Capítulo 132 ~Primer paso hacia la verdad~
Narra Amy
Lo primero que teníamos que hacer era colarnos en el cuartel de la guardia y averiguar más datos sobre Tenshi, seguramente allí estarían. Necesitábamos todos los recursos posibles, aquéllo exigía ropa cómoda lejos de aquella tontería de túnicas.
También necesitaríamos armas, bueno, yo tengo mi martillo y al parecer Honey también tiene uno parecido, sólo que éste no lo invocas como al mío. El suyo es color verde. A Mighty se le ha dado más el combate cuerpo a cuerpo, pero al parecer las armas podrían ser necesarias... y Shadow usaría su esmeralda del caos, sus armas y el control caos que él mismo puede invocar.
Elegimos ropa negra para camuflajearnos en la noche, ya que, iríamos tarde...
Eran las tres de la madrugada, dos guardias armados custodiaban la entrada del edificio, eran dos enormes bulldog con cara de pocos amigos. Mighty arrojó una bomba de humo y aprovechando que dejó a los guardias inconscientes, nos escabullimos dentro.
—Vaya, parece que no hay videocámaras, ni infrarrojos, nada... —comentó Mighty observando el cuartel.
—La gente le teme a Tenshi y a su ejército de guardias, por eso son tan confiados —explicó Honey.
—Esto va a ser insultantemente fácil —habló Shadow.
Bajamos por unas escaleras, el centro de datos estaba en el sótano 2. Al fondo del pasillo una puerta blindada nos cortó el paso, era muy gruesa y la cerradura era tremendamente complicada.
—Ya nos jodimos... —dijo el armadillo.
—No, esperen...
Registré los bolsillos de Shadow hasta que encontré lo que buscaba, sacando aquella esmeralda roja al exterior, se la di al erizo para que nos teletransportara al otro lado de la puerta. Nos encontramos en un lujoso despacho, con muebles de roble y una gran alfombra persa en el suelo. Encima del escritorio había un ordenador un tanto anticuado.
Nos acercamos todos para buscar los datos. No pedía contraseña ni nada... abrí el sistema de búsqueda de archivos.
—¿Qué buscamos exactamente? —me preguntó el erizo.
—Busca mi nombre. Amy Rose.
—Archivo no encontrado.
—Prueba con mi padre... Edward Rose.
—Nada.
—Con mi madre, Nimue Rose.
—Misma respuesta.
—Con mi abuela, Natalie Rose.
—Amy... creo que todos los archivos de tu familia fueron borrados.
Demonios. Mis sospechas eran ciertas... Tenshi era el culpable de que mis padres me enviaran lejos. Y todo porque no querían que... acabara en donde ellos.
Mighty me tocó el hombro y me miró triste. Honey me dedicó una media sonrisa.
—Haremos lo posible para que vuelvas a ver a tus papás —me animó Mighty.
—Esperen... aquí hay una noticia sólo si pongo "Rose" en el buscador —comentó el erizo.
—¿Qué dice?
—Dice: "Princesa de Athens desaparecida. Se cumplen tres años tras su desaparición".
—¿Tres? —preguntó el armadillo.
–Eso nos confirma que todo ocurrió después de mi fiesta de XV...
—Tenshi puede estar buscándote, Amy... —habló Honey.
—Sólo hay una manera de saber toda la verdad...
Nuestras miradas apuntaban al mismo lugar, hacia aquel castillo que estaba en lo alto de aquella colina. Nuestra intuición nos decía que allí estaban todas las respuestas.
***
Shadow nos entregó una pistola a cada uno, sin duda íbamos a utilizar armas aunque no nos gustase...
—Creo que tienes una ligera obsesión con usar armas.
—¿Sabes usarla?
—Prefiero mi martillo.
—Amy, no puedes depender de tu martillo todo el tiempo. Contra la banda de asesinos de Tenshi no habrá otro remedio más que el de matar... o morir.
—Bien.
Por Chaos...
—¿Y tú, Mighty? —le preguntó entregándole otra.
—Sí. Aunque con la que yo practicaba era más pequeña que esta...
—¿Honey?
—Sí. Pero sólo la usaré en casos muy extremos. Por lo mientras, también usaré mi martillo.
¿Acaso soy la única que no sabe usar un arma de fuego?
Subimos la cuesta hacia el castillo, evitando la carretera, pues bastantes problemas saldrían luego. Trepamos por un muro para saltar hacia el otro lado, en un enorme jardín. Realmente estaba descuidado... recuerdo cuando mi padre y yo paseabamos por aquí, mientras él me decía que llegaría a ser una gran reina.
