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Habían pasado dos semanas más para que JungKook volviera a ser el mismo antipático de antes. Por supuesto, YoonGi era consciente que aún debía sentirse mal, sin embargo, la vida continuaba y ahora debía encontrar la manera de tratar de sobrellevarlo.
Ese día decidió tomar la iniciativa, y fue el primer día que JungKook abandonó el penthouse para regresar a su trabajo.
YoonGi tuvo que reprimir su risa cuando NamJoon llegó, pues sus ojos brillaron y su rostro pareció recuperar color al ver al otro alfa después de tantos días. JungKook, por su parte, lo trató con indiferencia como siempre.
Ahora que el omega se encontraba a solas, procuró tomarse todo su tiempo para desayunar. Una vez que terminó de limpiar la cocina, caminó hacia la habitación con intenciones de tomar un largo y espumoso baño. No obstante, detuvo su andar cuando pasó frente a su oficina.
Se quedó viendo hacia la puerta cerrada durante varios segundos. No había entrado ahí en un mes completo. Había olvidado el libro que tenía pendiente terminar porque todo el tiempo estuvo pensando en el bienestar de JungKook.
Bueno, técnicamente las cosas habían mejorado, lo que significaba que podía continuar con su escritura, ¿cierto? Decidido a ello retomó su camino para ir a la ducha.
Una vez que volvió a salir, entró a su oficina, se sentó frente a su computadora y observó la página en blanco durante más de diez minutos.
Él ya conocía a fondo todos sus personajes, ya sabía quienes serían los protagonistas, personajes secundarios, algunos que serían clave para el desarrollo de la historia, el antagonista, entre otros. En su mente tenía toda la historia planeada. El problema era... que le estaba costando trabajo desenvolverse con las palabras y el teclado.
Sin embargo, YoonGi no solía escribir de manera estrictamente cronológica, podía escribir el final antes que el inicio sin problema alguno, o una escena intermedia. Era lo que le inspiraba en el momento. Y una vez que tenía todo listo ordenaba las escenas como realmente las tenía planeadas. Dispuesto a seguir el mismo proceso, decidió escribir sobre una de las partes donde más se sentía la tensión sexual entre la pareja principal.
Era un libro para adultos, por supuesto, habrían escenas explícitas entre los protagonistas, aunque su objetivo era que fuera más erótico que vulgar. No estaba muy acostumbrado a describir escenas de sexo, así que se le estaba haciendo un poco difícil, más de lo que se hubiese imaginado.
Se quedó analizando las acciones de sus personajes durante unos minutos. Tenía que sentirse como un momento muy íntimo entre ellos. ¿Cómo lograrlo? ¿Qué podría hacer el alfa de su libro para erizarle la piel a la omega que le gustaba?
Sin darse cuenta, imágenes de SeokJin llegaron a su mente. Volvió a recordar todo lo que hizo con el alfa en sus días de celo. Lo recordó a él acariciándolo, besándolo, haciéndole sentir en las nubes. Mordió su labio inferior al recordar a su alfa desnudo encima de él, jadeante, sudado y con sus calientes expresiones de placer. Su seductora voz, su delicioso aroma a alfa excitado, su aliento chocando contra la piel de su cuello, sus manos recorriendo todo su cuerpo, además de sus delirantes movimientos de cadera y ese majestuoso pene digno de su casta que le hacía sentir completamente lleno.
—Ah, mierda —musitó cuando sintió que estaba lubricando.
Está bien, quizá el libro podía esperar. Mientras tanto necesitaba ir a un lugar más cómodo para tocarse.
Apagó la computadora y, justo cuando se puso de pie, alguien llamó a la puerta. Caminó hacia ella. Cuando la abrió no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver al dueño de sus candentes pensamientos.
No le sorprendía su presencia, pues antes de que JungKook se fuera, YoonGi le dijo que necesitaba salir antes de mediodía a un lugar muy público y quería que al menos un guardaespaldas le acompañara. Y por supuesto que ese iba a ser Kim SeokJin.
El alfa estaba de pie, con un semblante gélido y viéndolo fijamente a los ojos. Su altura lo hacía ver imponente, pero eso era algo que de alguna manera a YoonGi también le calentaba.
—Señor Min —saludó—. El señor Jeon me ha enviado con usted.
—Pase, por favor.
A pesar de ser un edificio seguro, no estaba demás ser precavidos. Las áreas comunes y los pasillos contaban con cámaras de seguridad, y aunque no estaba permitido divulgar lo que ocurriera ahí para crear noticias de farándula, de cualquier forma era mejor evitar exponerse a ello.
SeokJin pasó al interior del lugar. Al cerrar la puerta, encontrándose en la privacidad de su penthouse, YoonGi se lanzó sobre él, el alfa lo cargó de los muslos y lo saludó con un apasionado beso en los labios.
