Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

C A T O R C E | A T R A C C I Ó N 🎡

«No ayudaba cuando me miraba con esos ojos de color caramelo y menos cuando ladeaba aquella sonrisa de engreído que tanto me fascinaba»

Zoe.

Un joven pelirrojo, alto, atractivo y con una sonrisa hermosa, caminaba nervioso por los pasillos de la universidad, decidido a hablar con aquel chico con el que había tenido una noche muy tórrida.

Salió del edificio para caminar por el campus, cuando de lejos vio a un chico rubio, mucho más joven que él, sentado y leyendo un libro.

Izan era el más adulto de su grupo de amigos, con 25 años y ese chico rubio tenía 22, pero era lo suficientemente mayor para saber que es lo que habían tenido aquella noche los 2. Izan le gustaba mucho ese chico que se encontraba leyendo tranquilamente, pero desde esa noche, aquella química que habían tenido parecía haber desaparecido por el miedo de ese joven al experimentar cosas nuevas y descubrir que le había gustado.

Izan se acercó a él y, de pie frente a ese joven, lo llamó;

—Zack.

El joven rubio levantó la mirada de su libro y abrió sus ojos al verlo.

El nerviosismo de Zack se hizo presente, sus mejillas se sonrojaron y sus manos comenzaron a temblar al tenerlo cerca. Su corazón empezó a latir con fuerza y su boca empezó a secarse. Un reconocido nerviosismo en su estómago sabía que no era buena idea pasar nada de tiempo con Izan y más por cosas de su vida.

Pero varias imágenes de aquella noche, los 2 teniendo sexo en la casa de Izan y el momento perfecto que tuvieron ambos después de esa acción, fue lo que más miedo le dio al saber que le gustaba un hombre. Y eso era su temor por lo que dirían sus padres.

Nervioso, mirando hacia todos lados, preguntó;

—Izan, ¿qué haces aquí?

El joven pelirrojo sacó todo su aire que tenía dentro de su pecho y se sentó al lado de Zack, quien parecía nervioso, mirando hacia todos lados, sabiendo que sus padres vendrían a recogerlo y tenía miedo de que los vieran juntos. Nada más imaginarse que es lo que le haría su padre si supiera eso, era mucho peor de lo que Izan podría imaginarse.

—He sido muy paciente contigo...

Zack apretó su mandíbula, mirando los hermosos ojos de Izan y negó con la cabeza.

—Ya te he dicho que no podemos ser nada. No soy gay —mintió.

Pero Izan podía reconocer por como le miraba Zack en esos momentos, que él mentía.

Izan negó con la cabeza.

—Claro y lo de hace varias noches solo fue un sueño erótico donde nos restregamos desnudos e hicimos muchas, pero que muchas cosas, ¿no? —preguntó, consiguiendo que Zack, tras ser su primera vez con un hombre, mirase a otro lado, carraspeando al recordarlo—. Quizás te gusten las mujeres, no lo niego... Pero lo de la otra noche no fue una equivocación.

Zack abrió la boca y luego la volvió a cerrar.

Miró los labios de Izan, los cuales parecían un pecado para él y negó con la cabeza.

No sabía que es lo que le ocurría con ese chico que tenía frente a él, que desde que lo había visto por primera vez en la cafetería, sintió miles de cosas por Izan. Él ya sabía que Izan era gay, pero su nula experiencia en relaciones sentimentales y su poca actividad sexual, le hacía ver que quizás había algo que le gustaba y que todavía no se había percatado.

Y después de tantas charlas y tanta química, tras estudiar en la casa de Izan, acabaron sin ropa en aquella cama por horas. Fue una noche increíble, pero saberlo y temer a sus padres conociendo como eran de mente tan cerrada, le daba miedo perder muchas cosas solo por ser sincero consigo mismo.

—Estaba experimentando.

Izan rio con algo de rabia al sentirse utilizado y negó con la cabeza.

—Pues menudo experimento. Y que yo fuese tu muñeco de pruebas...

Zack se sintió mal por decirle eso a Izan y se acercó a él, tomándole de la mano con suavidad y algo hubo ahí entre ellos.

