— Te amo... — Murmuró con sinceridad. — En serio lo hago.

La sonrisa que le dio antes de responderle, lo dejó algo aturdido. — Yo te amo a ti. Mucho, mucho.

— No me entiendes, bebé. — Le dijo con una sonrisa que demostraba tristeza. — Te amo.

— Claro que lo entiendo. — Le dijo sin borrar la alegría en su rostro. — Me amas tanto como yo te amo a ti.

— No del mismo modo. — Susurró al ver a una tercera persona a lo lejos.

Yoongi cerró la puerta de la habitación al tiempo que soltaba un profundo respiro, miró a Jimin guardar su celular después de  haber salido de sus pensamientos, sentado en los sillones de los pasillos de las habitaciones, el mayor ladeó un poco la cabeza y se sentó a su lado, remplazando el lugar que Taehyung tenía hace menos de dos minutos.

Jimin lo miró por el rabillo del ojo, había echado la cabeza hacia atrás y cerró los ojos manteniendo las manos entre su regazo.

— ¿Quieres decirme algo? — Jimin dio un respingo ante la repentina pregunta, Yoongi siguió con los ojos cerrados. — Siento tu mirada sobre mí, Jiminnie.

— Ah... — Rascó su nuca y desvió su vista con rapidez. — No hyung, solo... Me siento extraño. — Yoongi abrió los ojos y volteó a mirarlo con el ceño fruncido.

— ¿Te sientes mal? — Le preguntó con preocupación. — Llamaré al doctor. — Hizo ademán de pararse, pero Jimin lo tomó de la muñeca y Yoongi se sentó de nuevo.

— No, no es eso. — Le aclaró. — me siento un... Idiota. — Terminó diciéndole. — Yo... Siempre estuve para Taehyung, siempre cuidando de él y cuando más me necesitó, yo estaba... — Muy concentrado tratando de arruinarte a ti. — No estuve para él, debí cuidarlo de ese idiota, debí alejarlo antes de que... — Pasó saliva con pesades, recargó sus codos sobre las rodillas y tapó su rostro entre sus manos.

Dio otro salto al sentir la mano de Yoongi sobre su espalda, sin embargo no se movió más.

— Sé como te sientes. Me siento igual por Jungkook. — Le habló con precaución, inclinando su tronco havia adelante para estar a la altura del rostro del menor. — Pero, no vale la pena culparnos ahora, Jimin. Ellos ya están bien, están con nosotros. A salvo. — El menor suspiró aún con las manos sobre su rostro. — Y ese tipo no volverá a acercarse a ninguno de ellos, ni a ti.

Jimin quiso creer eso, pero, conociendo a Hoseok, regresaría en días, semanas o meses para tratar de manipular nuevamente a Taehyung y que las cosas siguieran como siempre.

Se enderezó sobre la silla y miró a Yoongi a su lado, ambos mirándose a los ojos, sin decir nada más. Las orbes de Jimin gritaban, necesitadas de soltarse y sacar todo lo que tenían para dar, pero su dueño no cedía a hacerlo. Yoongi lo analizó, tratando de descubrir todo los que Jimin guardaba, y sus ojos, por descuido, flaquearon ante la tristeza inmensa del menor.

La comisura derecha de Yoongi se alzó un poco, y con delicadeza, tomó a Jimin entre sus brazos. El menor no sabía porque volvía a permitirlo, era la segunda vez que lo abrazaba cuando se sentía tan vulnerable. Aún con sus brazos a los costados e importandole poco, recargó su cabeza sobre el hombro de Yoongi y ocultó su nariz en la curvatura de su cuello, soltando un suspiró.

Así estuvieron por lo que parecieron unos cuantos minutos para ellos hasta que, el carraspeo tras de ellos los hizo voltear, encontrándose con Namjoon y Seokjin, el mayor con una mochila colgando en su hombro izquierdo.

Jimin desvió su mirada para evitarlos, pero solo logró toparse con el cuerpo de Taehyung en la puerta de la habitación de Jungkook, congelado por lo que, supuso, alcanzó a ver.