Capítulo 27 ~Peligrosa obsesión~
Narra Amy
Si mis cuentas no fallan, el Team y yo, hemos faltado tres días a la escuela.
Aquella tarde, había sonado el timbre de mi hogar. Dejo el libro que estaba leyendo en el sofá, y me dirijo a la puerta. Abro, y veo a Mighty, quien me ha venido a visitar. El armadillo se ha vuelto muy importante para mí; de hecho, ya lo considero mi mejor amigo. Es con quien mejor me he llevado en el instituto y hay buena química entre ambos. Lleva una libreta entre sus manos, supongo que ha venido a traerme las tareas de los últimos días.
No viene solo, al parecer. A su lado, hay un erizo de púas negras y ojos azules, un poco más alto que él. Eso sí, se ve mayor que Mighty y que yo, quizás por unos 3 años.
—¡Amy! —saluda el armadillo, dedicándome una sonrisa y un corto abrazo, al cual correspondió con el mismo entusiasmo.
—Hola. Pasen —me hago a un lado, dándoles la entrada a mi morada. —¿Quién es tu amigo, Mighty?
—Amy, te presento a Nikki. Un viejo amigo de mi infancia. Nos separamos al terminar la primaria, pero hemos mantenido el contacto. —escucho a Mighty con atención mientras cierro la puerta, sin apartarle la vista al erizo. —Nikki, ella es Amy, mi mejor amiga. Espero no te moleste que lo haya traído.
—Claro que no. Mucho gusto, Nikki —digo, mientras nos estrechamos la mano.
—El placer es todo mío, Amy —dice, con una gran sonrisa. No me suelta, y alza mi mano hacia sus labios, plasmando un fugaz beso y me la suelta. Qué encantador.
Los paso al comedor y se sientan. Me dirijo a la cocina y pongo a calentar agua para hacer té. Regreso y me siento con ellos. La cocina no está nada retirada del comedor, pues mi casa es pequeña, así que escucharé sin problema alguno cuando el agua comience a hervir.
—¿Por qué no has ido al instituto, Amy? Extraño a mi compañera de banco y he estado sólo en laboratorio. Me haces falta, niña —me reprocha el armadillo con un puchero en el rostro.
—Ya sé que no puedes vivir sin mí —bromeo, a lo que ambos reímos. —Espero estés cómodo, porque es una larga historia.
Comienzo por contarle sobre las esmeraldas, piko-piko, el ARK, de por qué la luna estuvo partida en dos, Súper Sonic, Shadow... En resumen, todo, sin omitirle detalle alguno. En el proceso, les serví el té que anteriormente había comenzado a preparar.
—Vaya aventuras que te das, eh —dice curioso, dando posteriormente un sorbo a su té.
—Lo sé... —murmuro, pensativa.
—No te pongas triste, Amy. Dime, ¿Te llegó a gustar Shadow? —me cuestiona, moviendo las cejas hacia arriba y hacia abajo repetidas veces. Me sonrojo de inmediato.
—¡¿Q-Qué dices?! ¡Claro que no! Es sólo que me llegó a agradar, es todo. Llegué a considerarlo mi amigo y hasta ahí. A mí sólo me gusta Sonic... —confieso, sin darme cuenta.
—Ya veo... Entonces, ¿Te gusta Sonic? -me pregunta con mirada pícara.
Mierda, he pensado eso último en voz alta. Me sonrojo.
—¡No! —me mira incrédulo. —Bueno, sólo un poco... —su mirada no parece cambiar. —Está bien, sí, me gusta —admito a regañadientes, mirando hacia otro lado, sonrojándome aún más. —Ya, ¿Contento?
—¡Pero que de todas maneras se te nota a kilómetros! —se carcajea. ¡Ugh! ¿Tanto así? ¡¿Y si Sonic ya se dio cuenta también?! ¡Qué tragedia! —Pero bueno, no te preocupes, no se lo diré a nadie, tienes mi palabra —me promete, guiñándome un ojo, sacándome de mis nerviosos pensamientos. —Ni él tampoco, —dice mientras señala a su amigo —¿Cierto, Nikki?
—Cuenten con que mi boca es una tumba —sonríe agradablemente, a lo que se la devuelvo. —Si me lo permites, Amy, eres muy hermosa, espero que ésta no sea la última vez que nos veamos, ojalá nos lleguemos a conocer mejor —suelta.
—¿Eh? —exclamó, sorprendida, y con un leve sonrojo . —G-gracias Nikki...
Me había tomado por sorpresa aquel comentario. Incluso Mighty se había asombrado. De todas formas, no me molestó. Supongo que es alguien que suele ser directo.