Para sorpresa de Izan, Zack no retiró la mano y no miró hacia ningún lado en esos minutos que estuvieron mirándose de aquella manera.

Algo hubo entre ellos en esa simple mirada que desearon más, mucho más.

—Izan... Mis padres no aceptarán nunca que la persona que me gusta es un hombre. Antes me echarán de casa —susurró apenado.

Ahí fue cuando la mano de Izan tomó terreno en la mejilla sonrojada de Zack y lo acarició con tal delicadeza que Zack cerró los ojos unos segundos, sintiéndose cómodo al sentir ese roce de Izan.

—En mi casa siempre serás bienvenido —dijo Izan.

Zack lo miró a los ojos y negó con la cabeza, lleno de miedos.

—No lo entiendes... No quiero que mis padres me dejen de hablar.

El joven pelirrojo negó con la cabeza y preguntó;

—¿Te crees que a mi me gusta no hablar como lo hacía antes con mi madre? Lo echo de menos, pero no puedo ser infeliz fingiendo alguien que no soy... —susurró con tristeza, recordando la buena relación que tenía con su madre antes de que le dijera que era gay—. Aunque tengo la esperanza de que mi madre pueda aceptarme algún día. No deja de ser mi madre.

Ahí fue cuando Zack miró hacia un punto y retiró la mano de Izan para alejarse de él, tomar su mochila y su libro y empezar a marcharse.

Pero no sin antes decirle;

—Lo siento, Izan... No puedo.

Aquello último le dolió casi tanto al decirlo como Izan al escucharlo.

2 corazones se rompieron en ese lugar, en algún lugar del campus y, mientras Zack se subía al coche de sus padres, echándole una última mirada a Izan, este se quedó mirándolo desde su asiento, tragando saliva y afligido por algo que parecía ser imposible.

Pero lo cierto es que nada era imposible... Lo imposible lo inventábamos nosotros mismos.

🎡

Un grupo de amigos se habían encontrado a la salida de la universidad. Pero parecía que ninguno estaba de humor para salir.

Izan no paraba de pensar en Zack y todavía podía escuchar su corazón rompiéndose.

Blue no dejaba de darle vueltas a sus temores y el deseo por poder tomar todo el valor que tuviese y hablarlo con Faith no faltaban. Pero su miedo a la reacción de ella la hacía dar varios pasos atrás.

Faith, en cambio, pensaba que había hecho mal al pasar la noche con el joven que le había presentado a Blue y por eso la joven pelirroja no estaba muy habladora con ella. Pero si ella tan solo supiera...

Y luego estaban Rhett y Zoe, los cuales sabían que debían de hablar después de lo que hicieron aquella noche calurosa. Pero Rhett, quien quería hablar, sabía que debía darle tiempo a Zoe, aunque no demasiado para que no se enfriase, como lo que ocurrió hacía muchos años. Y Zoe no tenía la mente para parejas, simplemente no quería hacerle daño por su vida y sabía que, aunque Rhett fuese un chulesco, era un hombre que se entregaba por completo a una relación y eso le daba miedo.

Si, fue una noche increíble, lleno de placer y donde ambos liberaron una pequeña parte de ese "odio" que se tenían. Pero le había dejado claro que solo era sexo y que no podía volver a repetirse. Y Zoe le daba pavor las relaciones por ciertos motivos privados.

Faith abrazó a su mejor amiga Zoe y luego, Faith, miró a Blue, quien parecía algo distante y terminó por irse primera. Faith se despidió del grupo para seguir a Blue y así hablar con aquella joven.

Izan se despidió también de Zoe y Rhett, dejándolos solos para el peligro que eso conlleva, tras la noche salvaje que habían tenido.

Rhett, que no dejaba de mirar a Zoe, inició la conversación;

—Nos quedamos solos. ¿Te llevo? —cuestionó, no dejando de mirarle los hermosos ojos azules que poseía la joven rubia.

Zoe elevó la ceja, con algo de humor tras el horrible día que había tenido hacía varios días y preguntó;

—¿Desde cuando te gusta llevarme en coche?

