Narra Amy

Ya iba siendo hora de volver a casa. Aunque era feliz allí, junto a lo que quedaba de mi familia, echaba de menos a mis amigos y, bueno, a Sonic...

La noticia entristeció a mi abuela y a mi padre, pero entendían que ya tenía hecha parte de mi vida en Mobius y terminaron por aceptarlo. Antes de irnos, nos organizaron una gran fiesta de despedida.

Al día siguiente, Shadow, Mighty y yo, teníamos nuestras pertenencias fuera de la gran nave en la que nos íbamos a ir, brindada por mi familia. Honey se encontraba despidiéndose del armadillo entre lágrimas.

—Ven conmigo —sugirió Mighty.

—¡Claro que sí! —exclamó Honey, mientras sacaba de unos arbustos sus maletas y corría a abrazarle.

—Será un placer tenerte allí. Por fin una persona más que sí me caerá bien —bromeó el erizo azabache.

—Gracias... es que aquí no hay nada que me retenga y, bueno, ya no sabría estar sin ustedes.

El armadillo, contento, dejó las cosas en la nave y volvió afuera con nosotros. Todo el mundo estaba allí para despedirnos. Sonaron unas trompetas y la multitud dejó paso a mi abuela. Sus sirvientes dejaron dos grandes baúles en la nave.

—¿Qué es eso, abuela? —pregunté.

—En uno hay dinero para que no te falte de nada, en el otro unas cosas que eran de tu madre...

Quise decir que no hacía falta pero me echó una mirada retadora. Después, llamó a Shadow y Mighty y, con una gran espada en la mano, les pidió que se arrodillasen...

—Por proteger a mi mayor tesoro y devolvérmela de nuevo, los nombro Sir Shadow y Sir Mighty, caballeros de Athens y protectores de la princesa... —dijo mientras pasaba la espada por los hombros de los chicos.

Estos se miraron sorprendidos mientras ella les dedicaba una sonrisa. Después dejó la espada y caminó hacia Honey, la cual se arrodilló.

—Por ayudar a la corona a regresar a la familia real, y estar para mi nieta en todo el proceso... Te proclamo Lady Honey White, dama de compañía de la princesa —imitó el mismo movimiento con la espada por sus hombros.

Después, se acercó a mí.

—Es hora de darte lo que te corresponde.... Amy Rose de Athnas... princesa de Athens —me arrodillé.

Depositó sobre mi cabeza una delicada corona de oro y diamantes, después besó mi frente y me abrazó... Mi padre se acercó y me dio un fuerte abrazo. Era hora de marcharse.

***

Aterrizamos no muy lejos del taller de Tails. Shadow se despidió de nosotros, mientras Mighty, Honey y yo continuamos nuestro camino.

—¿Por qué no viene con nosotros —preguntó la gata.

—Digamos que no se lleva bien con nuestros amigos, en especial con él...

—¿Con quien?

Estaba a punto de responderle cuando un zorro de dos colas comenzó a correr, dando saltitos, hacia nosotros, abrazándonos fuerte.

—¡Amy! ¡Mighty! ¡Han vuelto! —gritó.

—¡Tails! Te presentamos a Honey, la conocimos en mi planeta y ha venido con nosotros.

—Encantada.

—Los amigos de mis amigos son mis amigos, ¡bienvenida a Green Hill!

***

Cream se puso loca de alegría al verme entrar y, después de tomar un té le pedi a Tails que nos llevase a Angel Island. Mientras ellos se escondían quisimos molestar un poco al equidna y tanto Mighty como yo, llevamos la esmeralda escaleras abajo, cuando este apareció se puso a gritar histérico hasta que, de un salto, nos sentamos sobre la piedra. Knuckles nos jaló y nos dio un fuerte abrazo a ambos, después Rouge vino corriendo e hicimos abrazo grupal.

Salimos a cenar por ahí, les presentamos a Honey y parecieron caerse genial.

—Bueno, chicos, cuéntenos... ¿Qué pasó al final allá? —preguntó Rouge.

—Pues.... llegamos allí y casi nos detienen, Honey nos ayudó y así nos conocimos... y bueno, tuvimos que luchar contra un mono horrendo llamado Tenshi que casi nos mata... Pero al final pudimos vencerle y liberar al planeta —expliqué.

—No perdieron el tipo, ¿eh? —comentó el equidna.

—Entonces ¿ya no te irás más? —preguntó Cream.

—No —sonreí—. Por cierto, saben algo de... —comencé.

—¿De qué? —preguntó Knuckles.

—Nada... de nada...

—No le hemos visto mucho desde que te fuiste... Lo último que supe es que estaba en Emerald City —dijo Tails, como si hubiese leído mis pensamientos.

—Ya veo —respondí seria.

Habíamos acordado que Honey se quedaría conmigo. Dudo que ella se hubiese sentido cómoda con los roomies de Mighty a su alrededor. Nos quedamos viendo las estrellas juntas en el jardín de mi casa.

—¿No eran tus amigos? ¿Por qué no se lo has contado todo?

—Sí, lo haré cuando llegue el momento. Mientras tanto es mejor así.

—También has omitido a Shadow y... ¿quién era ese del que tanto hablaban?

—Nadie debé enterarse de lo de Shadow y... bueno, algún día le conocerás —me levanté y me dirigí hacia dentro. —Tu habitación está lista, para cuando quieras meterte. Descansa, Hon.

***

Durante los siguientes días, Mighty y yo nos la pasamos turisteando con Honey, enseñándole todo Green Hill y Central City. Rouge y Cream habían estado con nosotros esa tarde, pero se fueron a casa pronto y nosotros aprovechamos para ir al cine.

Acabábamos de cruzar el puente que llevaba a Green Hill cuando a lo lejos vi aquella estela azul... Sin darme cuenta, apreté fuerte el brazo de Mighty, haciendo que este diese un pequeño grito de dolor.

Mi corazón latía a mil por hora y, disimuladamente, tomé el camino que cruzaba el bosque. Mis amigos no sabían a dónde iba, pero, sin hacer preguntas, fueron tras de mí.

Deseaba tanto verle... Y estaba allí, en el acantilado, mirando a la nada... 

—Sonic...

—¿Amy? —se giró a verme.