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Parte Única

Pequeño disclaimer: sucede que empecé a escribir esto antes de la noticia de que nuestros perdidos se cambiaron de casa y antes de Hyunjin rubio. Se supone que esto trascurre más o menos para esta misma fecha así que ignoren ese pequeñísimo detalle.




Estaban decorado la casa ese día, preparándose para la ocasión. La música sonaba suave, proveniente desde la televisión en la sala principal.

Habían lanzado un single con temática navideña hacía unos días, así que era aquella música la que acompañaba resonando en toda la casa.

Feliz navidad. Feliz navidad.
I can feel the evil coming but Felix, never bad.

El ritmo retumbante de la música electrónica les daba más animos para seguir su día. A penas era temprano por la mañana, pero no había nada mejor que despertar de esa manera.

—Recuerden que hoy haremos el intercambio del Secret Santa. —Mencionó Chan hacia todos los miembros. Recordó que, efectivamente, habían acordado un intercambio de regalos entre los miembros para ese día, estaba ansioso que llegue el momento.

Ellos habían comprado un árbol de navidad, uno muy pequeño, y algunos de los miembros estaban decorándolo en ese momento. Otros colocaban más decoraciones en diversas partes de la casa, no era la gran cosa pero hacía que aquella se sintiera más acogedora a pesar del invierno entrante.

De repente, una figura alta de cabello negro entró hacía la cocina donde Felix se encontraba. Hyunjin probablemente estaba recién despierto, su cabello alborotado caía suavemente por su delicado rostro, este ligeramente hinchado por el sueño.

—Hyung, buenos días. —Le sonrió, recibiendo una sonrisa dulce de vuelta. También logrando que este tome asiento justo a su lado, y envuelva sus brazos al rededor de su cuerpo en un cálido abrazo.

Era como si de repente una sensación de calor burbujeante se creara en su cuerpo, era suave y romántico. Aveces se sentía tan irreal en aquellos momentos de felicidad, tal dulce que quisiera llorar.

Quería besarlo, no podía quitar la mirada de sus suaves labios mientras el pelinegro se tallaba los ojos de forma adorable. Hyunjin lo miró, con sus grandes orbes oscuros como el azabache, ese pequeño momento en el que sus miradas se conectaron les hizo sentir como si todo el mundo a su al rededor desapareciera.

Su burbuja de amor explotó brutalmente por el sonido de algo cayendo, seguido de los gritos de enojo y decepción de los miembros.

—¡Changbin, te dije que sostengas bien el árbol! —Era Seungmin, hablando enojado. Sentía pena por el contrario que al parecer no había sujetado bien el arbolito de navidad.

Hyunjin se separó de él. —Iré a ayudarles. —Y salió de la cocina, dejando a Felix vacío por no haber podido besarlo como ansiaba. 


.

Había caído la noche, habían ordenado mucha comida y bebidas embotelladas. Aún no era Navidad pero los miembros pasarían las fiestas de vacaciones con sus respectivas familias así que solían adelantar su propia convivencia.

Felix salía del baño justo después de lavarse las manos para ir a comer. Topándose de camino con Minho, este lo detuvo antes de que pase a su lado, su mirada lo decía todo.

—¿Tienes lo que te pedí? —Fue lo único que preguntó, Felix asintió.

—Él me dijo que dormiría con ustedes hoy. —Minho asintió y siguió su camino.

Sin ambos saberlo, Hyunjin había escuchado aquello por pura casualidad. Todo en su mente se revolvía, sabía por experiencia que no debía sobre pesar las cosas mucho porque se prestaba a mal entendidos, pero a decir verdad aquello se oía muy sospechoso.

Hyunjin por alguna razón tampoco podía permanecer quieto mientras comían, observaba de reojo a Felix por momentos y este parecía dedicar miradas sospechosas y risitas dirigidas a Minho.

Le hervía la cabeza, le hacía sentir celos.

Sabía que Felix nunca le haría algo como ello, y era lo que cuadraba menos. Minho tampoco haría algo como ello, pero este le devolvía las miradas sospechosas por segundos antes de seguir comiendo.

