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002 | La Vida No Es Justa

Elodie se sentó en la silla plegable que Dale le había preparado encima de su caravana, con las piernas balanceándose hacia adelante y hacia atrás mientras observaba las altas montañas que tenía delante. Había una carretera que serpenteaba cuesta arriba hacia donde estaba el campamento, por lo que Dale podría ver si alguien intentaba conducir hasta ellos. Elodie ni siquiera quería pensar en que gente mala pudiera atacarles sin que Dale se diera cuenta primero.

Merle se había inventado una historia hacía una semana sobre un grupo grande que subía la colina, con un hombre en un coche delante. Se las arreglaron para escabullirse de los binoculares de Dale que todo lo veían y se escondieron entre los arbustos. Luego, con un grito, salieron y atacaron el campamento. En ese momento, Shane dio un paso al frente y le dijo a Merle que aprendiese a mantener la boca cerrada cerca de los niños. Por una vez, Elodie estuvo de acuerdo con él, porque esa misma noche tuvo una pesadilla.

Aunque ahora estaba bastante bien. A pesar del constante paseo de Amy y de preguntarse en voz alta si Andrea estaba bien. Elodie entendía que estaba preocupada. Ella también estaría preocupada si Jamie estuviera ahí fuera. Pero si la gente le dijese que se siente y deje de caminar porque está poniendo nerviosa a la gente, Elodie haría exactamente eso. Amy no lo hizo.

—¿Oye, Dale? —llamó Elodie, su voz involuntariamente alta dadi lo cerca que estaba Dale de ella.

—¿Sí, Elodie?—Dale respondió amablemente, concentrado en escanear la carretera con sus binoculares.

—¿Alguna vez te has preguntado cómo es volar como un pájaro? —preguntó ella, volviéndose hacia él. se dio cuenta de que la niña tenía que levantar la cabeza para mirarlo, así que acercó una silla a su lado y se sentó en ella para que no se tensara más el cuello.

—No puedo decir que lo haya hecho —respondió con un toque de diversión.

—Pues yo lo he hecho —afirmó con total naturalidad—. Apuesto a que sería increíble.

—Oh, ¿en serio? ¿Cómo así? —preguntó Dale, con una sonrisa jugando en sus labios.

—Porque podrías volar muy alto en el cielo... —comenzó Elodie, señalando hacia arriba— y el mundo parecería pequeño, como una ciudad de juguete. Y no tendrías que preocuparte por los frikis. Estarías demasiado alto para que te alcancen... Además, podrías ir a cualquier lugar que quisieras, como las montañas o Hawaii. Dale, realmente quiero ir a Hawaii algún día —divagó.

Dale asintió, una sonrisa se formó en su rostro mientras escuchaba las entusiastas divagaciones de Elodie— Eso suena muy bien, ¿no? ¿Qué sería lo primero que harías si pudieses volar como un pájaro?

—Hmm —reflexionó Elodie, subiendo los pies a la silla y apoyando su barbilla en sus rodillas—. Visitaría todos los lugares en los que nunca he estado antes. Como las montañas. Las realmente grandes... Y te llevaría conmigo para que tú también pudieras verlo todo.

—¿No traerías a Jamie o a tu mamá? —preguntó Dale.

—Sí —sonrió Elodie, balanceándose ligeramente cuando encontró la mirada de Dale—. Os traería a todos.

—Es muy amable de tu parte, Elodie —comentó Dale, inclinándose más cerca con un guiño juguetón.

—¿Elodie? —La voz de Jamie interrumpió desde abajo. Elodie suspiró, levantándose y acercándose al borde de la caravana para enfrentar a su hermano.

—¿Sí?

—¿Qué estás haciendo ahí arriba?

—Haciendo guardia con Dale.

—Ajá. Mamá dice que tienes que bajar.

—¿Por qué?.

—Porque ella lo ha dicho.

—¿Por qué no me lo dice ella misma? —preguntó Elodie, frunciendo el ceño. Probablemente ya sabía la respuesta. Había hecho algo mal hacía unas horas y ahora probablemente su madre la estaba ignorando.

—Ya sabes por qué —refunfuñó Jamie.

Elodie frunció el ceño y enderezó la espalda lentamente. Sí, ella sabía exactamente por qué.

