro cuando no se encontraba bien, pero esa tarde, frente a frente y con la vecina mirándolos tras la puerta, no lo notó. Sonreía y parecía llena de energía para ver a sus amigos... Pero no era así, no tenía energías y no sonreía de verdad.

—Me aseguraba de que no te escapases como otras veces —le recordó, como en otras ocasiones en otras salidas con sus amigos.

Zoe se sintió mal por ello y deseó volver atrás en el tiempo para hacer algunas cosas bien en su pasado. Pero los problemas debían de solucionarse de otra manera, en el presente.

La cesta comenzó a pesarle y él, enfadado consigo mismo porque no quería ser tan amable con alguien que le había hecho daño, apretó la mandíbula y preguntó;

—¿Por qué me traes estas cosas? Sabes que no son necesarias.

—No seas egocéntrico, no son solo para ti. La comida es para nuestros amigos y las bebidas es también para Blue, no solo para ti... —contestó enfadada y Rhett asintió, mordiéndose la lengua porque era cierto lo que decía. —Gilipollas.

Rhett trató de sonreír por esa última palabra que le había dicho, pero negó con la cabeza y luego, mirando hacia el techo, dijo;

—Anda, trae.

Le quitó la cesta de las manos, tomándolo con una sola y bajando las escaleras él primero, a pesar de las quejas de ella. En menos minutos de lo pensado, gracias a las largas piernas que poseía Rhett, salieron uno tras otro del edificio, con sus amigos ya esperándolos en el coche.

Los 2 hermanos se encontraban en los asientos delanteros, con un coche antiguo, pero bien cuidado, mientras que Faith los esperaba desde fuera.

—¡Aquí está la pareja del año! —gritó ella, aplaudiéndolos al salir.

Y, teniendo esa conexión que siempre tendrían a pesar del odio que se tenían, —más bien uno de ellos—, dijeron al unísono.

—No digas tonterías. —Tanto Zoe como Rhett se miraron al ver que últimamente solían contestar algunas cosas al mismo tiempo y se extrañaron que pensaran casi lo mismo en algunas ocasiones.

—Vaya... Así empezaron Castle y Beckett —respondió un Izan divertido en el asiento del conductor.

Ellos negaron cualquier cosa de esa y Rhett dejó la cesta en el maletero del coche, junto con las demás bolsas. Entonces, cuando él abrió la puerta, rápidamente se sentó él primero y no moverse de ahí, para fastidiarla. La miró sentado y luego le sacó la lengua para bromear un poco con ella. Zoe elevó la ceja y le mostró, con poca delicadeza, su dedo corazón.

—Anda, hijos, que mamá se va a enfadar —dijo Faith, esperando a que Zoe llegase a su lado y se sentase en el centro—. Siéntate en el centro, Zoe.

Zoe odiaba el centro, porque se sentía como un sándwich y más si estaba Rhett en uno de esos lados para hacerle más presión. Suspiró, mirando a Faith, pero ella sabía que algún día ellos caerían en las redes del amor o esa era la esperanza que tenía. Y si no era así, que algún día volviesen a llevarse bien. Apostaba por ellos y seguiría haciéndolo.

En efecto, cuando Zoe se sentó en el centro, el aroma, la cercanía de piel contra piel de Rhett y el brazo musculoso de él que estaba pegado a su brazo, la incomodó por algo que sentía por él en secreto desde hacía un tiempo.

Rhett, en cambio, tratando de no tocarla nada, aunque el espacio del coche no le daba esa opción, observó la ventana para ver las increíbles vistas de Los Ángeles por la tarde, con aquel cielo naranja y aquellas palmeras que recorrían toda la ciudad.

Llegaron a la playa, buscaron un sitio y todos comenzaron a quitarse la ropa para quedarse en bañador. Mientras Zoe y Faith optaban por quedarse en bikini, Blue optó por quedarse en bañador para no enseñar demasiado y más cuando estaba cerca de Faith, que no la ayudaba a verla en ese bikini.

Mientras, Zoe se quedó mirando a Rhett, quien se quitaba el suéter con aquella manera que ya le había visto hacerlo después de un partido de baloncesto. Tragó saliva, nerviosa y en silencio mientras miraba el torso desnudo, con aquellos hombros tan anchos de encestar canastas y siendo tan irresistible como lo había sido siempre, más ahora. Apretó la mandíbula, notándose caliente y no era por el ambiente en aquella playa, pero parecía que el aire se le iba al verle así, vulnerable sin ropa y esas ganas que le tenía a Rhett desde hacía un tiempo, no la ayudaron para nada.

Pero cuando bajó a esos abdominales que él tenía, volvió a ver aquella cicatriz y recordó lo que él sufrió y lo que ella sufrió con él, a pesar de que Rhett jamás lo sabría.

