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(Narrador Omnisciente)


Yoongi estaba cansado, frustrado, fastidiado e irritado, ¿Podía eso ser posible?

Con Min Yoongi todo era posible, sobre todo si todo eso lo sentía cuando no hacían las cosas como a él le gustaban y la impuntualidad era algo que detestaba, pero nada como los trabajos mal hechos.

Estaba en su estudio, terminando la canción que sería para Lalisa, pues sabía que aunque les haya dado más tiempo a la bola de idiotas de sus empleados, como él les decía, no tendrían nada hecho, así que prefirió terminarlo él, que era un trabajo sumamente fácil, claro que no todos lo veían como él lo hacía.

Suspiró sonoramente cuando terminó su trabajo, si bien era algo que él ama hacer, hay ocasiones en los que se sentía frustrado, cansado.

Pensó que necesitaba aire fresco y despejar su mente de todo a su al rededor, dejar su trabajo por unos minutos no estaría nada mal, así que decidió salir de su estudio.

Al salir se encontró con Hoseok casi metido en su tablet y leyendo unos documentos en ella.

- Si sigues así terminaras siendo parte de ese aparato - Le dijo el mayor, asustando al peli rojo.

- Casi me matas del susto Min, eso no se hace, ¿No ves lo ocupado que estoy? - Hoseok estaba bromeando pues aunque a veces no lo pareciera, siempre trataba de alegrar los días de su amigo, aún si este nunca había soltado ni una sonrisa hacía él.

- Puedes retirarte si quieres, yo saldré unas horas y no pienso regresar temprano, si ya terminaste tu trabajo, ve a casa y descansa - El peli rojo estaba por hablar cuando Yoongi siguió su camino.

Hoseok estaba en shock, ¿Por qué? Simple y sencillamente por qué Min Yoongi jamás dejaba la empresa antes de las 11:00pm, es más, muchas veces solía quedarse en su estudio y dormir en el incómodo sofá que tenía dentro y si es que dormía.

Yoongi jamás había dejado la empresa tan temprano y mucho menos con un proyecto importantísimo casi encima de ellos.

Claro que Hoseok no sabía que el mismo Yoongi había terminado todo hace un par de minutos, aún así el peli rojo decidió que sería bueno terminar lo que estaba haciendo y volver temprano a su departamento, pues necesitaba un descanso urgentemente.

Yoongi fue a su oficina, ordenó unas cosas pendientes que tenía, guardo su billetera y teléfono, aunque este último lo dejo en silencio. Iba a tomar las llaves del coche para ir a cualquier lugar, pero pensó que sería bueno caminar un poco, hace mucho no lo hacía y creyó que si necesitaba aire fresco de verdad, debía caminar un poco.

Salió del edificio, ignorando todos los murmullos de sus empleados al verlo salir por la puerta principal del edificio y no con su brillante auto.

Camino por varias cuadras sin darse cuenta, veía el cielo de ves en cuando y se preguntaba a sí mismo, ¿Hace cuanto no veía la belleza del cielo? ¿Hace cuánto no veía los frondosos árboles bailar al son del viento? ¿Hace cuánto no se daba cuenta de todo lo que el mundo estaba cambiando?

Soltó un suspiro cansino y volteó la mirada hacia el frente, siendo así como algo llamo su atención rápidamente.

Una cafetería con un peculiar nombre y no cualquiera, pues era el diminutivo de un nombre que a él siempre le gustó y solo dos personas sabía sobre eso. Pero llamo su atención lo colorida que era, tenía tonos rosas y celestes pastel, un pizarrón bastante llamativo por fuera, promocionando su menú y deliciosos dulces, pensó que era extraño y ¿Tierno?


Puesto que el pizarrón tenía el nombre de los cafés y algunos cup cakes que venden pero con dibujitos hechos como por algún niño pequeño, era realmente llamativo. Elevó la mirada y entró más curiosidad en él, así que pensó que sería bueno entrar y conocer un poco ya que nunca va a esos lugares.

En ese instante un joven de tes acanalada, con una singular sonrisa cuadrada salía con un pequeño en brazos, quien reía a carcajadas por las cosquillas que el mayor le hacía.

Yoongi vio con curiosidad aquella escena, pues parecía que el chico era muy joven para ser padre y aunque quiso ver bien al pequeño, no pudo ya que este se ocultó en el cuello del mayor cada que este atacaba su pancita.