***
Pasaron unas cuántas semanas de aquello. Aquel día, habíamos quedado en salir para dar una vuelta al parque, pues los tres habíamos conectado bien y desde entonces habíamos salido casi a diario. Nikki, cada que podía, me dedicaba uno que otro halago y trataba de hacerme la platica. No niego que el erizo me había caído bastante bien y nos llevábamos súper.
Mighty parecía un poco incómodo ante la situación, y no lo culpo, pero pareciese que le preocupaba algo más, lo había estado notando raro desde que habíamos empezado a salir junto a Nikki. O, quizás, sólo eran ideas mías.
Al llegar, nos tomamos una gran sorpresa. Bien suelen decir que los que se pelean, se aman. Tomo de la mano a Mighty y le hago una seña de que se callara. Nikki sólo nos sigue. Nos ocultamos detrás de unos arbustos y, antes de que el armadillo dijera alguna palabra, señalo hacia Knuckles y Rouge, quienes se encontraban sentados en una banca de madera a unos cuántos metros de nosotros.
—¿Qué hacemos espiándolos? —cuestiona.
—Tú sólo míralos... —ordeno.
—¡Mira a esas parejitas! —escuchamos a Rouge decir. —Siempre están juntas y se dan sus besitos. Me pregunto como será eso, ¿No crees, Knuckles? —el equidna se sonroja.
—¡Yo preferiría vivir en una isla desierta y solo que contigo!
—Nunca dije que contigo, cariño -le guiña un ojo. —Aún así, algún día tendrás que bajar de esa isla flotante y socializar más con chicas.
—Ya verás que conseguiré a una chica que querrá estar conmigo allá arriba. Lucharé hasta encontrarla.
—¡Así se habla, tesoro!
—¡Que no me digas tesoro!
—Bueno, tesoro, —remarca. —yo me voy. Espero que si me pongo en peligro tu estés allí para protegerme —habla con tono burlón y se levanta —Ah, y una cosa más...
—¿Qué?
—Espero que algún día compartamos isla —dice graciosa y se va volando.
—¡Jamás en la vida!
Mighty, Nikki y yo reímos, soltando carcajadas que momentos antes nos habíamos estado aguantando.
—¿Estaban espiándome? —Oh, oh. Knuckles nos ha encontrado en nuestro escondite.
—Ni quien quiera espiarte —le respondo, haciéndome la indignada y saliendo de allí.
—Hmph, qué tonta... ¿Quiénes son ellos?
—Él es Mighty Arumajiro, mi mejor amigo. Va conmigo en clase. Y él es Nikki, otro amigo. Va a otro instituto.
—Qué tal —se presentan con una sonrisa.
—Soy Knuckles —les estrecha la mano.
Inesperadamente, llega Cream corriendo y me abraza.
—¡Miss Amy!
—Hola, Cream. ¿Qué pasa?
—¡Unos hombres me persiguen!
—¿Eh? ¿Por qué? —exclama el equidna, irritado.
—¡No lo sé! Me hacen preguntas extrañas como "¿Y dónde trabaja tu mamá?" o "¿Está casada?"
—¿Quiénes? —pregunto.
Señala a lo lejos a un cocodrilo, un camaleón y una abejita, quienes venían corriendo.
—¡Por favor! ¡Responde a nuestras preguntas! —exclama con desesperación el cocodrilo.
—¡Déjenla en paz! ¡Ella no tiene por qué responderles nada! —les grito, a punto de invocar mi martillo.
—¡Tú no te metas! –me amenaza él mismo, tomando a la abejita y apuntando su aguijón hacia nosotros.
—¡Muy bien, payasos! ¡Se lo han buscado! —dice Knuckles, preparando sus puños, a la par que invoco a Piko-piko.
—¡Qué increíble eres, Amy! —exclama Nikki, deleitado por mi martillo. Me sonrojo un poco y le sonrío, pero ahora mismo mi atención debe estar en los extraños sujetos.
Sonic y Tails aparecen por casualidad y se nos acercan.
—¿Por qué tanto alboroto? —pregunta el ojiverde.
—Acosan a Cream con preguntas sobre su Vainilla...
—¡Eso no está bien! Eso está muy raro... —comenta Tails frunciendo el ceño. —¿Un caso de acosadores, quizá?
La mamá de Cream también aparece. Al no llegar su hija a casa a la hora habitual, se había preocupado y había decidido salir a buscarla. Cuando la mira entre tanto lío, se nos acerca, preocupada.
—¿Qué ocurre aquí?
Cuando dice esto, la atención del cocodrilo se entorna a ella. Sus ojos brillaban y juraría el haber visto un poco de baba salir de su boca.
—Pero si eres tú...
—Hola, detective Vector. Espío, Charmy —saluda educadamente la coneja mayor con una cálida sonrisa.
