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Capítulo 51 ~Plantada~

Narra Amy

Bastantes meses han pasado ya. Cumplí 14 años hace unos cuántos y ya cursando el noveno grado. Tails, a poco de comenzar la etapa de resignación, aún trata de superar la muerte de Cosmo. Rouge se nos junta mucho desde que Shadow es nuestro amigo; y, siendo sincera, eso me molesta, pues aún no me cae bien del todo. Knuckles y ella niegan que han salido unas cuantas veces, pero todos sabemos que la verdad es otra. Sonic, como era de esperarse, no está nada convencido de tener a Shadow en el Team, pero, por mayoría de votos, lo ha tenido qué aceptar.

En cuanto a Shadow, es algo reservado, pero no ha mostrado signos de maldad alguna. Vive en un departamento que compró hace poco en el centro de Green Hill. A pesar de nuestras sugerencias, ha decidido no entrar a nuestro instituto, ya que dice que para él es una pérdida de tiempo, puesto que (según él) ya sabe lo que tiene que saber.

***

Estoy muy emocionada. He quedado con Sonic. Le comenté que tenía que preguntarle algo importante para mí. A Mighty, a Knuckles y a Espío les he preguntado igual, y los tres me han dicho que sí. Espero que la respuesta de Sonic sea igual de positiva. Nos quedamos de ver en el centro comercial de Green Hill, en nuestra heladería favorita.

Llego 15 minutos antes, la emoción y los nervios están apoderados de mi cuerpo.
Espero y espero. Ya lleva media hora de retraso. Esto es muy raro, se supone que es el ser más rápido del planeta, sino es que del universo entero. Irónico. Saco mi celular y le llamo.

—"¡Hola! Soy Sonic. En este momento no puedo atenderte, ya sabes que hacer después del *pip*.

Cuelgo. Me quedo esperando un poco más. No llega. Decido llamarle a Tails, él debe de saber dónde está. Me estoy empezando a desesperar, la mesera se acerca por cuarta vez y, al ver mi mirada, comprende parte de la situación. El zorrito me responde a las dos tonadas.

"Hola, Amy, ¿Qué pasa?"

—¿Dónde está Sonic? —digo, sin rodeos.

"Salió desde temprano, pero no va a regresar hasta el anochecer. ¿Lo necesitabas para algo?"

Cuelgo.

No me lo puedo creer. Pego mi frente en la mesa, maldiciendo por dentro. Siento una mano tocar mi hombro. Seguramente la mesera, de nuevo.

—No pediré nada, señorita, ya me iba —digo, sin alzar la vista.

Me sigue tocando el hombro. Despego la frente de la mesa y miro enojada.

—Que ya me ib- ¿Shadow?

—Hola —saluda. Se sienta enfrente de mí, dejando sus compras a su lado.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto, sorprendida. No creía encontrármelo por aquí.

—Vine a comprar unas cosas para mi departamento. Ya me iba, pero no pude evitar ver a cierta eriza sola en un lugar donde se suele ir acompañado.

—Ahh... —indiferente a su respuesta, pongo el codo en la mesa y recargo mi mandíbula en mi mano, desviando la mirada hacia la ventana de al lado.

—¿Hay algo que te moleste?

—No quiero hablar de eso —le contesto de inmediato, aún molesta.

—Se me hace injusto que yo te tenga qué  contar de mi desastrozo pasado y tú no me puedas decir ni siquiera el porqué estás así —reclama. Bien, tiene un punto.

—De acuerdo, tú ganas. Pero hablemos de esto en otro lado, ya no quiero estar aquí —pido.

Con un control de caos sin esmeralda alguna, nos teletransportamos hacia el parque. Que él pueda hacer tal cosa sin una, era algo que desconocía totalmente. ¿Sonic también lo podrá hacer?

En un abrir y cerrar de ojos, nos encontrábamos en el Gran Parque de Green Hill. Suspiro resignada. Hubiese preferido irme a casa a ahogarme en mi propia soledad, pensando en la eterna soltería que me espera comiendo litros de helado de chocolate mientras miro películas de trágico romance.

—¿Y bien? —pregunta sentándose en una de las bancas de madera del parque.

—¿"Y bien" qué? —me hago la loca, y me siento en el césped frente a él. Me mira frunciendo el ceño y cruzando los brazos. Suelto un suspiro más y me digno a contarle mi pena mientras arrancaba el césped de mi alrededor. —Habíamos quedado. Llevaba semanas planeando esto, le tenía que preguntar algo importante y... ¡Me ha dejado plantada! ¡Ni siquiera se dignó en llamarme! ¡Ni a contestarme! —Shadow me mira alzando una ceja.

