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C U A R E N T A Y U N O | E X P R E S A R S E 🎡


«Cuando los miré a los ojos, no podía ocultarlo más»

Zoe.

Fueron pasando los días y las clases ya habían acabado. Con ello, la despedida en el aeropuerto de aquellos 6 amigos fue bastante larga e intensa, ya que Rhett y Zoe se iban juntos en el mismo avión para ir a su pueblo, donde se criaron, donde se conocieron y donde vivieron muchas experiencias, tanto buena como malas.

Aunque solo sería ese verano, 2 meses y medio, todos esos amigos echarían de menos a sus amigos y ya deseaban volver a verlos ha pesar de haber pasado unas horas.

Faith era la más afectada que, aunque la vería por video llamada a su mejor amiga, no sería lo mismo, y se sentía mal por ver que Zoe no contó con ella para decirle aquel secreto. No paraba de recordar la tarde que Zoe le iba a contar algo y ella tuvo que marcharse. Se sentía mal y era su mejor amiga. No paraba de pensar en ello y desde el cuarto de Blue, la cual estaba a su lado en ese momento, estaba metida en su mundo.

Por ello, Blue le preguntó;

—¿Estás así por lo de Zoe?

Aunque Zoe ya había hablado con sus amigos sobre lo ocurrido, los cuales no les importaba lo que hubiese hecho, Faith no paraba de pensar en la de veces que ella debió sufrir en silencio.

—Es mi mejor amiga, mi hermana... Y no sabía todo lo que ha vivido en silencio. Una vez trató de decírmelo, pero tenía prisa —susurró.

Blue arrugó su frente, colocando su mano sobre la de la joven y contestó;

—Faith, ella no lo quiso contar por miedo.

Faith asintió, sabiéndolo. La de veces que ella le dijo que estaría ahí cuando la necesitase, pero imaginarse todo lo que ha tenido que vivir hasta llegar a ese punto...

—Lo sé. Seguramente se irá de esa universidad... Yo también lo haría —murmuró Faith, sabiendo que lo que ha vivido Zoe ha sido muy duro en esa semana.

Aunque la policía ya hubiese tomado cartas en el asunto, aquel hombre que subió el video no iba a pagar nada por ello. Pero sí ya había casi desaparecido aquel video y todos los que lo compartiesen iban a cometer un delito contra la privacidad.

Pero como pensaba Faith, la gente no olvidaba fácilmente algo como eso y Zoe se sentía fuera de lugar en ese sitio, a pesar de que deseara continuar con sus estudios ahí. Pero ella misma sabía que a veces era mejor irse y buscar un lugar mejor y Zoe podría encontrar una universidad mucho mejor, muy buena, y menos costosa.

Aunque Faith siempre la apoyaría, no paraba de pensar en lo vacío que se sentiría esa universidad después de Zoe, en que tendría una relación a distancia con su mejor amiga y no era feliz estudiando derecho, porque Faith deseaba irse a una universidad de arte y empezar de cero.

Sabía que esa decisión iba a ser difícil, alejarse de sus amigos, de su novia. Pero o era tu futuro o seguir infeliz en tu presente por una carrera que jamás te llenaría.

—Ella nunca va a estar sola y tu tampoco —contestó Blue.

Fue en ese instante, en el que Faith miró a la joven Blue y le echó un mechón de pelo tras su ojera, viéndola más hermosa que nunca.

—Mi padre y yo nunca hemos tenido una buena relación... Sobre todo, menos después de la muerte de mi madre —murmuró.

Y lo que solo sabía su mejor amiga Zoe, ahora se lo iba a contar a Blue, porque quería hacerlo y no quería tener secretos con esa chica. Podía confiar en ella y, ambas, mirándose, Faith confesó;

—Una vez, después de fallecer mi madre, a los pocos meses, mi padre y yo discutimos en el coche —inició aquel recuerdo que tanto le dolía—. No recuerdo el motivo, sé que fue una estupidez. Un padre y una hija discutiendo... —susurró, recordando como si fuese ayer aquel horrible día—. Él no miró la carretera y estaba lleno de neblina, cuando quiso darse cuenta, un ciervo se había puesto frente a la carretera y mi padre lo esquivó rápidamente, pero el coche dio varias vueltas. No nos pasó casi nada, quizás algún rasguño y el ciervo se marchó rápidamente, no le había pasado nada... —murmuró Faith, recordando todavía aquel momento, aquel momento de terror por el que creyó que moriría todo por una discusión sin sentido con su padre y meses después de perder a su madre, a su más—. Pero ese susto sigue dentro de mí, y aunque lo ignore, aunque finja que esté bien, todavía cuando me subo a un coche, siento esas vueltas, ese terror que viví, ese miedo a no volver a salir de aquel coche...