Rhett se apoyó en el árbol que había cerca, metiéndose las manos en los bolsillos y, aquel simple gesto, hizo desviar la mirada de Zoe para el paquete bien marcado de Rhett. La cual, ella tuvo que carraspear para mirar hacia otro lado que no fuese ninguna zona de Rhett.

Respiró hondo y se echó el cabello que la molestaba tras la oreja.

Rhett deseó ser él quien tuviese ese privilegio de poder colocarle un mechón dorado tras la oreja de Zoe.

Podía ver lo hermosa que era, incluso algo despeinada por el viento.

Viejos sentimientos empezaron a sentirlo en su pecho y temió ser igual de rechazado que hacía años, pero esta vez iba a ser diferente. No iban a ser pareja, él lo sabía, pero alguna noche ardiente podía caer y más después de la química que habían tenido ambos en la cama.

—Zoe... Acepta o no, no hagas muchas preguntas —advirtió sin dejar de mirarla.

Sabía que ella tenía miedo a quedarse a solas con él después de empezar aquel juego en el piso del joven atractivo. Zoe miró el coche de Rhett y luego miró a su enemigo.

Se tomó todo su tiempo antes de asentir.

Juntos se subieron al coche de Rhett y, una vez dentro, ella dijo;

—Necesito irme a un sitio. ¿Puedes dejarme cerca del cine al que solemos ir?

Rhett asintió, elevando la ceja, dudoso.

—Claro. ¿Con quien vas a quedar?

Zoe lo miró, sonriente y algo chulesca, como lo hacía él.

Gracias a la corta falda que tenía, empezó a hacer un movimiento sensual con sus piernas, haciendo despistar a Rhett, dejando de mirarla a los ojos para poder ver aquella deseosa falda que deseó subírsela por completo y empezar a bailar juntos en ese coche.

Era un completo pecado, todo ella, incluso esa boca ingeniosa que deseaba hacerla callar o hacerla gritar. Depende.

Rhett tuvo que retorcerse en su asiento, notando como su amigo se movía y no ayudaba en nada por la forma tan sensual que tenía Zoe de mirarlo, con aquella mirada tan penetrante.

—¿De verdad quieres saberlo? —cuestionó la joven rubia.

Rhett arrancó el coche y carraspeó, mientras se dirigían hacia aquel cine.

—¿Es uno de tus muchos novios? —preguntó, notándose un tono extraño en su voz que Zoe supo muy bien que significaba.

No pudo evitar sonreír a escondida y volvió a ponerse seria, mirándole mientras Rhett conducía.

Quería provocarlo, le gustaba como él se ponía nervioso a veces cuando estaba a su lado y no le hubiese importado fastidiarlo para vengarse por lo que él le había hecho a uno de sus libros favoritos. Ya que todavía eso se había quedado en el aire, pero no iba a quedarse ahí. Que se hubiesen acostado no significaba que la rivalidad entre ellos hubiese acabado.

Entonces, aprovechando que él había parado en un semáforo en rojo en una de las famosas calles de Los Ángeles, ella se acercó al oído de Rhett y rozó, muy delicadamente, sus dulces labios sobre la piel más sensible de Rhett. Pegó sus labios en el lóbulo de su oreja, haciendo que Rhett se pusiera nervioso y tragase saliva, apretando el volante con mucha fuerza al notar como se levantaba su amigo por lo que le estaba haciendo aquella diosa en su coche.

—Quiero que te quede claro una cosa —susurró, consiguiendo que Rhett se pusiera ardiente por ella—. Yo no tengo novios.

Luego se alejó, dejándolo con ganas de más y Zoe se divirtió por ello.

—Oh... Eres una rompe corazones —contestó el joven, todavía con la voz afectada.

Ambos llegaron hacia aquel cine al que solían ir y aparcó cerca de la zona. Cuando Rhett apagó el coche, se acercó a Zoe, pegando su rostro cerca del suyo para iniciar aquella conversación pendiente.

—Deberíamos hablar de lo de la otra noche —susurró Rhett.

Y aquello hizo poner nerviosa a Zoe, no preparada para hablar de ese tema.

Elevó una ceja para contestar;

—No me interesan las relaciones, Rhett.

