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Kim SeokJin era un alfa solitario por decisión propia y a la vez porque su trabajo tampoco le permitía tener una vida muy social. Sus amigos los podía contar con una sola mano, y no le interesaba demasiado tener pareja porque sentía que no le daría la atención que merecía. Antes que tener un lazo roto prefería ahorrarse todo el drama y el dolor, para solo tomar supresores en sus épocas de celo o pasar el rato con un omega de apoyo.

Se consideraba un alfa fiel a lo que se dedicaba, era una persona ética y que no le gustaba incumplir las normas, mucho menos mezclar placer con trabajo.

Pero cuando conoció a Min YoonGi, todo eso se fue a la basura. Nunca le había sucedido algo así en todos los años que llevaba ejerciendo esa profesión. Intentó reprimirlo, pero estaba demás decir que no funcionó.

Estaba completamente seguro de que nunca hubiera accedido a tener algo con cualquier otro omega que estuviera en el lugar de YoonGi, pero con él no podía controlarse. Y se comprobó con lo que hicieron en el auto y luego en su casa.

Ni siquiera se le ocurrió pensar en su trabajo o en que su carrera podría echarse a perder si alguien se enteraba, lo único en lo que pensaba era en estar con el omega y hacerlo suyo cuantas veces él se lo pidiera. Su lobo, por supuesto, estaba muy de acuerdo con esa decisión. Ya luego tendría cabeza para reprocharse por todo lo que hizo, pero por ahora solo se dejaría llevar por ese omega que lo traía loco.

Así fue como al solo llegar a la casa del alfa, lo hicieron casi toda la noche sin ningún remordimiento. Y al día siguiente lo volvieron a hacer en la cama, luego en el baño, luego en la sala y ahora se encontraban haciéndolo en la cocina.

Se suponía que SeokJin solo le daría un pequeño tour por la cocina para mostrarle dónde estaban las cosas en caso de que quisiera prepararse algo  mientras él estuviera fuera. Aunque no pensaba tardar mucho, solo saldría a la farmacia a pocos metros de donde vivía para comprar las pastillas anticonceptivas de YoonGi, ya que gracias a su celo en ninguno de los casos el omega quiso que SeokJin utilizara condón.

Sin embargo, las cosas se fueron yendo por otro rumbo cuando a YoonGi volvió a ganarle el calor y necesitó de nuevo la atención del alfa.

A estas alturas se encontraba con los antebrazos apoyados en la encimera, sudado y gimiendo, mientras que el alfa detrás de él lo seguía embistiendo. El sonido de sus pieles cochando era un deleite para ambos. YoonGi se encontraba un poco más sensible, puesto que ya se había corrido, y SeokJin aún no alcanzaba su orgasmo. El omega se permitió disfrutar de cada vez que el gran miembro del alfa salía y volvía a entrar en él, a veces rápido o a veces lento, disfrutaba de escuchar sus jadeos y sus gruñidos, de sentir sus aromas mezclados, y de sentir cómo una de sus manos se aferraba de manera posesiva a su cintura mientras que la otra se apoyaba también sobre la encimera.

Un par de minutos pasaron cuando el alfa se corrió y el nudo empezó a formarse dentro de YoonGi. El omega cerró los ojos al sentirlo y al sentir que el alfa iniciaba a dejar besos en su hombro derecho y luego en su cuello.

—Y esa —susurró SeokJin aún jadeante, en el oído del omega. Tomó de la mandíbula a YoonGi para hacerlo ver al frente suyo—. Esa es la cafetera.

YoonGi soltó una pequeña carcajada inevitablemente, asintió para luego girar un poco su rostro y ver a SeokJin.

—¿Piensas prepararme un café después de esto? —sonrió de manera juguetona.

—Haré lo que tú quieras.