Después de comer se recostaron en el sofá, acordaron hacer el intercambio y luego ver algunas películas, cosa que tal vez omitiría, se sentía agotado y un poco enojado.

Chan y Seungmin se dieron un abrazo una vez que Chan le entregó su regalo, el mayor intentó quedarse más tiempo pero el menor empezó a empujar su pecho mientras se quejaba. Todos rieron por el gesto.

—Supongo que es así, un día tienes retoños y al día siguiente quieren dejar el nido. —El mayor fingió llorar dramáticamente.

—Hablas como un viejo.

—Es porque ya tiene la mitad de 50. —Todos soltaron carcajadas por lo dicho por Minho.

—Tú tendrás la mitad de 50 el año que viene. —Hyunjin se arrepintió de haber hablado en el momento en que Minho miró con enojo en su dirección. Tembló en su lugar y el mayor se abalanzó hacía él para atacarlo con cosquillas en todo el cuerpo.

Comenzó a gritar mientras los que estaban sentados a su lado se quejaban por sus movimientos de agonía, pero era divertido para él, el ataque del mayor le había hecho olvidar su molestia.

—¡El círculo se cerró! ¿Quién quiere pasar ahora?

Sin pensarlo mucho, Felix se levantó de su sitio sosteniendo una caja cuidadosamente entre sus pequeñas manos.

—Es una persona con un gran apetito. Así que le he conseguido una bandeja de carne para él solo.

Changbin salió de su asiento con emoción. —¿Soy yo? ¿Soy yo, verdad? Quiero esa carne, dame la carne. —Felix rió, entregándome la caja para luego aferrarse a él en un abrazo.

Felix estaba realmente felíz entre los brazos de Changbin. Eso le producía una sensación desagradable en el pecho. Sabía cuánto le gustaba a Felix tocar los grandes brazos de Changbin, o pasar sus manos por sus pectorales, justo como lo hacía en ese momento.

Changbin hizo por separarse de él, quién mostró un puchero triste en el rostro. A Changbin no le importó mucho, estaba concentrado en la caja que aparentemente contenía carne.

La molestia regresó a Hyunjin de nuevo, le enojaba la forma tan especial en la que Felix se aferraba a Changbin y este último parecía ni siquiera importarle.

Estaba celoso de nuevo.

Changbin lo miraba de repente, haciéndolo salir de sus pensamientos, miró a todos sin entender qué estaba pensando, pero lo entendió cuando este se acercó hacia él para entregarle una bolsita.

Como una montaña rusa de emociones, su molestia se esfumó de nuevo, Changbin siempre había sido un mejor amigo para él, era infantil enojarse con él.

El abrazo que Changbin le dió era cálido, acogedor, se sentía protegido entre sus brazos. Ahora entendía por qué a Felix le gustaban tanto.

Al contrario de Changbin, él no poseía firmes músculos en los brazos, o pectorales sobresalientes, ni piernas gruesas y suaves. Hyunjin era delgado, escuálido y sin chiste.

Le gustaba la forma en la que su cuerpo se movía cuando bailaba, con movimientos delicados y elegantes. Pero Felix nunca dudaba ni un segundo en demostrar su gusto por los cuerpos trabajados como el de Changbin, eso creaba en él una inseguridad que nunca creyó tener.

Quería gustarle a Felix, ser el único para él, pero era difícil cuando el rubio tenía estándares tan altos.

Abrió la bolsa ante la expectativa de todos, su gesto se formó en una sonrisa dulce cuando vio el contenido.

Acuarelas y pinceles.

—Mencionaste que necesitabas nuevos materiales. —Changbin le sonrió.

Quería llorar, por dejarse llevar por aquellos sentimientos tan negativos. Las personas por las cuales se sentía tan enojado eran también quienes demostraban sentimientos más puros por él, el solo pensar en que sentía celos de aquellos que eran como sus hermanos le hacía sentir idiota.

Sabía que era su turno, había esperado aquello durante varios días, desde el momento en que leyó aquel nombre en la notita que habían rifado no pudo evitar sentirse ansioso.