Blue limpió las lágrimas de Faith con sus pulgares, y odiando verla así, susurró;

—Lo siento mucho.

Faith negó con la cabeza y, al mirarla, dijo;

—Gracias por escucharme.

Blue sonrió dulcemente y la besó con amor.

🎡

2 jóvenes, algo morenos por el sol de Los Ángeles, se bajaron del avión para entrar al aeropuerto, donde se habían criado, donde habían vivido toda su adolescencia y donde se habían conocido.

Ambos iban de la mano y uno de los 2 estaba completamente nerviosa por ver a sus padres, en parte porque quería hablar con ellos y otra inmensa parte porque quería abrazarlos como nunca antes lo había hecho, tras haberlos echado de menos como nunca.

Rhett estuvo a su lado, mientras arrastraban las maletas que utilizarían para ese verano en la casa de sus padres, cuando Zoe vio de lejos a un hombre alto, rubio con algunas canas, atractivo y deseoso de encontrar a su hija. Cuando su padre visualizó a su hija, su sonrisa fue inmensa y esperó a que pasara el corte del aeropuerto para ir a buscarla.

Zoe se alejó de su novio para soltar la maleta y correr hacia su padre, saltando para abrazarlo y Mike, su padre, la abrazó con fuerza, sujetándola en el aire mientras cerraba los ojos por volver a abrazar a su hija después de tantos meses sin verla.

Zoe respiró con fuerza, al sentirse segura entre los brazos de su padre, cuando empezó a llorar en el hombro de él, habiéndolo echado mucho de menos y tras haberlo pasado muy mal todo ese tiempo, sobre todo, aquel último año.

Rhett se acercó a ellos, dejándoles espacio y sonriendo por ver a Zoe emocionada.

—Mi vida... Cuanto te he echado de menos —susurró Mike mientras la bajaba y su hija no quería alejarse de su padre.

Lejos de que fuese mucho más mayor que la última vez que lo abrazó, se sintió como una niña, feliz y quiso sentirse así siempre.

—Papá...

Él la acarició en el cabello, dejando que se expresara, hasta que vio a Rhett en su campo de visión. Y, por la mirada que tenía Rhett, sobre todo, conociéndolo y sabiendo que ese chico llevaba enamorado de su pequeña desde hacía mucho tiempo, lejos de que fingiera que no se llevaba bien con ella por cualquier motivo que fuese.

Y, nada más ver como su hija miró a ese chico, Mike supo que Rhett debía de ser el novio de su hija.

Mike carraspeó después de que su hija se separase de él, y miró a Rhett, elevando la ceja.

Rhett se tensó.

—Denson.

Rhett, nervioso, tosió.

—Señor Lauper...

Sabiendo que Rhett se quedará en la casa de ellos, hasta que los padres de él vuelvan de la gira de la última novela que había escrito la madre de Rhett y estaba en una firma de libros en Nueva York.

Durante el viaje en coche, Rhett podía sentir la fulminante mirada del padre de Zoe, ya que se había sentado en la parte trasera del coche de Mike, mientras que Zoe se sentó en el asiento del copiloto. Y Rhett podía ver la mirada de Mike desde el espejo retrovisor.

Más de una vez trató de colocarse el cuello del suéter que, a pesar de no ser muy ajustado, parecía empezar a apretarle.

Mike, mientras, sonreía por la reacción de Rhett.

Llegaron a aquel pueblo hermoso, lleno de zonas verdes, cuando Mike aparcó el coche, salió su mujer, Abby, vestida todavía de ejecutiva tras llegar pronto del trabajo ese día y, cuando su hija se bajó del coche, su madre fue a abrazarla con amor, dándole muchos besos en su rostro.

—Mamá... Te quiero mucho —susurró Zoe, con lágrimas en sus ojos.

Rhett trató de ayudar a Mike a bajar las maletas.

—Yo también te quiero, cariño —dijo Abby.

Entonces, vio a Rhett acercándose a ellos y sonrió por ver que ya habían solucionado sus problemas.

Más porque su hija le había dicho por teléfono que ahora eran pareja.

—Rhett, ¿cómo estás? —preguntó cariñosa la mujer.

Y este le respondió positivamente, mientras Abby miró a su marido y trató de persuadirlo para que tratase mejor al novio de su hija. Lo conocía tan bien que sabía que estaba haciendo una de sus famosas miradas para tratar de ser serio con Rhett.