—Lo único que de verdad quiero es a ti —acarició el cabello de SeokJin mientras este seguía olfateando su cuello y a la vez, inconscientemente, iniciaba a rozar sus colmillos con su piel. Eso a YoonGi no le alarmó, todo lo contrario, ladeó un poco la cabeza para darle más acceso—. Márcame.

SeokJin escuchó esa palabra fuerte y claro. Rozó sus colmillos un poco más, las ganas de morderlo no faltaban, pero era lo suficientemente consciente como para saber que ese sería un terrible error y YoonGi se daría cuenta de eso cuando su celo pasara.

—No puedo. No voy a hacerlo, te arrepentirás después.

—No lo haré.

—Podemos volver a hablar de esto cuando no estés en celo, ¿sí? —ni siquiera sabía si eso llegaría a suceder, lo más seguro era que YoonGi se alejaría de él una vez que sus síntomas del celo se esfumaran, pero no iba a arriesgarse a rechazar al omega de una manera tan brusca.

YoonGi suspiró con algo de pesadez, se sentía un poco decepcionado pero aceptó lo dicho por el alfa.

—Al menos no te vayas.

—Debo ir por tus pastillas.

—¿En qué mundo vives? Ahora puedes pedir todo a domicilio, hasta un cadáver si lo quieres.

SeokJin soltó una suave risa antes de dejar otro beso en el hombro del omega.

—Creo que ahora es obvio y no hace falta decirlo, pero no soy una persona muy tecnológica.

—Lo haré por ti. Solo no me dejes solo, te necesito conmigo.

—Está bien —se abrazó al torso del omega—. Estaré a tu lado todo el tiempo que quieras.

YoonGi giró el rostro nuevamente y tomó al alfa del mentón para juntar sus labios con un cariño que ni siquiera sabían de dónde había salido, puesto que realmente no se conocían en casi nada. Aun así, se sentía como si lo hicieran.

Cuando se separaron el omega soltó un suave gemido en forma de queja.

—Fue mala idea quedarnos de pie. Me siento cansado y mis piernas están temblando.

SeokJin emitió una sutil risa que para oídos de YoonGi sonó demasiado sensual.

—No falta mucho para que pueda sacarlo, por favor aguanta un poco más.

Entre besos y caricias por parte de ambos, YoonGi logró aguantar hasta que el alfa salió de él. A pesar de que SeokJin le dijo que debía comer algo, el omega lo único que quiso fue darse un baño y luego dormir.

SeokJin se había quedado en la cocina, preparando algo para comer. Vivía solo y no pasaba mucho tiempo dentro de casa, por lo que no tenía muchas opciones de platillos, cocinó el almuerzo con lo poco que pudo encontrar en la alacena y el refrigerador.

Una vez que todo estuvo listo, regresó a la habitación en busca del omega. Se apoyó en el marco de la puerta y no pudo evitar sonreír cuando lo vio dormido en la cama, sin nada puesto más que una camiseta blanca suya que a YoonGi le quedaba muy holgada.

Caminó hacia el omega, se acostó al lado suyo y lo abrazó por la espalda.

—El almuerzo está listo.

—No tengo hambre —dijo adormilado.

—Tienes que comer algo, no has desayunado.

—En un rato, ¿sí? Quiero mimos.

SeokJin soltó otra baja risita. Le dejó besos y caricias hasta que esta vez, ambos quedaron dormidos. No era de extrañar que estuvieran cansados, puesto que no habían dormido prácticamente nada durante toda la noche.

Solo pasaron diez minutos cuando el omega despertó con calor, sonrojado y excitado. Se dio la vuelta para ver al alfa, pero él seguía dormido, o eso parecía hasta que lo vio fruncir el ceño a la vez que movía sutilmente la nariz, como si estuviera olfateando algo, seguramente el aroma de YoonGi.

El omega sonrió. Bajó la mirada a la entrepierna del alfa, quien se encontraba desnudo de la parte superior, pero con un jogger en la parte inferior. Colocó una mano sobre el bulto que sobresalía de la tela e inició a masajearlo, ocasionando que el alfa gruñera.

