°Second Grade°
•Second Grade•
•Yoonmin•
Personajes principales:
Park Jimin
&
Min Yoongi
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┌───────────────────┐
Bienvenidos a
Bangtan Master School
Of Arts.
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Un suspiro se escapó de la boca de Park Jimin logrando dejar en el ambiente invernal una etérea nube de vapor blanco. Miró hacía atrás solo un segundo antes de levantar la mano para despedirse de su madre y comenzar a caminar por el ancho patio central del lugar. Tras las vacaciones se encontraba renovado pero los nervios se arremolinaban en su estómago como si se tratase de su primer año en el internado. Tenía que reconocer que le alegraba de sobremanera evitar cualquier novatada o burla de parte de los alumnos de cursos superiores pero eso no era suficiente, claro que no. Todavía existían dos grandes razones por las que su deseo de salir corriendo se acrecentaba con cada paso que daba, haciendo crujir las hojas de los árboles que llacian en el suelo de piedra congeladas por el rocío de la mañana.
La primera de las razones radicaba en la exigencia que cada uno de los profesores profesaba sobre sus alumnos. Necios, sordos, verdugos o frustrados artistas excéntricos que no lograron hacerse notar ante el inmenso mundo, aquellos que estudiaban en la academia Bangtan sabían que cada uno de los docentes estaba caracterizado por una dureza tan implacable como el diamante de sangre más duro y brillante. El yugo que ponían en sus nucas en el instante en que entregaban el sobre con la matriculación se hacía más y más pesado con cada segundo que pasaban tras esas paredes de piedra maciza.
Un pequeño gimoteó se escapó de los labios rosados de Jimin cuando su maleta se atranco por un segundo en una de las plaquetas resquebrajadas del suelo. La sonrisa que le siguió a ese rápido acto de torpeza lo hizo estremecerse.
Jeon Jungkook. Y justo detrás de él Kim Seokjin. Pero ni rastro de la persona que ansiaba ver.
Por supuesto se alegraba de observar caras conocidas, allí casi todos se conocían. No era muy difícil tomando en cuánta que la exclusividad de la Academia reducía la lista de alumnos a unos ciento vente, comían juntos, caminaban por los mismos pasillos, asistían a las clases magistrales juntos, ocupaban las mismas bibliotecas o salas de entretenimiento... Pero conocerse y ser amigos eran conceptos muy distintos tras esos muros, sobretodo cuando los propios profesores los instaban a competir. A tirarse a la yugular del mejor alumno si realmente querían llegar a ser alguien. Así que daba igual cuantas sonrisas cómplices compartiesen, o el número de veces que se escabullían juntos para beber en la madrugada, ni siquiera importaba que algunos de ellos llevarán compartiendo habitación años. En ese lugar no existía el concepto de amistad. Estaban enfrentados. Eran enemigos. Luchaban por lo que querían y no importaba el precio a pagar o la cantidad de gente que fuese pisoteada en el transcurso.
-Encantado de verte Park Jimin - dijo Jungkook con una sonrisa que delataba más burla que cariño, sin embargo Jimin no pudo evitar sonreír de forma sincera a cambio. Los años de competencia , casi y solo casi, habían creado complicidad entre los tan solo siete chicos que formaban el segundo grado del último curso.
-Lo mismo digo Jeon - contestó de forma sincera de nuevo - y también me alegra verte a ti Jin. Me han dicho que acabaste el último trimestre mal. ¿Tus notas se han hundido últimamente? Deberías reconocer que los chicos pueden llegar a ser una distracción para alguien como tú.
-Tal vez debería dejar la Academia y comenzar una vida como estrella porno - la voz ronca de Namjoon hizo presencia en el patio central, caminaba en dirección a ellos desde uno de los arcos de piedra de la esquina - No te ofendas, tu fama te precede lindura.
Jin se limitó a bufar en alto. No estaba molesto, los siete solían divertirse de esa forma. Fingían no tener ninguna clase de aprecio los unos por los otros, se insultaban , se gastaban bromas pesadas e incluso se pegaban, lastimaban... Pero al final del día siempre acababan juntos, más rotos que completos. En la aula 23, siempre en la aula 23.
-Vaya, ¿llego tarde de nuevo? - Jung Hoseok se coló entre Jungkook y Namjoon formando casi un círculo perfecto si se tenían en cuenta las posiciones de los demás allí presentes - Tendréis que disculparme, mis nuevas rutinas de baile han obtenido toda mi atención.