El omega soltó un sutil suspiro en medio del beso. Había extrañado demasiado eso. SeokJin acomodó sus manos, llevándolas a los glúteos del omega, la humedad que sintió le hizo soltar un gruñido que erizó la piel del contrario. Cuando se separaron, el alfa sonrió ampliamente y eso ocasionó que el omega sintiera miles de mariposas revoloteando en su interior.
—¿Qué estabas haciendo, omega travieso? —susurró juguetón.
—Estaba pensando en ti —sonrió con picardía—. Llegaste justo a tiempo —murmuró mientras escondía su rostro en la curvatura de su cuello, comenzando a dejar besos, lamidas y succiones en la piel del alfa.
SeokJin caminó con el omega en brazos hasta la sala. Tomó asiento en uno de los enormes sofás, dejando al omega a horcajadas encima suyo.
—El compromiso que tienes... no es real, ¿cierto?
—Nop —negó con la cabeza—. Quería verte.
—Intenté enviarte varios mensajes hace unos días.
—Lo lamento —suspiró apenado—. No fue un buen momento para JungKook y...
—Ahora lo sé, tranquilo. No estoy molesto.
YoonGi sonrió. Entrelazó sus dedos detrás del cuello del alfa y se acercó a sus labios para besarlo una vez más.
—Tengo noticias —comentó mientras iniciaba a desabotonar pacientemente la camisa del contrario. Por supuesto que moría porque lo hiciera suyo ya mismo, y el bulto que sentía debajo de él le decía que SeokJin quería lo mismo. Pero a decir verdad, el chisme le pudo más en ese entonces.
—¿Qué es? —susurró el alfa. Había comenzado a dejar besos y leves mordidas en la línea de su mandíbula para luego bajar al cuello de su omega.
—Sinceramente, no estoy cien por ciento seguro, pero creo que JungKook y NamJoon se traen algo —YoonGi abrió la boca, sorprendido, cuando SeokJin se separó para verlo a los ojos y este no lucía especialmente impresionado—. Espera, ¿lo sabías?
—No a totalidad, pero hubo cosas que me hicieron sospechar —lo pensó un poco—. Digamos... en aquella celebración, antes de que tú y yo estuviéramos conversando frente a la piscina —vio al omega asentir—. NamJoon se veía muy incómodo cada vez que el señor Jeon estaba demasiado cerca tuyo o cuando estaba coqueteando con el beta.
—Me pregunto desde cuándo ocurrió eso —desvió la mirada, pensativo.
—¿Crees que sea mutuo? —cuestionó—. Porque el señor Jeon no se mira como alguien muy atraído a los de su misma casta.
YoonGi lo pensó por un momento más. Sí, era verdad que JungKook no se veía nada interesado en los alfas, pero aunque lo estuviera, con el ego que se cargaba seguro le sería difícil admitirlo, especialmente porque las relaciones románticas entre dos alfas o dos omegas no estaban bien vistas ante la sociedad.
A YoonGi en lo particular, no lo importaba y por lo visto a SeokJin tampoco. Eso le agradaba. Le gustaba que SeokJin no fuera como la mayoría de los alfas de mente cuadrada que creían que su existencia era lo mejor que se le hubiese otorgado a este mundo, que miraban por encima del hombro a cualquiera que consideraban inferior y que creían que la única función de un omega era estar en casa cuidando a las crías. Y es que la sociedad estaba tan arruinada actualmente, que ahora incluso los mismos omegas y betas se creían nada al lado de ellos.
YoonGi no era una de esas personas, no era de los que se dejaban degradar por nadie, y aunque su falta de sumisión y delicadeza era lo que ahuyentaba a "potenciales parejas", para SeokJin esa era una de las cosas que más le encantaban.
—¿Seguiremos hablando del señor Jeon? —preguntó, con una sonrisa sugestiva. Lo cierto era que se había puesto duro desde que sintió lo húmedo que se encontraba su omega, pero había intentado controlarse. Tenía buen autocontrol, aunque con YoonGi no parecía funcionar muy bien.
YoonGi sonrió, mordiendo sutilmente su labio inferior. Terminó de desabotonar la camisa del contrario. Dejó varios besos en su pecho, embriagándose de su delicioso aroma, y luego llevó sus manos a la hebilla del cinturón.
—Basta de hablar —salió de su regazo para arrodillarse entre las piernas del alfa—. O puedes hablar tú si quieres —se alzó de hombros mientras que, después de desabrochar el cinturón y el pantalón, sin pudor alguno sacó el miembro erecto y goteante de su alfa, iniciando a masajearlo con su mano—. Pero te informo que yo no podré hacerlo con la boca llena.
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