—Adiós, Dale —murmuró, sabiendo que él la escucharía de todos modos.

—Cuidado con tus pasos —respondió amablemente, y Elodie asintió mientras se agarraba a la escalera y descendía con cuidado por el costado de la caravana. Se acercó a Jamie con una mirada inquisitiva en su rostro.

—¿Qué? —preguntó Elodie, mirando a su hermano más alto.

—Nada. Mamá sólo quería que bajaras de la caravana —respondió Jamie, con un toque de irritación en su tono.

—¿Pero por qué? —Elodie insistió— Me estaba divirtiendo.

—No lo sé, Elodie —suspiró Jamie, escaneando el campamento en busca de Sophia o Carl para que su hermana no siguiera molestándolo—. Ve y pregúntale tú misma.

—No puedo —insistió Elodie—. Mamá está enfadada conmigo. No me habla cuando está enfadada, ya lo sabes.

Jamie se pellizcó el puente de la nariz y suspiró profundamente— Bueno, ¿qué se supone que debo hacer al respecto, Elodie?

Elodie se encogió de hombros y miró a Carl. Se sentó frente a la madre del niño, que le estaba cortando el pelo. No parecía feliz, pero comenzó a sonreír después de que Shane dijese algo, aunque Elodie no pudo entender las palabras.

—Ve a sentarte con los Grimes —sugirió Jamie, empujando el hombro de Elodie.

—¡No!

Lori levantó la vista y vio a Elodie mirándola fijamente, lo que provocó que las mejillas de la niña se calentaran de vergüenza. Rápidamente se dio la vuelta, con la intención de regresar a la caravana de Dale, pero Jamie la agarró del brazo y le hizo girar la espalda.

—Te está llamando —le informó, empujándola hacia Lori.

—No quiero —protestó Elodie, intentando darse la vuelta y ocultar su rostro sonrojado.

—Tienes que hacerlo —insistió Jamie, empujándola hacia adelante una vez más— Ve.

Elodie murmuró algunas palabras inaudibles en voz baja mientras él le soltaba los hombros. Lentamente, se acercó a Lori, Carl y Shane.

—Hola —saludó una vez que llegó a donde ellos estaban, cruzando las manos frente a ella.

—Hola, cariño —Lori sonrió y le indicó a Elodie que se acercara. Elodie obedeció y dio unos pasos hacia la familia.

—Justamente le estaba preguntando a Carl si quería aprender a atrapar ranas —le explicó Shane a Elodie, con una sonrisa orgullosa.

—Está bien —respondió Elodie, sin saber por qué Lori la había llamado.

—Me preguntaba si querías venir —continuó Shane, dándose cuenta de que Elodie no se había dado cuenta—. Tómate un pequeño descanso de los problemas.

—Oh —exclamó Elodie, su rostro se iluminó con una sonrisa—. Sí, quiero ir, por favor.

—Genial. Iré a buscarte mañana por la mañana —dijo Shane asintiendo.

Elodie asintió con una sonrisa y miró a Carl. Estaba emocionada de pasar tiempo con él, a pesar de que él la metiera en problemas con su madre. Pero ella no estaba enfadada con él. Entendía que Carl quería ser valiente y escaparse del campamento; simplemente le faltaba el valentía para hacerlo solo. Carl le devolvió la sonrisa, su expresión se transformó brevemente en una mueca cuando Lori accidentalmente tiró demasiado fuerte de su cabello mientras lo cortaba.

La atmósfera en el campamento cambió repentinamente, Shane y Lori se pusieron de pie de un salto, con sus rostros grabados con preocupación mientras miraban hacia la carretera que Dale estaba vigilando a través de sus binoculares. Elodie frunció el ceño, confundida por la repentina tensión y el miedo que se extendía por el campamento.

—¡Dime, Dale! —la voz de Shane sonó mientras pasaba apresuradamente junto a Elodie hacia la caravana.

Elodie se dio vuelta y buscó a Jamie y a su madre, pero no los veía por ningún lado. Probablemente estaban escondidos en su tienda. Jamie y su madre hacían eso con frecuencia, especialmente Jamie, ya que él no tenía a nadie de su edad con quien salir. Excepto Amy, pero Elodie notó que a Jamie realmente no le agradaba Amy por alguna razón, y al viceversa.