-A nadie le importa tu baile Hoseok - Taehyung lo apartó de un codazo causando la risa de sus compañeros cuando el joven bailarín se asustó levemente por la precipitada aparición del cantante. - ¿Yoongi aún no ha llegado? Suele ser el primero.
Su segunda razón. Min Yoongi, quien lo apartaba de sus sueños y objetivos sin ni siquiera pretenderlo. Quien de todos los siete resultaba más cerrado y cruel sin molestarse en pegarle o tan siquiera ofenderlo. Bastaba que no lo mirase. Que no le hablase. Que no lo tocase. Que no lo anhelase como tantos otros. Porque por muy raro que sonase, de los siete él era el único que jamás le había hablado. Y tan solo eso le servía de escusa a Jimin para permitirse soñar con un Yoongi más a atento a sus dotes artísticas . Más atento a su persona en general. A veces se encontraba reclamando la atención de este sin conseguir nada a cambio y había comenzado a preguntarse si tal vez no lo veía como competencia o sencillamente le importaba menos que una hormiga negra.
-No desesperéis - esa voz grave, la forma en la que simples palabras lograban que su piel se estremeciese cuando se trataba de Yoongi - Hemos tenido un problema en la carretera de Daegu hacía Seúl, ha nevado bastante y no llevábamos cadenas.
Jimin lo miró con disimulo tratando de no exponer demasiado la necesidad que invadía su cuerpo, estaba deseando cruzar su mirada con él. Ver que tipo de ropa llevaba, si se había dejado el cabello un poco más largo, si sonreía con burla o si sus labios estaban más oscurecidos por el frío invernal como solía ocurrirle habitualmente. Cada detalle contaba, llevaba observándolo en silencio durante tanto tiempo, tantos meses, tantos años... que ya ni siquiera lograba contener con facilidad su manía de mirarlo.
Levantó la mirada lentamente hacia el frente , sus manos temblaban de puro nerviosismo debido a que el chico se había situado a su derecha, cerrando el círculo que ahora formaban los siete. Jimin estaba mirando fijamente a Jin y eso le importaba muy poco mientras los demás no percibieran sus nervios o sentimientos. De hecho había empezado a clavarse las uñas en las palmas de las manos con tanta fuerza para evitar temblar que una gota de sangre brillante ya resbalaba casi a cámara lenta desde la herida hasta estrellarse contra el suelo. Y Namjoon lo captó, por supuesto que él lo había captado, lo raro era que los demás no percibieran la manera en que su ceño se fruncia por el dolor mientras seguía enterrando las uñas en su frágil piel blanca.
-Jimin - bajo la mirada, la voz seria de Namjoon no tenía ningún tipo de efecto en él pero el pánico a ser descubierto en su obsesión oculta por Min Yoongi, eso, lo paralizaba - Estás sangrando bajo el uniforme, tu mano...
-No es nada - respondió casi en un susurro. Respiró hondo, llenando sus pulmones del helado aire invernal y fingiendo una sonrisa perfecta alzó de nuevo su mirada al frente - Una herida que siempre se abre en esta época del año. Nada que no cure una crema para las pieles sensibles y un par de tiritas.
Ninguno dijo nada después de eso pues el timbre que indicaba la apertura de las puertas de los dormitorios resonó por todo el patio central, los cuervos situados en los tejados altos y los árboles de los jardines traseros alzaron el vuelo. El estruendo de los alumnos poblando los pasillos entrecruzados los había asustado. Jimin no pudo evitar alzar su mirada al cielo grisáceo para captar el vuelo de los pájaros. Las nubes negras se movían con rapidez , las gotas de lluvia fría comenzaban a precipitarse en el vacío.
-Sé avecina tormenta - susurró antes de tirar de su maleta hacía el interior del edificio.
Bienvenidos a Bangtan Master School Of Arts, la única academia de artes en la cuál el futuro de los alumnos está destinado al fracaso psicológico desde el momento en que ponen sus pies en cualquiera de las aulas.