Habíamos sido detectados, así que salimos de la vía central y avanzamos a través de aquel extraño laberinto de setos que al parecer Tenshi había mandado a hacer. Los guardias nos pisaban los talones, pues su olfato era muy preciso y esconderse no iba a servir de mucho, era correr o luchar. Optamos por lo primero, Mighty, Shadow y yo íbamos coordinados por haber estado antes en equipo, pero Honey no pudo seguir nuestro ritmo y fue rodeada en seguida.
—¡Honey!
—Tenemos que ayudarle —grité.
—Solo hay una forma, y saben cuál es.
Dimos la vuelta y estudiamos la situación, ocho o nueve guardias apuntando directamente a la gata.
—Nosotros podemos —animó Shadow.
Suspiré hondo y apretamos el gatillo. A los pocos segundos no había ninguno en pie y Honey nos buscaba con la mirada algo asustada. De inmediato corrió a abrazar a Mighty.
—No tenían por qué volver —agradeció.
—Somos un equipo. Tenemos que permanecer unidos.
—Es mejor que continuemos —interrumpió Shadow–, aquí no estamos seguros.
Reemprendimos nuestro camino, atravesando aquellos jardines con un gran portón de roble al final que atravesamos usando el control de caos de Shadow.
***
Aparecimos en una gran sala con grandes vidrios, lamentablemente estaban muy sucias, como si no las limpiasen desde hace años. Al fondo, unas elegantes escaleras de mármol, por las que tuvimos que ascender.
Dos caminos posibles... uno hacia el ala este y otro hacia la oeste. En una se tendría que encontrar Tenshi, en otra... quien sabe. Decidimos empezar por el ala este.
Cruzamos un largo pasillo, estaba totalmente oscuro, de no ser por la tenue luz de la esmeralda chaos de Shadow que nos alumbraba un poco. Caminabamos los cuatro con nuestra mano tocando la pared, pues el pasillo no nos inspiraba mucha confianza. Llegamos a una gran sala, unos rayos de luz se colaban por aquellos cristales, lo que nos indicaba que ya había amanecido.
Mighty abrió la ventana y la claridad del día se coló dentro. Estábamos en una especie de salón con sofás de terciopelo rojo a juego con una gran alfombra roja y dorada, todo muy lujoso.
—Desde luego aquí no viviría cualquiera —comentó Shadow.
—Aquí no hay nada... —dije desanimada.
—Pareciera que este ala lleva abandonada, desde... bueno, aquello. –dijo Honey.
Al otro lado de la sala había una puerta, la atravesamos y salimos a otro pasillo, este era más ancho y con más puertas, muchas puertas... Respiré hondo y nos encaminamos hacia la primera...
Tras aquella puerta había una lujosa habitación, una cama con dosel y cortinas en tonos verdosos. Las siguientes tres habitaciones eran muy parecidas a esa, solo que cambiaban los colores. La siguiente puerta daba a un cuarto mucho más grande. La cama era enorme, esta no tenía dosel y la colcha estaba tejida en rojo y oro. En la cabecera de la cama se encontraba aquel emblema...
—Esta era la habitación de mis padres.
Sentí un dolor emocional fuerte, que me provocaba querer llorar. Shadow sujetó fuerte mi mano consolándome, y seguimos por la habitación de al lado.
Estaba totalmente decorada en tonos rosas y violeta, la cama era pequeña, sin duda la habitación de una niña. Mi habitación.
Continuamos investigando, después de registrar todas las habitaciones del pasillo salimos a otra sala. El armadillo corrió a abrir las ventanas. La decoración era sencilla, tan solo había un piano de cola, unos divanes en rojo y las paredes cubiertas por cuadros, muchos cuadros.
Me acerqué al piano y deslicé mis dedos por sus teclas, sin llegar a tocarlas, después me asomé por la ventana y respiré hondo, aún recuerdo cuando mi madre quería que aprendiese a tocar el piano... sin embargo, nunca se pudo.
Observamos los cuadros colgados en las paredes.
—Estos cuadros pertenecían a las antiguas generaciones de los Reyes Rose de Athens... –comenté.
—Supongo que debemos descansar un poco. Mañana podríamos continuar —dijo la gata ya cansada. Todos nos fuímos a distintas habitaciones, ya que había muchas...
Me quedé en mi antigua habitación, pensativa, mirando el techo. Empecé a recorrer con la mirada los cuadros con fotos que había en las paredes, recordando mi infancia... uno por uno...
Lo que vi después me heló la sangre.
El cuadro en el que estaban mis padres y yo... tenía manchas de lo que parecía ser sangre.
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