Hablaron y Rhett iba a quedarse en la habitación de invitados, que normalmente utilizaban para guardar cosas de la casa, pero lo habían recogido para que él pudiese quedarse. Idea de Mike para que no estuviese en la misma habitación que su hija.

Entonces, el hermano pequeño de Zoe, Ansel, apareció, siendo una perfecta mezcla de su madre y su padre, rubio y con unos hermosos ojos marrones, con unas gafas graduadas.

Se acercó a su hermana, quedándose quieto mirándola y, lo que parecía que ninguno de los 2 hermanos iba a abrazarse, fue idea de Zoe abrazarlo con mucho cariño, ya que Ansel no era de abrazar a nadie ya que no le gustaba mucho el contacto humano.

—Renacuajo, jamás pensé que te echaría de menos.

Ansel hizo una pequeña mueca con la boca y sonrió, feliz de volver a ver a su hermana en esa casa.

—Bueno, he de admitir que yo también te he echado de menos.

🎡

Todos, esa noche en esa casa, se encontraban cenando en el comedor. Mike y Abby estaban a los lados de la mesa, mientras que Rhett y Zoe se encontraban sentados juntos en los laterales, y por el otro lado, Ansel estaba cómodamente con su espacio con una silla vacía a su lado.

Habían charlado, contado las experiencias y como era Los Ángeles para vivir, mientras que Ansel estaba concentrado en comer sin hablar demasiado. Era un chico reservado y era feliz así, aunque su mente estuviese pendiente a una joven de su clase.

Cuando acabaron de cenar, Ansel dijo;

—He quedado con Manu. Así que voy a ir saliendo.

Se acercó a su madre para darle un beso en su mejilla y luego poder marcharse, despidiéndose de su familia.

—Ten cuidado, cariño —dijo Abby.

Mientras que Mike le sonreía a su hijo, guiñándole un ojo para que disfrutase de la noche.

Después, colocando su mano sobre la de su mujer, la cual estaba apoyada sobre la mesa, le dedicó una mirada tan dulce, tan ellos, que Zoe sonrió feliz de verlos así de unidos.

Entonces, Mike miró a Rhett, haciendo que se tensara, mientras que Abby hablaba con su hija.

—Bueno, entonces... ¿Ya se llevan bien? —cuestionó Mike, haciéndose el nuevo.

Su mujer ya le había contado que Zoe estaba saliendo con Rhett, por eso era que ya sabía la sorpresa. Y por eso se comportaba así con el novio de su hija.

—Si —contestó Zoe.

—¿Y el motivo es...? —preguntó con sutileza, mientras que su mujer le daba una fuerte patada en su pierna, haciendo que se quejase.

—Mike, cállate un poco.

Entonces, para responderle a su mujer, contestó con esa mirada tan suya;

—Ya sabes como callarme, nena.

Zoe carraspeó al ver a sus padres haciendo ese número.

—Preferiría no ver eso, gracias.

Abby le dedicó una mirada de "hablamos después en el cuarto" y miró a su hija.

—Hemos empezado a salir hace poco —respondió Zoe.

—Me alegro mucho por ustedes —contestó Mike—. Y sobre todo que hayan solucionado vuestros problemas.

Todos se levantaron de la mesa. Zoe y su padre recogieron los platos, mientras que Rhett y Abby limpiaban la mesa del comedor para luego dirigirse al pequeño salón que estaba conectado con la cocina.

Ambos, yerno y suegra, hablaban animadamente, sobre todo, preguntándole por su hija como se encontraba esos últimos días y Rhett le respondía, sin entrar en detalles.

Entonces, Zoe desde la cocina, se empezaba a encontrar nerviosa, como cuando querías contarle algo a alguien y no sabías ni por donde empezar. Ese nerviosismo que se juntaba en tu estómago y el pecho y te hacía ponerte mucho más nerviosa que nunca.

Apenas podía respirar de los nervios, cuando su padre, conociéndola como no lo hacía nadie más, la miró y le preguntó;

—¿Y en Los Ángeles? ¿Todo bien?

Zoe tragó costosamente y asintió.

—Si, muy bien...

Dejó de fregar los platos para colocar su mano sobre la de su hija.

—Zoe, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. Te hemos estado viendo mal este tiempo, sobre todo estos meses y tanto tu madre como yo estamos muy preocupados por ti —respondió.

Entonces, cuando acabaron, se unieron al salón con Abby y Rhett, sentándose Zoe al lado de su novio y Mike al lado de su mujer.

Y Zoe vio a sus padres frente a frente, cerca de ella, y sabía que era ahora o nunca.

Respiró nerviosa y dijo;

—Es... difícil de contar.

Entonces, Mike y Abby se preocuparon bastante por su hija.