Había trabajado en ello por días, sabía que él apreciaba aún más los regalos hechos a mano. Sus emociones, todas ellas transmitidas en aquel pedazo de papel encuadrado y empaquetado que sostenía entre sus manos.

Los ojos de Felix se iluminaron de felicidad cuando Hyunjin se paró justo en frente de él.

—Así no es justo, teníamos que adivinarlo. —Dijo Jisung, todos rieron a excepción de Felix y Hyunjin, quienes solo se miraban nerviosos y sonrientes.

Le entregó el regalo sin decir nada, iba a dejarlo allí pero el menor jaló su cuerpo para apresarlo en un abrazo. El pequeño cuerpo de Felix entre sus brazos le hacía surgir una necesidad de protegerlo, de tomarlo y nunca dejarlo ir.

No quería soltarse de él, probablemente Felix tampoco. No sabían cuánto tiempo se mantuvieron estáticos uno pegado al otro hasta que uno de los miembros carraspeó la garganta.

Felix se separó de él, para de a poco, comenzar a retirar delicadamente el papel regalo que envolvía este. Jura incluso haberlo visto temblar en el momento en que pudo ver el cuadro.

Ya no era una simple pintura de flores, Hyunjin había pintado el mismo rostro de Felix cuidadosamente. Oyó al menor sorber sus mocos mientras aún mantenía la cabeza baja fija en el cuadro.

Abrázalo.

El mismo sentido de la protección le dijo, así que envolvió sus brazos otra vez en el cuerpo del menor, y este sollozó más fuerte, como si su límite se rompiera con el contacto, aferrándose al cuerpo de Hyunjin.

Los corazones de ambos latían con extrema felicidad, danzando al mismo ritmo.

—Es precioso, Hyunjin.

Era por mucho el regalo más bonito que alguien le había hecho en la vida. Ni siquiera se sentía merecedor de ello, Hyunjin probablemente había trabajado numerosos días en ello, podía sentir el esfuerzo puesto.

—Hyunjin, hiciste llorar a Felix. —Gruñó Seungmin.

—Eres un pésimo amigo, Hwang Hyunjin. —Minho le siguió, intentando hacer la situación más divertida.

Felix siguió llorando mientras los demás terminaban de intercambiar sus regalos, no podía quitarle los ojos de encima al cuadro.

Era su rostro pintado en grafito, con especial cuidado por dibujar sus pecas. No sabía dónde ponerlo, tendría que cuidarlo con su vida, porque era el mejor regalo que alguna vez haya recibido.

Pero aún faltaba el regalo que él le daría a Hyunjin.

.

Hyunjin dormitó en el sofá de la sala, los miembros estaban viendo un drama que encontraron en Netflix, ni siquiera estaba seguro de qué trataba, solo sabía que había una chica vistiendo como un principe heredero al trono.

Miró a su alrededor, algunos de los miembros no estaban, tal vez se fueron a dormir y él en ningún momento lo notó.

Como sea, se levantó en dirección a su habitación y en esta, encontró a Jisung en su cama, con Minho a su lado.

Le dedicó un gesto confundido. —Dejame dormir aquí hoy, por favor hyung. —Jisung juntó las palmas de sus manos y lo miró con un gesto de súplica. —Puedes dormir en la mía por hoy.

Suspiró y se retiró, no podía decirle que no cuando Jisung y Minho probablemente querían dormir juntos antes de irse de vacaciones.

Abrió la puerta del cuarto que Jisung y Jeongin compartían, esperando ver al menor de todos, pero no estaba.

En su lugar había una caja, en medio de la cama. Era grande y a penas podía distinguirla entre la oscuridad de la habitación, pero realmente estaba allí.

Prendió la luz, estaba dispuesto a seguir ignorando la caja, pero la curiosidad que sentía era aún más grande. Su mirada fue directo al papel que tenía encima.

De: Lix
Para: Hyunjin ❤️

Frunció el seño, completamente desubicado. ¿Felix sabía que él estaría allí en vez de su habitación? ¿Era una conciencia o...?

La caja sonó por dentro, haciendo que pegue un brinco en su lugar, estuvo a punto de gritar, pero en vez de eso solo colocó una mano en su pecho de la impresión.