***
Jimin estaba nervioso por el examen de danza clásica. Tanto que las manos habían empezado a sudarle y se veía obligado a pasar estas una vez tras otra sobre su malla negra ajustada. Las ganas de vomitar parecían querer escalarle hasta la boca pues su garganta quemaba con la acidez del zumo de naranja que se había atrevido a beber durante el desayuno. Todo se arremolinaba a su alrededor, los murmullos, las risas acalladas en susurros, la música sonando de forma rítmica en sus oidos... Mierda, incluso sus piernas temblaban de puro pavor cuando pensaba en su profesora alzando el bastón y señalandolo con gesto de burla marcado en cada una de las arrugas de su tez morena. Tenía miedo, estaba en un problema si la mujer decidía que su composición no era lo suficientemente buena y por supuesto ella jamás pensaría que una coreografía tan pobre como la suya fuese... En fin ... Ella no pensaría que era suficiente incluso si al resto del mundo le gustase con alma y corazón.
El bastón de madera robusta chocó contra el suelo captando su atención y los ojos de Jimin se alzaron con inseguridad hacía su profesora. No era el peor en la clase de danza, no lo era y él lo sabía. O al menos trataba de convencerse de ello cada una de las noches que se saltaba el toque de queda para ensayar hasta que sus pies sangrasen y las uñas de estos se le levantasen llegando a caerse por la sobreexplotación a la que estaban siendo expuestas casi de forma continua.
-Pase al frente señorito Park - Jimin tragó saliva, tal y como la maestra le había pedido caminó hacia el centro del estudio de danza. Casi podía sentir la vara de madera recorriendo su espalda, molestándolo, aprisionando su pecho, tocando zonas innecesarias para comprobar que la postura era fija y correcta. Aún no lo había hecho, no lo había dejado en vergüenza ante los demás pero sabía que pronto sucedería, ni siquiera dio más que un respingo cuando la mujer recorrió con el fino bastón el interior de sus muslos para golpearlos con fuerza tras notar un mínimo fallo en sus piernas rectas. Había pasado mucho tiempo obligándose a sí mismo a dejar de temblar pero aún no lo lograba. Al menos ahora sus lágrimas se mantenían quietas, sus ojos aún se cristalizaban pero las ensalitradas gotas no llegaban a rozar su piel. - ¿Melodía escogida para la composición?
-Over The Hills And Far Away - susurró con la mirada petrefricada en el frente.
Por algún motivo Yoongi no pudo evitar alzar la mirada curioso al escuchar el título de la canción que Park Jimin había escogido. No cuadraba con nada de él, aburrido, el chiquillo era tan aburrido y dulce que las ganas de vomitar subían por su garganta cada vez que escuchaba su aterciopelada sonrisa o veía sus pequeñas manos temblar ante los toques siniestros de la vieja bailarina. Una canción de rock para una de sus composiciones de ballet podía ser la idea más brillante que había tenido o la cagada más bochornosa. Eso era lo único que mantenía la curiosidad de Min, el pianista estaba deseando ver como la alegría de su joven competidor se desvanecía con cada error cometido pero aún así mantenía en su mente la idea de que alguien tan sumamente quisquilloso en el baile como lo era Park Jimin solo podría darle a la canción un significado mucho más certero.
La coreografía comenzó lentamente, los pies de Jimin parecían levitar al ritmo de cada acordé de guitarra mientras su flequillo rebotaba sobre su frente y sus labios se abrían levemente con el calor de la concentración. Una vez más estaba captando la atención de todos los allí presentes, quizás por eso Yoongi perdió una vez más la curiosidad en él. Todo era como siempre, la música era distinta pero sus pasos perfectos no dejaban pie a ningún sentimiento.
-Para - la profesora detuvo la música y un nerviosisimo Jimin se quedó totalmente quieto, con la mirada gacha y los ojos clavados en la sangre que manchaba de un brillo rojizo sus negras zapatillas de baile - Suspenso. La próxima vez deberías intentarlo un poco más, unas horas de ensayo no te harán ningún daño - los dedos de su mano derecha envolvían con fuerza los de la izquierda dejándolos más blancos de lo normal por la fuerza aplicada, se sentía mal. Cualquiera de sus compañeros hubiese dicho algo al respecto pero él estaba demasiado centrado en los errores como para notar las virtudes - No llegarás a ningún lado Park, tus padres no deberían gastar el dinero en una academia como esta. Si quieres bailar prueba suerte en una discoteca, no sirves para teatros y tus actitudes en el canto no son mucho mejores por lo que me han comentado tus otros profesores.
De nuevo sus ojos estaban cristalizados pero las lágrimas no se precipitaban al vacío hasta estrellarse contra el suelo de madera brillante como en otras tantas ocasiones.