Elodie frunció el ceño y decidió acercarse a Lori y Carl, en caso de que algo malo pasase. Observó cómo Dale le respondía a Shane, pero la distancia le impidió captar su conversación.

—¿Qué pasa? —Elodie le preguntó a Carl, volviendo la cabeza para mirarlo.

—Hay una alarma fuerte sonando allí—le informó Carl, señalando hacia la carretera—. Ahora se está haciendo más ruidoso.

—Oh —murmuró Elodie. Levantó la mano y pasó el dedo por el audífono. Cada día lo encontraba más molesto, especialmente en momentos como estos.

Lori tomó a Carl de la mano y colocó una mano en la espalda de Elodie mientras los guiaba más cerca del grupo, notando cómo Elodie estaba molesta por no poder escuchar todo con claridad.

—¿Son ellos? ¿Vuelven ya? —Amy llamó a Dale. Él pareció murmurar una respuesta, lo que la llevó a preguntar— ¿Qué es?

Dale se dio vuelta— Se trata de un coche robado, seguro.

Woah —exclamó Elodie, con la mandíbula ligeramente caída mientras se ponía de puntillas, tratando de ver el coche robado.

No pasó mucho tiempo antes de que Elodie hiciera una mueca cuando el coche se acercó lo suficiente como para finalmente poder escuchar la alarma, el sonido resonó en sus oídos una y otra vez. Vio un coche rojo brillante llegar al campamento y detenerse lentamente. La alarma sonaba muy, muy fuerte ahora.

Elodie hizo una mueca y se tapó las orejas con las manos, haciendo una mueca de nuevo ante el penetrante silbido que emitían sus audífonos en respuesta al contacto cercano. Se puso de puntillas, miró incómodamente a su alrededor y se presionó con más fuerza las palmas de las manos contra las orejas. Todos comenzaron a caminar hacia el coche, y Elodie se sintió aliviada cuando vio a Glenn salir del asiento del conductor, con una sonrisa radiante en su rostro.

Luego, Elodie inclinó la cabeza, tratando de bloquear todos los ruidos fuertes que siguieron. Con las manos todavía presionadas firmemente contra sus orejas, entrecerró los ojos y sacudió la cabeza. La combinación de la alarma del coche a todo volumen y el irritante y agudo chirrido de sus audífonos le hizo girar la cabeza. Alguien puso una mano en su hombro, probablemente Lori, pero no le ofreció mucho consuelo.

Glenn levantó las manos, aparentemente riéndose, mientras Amy hacía un gesto agresivo, invadiendo el espacio personal de Glenn. Shane golpeó con la palma de su mano el capó del auto, lo que provocó que Glenn volviera a subir. Levantó el capó y Shane jugueteó con algo dentro, finalmente silenció la alarma. Elodie, sin embargo, permaneció ajena mientras el silbato seguía perforando sus oídos.

La mano en su hombro se movió hacia su mejilla, un pulgar frotó suavemente su piel mientras una voz apagada llegaba a sus oídos. Elodie levantó la vista y vio a Lori hablándole con una sonrisa reconfortante en su rostro. Elodie se quitó las manos de los oídos con cautela y exhaló un suspiro de alivio ante el silencio.

—Los ruidos se han ido, cielo —le dijo Lori, acariciando la parte superior de su cabeza. Elodie asintió y se giró para mirar a Glenn.

—¡Sí! ¡Bien! ¡Todos lo están! —Glenn le gritó a Amy, quien finalmente retrocedió con una expresión de alivio— Bueno, Merle no demasiado.

Elodie finalmente vio a su familia cerca de Shane, ambos tenían expresiones de desconcierto mientras miraban a Glenn. Elodie sintió una punzada de inquietud en el estómago. Seguramente la habían notado parada allí, ¿verdad? Entonces, ¿por qué estaban en el otro lado?

—Estás loco viniendo con esa sirena —la mandíbula de Shane se apretó mientras miraba a Glenn— ¿Quieres atraer a todos los caminantes?

—Vale, todo está bien —intervino Dale, echando un vistazo a la línea de árboles.

—¿Llamas bien a ser estúpido? —Shane replicó, aunque su tono era un poco más tranquilo.

—El sonido rebota en todas las colinas, no podrán encontrar la fuente.