¿Había algo vivo dentro de la caja?

Al parecer era para él, así que era oportuno abrirla en ese momento.

Tal vez era una mascota, todos los miembros irían a sus respectivas casas con sus familias al día siguiente para pasar las fiestas, así que pensando en esto, tal vez Felix le consiguió una.

Le daba un poco de miedo, pero al final levantó la tapa, y casi pudo sentir su mentón caer de la sorpresa cuando vió el contenido.

—Hola hyung. —Felix traía un moño gigante en la cabeza. No sabía cómo reaccionar, así que se quedó estático mirando al menor lucir tan adorable dentro de la caja. —Creí que nunca vendrías.

—¿Cómo sabías?

Felix rió. —Lo acordé con Jisung y Jeongin. —Hyunjin se sintió ofendido y halagado al mismo tiempo.

—¿Entonces tú eres mi regalo? —Felix asintió, haciendo un gesto parecido al de un gatito arrugando la nariz.

—Pero vamos, sácame de la caja. ¿O vas a dejar a tu regalo en la caja toda la noche? —Hyunjin asintió a la orden, metiendo las manos para sacar a Felix de la caja. A demás de su bonito rostro adornado con un listón rojo, solo podía ver el sueter peludo color rosa pastel y sus rodillas sobresaliendo.

—Espera hyung. —Felix interrumpió. Formando un puchero muy adorable. —Pon el seguro de la puerta.

Todo hizo clic en un segundo, y se vió a sí mismo colocando el seguro a la velocidad de un rayo. A pesar de ser el líder del babo-racha, su cerebro no dejaba pasar ese detalle, era como un código secreto entre ellos, un eufemismo que usaban para evitar pedirlo directamente.

Regresó a la cama, donde estaba Felix sonriéndole dentro de la caja. Lucía tan inocente, como si no supiera exactamente lo que estaba haciendo.

Como él pidió, lo ayudó a salir de la caja. Felix enredó sus brazos al rededor del cuello de Hyunjin y cuando logró salir, este pudo observar mejor su vestimenta.

Además del sueter peludo, solo tenía las piernas adornadas con listones delgados que se cruzaban. Felix se sentó de rodillas encima de la cama, a la expectativa.

—¿Y ahora qué? —Preguntó el mayor, a pesar de todo no podía quitarle los ojos de encima a lo bonito que lucía el menor, era una mezcla entre ser adorable y muy caliente al mismo tiempo.

—Soy tu regalo, puedes hacerme lo que quieras. —Hyunjin levantó una ceja.

—¿Lo que quiera? —Felix asintió.

No lo pensó mucho antes de tomar su rostro por el mentón y comenzar a besarlo, Felix no tardó en seguirle el beso, lo había estado esperando todo el día, o más tiempo incluso.

Lo recostó en la cama, quedando encima de él, Felix apretó su cintura con sus piernas. Hyunjin se había empezado a poner increíblemente duro desde el momento en que colocó el seguro, pero aún más con las bonitas piernas del menor rodeándolo y apretándolo.

Llevó sus manos hacia estas mientras lo seguía besando, mordiendo sus labios y apretando los muslos entre sus manos lo más que podía, los listones de estas le estorbaban pero a decir verdad lucian preciosos en ellas.

Tanteó hasta llevar sus manos hacia el trasero del menor que no llevaba nada puesto debajo, apretóy jugueteó hasta que quiso llevar sus dedos a su entrada y una textura esponjosa lo impidió. Se apartó del beso súbitamente, mirando a Felix confuso hasta que este le sonrió triunfante.

El rubio volteó su cuerpo, mostrando sin pudor su trasero a Hyunjin. Felix tenía una colita, una blanca y esponjosa colita de conejo. La respiración del mayor se tornó agitada, el contrario meneó el trasero con orgullo, mostrándole a Hyunjin la mejor vista que alguna vez había tenido.

—¿Te gusta? —Hyunjin no supo qué responder, quedándose paralizado con los ojos bien abiertos y la respiración agitada, Felix tomó aquello como una victoria.