-Cierto - susurró antes de retirarse, sus ojos buscaron a Yoongi quien se limitaba a garabatear en una libreta con la escusa de que se había olvidado la ropa de baile. Se enfado con él incluso cuando este ni siquiera lo tenía en cuenta, se enfado porque a Yoongi no le importaba nada y aún así sus notas eran increíblemente buenas, se enfadó porque no se preocupaba, se enfadó porque no lo mirase, porque no lo sintiese, porque se mostrase tan superior ante él. Y se enfadó consigo mismo por seguir enamorado de alguien así.
Frío, helado, cruel, orgulloso, e intocable. Min Yoongi.
Tras las clases los alumnos de la Academia solían reunirse en los salones de la residencia, Jimin era uno de ellos por norma general. Sin embargo, ese día decidió quedarse en su habitación. Encerrado entre sus problemas y pensamientos mientras observaba las anchas líneas de agua causadas por la lluvia precipitarse al vacío deslizándose por los cristales de su ventana. Las tormentas hacían que su cuerpo se estremeciera, se sentía vivo cuando el frío viento de invierno chocaba contra su piel marmolada.
Los seis muchachos restantes de la clase de segundo grado estaban sentados ante el agradable fuego de la chimenea. No eran amigos, nunca lo fueron, pero aún así tendían a ir a los mismos sitios , a las mismas horas. Lo cierto es que en una institución como esa no había mucho más que hacer a parte de practicar una vez y otra sin parar, por lo que las etapas de descanso eran bien recibidas por todos. En el invierno toda la academia se reunía en las salas de ocio donde las antiguas chimeneas alumbraban y calentaban el entorno que a las cinco de la tarde se tornaba completamente oscuro.
-Jimin no está - dijo Jungkook con voz curiosa - parece pensar arduamente en rendirse últimamente. Si es así tendremos un competidor menos.
-No digas eso - respondió Jin sin apartar la mirada de su libro - Los siete debemos llegar hasta el final. Somos el mejor grupo de alumnos de esta academia y la única forma en la que podemos seguir siendolo es con personas que nos inspiren a trabajar duro. Jimin es bueno en gran cantidad de ámbitos, tenerlo nos ayudará.
Yoongi bufó en alto divertido con la charla. Le parecía completamente absurdo el nombrar como un buen competidor a un chico que ni siquiera podía dar su opinión ante el colectivo de profesores.
-Es solo un alfil* - contestó el pianista sin darle mayor importancia al tema - podemos prescindir de él.
-¿Y sacrificar la calidad? * - replicó Namjoon quien se mantenía sentado a un lado de Seokjin - Recuerda que podría dominar a todos los caballos Yoongi.
El pianista río levemente sin girar la mirada hacia Namjoon. La conversación acabo ahí pues ninguno parecía ya interesado en la falta del bailarín en la sala.
***
-Agg, maldita sea. No veo una mierda - la voz ronca de Yoongi resonó a través de las paredes de los pasillos de la academia llamando la atención de Jimin quien practicaba en el estudio de danza.
Con cuidado de no hacer demasiado ruido acabó de vendarse los pies y tomó su mochila con las cosas necesarias para el baño. Estaba comenzando a amanecer, sin embargo parecía que Yoongi acababa de llegar, algo que perturbó claramente la cabezota curiosa del bailarín quien sabía de sobra que el pianista jamás practicaba durante la noche, sus horas de sueño eran sagradas. En esa ocasión no hizo nada, aún estaba enfadado por lo que se limitó a seguir su camino hacia las duchas sin ser visto.
Fue la cuarta noche cuando la necesidad por descubrir que era lo que estaba haciendo Yoongi le ganó a su propia disciplina de ensayo. Ese día el bailarín tomó una sudadera negra y colocándose la capucha siguió al pianista desde el instante en que la puerta de la habitación de este se abrió, no es que fuese muy difícil, Yoongi dormía un par de cuartos a la derecha del suyo y tampoco prestaba atención a los ruidos que lo rodeaban.
El estornudo de uno de los estudiantes en el ala este de habitaciones , la risa de algún muchacho que mantenía una buena relación con su compañero de habitación, el... ¿El susurro de Taehyung?. Las paredes parecían ser de papel y eso a Yoongi no le importaba. En ocasiones podían llover puñaladas cuando alguien se permitía cometer un error, en ese sitio la gente podía matarse por una buena nota pero él ya no necesitaba esforzarse. El pianista había encontrado una fácil solución a sus problemas en las materias que más difíciles le resultaban. Una solución que Park Jimin estaba a punto de descubrir por error.
