
C U A R E N T A Y C I N C O | D E S T R O Z A D O S 🎡
«Odiaba que me mirasen con pena, más odiaba saber que no lo volvería a ver más»
Rhett.
El cielo estaba nublado en aquel pueblo. Los pájaros apenas cantaban por aquel día triste y el lugar amplio y lleno de personas en un rincón, observando como enterraban a uno de sus familiares.
Todos se encontraban en el funeral.
La madre de Blue e Izan era la más destrozada que estaba, arrepintiéndose de no haber hablado con su hijo por sus propias ideas, por sus pensamientos y ahora comprendía que había cometido el mayor error que cometería jamás.
En cambio, Blue no había podido llorar en esos días la muerte de su hermano, siendo peor para ella. Realmente lo estaba pasando mal, pero no podía llorar, simplemente no podía. Había algo que la atoraba y sentía un fuerte nudo en la garganta que la impedía tragar con normalidad. La ansiedad se acumulaba en su cuerpo y le estaba costando asimilar lo que había ocurrido.
Faith era la más fuerte y estaba al lado de esas mujeres; su novia y su suegra. Les daba apoyo y estaba con ella mientras veía lo más duro, una de las cosas más duras que había en esa vida.
Zack, por el contrario, se había alejado de todos, incluso marchándose a mitad del funeral, no soportando lo que estaba viendo y teniendo que derrumbarse a mitad de camino por ello.
Zoe, al ver a Zack, trató de hablar con él, pero sabía cuando alguien no quería hablar, porque muchas veces le ocurría a ella misma y prefería estar sola. Por lo que lo comprendió y le dio espacio, con la idea de hablar con él más tarde.
La joven rubia observó la lápida de su amigo Izan, tratando de limpiarse las lágrimas como podía y sabía que los peores que lo debían de estar pasando eran su hermana y su madre. Pero también se imaginó que Rhett debía de estar pasándolo bastante mal.
Al mirarlo, podía ver culpabilidad en su rostro, como si creyese que la culpa era suya y, todo lo contrario. Nadie tenía la culpa de ello, pero tras una tragedia como esa, nadie podía decir lo contrario, hasta que los días pasaran o hablasen con un profesional para ayudarse a sí mismos.
La joven se acercó a su novio, tomándolo de la mano y dándole apoyo en el momento más duro, en el momento que más la necesitaba. Y Rhett se lo agradeció, aunque en ese momento no fuese capaz de decirle nada.
Nadie dijo nada en ese momento, mientras veían como enterraban a un gran amigo, hermano, hijo y pareja.
🎡
Los días fueron pasando lentamente, mucho más de lo habitual y el ambiente parecía muy cargado, pesado y difícil de sobrellevar. Parecía que nadie era capaz de levantar cabeza mientras pasaban ese duelo.
Blue había estado con su madre todos esos días, pareciendo que la relación entre ellas era mucho más fuerte que antes. Pero Blue se sentía mal al ver a su madre de esa manera, comprendiéndola y echando de menos también a su hermano mucho más de lo que cualquiera podría imaginar.
La joven Blue se acercó a la habitación de su madre, la cual no salía desde el funeral y abrió la puerta, encontrándola acostada en la cama como aquellos días.
—Mamá, ha venido Faith —susurró Blue con la voz apagada.
La mujer, sin mirarla, contestó;
—Ya bajo, cariño.
Pero Blue, no contenta con ello, se acercó a la cama de su madre y tocó la mano de ella con suavidad.
—Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea.
Ella se tomó todo su tiempo para responder;
—Solo sé que he sido una estúpida y no apoyar a mi hijo... Ojalá pudiese volver atrás en el tiempo, ojalá...
—Tu no tienes la culpa —contestó Blue, sabiendo que su madre se sentía culpable por lo sucedido.
Entonces, la mujer se sentó en la cama, mirando a su hija y, sin decirle nada más en ese período de tiempo, se acercó a su hija y la abrazó con fuerza.