Lo único que hizo fue tomar la colita y moverla, sacándole un gemido a Felix, al notar esto sonrió con malicia, comenzando a juguetear con ella, metiendo y sacando el plug anal.

—Quisiera follarte con esto puesto. —Una mirada de pánico se formó en el gesto de Felix.

Negó. —No va a caber, hyung. —Casi rogó, su mirada se nublaba mientras Hyunjin seguía jugando con su colita.

—Dijiste que eres mi regalo, y puedo hacer contigo lo que yo quiera. —Gruñó, sus manos acariciaban el trasero de Felix. —Pero no es mi intención romper mi regalo.

Hyunjin acarició su miembro por sobre la tela, dolía, sentía una urgencia por tomar a Felix lo más rápido posible, pero sería un idiota si no disfrutaba todo aquello.

La caja, la ropa, la colita, Felix había preparado todo con antelación. Incluso si a Felix no le había tocado su nombre en el intercambio, había preparado algo para él, había pensado en él.

Ahora se sentía aún peor por haberse puesto celoso.

—Felix, acércate y abre la boca. —Sin chistar, acató la orden, haciendo a Hyunjin sonreír con malicia por la sumisión que demostraba.

Desabrochó sus pantalones y tomó su miembro entre sus manos, el clima frío de la habitación le hizo sentir escalofríos en contraste con su piel cálida. Se preguntaba si el menor no sentía frío con las piernas descubiertas.

Tomó a Felix por el cabello con una mano, y con la otra guío su miembro hasta su boca, él la recibió completamente. La calidez de su boca en combinación con el clima frío le hacían sentir de maravilla.

Embistió la garganta del menor sin cuidado, las palabras "puedes hacerme lo que quieras" se repetían una y otra vez en su mente. Había tantas cosas que quería probar con Felix, pero descartaba por miedo a que no le guste.

Después de unas cuantas embestidas, salió de su boca, dejando un hilo de saliva. Los ojos de Felix estaban acuosos y sus labios hinchados y llenos de saliva.

—¿Estás bien? —Estaba consciente de que había sido un poco rudo con él, pero necesitaba tantear el terreno de lo que estaba permitido y lo que no.

Para su sorpresa, Felix asintió sin problema, tomando aire y volviendo a abrir la boca para recibirlo nuevamente. Volvió a meterse en su boca completamente, podía sentir cómo la punta de su pene chocaba contra el fondo. Felix inflaba las mejillas y sus ojos se ponían blancos y acuosos, era la expresión más bonita que alguna vez había visto en él.

Felix respiró hondo a penas dejó libre su boca, la saliva escurría de ella pero no le importó ni siquiera limpiarla antes de besarlo nuevamente, aún con la mano sujeta a su cabello.

—¿Entonces no hay problema si soy un poco rudo? —Felix negó, su consciencia aún se sentía extraña por la falta de aire, pero estaba lo suficiente en sí para saber que le gustaba ese nuevo lado de Hyunjin.

—Te dije que puedes hacerme lo que quieras. —No quería admitirlo, pero le hacía ilusión ser maltratado por el mayor, había obtenido una probada de ello un tiempo atrás y quería repetirlo.

Las palabras de amor y la suavidad mientras hacían el amor comenzaba a ser algo monótono, necesitaba algo más estimulante.

Hyunjin llevo dos de sus dedos a su boca, metiéndolos sin cuidado. Intentaba aguantarse las ganas de vomitar que le producía, a medida que Hyunjin metía y sacaba los dedos. Sus labios lucían rojos y brillantes por la saliva que escurría de ellos. Su mirada fija mantenida en Hyunjin a medida que follaba su boca.

Su consciencia se estaba rompiendo poco a poco por la excitación, en algún punto comenzaría a rogar ser follado como un conejo en celo.

—Déjame ver tu colita otra vez, conejito.

Volteó y mostró de nuevo su trasero, Hyunjin apretó la cola y la sacó de un tirón, un líquido espeso y transparente salió de adentro, llevó sus dedos a su entrada e introdujo dos, estos resbalaron hacia adentro sin dificultad y pudo sentir sus paredes llenas de lubricante. Felix estaba suficientemente preparado para recibirlo, ni siquiera necesitaba dilatarlo con sus dedos, pero quería jugar un poco con su regalo de navidad.