"La curiosidad mató al gato" - se dijo Jimin así mismo mientras trataba de seguir la luz del teléfono que el pianista usaba para guiarse a través de la residencia - "Pero... La curiosidad está al acecho de todos los secretos."
La oscuridad de los pasillos erizaba su piel como si fuese la primera vez que entraba en el antiguo edificio de gimnasia. Atravesar el patio central bajo la lluvia sin ser descubierto por Yoongi había sido difícil pero era todavía más difícil que sus zapatillas de deporte dejasen de chirriar cuando caminaba hacia los vestuarios. Con un suspiro escalando hasta su boca se descalzó y espero unos segundos antes de seguir su camino tras el pianista.
- Llegas tarde - su cuerpo tembló al escuchar esa voz, agradeció mentalmente ser un chico delgado y pequeño o de lo contrario nunca habria logrado esconderse tan rápidamente - si me vas a citar en la madrugada al menos trata de ser puntual Min.
Jimin tragó el oxígeno que había retenido en su boca y miro hacia el frente . Reconoció la voz de su profesora al instante pero hasta que Yoongi encendió la luz no se cercioró de lo que estaba a punto de ocurrir.
El pianista estaba desnudándose al igual que la mujer allí presente, las tripas de Jimin parecían revolverse a cada segundo que transcurría e incluso llegó a sentir la acidez del vomitó acumulándose en su tráquea. Lo que estaba viendo no era correcto. Lo que Yoongi iba a hacer no era lícito tampoco.
Su mirada no pudo sin embargo apartarse de la piel perfecta del pianista quien parecía brillar bajo la luz azulada del vestuario mientras tomaba a la mujer y la atrapaba contra la pared. La escuchó gemir, un gemido tan agudo como asqueroso a su parecer. Todo a su alrededor resultaba irreal, Yoongi moviendo su cadera de forma lasciva, tratándola con rudeza, insultándola, follandola... Era su profesora, estaba mal hacer algo así.
Jimin no sabía la razón, ni siquiera logró imaginarsela. Su mente de chico inocente creando confusión alrededor de todo su cuerpo, lo mataba. Estaba muriéndose lentamente mientras veía al chico que amaba tomar a una mujer ante sus ojos. Tomar a la mujer que se empeñaba en romper sus sueños en mil pedazos y pisotearlos en cada clase de danza contemporánea o clásica.
-No más - susurró cerrando los ojos y encogiéndose tras las taquillas.
Los gemidos hacían eco en un lugar como ese. Sus oídos escuchaban, sin embargo su mente estaba cerrada a cualquier interpretación. Temblaba de rabia. Temblaba de tristeza.
-¿Cuanto has oído? - las manos de Yoongi levantándolo del suelo con brusquedad lo sacaron de su trance - Responde joder. ¿Qué has visto?
Dos opciones cruzaron en ese instante la mente asustada del bailarín. Podía negar haber escuchado lo que ocurría entre Yoongi y su profesora o podía exigirle algo a cambio de su silencio tras comunicarle que lo había visto todo. Quizás fue el miedo , tal vez la potente mirada del pianista... Pero por algún motivo que ni él mismo entendía decidió enfrentarse a Min.
-Lo he visto y oído todo - dijo apartando a Yoongi de su camino - y tendrás que acceder a lo que yo te pida si quieres que me mantenga callado.
-Estas loco si crees que voy a acceder a tu chantaje. Hay maneras más fáciles de conseguir sexo. Sé que te gusto desde hace un tiempo, nunca dejas de mirarme pero tengo suficiente con esa vieja Jimin. No voy a...
-Callate - susurró el bailarín apabullado por toda la nueva información que su cerebro tenía que depurar. Yoongi sabía lo que sentía por él - No quiero sexo maldito enfermo.
En ese instante el pianista no pudo evitar abrir los ojos ante las palabras del chiquillo. Jimin nunca hablaba alto, ni siquiera usaba palabras soeces.
-¿Entonces qué es lo que quieres a cambio de tu silencio? - contestó Yoongi clavando sus ojos en los del bailarín. En cuanto lo vio bajar la mirada supó que su momento de atrevimiento había finalizado y Jimin volvía a ser un muchacho asustadizo.
-Quiero... que me ayudes con las clases de solfeo... Y con el piano - la petición de Jimin había salido de su boca prácticamente en un susurro pero Yoongi pudo escucharlo perfectamente.