Mike se acercó a ella, sentándose a su lado y susurró;

—Podrá ser difícil, pero ahí estaremos, a tu lado.

Zoe miró a su madre, que le sonrió con cariño, cuando respiró fuertemente y lo soltó. Simplemente, lo dejó ir;

—Hace 2 años, cuando... Cuando íbamos a empezar la universidad, hubo un fallo administrativo el cual me hicieron perder la beca —comenzó y dejó de hablar para ver la reacción de sus padres.

Mike, arrugando su frente, preguntó;

—¿Perdiste la beca por un fallo administrativo? Zoe, ¿has estado pasando mal momento por eso? ¿Por qué no nos lo dijiste? —preguntó su padre.

—Eso no es lo peor.

Abby, nerviosa, arrugó su frente con el corazón latiéndole bastante fuerte.

Zoe miró a Rhett, quien le daba cariño desde su lado.

—Tenía una amiga ahí que me habló de un trabajo... Yo no sabía que hacer, ustedes no pueden pagarme esa universidad y tampoco quería pedirles dinero, me daba vergüenza y simplemente, no lo conté para no molestarles.

Abby negó con la cabeza y expresó;

—Nunca nos molestas. Eres nuestra hija, Zoe.

—¿Qué pasó? ¿De que trabajo hablas? —preguntó Mike.

Entonces, lo más difícil, costó bastante para que pudiese salir, para poder contarlo en voz alta.

—He... He estado siendo... Me vais a odiar. —Empezó a llorar.

Abby se acercó a ella, pidiéndole permiso a Rhett para que la dejase sentarse a su lado y abrazó a su hija.

—No te vamos a odiar por nada en el mundo, Zoe.

Miró a sus padres y luego a Rhett, quien asentía para que se lo contase y, cuando lo dijo, parecía que algo en el ambiente había cambiado.

—He sido estos últimos 2 años mujer de compañía.

Mike se quedó petrificado, Abby sin habla y Rhett pudo sentir como empezaba el apocalipsis.

Ella deseó salir de ahí por la mirada de sus padres y respiró con profundidad. Notó como el peso de su padre en el sofá dejaba de estar y se levantaba de su lado para caminar por el salón, con la mano en la boca.

Se le veía enfadado, bastante, tanto que hasta Rhett deseó poder levantarse del sillón en el que estaba sentado, pero no quería dejarla sola.

Se giró, en cuanto pudo recobrar el habla y preguntó;

—¿Mi hija ha estado trabajando de eso para pagar sus estudios cuando ha tenido a sus padres siempre?

Zoe, con lágrimas en sus ojos, susurró;

—Papá...

—Mike, para —dijo Abby sin dejar de acariciar los hombros de su hija.

—Rhett, sube al cuarto de invitados —habló Mike, sin mirar a ese joven.

—Quiero quedarme aquí con ella.

Mike se giró para mirarlo y la mirada que le dedicó, lo heló por completo.

—Ve, Rhett —murmuró Zoe.

Rhett, tras un buen rato y sabiendo que eso era una conversación de ellos solamente, se levantó y los dejó a solas, subiendo las escaleras para quedarse en la parte de arriba, sin entrar al cuarto.

Zoe miró a su padre, sintiéndose mal, y arrepintiéndose por contárselo.

—Papá...

—No, Zoe. Somos una familia —contestó. —Te hemos visto mal todo este tiempo y hemos sufrido por ver que no nos decías nada. Pensábamos que era por la distancia, por eso fuimos a principio de año a verte a Los Ángeles unos días y resulta que has estado sufriendo sola, que has trabajado de esa mierda cuando podías haber hablado con nosotros.

Ella lloró más y Abby la acunó mientras le decía;

—Vale, lo que se a hecho, hecho está. No se puede borrar y Mike, siéntate —susurró tratando de que su marido no se pusiera así con su hija.

Pero había que meterse en la piel de ambos padres y saber que, ver a su hija de esa forma y descubrir el motivo, que era tan peligroso, era muy doloroso.

Mike, lejos de su enfado, era más la preocupación que tenía por su hija.

—Lo siento mucho, de verdad. Debí hablar con ustedes, decirles que ocurría... Y ahora, yo...

—Cuéntanoslo, cariño —susurró Abby.

—Lo he dejado, porque no quiero esto, pero ese hombre que me metió en eso me amenazó y sacó un video sexual mío con uno de... mis clientes... Y toda la universidad lo ha visto y ya no sé que hacer.

Mike se sintió impotente y de todos los escenarios trágicos que existían, empezaron a rondarle por la cabeza al escuchar sobre lo de ese maldito vídeo.