Shane se bajó del auto, con las manos en las caderas mientras le daba a Dale una mirada mordaz con las cejas levantadas.

—No quiero discutir, ¿entiendes? —comenzó Dale antes de dirigirse a Glenn—Pero a ver si pensamos las cosas y tenemos más cuidado otra vez.

—Lo siento —se disculpó Glenn, con una pequeña sonrisa jugando en sus labios—. Es un coche guay.

—No habría sido tan guay si una horda de caminantes se hubiera parado en la entrada de este campamento ahora, ¿verdad? —la madre de Elodie intervino, mirando a Glenn con una mirada severa. Estaba claro que ella estaba del lado de Shane— Mi hija se molestó por tu "coche guay". La próxima vez coge una bicicleta.

—¿Crees que habría podido dejar atrás a los frikis con una bicicleta? —exclamó Glenn, mirándola con incredulidad.

Elodie miró a su madre con el ceño fruncido. Entonces se había fijado en Elodie; simplemente no había querido ayudarla. Elodie negó sutilmente con la cabeza. Eso no era cierto. Su madre probablemente notó que Lori intentaba calmarla y pensó que tener más gente sólo haría que Elodie se asustara más, lo cual era cierto.

Todos estiraron el cuello para ver más allá de los arbustos hacia la carretera mientras un camión blanco subía la colina y finalmente se detenía. Amy prácticamente saltó de emoción, tratando ansiosamente de mirar a través de las ventanas. Dejó escapar un suspiro de alivio y una risita cuando Andrea salió del camión.

—¡Andrea! —Amy gritó, corriendo hacia su hermana y prácticamente saltando a sus brazos.

Mientras tanto, los hijos de Morales se separaron de su madre, corrieron hacia su padre y lo envolvieron en un abrazo. Lori pasó un brazo sobre el hombro de Carl y le murmuró algo mientras lo alejaba del grupo. Elodie observó cómo Lori se agachaba y tomaba las manos de Carl. Temas familiares, supuso, dándose la vuelta.

—¡Que alegría veros! —Dale exclamó entre risas mientras Morales lo abrazaba fuerte y le daba palmaditas en la espalda— Ya creí que os había perdido para siempre

—¿Cómo lograsteis salir del apuro? —Preguntó Shane, apartando su mirada de Lori y Carl.

—El nuevo... Nos sacó —respondió Glenn, T-Dog y las hermanas Harrison se unieron al grupo detrás de él.

—¿El nuevo? —Shane levantó una ceja.

—Sí. Un chalado que llegaba a la ciudad —explicó Morales, captando el interés de Elodie. ¿Era el mismo hombre que había estado hablando por la radio antes?— ¡Tío del helicóptero! Ven y saluda.

La puerta del lado del conductor del camión se abrió lentamente con un chirrido, como si la persona que estaba dentro estuviera dudando. Entonces, emergieron dos pies, plantados firmemente en el suelo. Una mano se envolvió alrededor de la manija de la puerta, empujándola para cerrarla. El hombre tenía el pelo corto y bien cortado, la cara afeitada y vestía uniforme de policía. Espera, ¿por qué vestía uniforme de policía? Ya no quedaba ningún policía.

—Es poli, igual que tú— le comentó Morales a Shane mientras el hombre se acercaba, con las manos en las caderas. Elodie notó el parecido entre él y Shane. Quizás era cosa de policías.

Shane se hizo a un lado para verlo más de cerca, su expresión cambió una vez que vio al hombre. Casi como si lo reconociera. Y de hecho, lo reconocía, porque la expresión del hombre también se desvaneció en una de shock, sus ojos se llenaron de lágrimas cuando se detuvo, mirando a Shane con incredulidad. La mirada del hombre luego se dirigió a Lori y Carl, y su rostro se transformó en puro alivio al verlos.

Fue entonces cuando Elodie hizo clic. Carl no había hablado mucho de su padre. Pero sí sabía que a su padre le habían disparado semanas antes del brote y que desde entonces había estado en coma. Cuando los muertos comenzaron a caminar, Shane le había dicho a la familia Grimes que su padre había muerto.

Pero aquí estaba él, de pie frente a ellos, mirando a su esposa e hijo a los ojos por primera vez en semanas.

—¡Papá, papá! —Carl gritó, con la voz quebrada. Se alejó de su madre corriendo y saltó a los brazos de su padre.