—¿Te gusta? —susurró YoonGi.

SeokJin volvió a gruñir y eso YoonGi lo tomó como un "sí". El alfa aún tenía los ojos cerrados, pero el omega sabía que estaba despierto. YoonGi lo acarició por encima de la tela un poco más, hasta que decidió meter la mano por debajo y tocar directamente la sensible piel del alfa. El jadeo de SeokJin le hizo sonreír con satisfacción. Podía sentir perfectamente cómo el miembro del contrario se iba endureciendo.

El omega bajó el jogger del alfa, con la misma ayuda de este cuándo levantó las caderas para que resultara más fácil. Lo dejó un poco más abajo de las rodillas y luego regresó la atención a ese gran miembro que moría de ganas por saborear.

Sin embargo, antes de que siquiera pudiera rozar su lengua, el timbre de la casa se escuchó.

SeokJin suspiró con frustración. Hacía tanto tiempo que no recibía un oral, ansiaba sentir el interior de la boca del omega que estaba junto a él y averiguar qué tan profunda era su garganta, ¿y justo cuando estaba por hacerlo tenían que interrumpirlo? ¿Quién se atrevía a hacer semejante cosa?

—¿Quién demonios será? —se quejó.

—Las pastillas —dijo YoonGi.

El alfa volvió a suspirar al recordarlo. Había olvidado por completo que YoonGi había pedido sus pastillas anticonceptivas para que se las fueran a dejar a su casa. Volvió a colocarse la prenda correctamente para luego ponerse de pie.

—Yo iré —dijo mientras buscaba una camiseta en su ropero.

—¿Con una erección? —se sentó mientras observaba al alfa.

—La camisa la cubrirá —le restó importancia—. De ninguna manera dejaré que vayas tú. Estás en celo y no sabemos quién es el repartidor, ademas nadie debe reconocerte —cuando terminó de colocarse una camiseta negra, se dirigió hacia YoonGi para besar fugazmente sus labios—. Ahora vuelvo.

—No tardes.

SeokJin salió de la habitación y caminó hasta llegar a la puerta principal, la cual abrió y, para su grata sorpresa, se encontró con un chico beta que no podía pasar de los veinticinco años.

El beta quedo prácticamente desconcertado con lo atractivo que era el alfa, mas se sintió un poco intimidado con su aroma que evidenciaba lo excitado que estaba. No era algo que podía afectar a un beta como podía hacerlo con un omega, pero no quería decir que no les creara más de alguna sensación. Aunque lo que más le había deslumbrado era su físico.

Lo saludó educadamente en medio de un par de balbuceos y le entregó la bolsa donde se encontraban las pastillas.

—Muchas gracias —dijo SeokJin.

El beta hizo una pequeña reverencia y luego se quedó observándolo un poco más. SeokJin no pareció captar la atracción instantánea que el beta sintió por él, pero otra persona sí lo hizo.

—¿Terminaste de comértelo con la mirada? —dijo YoonGi, llamando la atención de ambos. Estaba en la sala, a un par de metros de distancia de ellos, pero claramente podía ver que el chico babeaba por SeokJin—. Si ya le diste a mi alfa lo que venías a entregar, puedes irte de una vez porque nos interrumpes el polvo.

—L-lo siento mucho, señor —respondió sumamente avergonzado. Hizo una última reverencia antes de salir de ahí a paso apresurado.

SeokJin se había quedado anonadado, no porque YoonGi actuara de manera posesiva, eso era muy normal en un omega o alfa en celo, estaba anonadado porque lo había llamado "mi alfa". Ni siquiera alguien en celo podría llamar así a alguien que no fuera su pareja.

Y sin embargo YoonGi lo había dicho con mucha determinación, tanta que incluso parecía que su lobo había hablado por él.

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Yo no sé ustedes, pero yo jamás voy a superar esa foto 🛐✨

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