Sus dedos desaparecían dentro mientras podía escuchar gemidos bajos de Felix, luego comenzó a hacer movimientos de tijera dentro y el rubio arqueó la espalda, aferrándose a la sábana.

A pesar de lo bien que se sentían los dedos de Hyunjin dentro, Felix señaló la caja, este tardó en entender pero finalmente miró dentro de ella. Habían unos cuantos juguetes y un envase de lubricante, Felix de verdad se había preparado solo para él.

—No necesito nada de eso. —Bufó en cierto modo ofendido. Aún cuando le agradaba la idea de ver a Felix romperse de placer, quería hacerlo él mismo, lo demás podría dejarse para luego.

Lo único que tomó de dentro de la caja fue el pequeño envase de lubricante, y este lo usó para esparcirlo por su propio pene.

Tomó a Felix de las caderas y fue hundiéndose en él, se sentía de maravilla, caliente y apretado, el rubio curveó la espalda soltando un leve quejido. Comenzó dando estocadas firmes, mientras se sujetaba fuerte de la piel del rubio, ni siquiera esperó que este le indicara que podía seguir, simplemente se movió por lo adictivo de su entrada resbalosa, tragándose su pene con cada estocada.

Felix aún mantenía puesto el suéter peludo, era adorable pero no podía ver su preciosa cintura y su espalda arqueada del placer, sin embargo el clima era lo suficiente frío como para evitar arrancárselo sin piedad, probablemente enfermaría si lo hiciera. Tampoco se había quitado la ropa, era una pena que no pudiesen mirarse desnudos uno al otro y disfrutarlo de verdad.

Felix apretaba las sábanas debajo de él, traía las piernas tensas y los deditos de sus pies se movían sin parar, pero no era suficiente, Hyunjin quería ver su bello rostro sufrir de placer.

Salió de él y se tiró a la cama quedando boca arriba, Felix lo miró confundido con sus ojitos brillantes e inocentes.

—Quiero que me montes conejito, salta encima de mí. —Hyunjin le sonrió de lado.

Felix gateó hasta su posición y se sentó encima de él, movió un poco las caderas, frotando su entrada con el pene de Hyunjin. Pero antes de que pidiera volver a tenerlo dentro, él lo interrumpió.

—El vibrador, traelo. —Señaló la caja, Felix rebuscó, encontrando lo que le había pedido y además el control de este. Hyunjin solo tomó el control. —Quiero ver que te lo pongas.

Felix sintió sus mejillas arder, aún más de lo que ya sentía. Había estado haciendo cada una de las órdenes que Hyunjin le pedía, ver al mayor tomar el control de la situación y decirle qué hacer activaba el interruptor de sumisión en su cerebro.

Como Hyunjin le pidió, lo llevó hasta su entrada y el pequeño vibrador simplemente resbaló dentro de él, dejando fuera la cuerda que colgaba de este.

Hyunjin apretó el botón de encendido sin previo aviso, haciendo que las piernas de Felix se cierren con fuerza por la estimulación. Su respiración de repente se volvió errática y los quejidos ahogados salían de su boca.

Hyunjin rió. —Me pregunto qué pasa si aumento la intensidad. —Sus dedos se balancearon por los botones, a lo cuál las piernas de Felix empezaron a temblar, su rostro se mantenía cabizbajo y sus manos apretando la tela de la camisa del mayor.

El pene de Hyunjin palpitaba, deseoso de tomar a Felix otra vez, la visión del menor temblando de placer sentado encima de su miembro solo aumentaba su necesidad.

Recorrió las piernas de Felix, llegando hasta su pene, y comenzó a masturbarlo lenta y tortuosamente. El menor se quejaba, su bonito rostro hacía muecas de placer, sus mejillas estaban pintadas de fuertes tonos carmesí, era tan sensible y a Hyunjin siempre le había gustado que fuera así.