El hombre cayó al suelo con un sollozo, abrazando a Carl con fuerza, una mano alrededor de su cintura con cariño y la otra agarrando la parte posterior de su cabeza. Ambos lloraban lágrimas de felicidad. Luego, poniéndose de pie todavía sosteniendo a Carl, corrió hacia Lori. ella lo miró fijamente con incredulidad, como si no pudiera creer que su marido estuviera allí. Luego, parpadeó y también quedó envuelta en su abrazo.

Elodie apartó los ojos de la feliz familia y se encontró con la mirada de Sophia detrás de ella. Estaba sonriendo, aunque había un atisbo de tristeza en sus ojos. Elodie sabía cómo se sentía y no podía negar que sentía algo similar. Cuando volvió a mirar a Carl y lo feliz que estaba abrazando a sus padres de esa manera, se le hizo un nudo en el estómago. Se sentía como si alguien estuviera atando sus entrañas en un nudo apretado, apretándolo más y retorciéndolo por diversión. Se sentía como si alguien estuviera tirando de una cuerda gruesa desde el fondo de su estómago hasta su garganta y sacándola por la boca.

Parpadeó para contener las lágrimas y su mirada se posó en algo esparcido entre los arbustos a su izquierda. Algo amarillo, amarillo brillante. Algo que había tenido en sus manos no hace mucho, emocionada de dárselo a su hermano.

Jamie había tirado entre los arbustos las flores que Elodie le había dado.

—No —murmuró para sí misma, frunciendo el ceño cada vez más mientras caminaba para recuperar las flores esparcidas.

Arrodillándose, las recogió y las examinó de cerca. Algunos pétalos se habían caído (esperaba) y ahora yacían entre las hojas y ramitas muertas. El tallo estaba doblado y ella intentó enderezarlo, aunque se negaba obstinadamente a permanecer en su lugar.

Apretó la mandíbula, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con derramarse mientras acunaba la flor. Una mezcla de frustración y puro dolor se arremolinaba dentro de ella mientras estaba sentada allí, agarrando la flor esparcida en sus manos. Se sentía como si alguien la estuviese cubriendo con una manta sofocante de tristeza, envolviéndola con fuerza para que no pudiera escapar.

Su visión se volvió borrosa mientras miraba los pétalos desechados en la hierba. No se trataba sólo de la flor; fue un doloroso recordatorio del constante desprecio de Jamie por sus sentimientos. Ella había tratado de negarlo, deseando que su hermano la amara tanto como ella lo amaba a él. Pero no podía seguir negándolo, ya no. No cuando sabía que él había tirado lo único que estaba tan emocionada de regalarle.

Elodie se puso de pie, sosteniendo la flor contra su pecho. Los pétalos que alguna vez fueron de color amarillo brillante ahora parecían opacos y sin vida ante sus ojos, reflejando la soledad que sentía por dentro. Pensó en lo emocionada que estaba por dárselos a Jamie, pero ahora él los había tirado. Miró a Carl, todavía abrazando fuertemente a sus padres, y deseó poder sentir ese tipo de amor y felicidad. Pero en cambio, sintió un dolor hueco por dentro.

Luego sintió los ojos de otra persona sobre ella, lo que la impulsó a desviar la mirada y hacer contacto visual con Jamie. Elodie supo que la había visto sosteniendo la flor, porque su mirada se convirtió, aunque fuera solo un poco, en una de culpa.

Elodie le lanzó la mirada más cruel que pudo reunir (aunque probablemente solo fue un gran ceño fruncido) y se dio la vuelta. Arrojó la flor a los arbustos, ya que no quería mirarla más.

Luego se alejó en silencio, secándose una lágrima. Una sensación repugnante burbujeó en su garganta y trató de empujarla hacia abajo, arrastrando una mano por su cuello. No funcionó, lo que la molestó y la enfadó aún más. Deseaba que las cosas fueran diferentes, que su hermano apreciara sus gestos, pero en el fondo sabía que era poco probable que eso cambiara.

Miró por encima del hombro una vez más y vio que Jamie ya estaba ocupado haciendo otra cosa. Se giró de nuevo y se alejó, sabiendo que no tenía a nadie esperándola como Carl.

La vida no es justa.



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