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VII


Cal permanecía en silencio atestiguando el brillar de la luna como si lo viera por primera vez. Te habías marchado hacía apenas una hora y para él, que sabia exactamente quién iba a estar a tu encuentro, ese era momento de permanecer en calma echándote de menos.

Si tuvieras que adivinar cuál era su estado de ánimo antes de irte te habrías equivocado, pero os encontrabais en un punto incierto. Tan nebuloso y extraño era el camino que había tomado vuestra relación que actuabais como un par de desconocidos que se decían lo justo el uno al otro. A tus ojos Cal parecía una sombra.

Contemplarle perdido en algún punto entre las estrellas y la tierra te resultaba triste y angustioso. No era la primera vez que tras la cena se levantaba de la mesa sin decir nada y se marchaba a la terraza para quedarse de pie, con las manos hundidas en los bolsillos y los hombros caídos como si soportaran barcos inundados de lágrimas.

Sus ojos sin embargo negaban la apariencia de tales lágrimas, era su presencia estática y apagada quien te decía que por dentro, un llanto se había desatado mudamente. En su interior Cal aún pensaba en el atrevimiento que se había tomado escasos días antes.

De la nada tuvo un impulso muy grande. Tomó las llaves del coche y se dirigió al despacho. Dio un nombre que inventó nada más llegar a una asistente hacía poco incorporada a la empresa y llegó hasta el despacho de Namjoon para enfrentarle nuevamente.

Sus preguntas fueron en dirección a la última conversación que tuvieron, pues Cal había estado dándole vueltas sin cesar a las palabras de su enemigo. Pensó en el amor que Namjoon supuestamente sentía por su esposa, en la libertad de la que habló, en sus sentimientos limpios aunque dolidos por la traición... Cal mantenía su discurso intacto, pero no conciliaba su estado de rencor y decepción. Necesitaba otras respuestas, necesitaba que alguien le diera la razón de algo.

—Reconócelo entonces,—dijo tras la mesa— no es amor lo que sientes. Si así fuera no la compartirías como si tal cosa. Como si no te importara...

Una detrás de otra las teorías de Cal fueron recibidas por el estoicismo de Namjoon el cual continuaba cómodamente echado sobre su butaca a escasos centímetros de su interlocutor. Demasiado vanas para él. No merecían siquiera un posado diferente, ni más derecho ni más erguido. Pensó continuar así hasta que él terminase, pero entonces Cal dio de nuevo con la tecla. Había una actitud en él que a Namjoon molestaba infinitamente. Su obsesión por objetivizar a su mujer hablando de ella como si hablase de un televisor le había puesto de los nervios las dos primeras veces. Sugerirlo de nuevo le hizo querer terminar con la conversación. Cal vino por una declaración de Namjoon. Su declaración de que su amor no era el mismo.

—Porque así es exactamente. —Fue la respuesta de Namjoon. —Yo no la amo como lo haces tú. No podría hacerlo. Igual que tampoco conozco de ella lo que tú conoces. No he hecho tu viaje. No estaba allí el día que la descubriste, ni sé cuánto ha cambiado desde ese día, ni cuanto de tí hay en ella. La persona que yo amo, por la que ardo y por la que sigo aquí, no es la persona por la que luchas tú. —continuó levantándose —Lo que tenemos no es lo que vosotros tenéis. Aunque no me creas tú relación con tu mujer es única y siempre lo será. Y es así de verdadero y de simple porque como tú no habrá otro, ni como ella te quiere no te querrá nadie más. Y sería así aunque yo no estuviera, o aunque estuvieran diez más como yo.

El caparazón de Cal empezaba resquebrajarse. Pequeñas grietas se iban haciendo mayores y una luz del exterior más intrincado y desconocido empezaban a penetrar en su burbuja. Aquella idea de fidelidad en la que tanto creía Cal empezaba a parecerle idealizada. Su fe temblaba por las especulaciones de su locutor, sus barreras y su cinturón parecían estar averiados, Cal conducía por una carretera desconocida. Desprotegido ahora de lo que por tanto tiempo había sido su amarra. Su verdad en el mundo.

"No ocupo tu lugar. Nunca fue ese mi objetivo. Yo tengo mi propio lugar porque soy distinto a tí, igual que tú lo eres de mí. Nunca, grábatelo bien en la cabeza, nunca seremos iguales."

Por tanto no era un robo, se dijo así mismo. El relato de Namjoon no parecía una promesa de usurpación, sino más bien una de continuidad. ¿Qué podía querer decir entonces "amar libre" a una persona? Cal seguía preguntándose de qué libertad le habló Namjoon aquel día. Por primera vez admitió que sus palabras habían hecho mella en él. Que temía ser un carcelero, alguien injusto e infame. Cal reflexionó mucho sobre ello. En sus hombros pesaban los remordimientos por ser tan duro consigomismo, también con Namjoon y su esposa. Para Cal era antinatural el más mínimo rastro de odio. Había experimentado ira contra los tres durante los últimos días y el desgaste le era evidente. Se sentía agotado.

Namjoon por su parte sentía piedad por aquel muchacho. Cal rondaba ya la treintena, y sin embargo por la pasión y la sensibilidad con que lo tomaba todo parecía que la veintena se hubiera estancado en él.

(...)

Te ves reflejada en la espesa negrura del vino, con tus pendientes de perla y tus pestañas rizadas. Te ves especialmente bonita. Como en muchos otros días te habías estado largos minutos frente al espejo de casa disponiendo tus encantos para la cita de la tarde. Tus citas son la gloria de las semanas, mejor que el azúcar en el café, mejor aún que la brisa de la azotea en el momento de fumar, mejor que cualquier otro placer de tu vida. Claro que normalmente el espacio donde se celebran es distinto, cuatro pisos exactamente por encima, en una habitación en concreto es el templo de tus orgasmos, y este, es más bien el templo de los cócteles en la media noche.

Te das cuenta de lo poco apacible que es el lecho de la habitación como el de tu propia casa. Últimamente tu paz no es completa.

Han estado sucediendo ciertas cosas en tu casa, cosas exasperantes para tí. Cal permanece callado casi todo el tiempo. Dejó de leer antes de irse a dormir, ahora se ha acostumbrado a tomar una pastilla antes de hacerlo; te da los buenos días y las buenas noches con un aire distraído, como si el alma de su interior estuviera dormitando profundamente; sientes su presencia lejana, aunque su cuerpo siga ahí, te abra la puerta del coche o te tome de la mano un instante muy fugaz, su mente camina a quilómetros de ti. 

Sientes que tu matrimonio, lo poco que hace unas semanas había conseguido salvarse y ponerse en pie, ahora vuele a derrumbarse irremediablemente. ¿Es que al fin la realidad empieza a imponerse?, te preguntas. Tu matrimonio no puede funcionar después de una infidelidad. Nada va a volver a ser lo mismo para Cal, y si él no logra perdonar y seguir, lo que teníais nunca podría ser.

Aquí sentada con la copa en la mano y los ojos perdidos en su profundidad, te haces una pregunta que ya te habías hecho aluna vez. ¿Sería descabellado empezar a pensar en reunirte con Namjoon en otro lugar que no fuera este? ¿Acaso no sería coherente empezar a pensar en un comienzo más íntimo entre tú y el hombre que te hace sentir emociones más cálidas que aquel con quien aún permaneces comprometida sin percibir calor alguno?

Y si es así ¿Por qué notas un rubor ardiente, la pesadumbre de un nudo prieto en tu garganta y una lágrima que brota de la nada con solo tejer ese pensamiento? Las soluciones más sencillas no tienen porqué ser tales para los sentimientos. Las emociones son amigas de las complicaciones, son tozudas y no responden a la lógica con lógica, sus respuestas son laberínticas.

Su roce recoge los restos de esa lágrima y con su brazo rodea tu cintura desde atrás. Se apega a ti con su magnitud y en la calma de su abrazo te sientes capaz de respirar profundamente.

—¿Por qué lloras? ¿Es por mí o es por él?

"No" respondes casi inaudiblemente. Queriendo negar tanto la aparente circunstancia de tu llanto como la disyuntiva de la causa. Y en lugar de subir arriba allí os quedáis un día más. Vuestras citas de los últimos días se han resumido en miradas, charlas y caricias. Namjoon toma tu mano mientras observa atento todo lo que te ocurre.

Anda convencido de que su conversación con Cal tiene gran peso en vuestras circunstancias actuales. A fin de cuentas, fue él quien insistió en hablarle. Namjoon llegó a verte preocupada por el bienestar de tu marido. Con tu aprobación logró llegar hasta Cal la primera vez y la segunda, fue inesperada para el propio Namjoon, puesto que Cal quiso presentarse ante él contra todo pronóstico.

"Como verás no soy un cliente, pero sí vengo a parlamentar contigo." Dijo cerrando la puerta nervioso por la proeza de haber llegado hasta el despacho del que consideraba su rival.

De aquella conversación tú nunca supiste nada. Pero algo escuchaste decir al notario y al pasante que más tarde se reunieron con Namjoon. Al parecer había habido una reunión previa a la suya que habría puesto al abogado bastante nervioso. ¡Menudo logro! Pensaste. Quién quiera que fuera aquel que visitó a Namjoon aquel día, le hizo perder la concentración. Lo suficiente para que otros lo notasen. Para un hombre como él, tan cuidadoso y diligente, aquel suceso suponía una mancha. Nunca supiste de quién se trataba, pero hubo que admitir que el ambiente debió de haber sido bastante pesado para el abogado.

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Siéntete libre de momentar lo que quieras y vuelve si lo has disfrutado♡♡♡

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