Los observó alejarse hasta que ambos desaparecieron de su vista, al doblar en una esquina. Su atención regresó a la ta llamativa cafetería y leyó una vez más el nombre.

Coffee Kookie.

Entró y sintió una leve punzada en su pecho al ver en la barra registradora a un chico con cabello rubio, estaba de espaldas, pero llamo de inmediato su atención, parecía que hablaba con otro chico frente a él, pero no le tomo importancia, cuando el alto de hombros anchos salió casi corriendo el se acercó.

Parecía que el aire se le fue en ese instante al mayor, sentía como su corazón se detenía para empezar a bombear frenéticamente segundos después, sentía que no le salía ni una sola palabra de su boca.

Frente a él tenía al ser que más había amado en toda su miserable vida. No... Qué aún ama con todas sus fuerzas.

El chico se volteó y dio la bienvenida como suele hacerlo, claro que está se quedó a medias cuando vio a quien menos se esperaba volver a ver en su vida.

- Jimin... - Logró articular.

Su voz salió gruesa y hasta cierto punto intimidante como solía ser, sin embargo en esta ocasión, deseo sonar más arrepentido que intimidante. Claro que eso Jimin no le tomó importancia.

El rubio sentía sus manitas sudar, su corazón latir desenfrenadamente, su garganta secarse. Veía tan guapo y atractivo como siempre a su mayor que olvidó por un segundo todo el pasado, hasta que aquel día regreso a su mente y deseo no estar en este momento, ahí frente a su peor pesadilla.

- Yoongi...

La dulce voz del pequeño rubio hizo que Yoongi quisiera abrazarlo en ese mismo instante, decirle cuanto lo ama, que lo perdone y que lo ha extrañado todos y cada uno de los días desde que se separaron y dejaron de verse.

Claro que todas sus fantasías y ganas de robarle un beso al chico frente a él, se esfumaron cuando este mismo volvió hablar.

- Bienvenido a Coffee Kookie - Jimin detuvo sus palabras al mencionar el diminutivo de su bebé, trato de ignorar aquello y siguió hablando como si no tuviera al peor de sus errores frente a él - ¿Qué desea ordenar?

El menor estaba listo para anotar en la computadora frente a él, el pedido de su cliente no tan deseado, trataba de ignorar aquella fuerte opresión en su pecho, aquella vocesita en su cabeza que le decía que lo abrazará y le robará un dulce beso, aunque claro que él aprendió a controlar sus impulsos y hacerle caso siempre a su lado racional, que en este caso le decía que actuará normal e ignorarla todos esos sentimientos que el mayor estaba provocando en él.

Así es como Jimin desechó esa opresión en su pechito, poniendo un rostro totalmente neutro, no mostraba ninguna emoción, su rostro no demostraba absolutamente nada y eso hizo que Yoongi se sintiera más miserable de lo que ya era.

- Jiminie...

- Señor, le pido amablemente que ordené, tengo clientes que atender y me está quitando tiempo - La voz de Jimin cambió de un segundo a otro. De tener una dulce y aterciopelada voz, paso a una gruesa, sería y despectiva. Yoongi no tuvo más opción que aceptar por el momento la actitud de Jimin.

- Un café negro - Fue lo único que dijo el mayor. Jimin ingreso el pedido y lo preparó rápidamente, sin decir una palabra más, le dió el recibo a cancelar al mayor y este pago.

- Gracias por su pedido - Jimin siguió con su trabajo, aún cuando sus lágrimas querían salir.

Jimin debía aceptar que volver a ver a Yoongi después de cuatro años ha sido lo más doloroso que le pudo haber pasado jamás, solo recuerda el día en que lo conoció, eran unos mocosos, pero nada como el día en que creyeron que su tonta rivalidad podía llegar a su final y ser una linda pareja feliz, claro que él sabía que todo fue una triste y cruel realidad.

Pues Jimin jamás olvidaría el día en que el mismísimo Min Yoongi lo dejo de la manera más cruel, despiadada y fría que jamás nadie había hecho. Recordar ese día, hacia que Jimin tuviera una postura y actitud diferente de actuar.

