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Eran casi las cuatro de la madrugada, ambos chicos estaban en la sala de estar con la televisión reproduciendo una película a la cual dejaron de prestarle atención después de veinte minutos por preferir hablar de temas casuales.
Después de bajar a cenar juntos y por la ausencia de sueño en ambos, prefirieron quedarse un rato, un rato que se convirtieron en horas rápidamente.
— ¿Ya está mejor del todo o sigue poquito mejor? — Le preguntó Jimin repentinamente, Yoongi le sonrió.
— Ya estoy mejor, gracias a ti. — Le agradeció despeinando el cabello azabache del menor. — Gracias por animarme hoy... Bueno ayer.
— Espero poder hacerlo siempre que lo necesite, hyung. — Le dijo sonriendo.
¿Quién lo diría? En realidad, sólo lo lastimaré.
El sonido que anunciaba un mensaje los interrumpió, ambos sacaron su celular y Jimin anunció que había sido el suyo. Bufó con molestia y rodó los ojos al tiempo que tecleaba una respuesta, al terminar, aventó el celular a su lado y se recargó sobre el sofá con los brazos cruzados.
Yoongi lo vio con algo de diversión ante el berrinche discreto. — ¿Qué sucedió? ¿Porqué tú repentino cambio de humor? — Le preguntó, Jimin suspiró, apretando sus labios después.
— Es el encargado del orfanato. — Le respondió, Yoongi frunció el ceño. — Lleva molestándome desde hace cuatro días.
— ¿Él te molesta? — Preguntó Yoongi repentinamente. — ¿Qué te hace? — Jimin negó.
— Uhm... ¿Recuerda a mi... supuesto novio? — Yoongi asintió. — Shownu, él es el encargado del orfanato. — Los ojos de Yoongi se abrieron en sorpresa.
— Jimin, ¿Él no es muy mayor para ti? Es decir... — El menor asintió.
— Si, él... Tiene treinta y seis años. — Le dijo rascando su nuca. — Se lo que piensa, hyung. Que el me manipuló para estar juntos y todo eso. Sin embargo, en realidad acepté la relación para mi propio beneficio. — Yoongi estaba a punto de preguntar, ¿Qué beneficios le traería estar con un hombre diecisiete años mayor que él?
Y bueno, recordó que el hombre es el encargado del orfanato.
— ¿Porqué necesitas beneficios estando en una casa hogar? A caso... — Su cerebro no tardó en sacar prontas conclusiones. — ¿Te trataban mal? — Jimin comenzó a mordisquear su labio inferior desviando la mirada.
— Hyung... No puedo hablarle sobre eso. — Le respondió con nervios, Yoongi ya no se podía quedar así.
Se acercó un poco al menor y tomó la pequeña manita de Jimin entre las suyas.
— Jimin, si ahí te hicieron algo, dímelo. Prometo no causarte problemas, solo quiero que me digas para poder hacer algo por tí. — Le pidió, mirando fijamente las orbes avellanas del menor, quien correspondió el contacto visual. — Te quiero ayudar ahora yo a ti. — Jimin dio un suspiro entre cortado.
¿Sería prudente? Estaría a punto de hablar de cosas que, ni siquiera le había dicho a Taehyung, eran cosas realmente muy personales y no se sentía precisamente orgulloso de todo eso.
— En ese lugar no son precisamente muy buenos con nosotros. — Comenzó, Yoongi apagó la televisión. — Para no hacerle el cuento largo, tenemos que hacer lo que ellos nos dicen, tal y como nos lo indican, si no lo hacemos, nos tardamos o lo hacemos mal, ellos solo nos golpean y nos castigan sin comer por al menos dos días. — Suspiró con pesadez, desviando la mirada a la ventana que daba vista a la calle. — Cuando... Cuando tenía quince años, un día estaba limpiando el comedor con otros de mis hermanit- — Interrumpió sus propias palabras y carraspeó. — Con otros de los mocosos del orfanato. De un momento a otro quedé solo porque los niños se veían cansados y les dije que yo seguiría solo y los mandé a la cama. En eso, llegó una de las trabajadoras de ahí, no estaba feliz y se enfadó más al ver que todavía no acababa de limpiar. Estaba angustiado, no quería que... Que me g-golpeara... — ¿Acabas de tartamudear? — Y yo solo, hice lo primero que se ne ocurrió y... Le comencé a coquetear. Y funcionó, me salvé por primera vez de los maltratos. — Rascó su mejilla, justo la pequeña cicatriz que adornaba su cachete izquierdo. — Sin embargo, las amenazas de regaños incrementaron, no sólo con la misma tipa, si no con los demás y con ello, mis coqueteos hacia ellos. Hasta que un día, pasó con Shownu. — Miró al techo, ladeando la cabeza. — Era tal vez la tercera vez que trataba de regañarme y bueno, lo coqueteé de nuevo. Solo que, esa vez llegó más lejos de lo que... había sucedido.
— ¿Él te...? — Jimin negó.
— Fue consensuado.
— Jimin tenías quince años, a esa edad, y si un idiota diecisiete años mayor que tú te convence de hacerlo entonces, no es consensuado. — Le trato de explicar. — Abusó de ti, Jimin. — El menor apretó los labios.
¿Qué era eso que se juntó en las esquinas de sus ojos?
— Yo no... — Calló al sentir la voz temblorosa. — No sé, pero, después de eso ya todo fue más fácil para mí en ese sitio, Yoongi hyung. — ¿Sus ojos se estaban derritiendo? ¿Porqué había agua recorriendo sus mejillas? — Hace años no me golpean... n-ni me... Ellos... — Talló con brusquedad sus mejillas, limpiando esa molesta agua. — Ellos solo quieren eso de mí, hyung...
Yoongi ni siquiera lo pensó, tomó el cuerpo tembloroso de Jimin entre sus brazos, acariciando su cabello y tratando de tranquilizar sus silenciosos hipidos mientras lo balanceaba de un lado a otro.
— Jimin, te prometo que- — Sus palabras fueron interrumpidas al escuchar el tono de llamada personalizado que le había colocado a Jungkook. Se preocupó.
Eran las cuatro de la madrugada, ¿Qué hacía llamándole a esa hora?
Tomó el celular y de inmediato se escuchó la voz de alguien tras la línea.
— ¡Hyung! — El mayor retiró la bocina ante el repentino grito. ¿Quién era? No se escuchaba como jungkook. — ¿Estás en casa?
— ¿Quién eres? ¿Dónde está Jeon?
— Ábreme, por favor. — Le pidió con desespero. — Jungkook está herido, hyung, por favor. — Jimin reconoció la voz tras la línea, se separó rápidamente del mayor y corrió hasta la puerta.
Taehyung estaba agitado, con el pómulo rojizo y tenía a Jungkook recargado de sus hombros.
— ¡Jungkook! — Gritó Yoongi al ver que el menor se desmayó al pie de la puerta.
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