Zoe miró a su padre una vez más, y sin parar de llorar, musitó;

—Lo siento, de verdad...

Él, que no podía ver a su hija así, se arrodilló frente a ella y colocó sus manos sobre las mejillas de su pequeña, limpiándole las lágrimas que caían como cascada y comenzó a hablar con más calma;

—Mírame, mi vida. —Eso hizo Zoe—. No te voy a mentir, estoy enfadado, no por lo que has estado haciendo, sino por no contar con nosotros por lo que sea... Y sufriste mucho por no hablarlo. —Mike, al ver a su hija completamente destrozada, continuó. —Ya está, ya pasó... Hiciste ese trabajo para pagar la universidad y no pasarlo mal. Eres una luchadora, pero las luchadoras piden ayuda cuando más lo necesitan y ahora lo estás pidiendo. ¿Qué piensas? ¿Qué te vamos a odiar por eso? ¿A nuestra hija? ¿A lo que más amamos junto con Ansel? No... Estás equivocada, Zoe.

Zoe miró a sus padres, primero a Mike y luego a Abby, volviendo otra vez a tragar costosamente, sorprendida por el rumbo que tomaban las cosas y no ver como se enfadaban con ella por completo.

—Pero he hecho esto por dinero.

—Como he dicho, eso es pasado —susurró Mike—. Claro que no quiero que mi hija haya estado haciendo de dama de compañía. Eso puede ser peligroso, y los hombres cuando tratan con mujeres por dinero, no son nada considerados. No lo son de por sí en la vida diaria, bajo el poder del dinero mucho menos. El ser humano puede resultar cruel y despiadado... Pero somos tus padres y vamos a estar para lo que necesites.

Ella miró a su madre.

—No vas a estar sola jamás. Y ese video lo vamos a denunciar a la policía —contestó Abby.

—El director dijo que van a tomar represalias para el que lo comparta y ya está eliminado de las redes. Pero... No puedo seguir quedándome en esa universidad, no después de que media universidad me viese así... —Se avergonzó.

Mike negó repetidas veces.

—Primero hablaremos para conseguir esa beca y que no te la retiren y luego miraremos lo de la universidad. No te vas a quedar sin estudios, Zoe, si es lo que más quieres. Vas a estar acompañada en ese camino. Como si quieres seguir en Los Ángeles o irte a Nueva York o como si quieres salir del continente. Tómate estos meses de verano descansando, sin pensar en esos problemas —expuso su madre.

Y ella, feliz por ver la reacción de ellos, lejos de que se enfadasen, sonrió y murmuró;

—Gracias.

Ambos padres abrazaron a su hija y, después de un rato más hablando, Mike la acompañó a su cuarto, el cual se encontraba tal y como estaba cuando se marchó a la universidad.

Ahí Mike vio a Rhett acercándose a Zoe para ir a su cuarto y dijo;

—Tu cuarto no es este, Rhett —contestó con una voz grave.

Rhett asintió, mirando a Zoe y luego responder;

—Claro. Buenas noches, Zoe.

Una vez se marchó al cuarto de invitados, Mike le dijo a su hija;

—He de admitir que me cae bien tu novio.

Zoe arrugó su frente y alegó;

—Si no has parado de incomodarlo.

—Es mi deber como padre —rio. —Pero siempre he sabido que estabais enamorados, al menos, Rhett. Se les veía a leguas lo enamorado que estaba de ti cada vez que venía a verte.

—Gracias, papá —musitó ella.

Y Mike, aunque no pararía de pensar en esa noche y en las siguientes durante algunas semanas, lo que debió sufrir su hija y sin que ellos realmente supieran lo que ocurría, susurró;

—Gracias a ti por contárnoslo. Sé que no ha sido fácil que nos lo dijeras.

Le dio un beso en la frente a su pequeña y se marchó, cerrando la puerta de su cuarto.

Al rato, cuando ya Zoe se había puesto su pequeño pijama, un joven Rhett apareció en su campo de visión, abriendo la puerta y metiéndose dentro, una vez que Zoe ya estaba acostada en su pequeña cama.

Zoe lo miró, arrugando su frente y, al ver que Rhett se acostaba a su lado, a pesar de no haber mucho espacio en esa peuqeña cama para 2, lo consiguieron y la abrazó por detrás.

Zoe sonrió enamorada por ese gesto.

—Mi padre te matará si te ve.

—Soy escurridizo, no pasará nada. —La besó en la mejilla y luego acomodó su cabeza tras el cabello rubio y hermoso de la joven, durmiendo juntos tras la noche tan tensa y compleja después de esa conversación tan difícil con sus padres.

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