—Hyung, si haces eso voy a... —No pudo terminar la frase, un gemido fuerte se escapó de sus labios cuando sintió dos dedos del mayor dentro suyo, moviéndose en un vaivén desesperante.

Sus brazos perdieron fuerza y cayó encima del pecho de Hyunjin, el mayor podía sentir su cuerpo temblando por tanta estimulación junta.

Apagó el vibrador y dejó de tocarlo, dejando que la respiración del menor se nivele, estaba forzando demasiado a su regalo de navidad, tanto que podría romperse en cualquier momento.

Aún así, su propio miembro palpitaba, dolía tanto la necesidad de meterlo en él, de tomar su pequeño cuerpo tembloroso y penetrarlo hasta que toda la cama se manche de su escencia.

—Te pedí que me montes. —Su voz sonó grave justo al lado de sus oídos, intentando sonar como si estuviera molesto porque el menor no haya realizado la orden.

Fueron unos cuantos segundos hasta que Felix puso fuerza en sus brazos para levantarse, se sentía desfallecer, y Hyunjin ni siquiera lo había tocado tanto.

Su rostro estaba excesivamente sonrojado, sus labios abultados y brillantes, Hyunjin quería comérselos allí mismo.

Felix apretó su camiseta entre sus manos, pareciendo darse cuenta de un importante detalle.

—Ni siquiera te quitaste la ropa. —Formó un puchero, había estado tan inmerso en las sensaciones que Hyunjin le producía que ni siquiera notó que el mayor aún permanecía con las prendas casi intactas.

Hyunjin le sonrió dulcemente. —Hay demasiado frío, ni siquiera puedo imaginar cómo has podido soportarlo con tus piernas descubiertas.

—¿No te gusta? —Se sorprendió por la repentina pregunta. —Pensé en usar medias, pero sé que te gustan mis piernas y... —el puchero adorable de su rostro lo estaba matando.

Sintió una punzada en su corazón de la culpa. —Mierda Felix, solo móntame y ya. Me importa una mierda lo que lleves puesto, luces hermoso con cualquier cosa puesta.

Felix sonrió, no era lo más romántico en ese momento pero le dejaba ver lo mucho que lo adoraba. Alzó el trasero, y Hyunjin no perdió tiempo para tomar su pene y erguirlo con su mano, finalmente logrando enterrarse dentro del menor como tanto había esperado. Ya no podía aguantar las palpitaciones dolorosas que sentía.

Felix levantó las caderas y volvió a caer, chocando su trasero contra las caderas de Hyunjin, y así siguió dándole sentones que se sentían de maravilla.

Sus bonitas piernas rellenas tenían la suficiente fuerza para cargar con el peso de su cuerpo sin problema, aún si cada sentón era cansado, podía seguir en esa posición por bastante tiempo.

Hyunjin tomó sus caderas, y empezó a alzar las suyas propias en un intento por buscar más profundidad.

Se mordió los labios al observar al manor saltando encima de él, no podía ver su pecho desnudo por el suéter pero sus piernas y sus caderas anchas eran hermosas. Cuando menos lo esperaba, Felix fue abriendo el cierre para mostrar su pecho desnudo, la imagen era hermosa, eran el sueño húmedo deseado por cualquiera.

Le hacía sentir eufóricamente feliz tener a Felix para él, y solo para él.

Volvió a apretar el botón de encendido del vibrador, y como se lo esperaba, Felix soltó un gemido y sus piernas se cerraron. Pero esta vez no tendría piedad en él.

Hyunjin volteó ambos cuerpos para intercambiar posiciones, ahora quedando él encima. Felix debajo de él lo miraba con enojo por haber encendido de nuevo el aparato.

El mayor le dedicó una sonrisa socarrona, y con el vibrador encendido comenzó a penetrarlo de nuevo. Felix se quejó numerosas veces, sus gemidos sonaban como un llanto apagado, pero no le importaba.

—Apágalo. —Hyunjin le negó. —Voy a correrme si no lo apagas. —Podía oír la desesperación en su voz, y eso le producía a Hyunjin oleadas de placer en todo el cuerpo.