—Vainilla, pero qué hermosa está hoy.
—Muchas gracias, detective —le responde amablemente. Knuckles y yo dejamos de posicionarnos en guardia.
Oh... Ya entiendo por qué tanta insistencia en preguntar sobre ella. No cabe duda que él amor te lleva a hacer cosas que nunca imaginarías que alguien en su sano juicio haría.
—Hola, chicos. Cuánto tiempo —lo saluda amistosamente el erizo azulado. Uff.
—¿Los conoces, Sonic? —pregunto.
—Son viejos amigos. No hay nada por lo cuál preocuparse. —contesta. —Al parecer, Vector está enamorado de Vainilla —me susurra con una de sus radiantes sonrisas y uno de sus fascinantes guiños. ¿Hace calor o soy yo? —Por cierto, ¿Quiénes son ellos? —señala a mis acompañantes del día de hoy.
—Soy el mejor amigo de Amy, Mighty —responde el armadillo, estrechándole la mano a Sonic. —He escuchado mucho de ti.
—¡Mighty! —espero que Sonic no haya captado tal indirecta y crea que lo conoce por los periódicos.
—Y yo soy Nikki, novio de Amy. Mucho gusto, Sonic.
Espera, ¿Qué? ¿Novio? ¿Ha dicho que es mi novio? Todos quedan sorprendidos.
Quedo anonadada, ni una palabra lograba articular de mi boca. Mighty se queda igual. Parece ser sur ninguno nos esperábamos esto.
—¡Oh! Amy ¿Tienes novio? ¿Por qué no me habías dicho? —me pregunta Sonic, seriamente. Más que una pregunta, suena a que me está reprendiendo.
—¿Eh? ¿Qué? Pero yo-
—¿Qué les parece si nos vamos ya? —comienza Nikki. —Se hace tarde y teníamos planes. Con su permiso, y mucho gusto. —se da la vuelta y golpea "accidententalmente" su hombro con el de Sonic. Éste lo mira con recelo.
Tanto Mighty como yo seguíamos confundidos. Pero no podía dejar esto así. Finalmente lo seguimos y llegamos a una heladería. Nos sentamos en una mesa los tres.
—¿Por qué hiciste eso? —le interrogo molesta a Nikki.
—Porque me gustas y nadie se merece a una eriza tan maravillosa como tú —responde en corto.
—Yo... ¡Pero solo a tí se te ocurre que-!
Mighty me da un golpecito con la pierna, ¿Me está pidiendo que me calle?
—Nikki, ¿Puedes traernos ya el helado? Amy ha de tener hambre.
—Claro, lo que sea por mi bomboncito —dice, levantándose y yendo a la barra de helados.
—Sigo molesta, Mighty, ¿Por qué ha hecho eso y en frente de Sonic? ¿Y por qué me has pedido que me calle?
—Perdóname, Amy, no pensé que él se obsesionaría contigo. Tienes qué escucharme —asiento. —Te contaré rápido. Él tiene un problema neurológico, su madre me lo advirtió, es obsesivo de cierta forma cuando alguien le gusta a primera vista, pero no es amor, o tal vez un poco, pero no soporta ver a su obsesión con alguien más, está enfermo. No entiendo qué pasó, se supone que ya se estaba tratando... —niega cabizbajo. —Puede hacerle daño a Sonic, ¿Entiendes? Ese tipo de enfermedades son cosa sería. De verdad, lo siento mucho, Amy. No quise que pasara esto... Mejor... síguele el juego, en unos meses se irá de Green Hill, al otro lado de Mobius. Además, ¿Viste cómo se puso Sonic? Te puede servir para ponerlo celoso. Se notó que lo estaba hace rato, se le notaba a kilómetros.
Por Chaos, Mighty, no trates de convencerme con algo así...
—Pero- —antes de protestar, me quedo pensando: por una parte estaría con alguien que no amo, pero por otra si no le sigo el juego puede hacerle daño a Sonic... Además, ¿Ponerlo celoso? Interesante... No lo había pensado... —Bien —contesto finalmente.
—Todo estará bien, Amy, te lo prometo.
—¿Qué te prometió Mighty, bomboncito? —llega Nikki con los helados. Trago saliva.
—Nada... amor -Joder... Cómo me cuesta esto —Sólo que seremos muy felices los dos juntos —volteo a ver a Mighty preocupada, quien también llevaba una expresión de preocupación en su rostro... ¿En serio podría ser tan peligroso como dice? Mighty no me mentiría...
—Vas a ver que sí, cariño. Qué buen amigo es Mighty, no cabe duda que es el mejor. Ahora comamos, hace hambre.
Suspiro. Ésto terminará pronto.
Ésto... No está bien.
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