★01★
El auto paró en una de las mejores residencias de Busan, estacionandose frente a una casa que probablemente, costaba más del dinero que en esos momentos tenía "ahorrados" en el banco.
Se bajó del coche junto con la licenciada de siempre, una vez más iba a pasar una temporada fuera del estúpido orfanato para ir a la casa de alguna familia desconocida con aires de buena voluntad que solo los recibían por deudas que tenían con el dueño de ese maldito infierno.
Ambos caminaron en silencio hasta la gran entrada de la casa, la chica tocó un par de veces y unos momentos después la puerta se abrió, dejando ver a un hombre de no tan avanzada edad, que de inmediato les regaló una sonrisa.
Patético.
— Los estuvimos esperando, señorita Kwon. — Les dijo abriendo la puerta por completo y haciéndose a un lado. — Pasen, yo y mi esposa hablaremos con ustedes en un momento.
Ambos agradecieron, Jimin de inmediato cambio la cara de pocos amigos para poner una más amigable, si quería ganar la confianza de esos idiotas tendría que actuar como todo un niño bueno.
Se sentaron en la sala de estar, Jimin aprovechó para entornar sus ojos por el lugar, el cual sería su casa por tal vez, tres o cuatro meses. Esperaron por un par de minutos a la pareja, hasta que ambos salieron juntos de la cocina y se sentaron frente a ellos.
— Tu debes de ser Park Jimin, ¿Cierto? — Le preguntó la señora.
— Es un gusto conocerla, señora Min. — Respondió con una sonrisa y haciendo una reverencia.
— ¡Oh, cariño! Es tan lindo. — Chilló emocionada. — Todos los niños de esa casa hogar son tan educados.
Claro, si no lo fueran los golpearían hasta el cansancio.
— De parte del señor Son les queremos agradecer una vez más que reciban a uno de nuestros niños en su hogar, señores Min. — Habló la chica. — Jimin está por cumplir su mayoría de edad y estará listo para salir del orfanato, pero como en estos momentos el lugar está algo lleno tuvimos que volver a pedirles ayuda a todos los asociados con mi jefe. — Les explicó.
— Saben que cuentan con nuestro apoyo siempre que sea necesario. — Aseguró el señor Min.
— Jimin, ella es la señora Min EunJi y él es el señor Min GiYoon. — Los presentó. — Debes de ser buen niño, Minnie.
— Señorita Kwon, yo soy un buen niño. — Le respondió bajito y con una sonrisa coqueta.
— B-Bueno... Ya saben el proceso. — Sacó un legajo de su bolso y se lo extendió a los Min. — Adentro esta toda la papelería de Jimin junto con algo de dinero para sus necesidades. El señor Son se los manda porque Jimin es alguien a quien apreciamos, entonces, queremos pedirles que cuiden bien de él.
— Téngalo por seguro. — Contesto GiYoon rápidamente y con una pizca de nervios en su voz.
— Si ya no hay nada por aclarar, me retiro ya. — Se levantó del lugar. — Te extrañaré, Jiminnie. — Murmuró solo para que solo él lo escuchara.
— Claro que lo harás. — Respondió en el mismo tono, guiñando un ojos hacia ella.
Los señores Min acompañaron a la chica hasta la puerta y al ver que el auto desapareció, suspiraron rendidos y regresaron adentro.
— Espero que nos podamos llevar bien, Jiminnie. — Dijo EunJi con una sonrisa. — Tenemos un hijo, pero se fue por el fin de semana a un campamento de la escuela. — Le explicó.
— Creo que se llevarán bien. — Habló GiYoon esta vez. — Aquí dice que tienes veinte años... Yoongi es mayor que tú por dos años.
— Espero poder ser de ayuda para ustedes, señores Min. — Les dijo Jimin. — No quisiera sentirme como alguien aprovechado, si necesitan algo pueden pedirmelo y lo haré.
— Te lo agradecemos, Jimin. — Musitó EunJi. — Ven, te llevaré a tu habitación para que puedas acomodar tu ropa y que descanses un poco.
Jimin hizo una reverencia en forma de agradecimiento y tomó su maleta para seguir a la mayor, subieron al segundo piso y entraron a una de las tantas habitaciones que se veían.
Al entrar se dio cuenta de que esa habitación era más grande que el cuarto que el tenía en el orfanato, era el doble de espacio, una cama matrimonial en medio y justo frente a ella había una televisión plasma, un lindo sillón en la ventana, un escritorio, una estantería y dos puertas más, las cuales, EunJin le dijo que eran su baño y el armario.
La mayor salió del cuarto, dejando solo a Jimin, quien de inmediato relajó el rostro para volver a sus facciones de pocos amigos, ordenó su ropa en el armario, se dio una ducha rápida y se sentó sobre la cama con celular en mano.
Se permitiría estar relajado los primeros días, después comenzaría a armar algún plan para sacar un poco más de información de los Min.
Ellos pagarían por todo lo que le quitaron.
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