Hyunjin negó de nuevo, tomando el pene de Felix y apretando la punta para que este no pueda correrse.

—Es hora de romperte, mi conejito de juguete.

Sentía su propio pene chocar con el aparato dentro de Felix a medida que golpeaba dentro, era extraño pero agradable, los interiores del menor se contraían al rededor de su longitud, succionando todo.

El pecho del menor subía y bajaba eufóricamente, su respiración era errática acompañada de sus gemidos de queja, su pequeña boquita se mantenía abierta mostrando sus pequeños colmillos.

Las estocadas junto a la vibración eran algo tan nuevo para él, Felix había usado el vibrador con anterioridad pero definitivamente tener sexo real con Hyunjin era mil veces mejor.

Sus pequeñas manos permanecían aferradas a los brazos ajenos, casi enterrando las uñas, sabía que incluso si aparentemente Felix decía querer parar, toda esa estimulación le gustaba, no paraba de gemir sin cuidado y sus ojos comenzaban a desviarse mirando arriba.

Su mano podía sentir el pene de Felix vibrando en busca de su liberación, pero estaba indispuesto a dejar que su conejito se corriera antes que él.

Estaba cerca, podía sentirlo, iba a correrse dentro de él por primera vez y eso le excitaba aún más. Su trasero iba a quedar lleno de su escencia, moría por verlo.

Siguió dando estocadas por mucho más tiempo, las reacciones de Felix eran hermosas, sabía que si no fuera por sus dedos apretando la hundidura del glande, ya se habría corrido hace unos minutos.

—¿Te gusta así, conejito? ¿Te gusta que sea rudo?

Asintió varías veces, tal vez no podría sentarse correctamente durante algunos días pero valía la pena. No vería a Hyunjin por más de una semana, era como si necesitara recargarse de él antes de partir.

Hyunjin le sonreía, lucía hermoso, le gustaba la vista de él encima, tomando el control y hablándole de esa forma, sucia y posesiva, contrario a la forma tan dulce que solía ser siempre.

No tardó mucho en que sintió el líquido caliente y espeso liberarse dentro de él, era extraño pero pensar en que se había corrido dentro le gustaba. Hyunjin gimió ahogado mientras daba unas últimas estocadas, soltó el pene de Felix y él pudo correrse manchando su propio estómago.

Era magnífico, estaban tan enamorados que todas las sensaciones en ellos eran más intensas cuando lo hacían, porque se amaban, se necesitaban.

Hyunjin salió lentamente de Felix, dando una observada a su trasero que comenzó a chorrear con el líquido blanco, sonrió orgulloso y tomó el control para apagar el objeto dentro del menor.

—Ahora vamos a tener conejitos bebé. —Dijo Felix sonriéndole tierno, mientras le seguía la broma estúpida.

Hyunjin se sonrojó por el comentario. Ahora era el mismo Hyunjin de siempre, y se sentía avergonzado de sí mismo por haberle llamado "conejito" al menor mientras lo follaba. Pero Felix le sonreía, le había gustado, a ambos les había gustado.

Hyunjin cerró el suéter del menor, cubriendo su pecho porque podría resfriarse, se abrazó a él y cubrió sus piernas con la sábana, se sentía culpable después notarlas literalmente frías.

—Entonces estarás en casa de Changbin con su familia ¿cierto? —Felix asintió, sus ojitos brillantes le miraban fijamente con una expresión de lo más hermosa. —¿Te gustó el cuadro?

—Es hermoso Hyunjin, no puedo imaginar cuántos días de esfuerzo pusiste en ello. —Felix cerró los ojos y acercó su nariz a la contraria, juntándolas en un beso esquimal.

—Voy a extrañarte.

—Solo nos vamos a separar unos días. —Felix rió por lo dramático que estaba siendo el mayor, lo usual en él.

—Te extrañaría aún si fuera una hora... conejito.

FIN.

Karen:
Este corto One Shot está dedicado a ValeriaSulvaran como parte de una actividad de Secret Santa, que de allí es donde saqué la idea.

¿Qué les pareció el one shot? 😊
Honestamente me encanta leer sus comentarios 💕

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