Ya no era el mismo niño idiota de antes, el que dejaba que lo humillaran cruelmente, el que dejaba que le dijeran lo pobre que era, ya no era el mismo tonto joven que se enamoró perdidamente de un niño rico y quién un año después le pagaría de la forma más despiadada de todas.

Ahora era otro y no dejaría que nadie más lo volviera a dañar, a él ni a su pequeño bebé.

Jimin recordó a su bebé y se alteró unos segundos, pues ni loco permitiría que Min Yoongi conozca de la existencia de su mayor tesoro, le aterraba que se lo quitarán, aunque esa idea de borró de su mente cuando creyó que eso sería imposible.

Y cómo no, si creía firmemente que Yoongi jamás vería a su Jungkookie como su hijo, aún así prefería no arriesgarse y no dejar que ese bueno para nada de Yoongi viera en su vida a su conejito.

Faltaba media hora para cerrar la cafetería, Jimin estaba agotado, quería ir a casa, darle una ducha a su bebé y darse una él para después cenar juntos y dormir juntitos como lo hacían los últimos días.

Sonrió al pensar en su conejito, así que se apresuró a terminar y cuando estaba por ir a limpiar las mesas, su sonrisa se borró al ver a Yoongi aún sentado en una de las mesas cercanas a una ventana. El mayor veía al chico rubio con atención, su mirada demostraba tantas cosas que Jimin no podía descifrar ninguna.

Se acercó al mayor y se cruzó de brazos, soltó un sonoro suspiró y hablo seriamente.

- ¿Qué haces aquí aún? - Preguntó el menor.

- Quiero hablar contigo Jiminie, ¿Puedo? - Ese diminutivo logró remover una y mil sensaciones en Jimin, pero debía ser fuerte ante todo.

- No creo que tengamos nada de que hablar Yoongi, te pediré amablemente que te retires, estoy pronto a cerrar y si sigues aquí no podré hacerlo.

- Pues no me iré hasta que me escuches - La insistencia del mayor estaba molestando a Jimin, pero sobre todo lo estaba sofocando - Por favor Jiminie, sólo... Escúchame, ¿Si?

- No soy Jiminie, para ti soy Park Jimin y nada más, tú... Digo, usted señor Min, debería tener más educación y retirarse de mi lugar de trabajo, no quiero ser despedido por su culpa, así que le pediré una vez más que se retire o... Me veré obligado a llamar...

- ¿La policía?, Jiminie, por Dios, Tú... haz cambiando demasiado, ¿Sabes? - Yoongi se puso de pie y se acercó al menor.

- Este soy yo ahora, es el que debí ser siempre y el que seré el resto de mi vida - Contestó el menor, ignorando la forma en que Yoongi se acercaba cada vez más a él - Vete, por favor.

La última palabra sonó tan lastimera a los oídos de Yoongi, aún si fue un susurró el la escuchó y le dolió más que nada, la forma tan vulnerable en que el menor empezaba a verse, así que decidió que lo dejaría en paz por ese momento.

- Te encontré mi pequeño Mochi - Susurró el mayor cerca del oído del menor, sintiendo como este se erizaba ante su tono de voz, sonrió ladino y dijo las últimas palabras - Te encontré y no volveré a cometer el mismo error de dejarte ir.

Jimin cerró sus ojos y por primera vez en muchos años, se permitió amar aquel tono de voz, aquel aroma varonil, aquella cercanía y se permitió sentir los labios de este sobre su mejilla.

¿Sería aquí el inicio de un nuevo desafío para ambos?

Min Yoongi había encontrado a su pequeño Mochi y Park Jimin había encontrado a su peor pesadilla.

La vida y el destino había vuelto a unirlos y está vez no permitiría que se volvieran a separar.

¿Estarán listos para lo que venga?

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¡Hola amigos!

¿Qué les pareció este capítulo?

Espero les haya gustado muchísimo, la verdad es que trató de esforzarme cuando escribo este fic, por qué aunque no es Omegaverse, me confundo a veces 😅 así que trató de entender bien lo que escribo y no confundirme.

Les dejaré otra imagen de cómo se pueden imaginar la cafetería.


El pizarrón no es como quería, pero tampoco es que pueda editar y hacerlo a mi gusto :c traté de encontrar uno decente 😅 de igual forma, espero les haya gustado.

¡Nos leemos pronto amigos!




Bye💜




No olviden dejar su estrellita si les gustó el capítulo ⭐

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