—¿Quién te ha dicho que a mi sí? —preguntó Rhett, dándole la razón a ella—. A mi tampoco. Pero es cierto que me atraes sexualmente y mucho, Zoe. Al igual que yo te atraigo a ti. ¿O lo negarás con lo que pasó entre nosotros hace unas noches?

Zoe carraspeó antes de preguntar;

—¿Qué insinúas?

Rhett bajó su mirada a los labios de ella, deseoso de volver a probarlos y hacer maldades con ella. Luego volvió a mirar a los ojos de Zoe, los cuales descubrió nerviosismo en ella.

—Creo que tu lo sabes bien, rubia. —Levantó su mano sobre la barbilla de ella y, con el pulgar, comenzó a rozar el labio inferior de la joven, dejándola con un fuerte picor entre sus piernas, teniendo que agarrarse a la falda y apretar sus piernas entre sí—. Y la forma en la que te corrías cuando mimaba tus maravillas. —Le recordó, viendo la mirada ardiente de Zoe.

La joven entreabrió los labios, deseosa de volver a besarlo y de tener todo el control ella para poder hacer todo lo que a la joven le apetecía para hacer correr a Rhett. Y su boca se hizo agua de tan solo imaginarse la de cosas que le haría.

Se relamió los labios, mirando al joven atractivo que tenía frente a ella y quiso arrancarle la ropa, subirse sobre él y follarlo ahí mismo, mientras tomaba el control, como a ella le gustaba. Pero no era buena idea.

Negó con la cabeza y luego se retiró de él para mirar hacia su falda, sintiéndose culpable por pensar de esa manera del que fuese su mejor amigo.

—No niego que me pones a mil, Rhett... Pero... estas cosas acaban mal y ya estamos mal entre los 2 —susurró, siendo sincera.

Rhett suspiró y la miró a los ojos, esperando pacientemente a que ella lo mirase a los ojos. Cuando lo hizo, él supo que era cierto y se sintió mal que la relación que ellos tenían ya no existiera.

Muchas veces quería ser más, quizás el rechazo de ella y otro motivo era lo que le hacía ver que no quería seguir con la misma relación de mejores amigos, por el simple echo de que quería ser más, mucho más. Pero Rhett era evidente que seguía sintiendo cosas por Zoe. No hacía falta tener estudios para saber eso, para ver como seguía enamorado de ella, aunque Rhett se negaba a sí mismo todo y fingía que ese sentimiento era solo las ganas que tenía de acostarse con ella. Pero solo se mentía a sí mismo.

—No puede acabar peor —susurró Rhett.

Zoe negó con la cabeza, apretando su mandíbula ante la respuesta de él, sintiendo una fuerte punzada de dolor al ver que Rhett realmente no quería hacer nada para sentarse a hablar ambos.

Tomó su mochila y dijo;

—Tengo que irme.

Ella abrió la puerta, cuando la mano de Rhett la frenó, tomando la pequeña mano de ella con los dedos largos de Rhett. Ambos se miraron y él susurró;

—Solo piénsalo.

—Rhett... —contestó la joven.

Rhett asintió, dejando el tema de lado, sabiendo que no debía insistir y si ella le decía que no, era un no. Dejó ese tema y sonrió a aquella joven.

—Vale... —murmuró, mientras seguía mirándola a los ojos. Preocupado por ella al dejarla en un sitio bastante lejano y sola—. Ten cuidado —susurró.

Sabía que no era nadie para ella, pero no quería que sufriera y últimamente la estaba viendo sufrir. Quería llamar a los padres de ella y advertirles de que su hija no se encontraba bien, pero era preocuparlos y él estaba ahí para ella. Iba a ser lo posible por ser su hombro en el que llorar y su puerta siempre estaba abierta para cuando ella lo necesitara.

Zoe sonrió al ver que ese chico, a pesar de la rivalidad que tenían, se preocupaba por ella.

—Siempre lo tengo.

Se acercó a Rhett, para sorpresa del joven y le dio un beso en la mejilla, para luego cerrar la puerta del coche y marcharse caminando lejos de su vista.

Pero Rhett se quedó con un rostro estúpido, mirando a aquella joven y sintiendo todavía los labios suaves de ella sobre su mejilla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro