Capítulo diez: En la mira
—¿Por qué los hombres tienen que ser tan insistentes? ¿A qué tipo de chica le atraen así?—dice Sana enojada.
Jihyo estaba por levantar su mano pero Jeongyeon lo impide.
—Odio que no acepten un no.—Sana cruza sus brazos y observa a Jeongyeon.
—¿Regresará a este reino?—pregunta Jeongyeon angustiada.
—Lamentablemente sí.—responde y muerde sus uñas.
—¿Por qué la preocupación de que ese apuesto príncipe repita su presencia en el castillo?—pregunta Jihyo.
Jeongyeon y Sana se miran mutuamente.
—No quiero dormir, necesito pintar.—Sana ignora la pregunta de Jihyo y se dirige a la ventana de su habitación, donde están ubicados sus materiales.
–Princesa, ¿no crees que se nos está haciendo tarde?—pregunta Jeongyeon. Sana se detiene y no deja de mirar el laberinto.
—Jihyo, ¡sal de la habitación!–ordena Sana en un tono alto y agresivo. Jihyo frunce el ceño, y sale molesta, quiere cerrar la puerta con fuerza, pero sabía que sería de mala educación, por lo que respira profundamente y cierra la puerta despacio.
—¿Por qué me excluyen? ¿Por qué me excluyen cuando van hablar de algo importante?—dice tras la puerta y luego pega su oído, tratando de escuchar la conversación entre Jeongyeon y Sana.
—¿Cuantas veces te debo decir que seas más cuidadosa?—Sana le dice a Jeongyeon.
—Jihyo debe conocer el plan, participa en él.
—No estoy de acuerdo. Es un peón más, que sacrificaré para nuestra protección. ¿Acaso lo olvidas?
—Ella nos puede ayudar en muchas cosas, no podemos sacrificarla. Podemos conseguir a alguien más a quien engañar.
—Entonces sacrifiquemos a la bruja Im.—responde con sarcasmo.
—La Bruja Im es quien nos guiará hacia aquel maldito laberinto. Sana, tú necesitas buscar a tu hermana, y yo necesito escapar.
—Ambas necesitamos escapar, eso lo tengo claro. En primer lugar, porque no debo tomar el lugar de Mina. No me corresponde ser reina y no quiero serlo.
—¿No te has puesto a pensar si Mina alguna vez quiso ser reina?—pregunta Jeongyeon.
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