—No entiendo. ¿Estás hablando del faker?

—¡Sí! ¡Ugh! —me tiro en el pasto boca arriba, haciendo todo lo posible por no dejar que mis ojos se aguadaran después de liberar tal frustración en voz alta.

—¿Sólo eso? Bueno, no es como si el césped del parque tuviera la culpa, ¿Sabes? —dice, mirando el desastre que había causado en donde me encontraba acostada.

—¿Crees que estoy exagerando? —me pongo de pie y lo fulmino con la mirada.

—Pues... Sí, un poquito, tal vez —me contesta, encogiéndose de hombros.

—Para ti es fácil decirlo. Llevo esperando esto desde hace años, estaba tan emocionada...

—Entiendo, no es difícil notar que estás enamorada de él.

Mierda. Lo ha notado. Me sonrojo por unos instantes y desvío la mirada.

—Da igual lo que sienta, me dejó plantada. Está claro que a él no le intereso.

—Seguramente tiene una buena razón para haberlo hecho.

—Ah, ¿Sí? ¿Cómo cuál? —alzo una ceja.

—A lo mejor sí llegaba pero se le hizo tarde.

—¡¿Una hora?!

—Bien, eso no lo sabía.

Suspiro y mi mirada cambia de una molesta a una triste.

—La verdad es que no le gusto como él a mí, por eso me ha dejado plantada...

Narra Shadow

Pobre chica. Siento algo de lástima por ella. Aún está en la adolescencia y está claro que éstas cosas le llegan. Es aquí cuando agradezco que éste tipo de situaciones no me pasen.

Pero, para ser sincero, Amy me cae bien y no me agrada verla así. Qué pena para ella que Sonic no se la tome en serio. La vuelvo a mirar y observo sus ojos cristalinos mirando a la nada. Quiero hacer algo por ella.

—Siento si te aburrí con mis cosas, mejor me largo —se agacha y agarra su bolso.

—¿Por qué no salimos? —digo sin más.

—¿Q-q-q-qué dices? —exclama al instante, a la par que se pone más roja que el mismísimo equidna aquel.

—Perdón, no es lo que trataba de decir —trato de tranquilizarla al darme cuenta en cómo he dicho las cosas. —Quise decir, ¿Qué tal si pasas la tarde conmigo? Sólo a pasar el rato. No quiero que llegues a tu casa a lloriquear y a ver “El Titanic" como lo haría cualquier adolescente de tu edad con el corazón roto.

Duda un poco, pero al final cede. 

—Bien, ¿A dónde vamos?

Narra Amy

Shadow desaparece con un control de caos, y a los segundos aparece un convertible negro frente a mí. De él, baja el ojirubí y abre la puerta del copiloto para que me suba.

¿Pero qué...?

—¿Cómo es que has logrado tenerlo? —digo embobada, admirando el carro de lujo que tengo frente a mí.

—Está muy cool, ¿No crees?

—Si puedes teletransportarte... ¿Para que compraste un carro?

—Me gusta conducir, me relaja.

—¿Y tienes licencia?

—Claro que sí, relájate —trago saliva y rodea los ojos. —Sí, obvio que tengo. Mira —saca su cartera y me muestra la licencia.

—¿Licencia de conducir para menores? —leo en voz alta el nombre de la licencia. Trato de aguantar la risa.

—Si les decía que tengo 67 años no me iban a creer. Así que tuve qué decir la edad en la que me habían congelado.

—¿Que es...?

—17 años.

Sin más, me subo al coche de únicamente dos asientos y las puertas bajan.

—¿Y bien? —pregunta mientras enciende el coche.

—¿"Y bien" qué? —deja vú.

—¿A dónde vamos? Tú decides.

—No lo sé.

—Mientras lo piensas, abróchate el cinturón.

Shadow conduce hacia una autopista recta y acelera. Íbamos tan rápido, que disfrutaba el sentir el viento mover mi cabello, una sensación realmente agradable. Oh, Sonic, ahora sé porqué disfrutas tanto correr.

—Al cine —me decido.

—¿Quieres ir al cine?

—Sí. Pero no al de aquí, apesta. Mejor al de Central City.

—¿No importa que regresemos ya tarde?

—Te gusta conducir, ¿No?

—De acuerdo, si eso es lo que quieres, iremos a Central City. 

Shadow maniobró el coche regresándose y entrando por otra autopista. Mientras nos dirigíamos hacia Central City, Shadow decidió prender la radio. The Scientist suena y el erizo comienza a cantarla en voz baja.

