Estaba sentado sobre el césped con las piernas estiradas y los ojos cerrados, simplemente sintiendo el aire golpear su rostro esperando que eso ayudara a secar con mayor rapidez el agua que nació de sus ojos.

Una vez más, había estallado frente a GiYoon y EunJi y como siempre, ellos también lo hicieron.

Estaba realmente cansado, odiaba tanto vivir ahí donde todo le era recriminado, incluso su ser estaba mal según ellos. Por que claro, jamás olvidará que ellos lo hicieron terminar la relación más hermosa que había tenido con amanezas de por medio. Lo hacían sufrir y pasar situaciones por las que no tenía ni merecía soportar.

Solamente de recordar todas esas veces que lo hicieron sentir mal, recordar las palabras degradantes hacia él que, en un momento, lo afectan en demencia pero ahora solo le causa coraje.

Porque aprendió que no merecía eso.

Gracias a él lindo primer novio que tuvo, aprendió a quererse, valorarse y no dejarse de nadie. Ni siquiera de esos dos tipos. Fue por eso que le dolió el tener que alejarse de él pero, a final de cuentas, fue por el bien de Kihyun.

— Ey, ¿Ese no es Yoongi?

Las lágrimas volvieron a juntarse en las esquinas de sus ojos, apretó los ojos y agachó la cabeza, reproduciendo una y mil veces las escenas de esos recuerdos que lo detenían para avanzar, para volver a amarse una vez más, como hacía años le enseñaron.

— Dios... ¿E-Está llorando?

Para Yoongi, el día en el que dejó de sentirse herido por ellos fue cuando lo descubrieron con Kihyun. El día que corrieron de la manera más vulgar a su novio -en ese entonces- y a él solo lo humillaron, maltrataron y maldijeron. Ese día fue cuando toda tristeza desapareció para convertirse en total coraje. Ganas de huir, de salir de ahí de una maldita vez y no volver a verles la cara a esos usurpadores.

— ¡Ve con él, anda!

Suspiró con pesades, ¿Qué podría hacer por ese tiempo? Esperaría a que GiYoon se fuera y EunJi se durmiera para volver pero para eso aún faltaba un buen rato. Chasqueó la lengua. Demonios, dejo a Jimin solo con esos idiotas y ni siquiera traia consigo su celular para llamarlo y que no estuviera en ese ambiente tóxico y tenso. ¿Cómo funcionaban las palomas mensajeras? Porque, había muchas de ellas a su al rededor, solo necesitaba saber si esas aves podían entender la dirección de su casa y llevarle la noticia.

Bueno, y también hacia falta capturarla.

Sonrió ante las estupideces que estaba pensando y cerró los ojos nuevamente, las últimas lágrimas saliendo lentamente y el corazón un poco menos roto al dejarlas ser, recorriendo su rostro, naciendo es sus orbes marrones y muriendo al caer por su barbilla. Corta vida, si, pero realmente reconfortantes segundo de ella.

— ¿Y-Yoongi? — Esa voz, la reconocería en cualquier lugar. Abrió los ojos y vio al pelinaranja parado frente a él con notoria preocupación, el mayor se paró de inmediato para tratar de irse pero el más bajo lo detuvo. — Yoongi espera, no te vayas.

— ¿Qué quieres, Kihyun? — Preguntó con seriedad, soltándose bruscamente del agarre en su muñeca. — Ya me viste la cara de imbécil, ¿Qué más ocupas de mí?

Kihyun agachó la mirada, pero en ese momento, le preocupaba más tratar de consolarlo que de justificar sus actos imperdonables.

— Estás llorando. — Apuntó. — ¿Qué pasa, Yoongi? No sueles llorar, menos en lugares donde puedan verte. — El mayor por unos meses desvió la mirada hacia un lado. — Si explotaste aquí, significa que es algo que te afecta. — Concluyó tratando de buscar la mirada de Yoongi.

— No te importa. — Murmuró con enojo.

— Si, me importa, Min Yoongi. — Contradijo firmemente. — Y no me iré y tampoco te dejaré ir hasta que me hables de porque estas así. — Decretó. — No me tienes que decir lo que ocurre, solo quiero estar contigo hasta hacerte sentir mejor. — Yoongi bufó una risa.

— ¿Mejor? — Preguntó mirándole de nuevo. — Los putos cuernos no me hacen sentir mejor, Yoo Kihyun. — El mencionado apretó los labios. — ¿Porqué, Kihyun? Creí que tú y yo al final podrías ser libres, creí que podría darte todo el amor que tenía para ti resguardado hace tres años y también creí que... Que tu seguías tan enamorado de mí como yo lo estaba de ti.

— Yoongi, fue un error. Yo-

— Tengas la excusa que tengas, Kihyun. Sabes lo que opino sobre las infidelidades. — Interrumpió rápidamente. — Y que, el que yo consideraba el amor de mi vida, lo haya hecho a pesar de saber eso... — Desvió la mirada nuevamente negando con los ojos cristalizados. — Aléjate de mi, Kihyun.

— ¡Yoongi, es culpa de-

— ¡Yoongi hyung! — El mencionado volteó rápidamente ante el grito emocionado, de inmediato sintió unos brazos rodear su cuerpo y logró ver a unos metros de él a Jin, Namjoon, Jungkook y Taehyung, bajó la mirada encontrándose con el cabello negro del chico que vivía con él. — ¡Estaba tan preocupado, hyung! ¡No lo vuelva a hacer! — Le dijo alejándose solo un poco y subió sus manos a sus mejillas para revisar si estaba bien. — Oh hyung... Sus ojitos...

— J-Jimin... — Lo llamó, hizo una seña discreta y el menor comprendió, miró por sobre el hombro del mayor y se encontró con la imagen de Kihyun.

No estaba nada feliz.

— ¿Tú qué haces aquí? — Al notar la presencia del chico pelinaranja, Jin movió a Yoongi junto a Jimin tras él. — ¿No te bastó romper su corazón ese día, ahora tratas de hablarle en un momento de vulnerabilidad?

— J-Jin hyung, no, yo solo-

— No quiero oír nada, vete de aquí, Kihyun, antes de que pierda el estilo y te agarre a golpes. — Kihyun desvió su mirada y se topó con la de Jungkook quien estaba sosteniendo tras él a Taehyung porque al parecer, quería intervenir entre él y Seokjin.

Y, todo conocedor de Kim Seokjin sabía que eso no sería bueno.

No le quedó más, Kihyun se retiró de ahí, dejando a los demás encargarse del hombre al que amaba.

— ¡Ya suéltalo! — Jungkook empujó a Jimin y fue su turno de abrazarlo. — Hyung, le prometo que muy pronto se acabará. — Le susurró, Yoongi por fin correspondió el abrazo.

— Lo sé, Jungkook.