Negó con la cabeza y miró hacia otro lado, para ahora sí, quitarse la camiseta ella y ahora ser Rhett quien la estuviese observando desde su posición. Y no le ayudó en nada para poder olvidar aquella pesadilla que tuvo, no lo ayudó para nada. Embobado, la observó en silencio como se quedaba en bikini y observaba aquellas hermosas curvas de su cuerpo y que recordaba tener sus manos en cada rincón de ella en su sueño. Sus pechos, redondos y voluminosos como montañas, fueron sin duda una de las mayores incógnitas para él, que deseó verla sin ese sujetador en ese momento para descubrir como eran sus pezones sin esa barrera. Y cuando ella se giró, fue peor para él y para su intranquilo miembro al ver el trasero de ella, perfecto y redondo que podrían agarrar sus grandes manos y estrujar sus nalgas mientras se lo hacía lentamente en los asientos traseros de su coche.

Negó con la cabeza y se alejó del grupo para darse un buen baño con el agua algo fría.

La joven Zoe se puso crema solar, olvidando por un breve momento sus problemas y su mejor amiga Faith se acercó a ella.

—Adoro esta playa —susurró. —Vistas increíbles, personas agradables y hombres bien deliciosos.

Señaló con la cabeza uno que parecía sacado de una película y la joven Zoe le dijo;

—Céntrate, Faith.

Su amiga, preocupándose por Zoe, cuestionó;

—¿Ya te ha dicho porqué ha cambiado contigo?

Ella negó.

—Solo se lo pregunté 2 veces y en ninguna me dio una respuesta. —Triste, mirando como Rhett nadaba solo en aquella playa, continuó. —Rhett y yo somos una causa perdida.

Muy a su pesar, sintió un fuerte dolor en el pecho de tan solo pensarlo y Faith negó por ello.

—¿Sabes si pasó algo que quizás le hiciste y no te diste de cuenta? Alguna vez las personas podemos hacerles daño a otras sin saberlo. Me ha pasado... —susurró tristemente y Zoe dejó la crema solar, mientras su amiga la ayudaba a extendérsela por la espalda.

—Eso le pregunté y no me contestó. No sé si fue algo mío o es que era el destino.

Zoe trató de hacer memoria en esa semana, cuando él cambió de la noche a la mañana, pero no hubo nada que quisiera recordar y menos recordó algo que le pudiese hacer daño. Esa semana no fue agradable para ella y podría decirse que su cerebro, a modo de protección, olvidó ciertas cosas de aquellos días. Quizás fue ahí cuando le hizo daño a Rhett sin saberlo.

—Yo no creo que seáis un caso perdido. Solo deben sentarse a hablar —contestó Faith.

—Pero si uno de los 2 no quiere... De nada sirve.

Faith asintió ante la respuesta de su mejor amiga y decidieron dejar aquel tema de una vez por todas, principalmente, porque Zoe no quería estar pensando en cosas erróneas que había hecho en su vida porque ya tenía suficiente con sus errores... Y pensar que ella había cometido un error con Rhett, le dolía mucho más que cualquier otro error.

Esa tarde pasaron un rato increíble, divirtiéndose, nadando en el agua, mojándose y bailando aquel grupo de amigos. Incluso, en un momento de felicidad, todos se sacaron una foto, con los 2 hermanos juntos, Faith en el centro y Zoe y Rhett al otro extremo. Parecieron olvidarse de sus problemas por un rato y se divirtieron por completo.

Cuando ya el sol comenzaba a caer y a dejar unas vistas increíbles del atardecer, se sentaron en la arena, tomando la comida que había traído Zoe y algunos bebiendo alcohol, menos Blue, Rhett y Zoe. Quien esta última le entregó un zumo a Blue y luego llenó otro vaso para ella y para él. Se acercó, con aquel vaso de plástico a Rhett y este la miró con su frente arrugada.

Zoe se sentó a su lado y él negó con la cabeza ante ese vaso.

—No quiero.

Zoe, tras el esfuerzo que supuso ese gesto y sabiendo que él haría eso, asintió y colocó el vaso en la arena, por si él quería que lo tomase cuando se marchase.

Se levantó de su lado para hablar con los otros miembros del grupo y él se quedó solo, callado, como solía ser a veces. Miró el vaso que tenía a su lado y, tras tanto meditarlo, lo tomó, mirando a Zoe unos segundos y preguntándose porque se comportaba con él de aquella manera siempre después de lo que había ocurrido.

Rhett sabía que ella no sabía porque estaba así y eso lo enfadaba aún más, el que no se hubiese percatado que es lo que ella le había hecho. Porque si ella lo supiera y se hubiese disculpado, quizás él no estaría así con ella, pero el caso es que a veces hacíamos daño sin saberlo y podíamos dejar un gran daño a alguien por ese motivo.

Quizás para algunos dirían que exageraba, pero había que estar ahí y saber que había pasado ese día, vivirlo y luego juzgar. Era fácil juzgar detrás de una lupa, pero cuando estabas siendo señalado por esa lupa, las cosas se veían muy distintas.

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