—¿Te gusta Coldplay? —pregunto, intentando que no se forme un silencio incómodo entre nosotros, aunque, en realidad, no se estaba tornando molesto el ambiente.

—¿Te molesta? Si quieres, puedes poner otra estación.

—No, no es eso. Es que creí que te gustaban las bandas como el metal, el rock pesado o cosas así.

Shadow esboza una sonrisa.

—Yo no he dicho que no me gustara ese tipo de música —lo miro unos segundos y me doy cuenta de que no lo había visto tan tranquilo antes. Todo lo que pasó durante muchos años y al fin puede relajarse un poco. Sonrío. Realmente no creo que haya pura maldad en él.

—Me gusta mucho esa canción —comento.

—A mi también. Existen muchas remezclas del tema, y su ostinato de acordes en el piano fue usado para varias canciones mediante el método de la muestra. Es realmente placentero que empiece con unos acordes de piano, los arreglos para cuerdas y que al final se pueda escuchar una guitarra eléctrica.  

Madre mía, no me esperaba una respuesta así. Bueno, estoy hablando con un chico que en realidad tiene como 50 años, pero que su cuerpo fue congelado en 17. No hay qué olvidar que los tiempos de antes eran más diferentes. 

—Saliste muy sabiondo.

Shadow suelta una risita.

—Llegamos.

Éste me abre la puerta del coche y entramos al cine. Sólo había entradas para esa hora de una película con género de comedia romántica. La película estuvo graciosa, pero en las partes románticas solía mirar a los lados y lo único que veía eran a algunas parejas que se besaban. Esto era incómodo para mí, pero Shadow parecía indiferente al entorno.

Salimos de allí y volvimos a Green Hill. Durante el camino, me platicaba felizmente lo que hacía en el ARK para entretenerse, que jugaba con María para no aburrirse y que el profesor Gerald lo entrenaba con armas para que él pudiera protegerlos, y así, varias hazañas y bromas que hubo en ese entonces.

Con esto, confirmo que Shadow al menos tuvo unos cuántos momentos felices en el ARK, no todo le fue color de hormiga.

Al llegar, me deja frente a mi casa. Miro la hora en mi teléfono móvil. Son las 22:45 hrs.

—Oye, gracias —digo antes de bajarme completamente del coche.

—Para eso estamos los amigos. Por cierto, espero que todo se arregle —se despide, a la par que mira hacia la casa vecina: la de Sonic y Tails.

Cuando me bajo por completo del coche, arranca y se pierde a lo lejos. Me giro y para mi sorpresa Sonic también iba llegando a su casa. Mi ánimo vuelve a cambiar y vuelvo a sentirme desanimada. Me había dejado plantada el chico que me gusta. Cabizbaja, camino hacia mi casa. Minutos después, tocan a mi puerta y voy a abrir.

—¿Qué? —saludo de una manera un tanto... Fría.

—Tails me dijo que me habías estado buscando, ¿Me necesitabas para algo?

Frunzo el ceño. Hijo de...

—No. 

—¿Segura? —me mira confundido. —Bueno. Por cierto, me dijeron por allí que pasaste la tarde con Shadow y-

—Sí, me lo encontré EN LA HELADERÍA y fuimos a pasear por allí —le interrumpo, recalcándole aquél lugar en el que nos habíamos quedado de ver.

—Recuerdas lo que pienso de él, ¿No? Te he dicho que-

—Sé lo que me has dicho. No es necesario que me lo repitas.

—De acuerdo... —tiene expresión confusa. —Nos vemos mañana entonces, a la hora que quedamos, no olvides que nos veremos en la heladería —sonríe.

—¿M-mañana? —ahora la confundida soy yo.

—Ay, Amy, tan despistada como siempre. ¿No me digas que olvidaste que habíamos quedado en ir por un helado? Ya sabes, para hablar sobre algo importante que me tenías qué preguntar. Que bueno que te recordé, así no me das plantón —bromea.

—¿M-mañana? —repito.

—Sí, mañana es viernes. ¿Te sientes bien?

Mierda, todo el día pensé que hoy era viernes. ¿Acaso soy yo la que ha olvidado nuestra cita? Joder. Sacudo mi cabeza a los lados y recupero la postura.

—Ah, ¡S-sí! Mañana —río nerviosa. —Nos vemos mañana.

—Hasta mañana, Ames —me da un beso en la mejilla como despedida. ¡¿Desde cuándo hace eso?! Siento mis mejillas arder.

—H-Hasta mañana...

Cierro la puerta de mi casa y me dirijo a mi habitación. Me tiro en la cama, aún sonrojada, con las manos en mi cara. Madre mía...

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