Disfrutó de ese momento en ese abrazo y se prometió que no volvería a cometer ese fallo jamás, pero ese dolor no se quitaría nunca de sí misma.
—Quiero que sepas que no tienes porque esconder tu relación con Faith —respondió su madre, sorprendiendo a Blue.
La joven se puso completamente seria mientras miraba a su madre.
—¿Cómo...?
Su madre, acariciándola con dulzura en las mejillas, susurró;
—Izan me dijo ciertas cosas que, al principio no tenían sentido, pero que ahora lo sé.
Ella negó con la cabeza, echando de menos a su hermano.
—Quiero pedirte perdón por hacerte sentir mal, por no dejar que me lo explicases tú misma —susurró su madre y al final, fue Blue quien la abrazó, llorando por lo que no podía llorar en todos esos días, explotando y dejando que todo lo que tenía dentro, saliera.
🎡
Un joven cabizbajo se encontraba sentado en la hierba, frente a un hermoso lago que cubría ese lugar, llenándolo de paz.
Recordaba cuando era más joven y se quedaba con solo cuando estaba triste o recordaba a su hermano, cuando más lo echaba de menos. Y luego venía Zoe a animarlo, aunque en esa época ella no sabía el motivo por el cual él estaba triste, pero sin saberlo, lo ayudaba mucho más de lo que jamás se imaginaría.
Siempre habían estado juntos, ya fuese como amigos o como ahora, que eran novios. Pero juntos parecían poder solucionar las cosas poco a poco. Y si las cosas no tenían solución, igualmente estaban ahí.
Rhett sabía que eso jamás lo superaría, pero con el tiempo, aprendería a vivir con ello y siempre lo recordaría como su mejor amigo, como un hermano.
Dejó que el aire fresco le cubriese el rostro, mientras que escuchaba el sonido de los pájaros en los árboles que estaban a su alrededor.
Fue ahí cuando escuchó una voz muy familiar y su sonrisa apareció por segundos, recordando el pasado.
—Me imaginaba que estarías aquí —murmuró Zoe, sentándose al lado de él. Lo miró, aunque él no era capaz de mirarla en ese momento y continuó. —Solías esconderte cuando tenías un mal día en este sitio.
Rhett, mordiéndose el labio, trató de no pensar en las cosas que pasaban por su mente, pero cuanto más tiempo trataba de no pensarlo, más le llegaba ese pensamiento recurrente de culpabilidad.
Mirando el lago, habló;
—No paro de pensar que, si hubiese estado en esa fiesta, quizás Izan estaría más controlado y no hubiese tomado tanto alcohol, estaría protegido y esos idiotas no le hubiesen pegado...
Zoe colocó sus manos sobre sus hombros y, acercando su rostro, respondió;
—Si no hubiese pasado en esa fiesta, habría pasado en otra. No tienes la culpa de nada.
Rhett giró su rostro para mirar a su pareja, la mujer de su vida, y lo que dijo la destrozó, porque también era su amigo.
—Lo echo de menos...
Rhett comenzó a llorar y Zoe lo abrazó con fuerza, en ese momento de dolor que ambos tenían.
Era duro y no era fácil, nada sencillo pero el duelo era difícil y ambos estaban juntos para apoyarse en ese momento y pasarlo juntos.
—Vamos a recordarlo siempre, como el mejor amigo que ha existido —dijo Zoe.
Él asintió mientras la abrazaba a ella.
Entonces, mientras ellos estaban juntos en ese lugar que tenían ellos, Rhett la miró a los ojos y, colocándole un mechón de pelo rubio tras la oreja besó su mejilla con dulzura y vivió ese momento con ella, no pudiendo evitar darle las gracias por, simplemente, estar ahí.
—Gracias, por estar ahí siempre.
Zoe lo besó con dulzura mientras esperaba a contarle la decisión que ya había tomado para su futuro, lejos de Los Ángeles. Y sabía que iba a costar poder alejarse de sus amigos y más en ese momento de dolor.
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