-¿Por qué te ayudaría en eso? Podría ir en mi contra - a Yoongi casi le resultaba extraño escuchar tantas palabras seguidas por parte de Jimin. Su voz era jodidamente dulce, eso lo enfadaba, que se comportase como un cachorro mojado por la lluvia. Incluso tenía esa apariencia con el cabello mojado, las mejillas rojas y los ojos cristalizados.
Jimin tardó varios segundos en contestar, con la mirada baja y las uñas de una de sus manos clavándose en el dorso del brazo contrario.
-Pero necesito ayuda hyung - jamás había usado el lenguaje formal ante él. En la Academia todos se consideraban enemigos y eso eliminaba por completo cualquier muestra de respeto.
-¿Como me has llamado? - le gustaba, Jimin rogándole le encantaba y más si usaba el vocabulario formal.
-Ayudeme hyung, no diré nada de lo que hace con la profesora si me ayuda - susurró una vez más Jimin.
Yoongi lo pensó en silencio por lo que parecía una eternidad para ambos. Jimin era torpe así que tal vez las clases solo le ayudarán un poco. Su maestría con el piano no corría peligro alguno incluso si el bailarín se esforzaba.
-Supongo que no tengo nada que perder - contestó finalmente el pianista mirando al muchacho.
-Gracias Yoongi hyung - la mirada de Jimin se iluminó. Ni siquiera le importaba el piano, solo quería estar al lado del chico que tanto le gustaba desde hace gran cantidad de años.
Sus finos brazos rodearon a Yoongi tomándolo desprevenido y con cariño inocente se apretó contra él posando su frente en el hueco del cuello de este. Al pianista le llevó un par de segundos lograr librarse del agarre, demasiado dulce, Jimin era muy dulce para su gusto.
A partir de aquella noche Jimin protegió por completo el secreto de Yoongi incluso si su alma dolía y se desgarraba paulatinamente de solo pensar en lo que el pianista hacia cada noche. Era lo que le habían enseñado en la Academia, todo vale cuando se trata de triunfar. La fama,el éxito, la felicidad... Son solo para unos pocos y allí todos lo sabían.
La primera clase que el pianista le dio fue incómoda, Yoongi prácticamente no hablaba y las partituras avanzadas le resultaban tan difíciles al dulce Jimin que acabo llorando de impotencia ante la mirada escrutadora del chico de piel nivea. Min Yoongi estaba vengándose, lo hacía de forma sutil y donde a Park Jimin más le dolía. Su venganza no tenía sangre, drama o muerte, su venganza era tan sencilla como llevar hasta extremos inimaginables la paciencia del bailarín quien había llegado a cantar cada nota del cuaderno hasta que su voz se quebraba. Aún afónico y con sabor a sangre en sus labios seguía tratando de demostrarle a Yoongi que se esforzaba.
La primera vez que el pianista comenzó a caer ante la belleza de Jimin fue una tarde tormentosa en la que sus ojos lograron observar al dulce bailarin con la tez repleta de lágrimas y los brazos temblando mientras sus dedos sangraban. Seguía tocando, no se detenía, nunca lo hacia. Esa fuerza kamikaze marcó el inicio para el comienzo de un romance del que Yoongi nunca podría olvidarse.
-Deberías aprender a marcarte límites - Yoongi estaba vendando los dedos ensangrentados de su aprendiz mientras trataba de disimular su preocupación.
-Los límites no me darán triunfos hyung - susurró Jimin con la voz temblorosa - Soy el peor de nuestra clase, todos los profesores me machacan con que no llegaré a nada.
Por no hablar de lo mucho que lo encandilaba que lo respetase así. Ese chiquillo le regalaba montones de alegría y seguridad.
-Y tú simplemente te dejas pisotear - odiaba ver al chico dulce así, lastimado - No dejes que sigan plagando tu mente de mentiras. Eres bueno en lo que haces. No necesitas ser el mejor para triunfar, eso son tonterías.
-¿Debería buscarme a un profesor con interés en chicos débiles? - Yoongi apretó la venda alrededor de la mano de Jimin haciéndolo gimotear de dolor - ¡Hyung!
-No. - esta vez levantó la vista para mirarlo - Te comerían hasta el alma si haces eso. Tú no eres así Jimin, no... no necesitas a alguien para tener éxito.
Pero lo cierto es que el pianista no soportaba la idea de pensar en su pequeño siendo maltratado y humillado por alguno de los profesores de danza calientes con necesidad de chiquillos sumisos que se dejasen toquetear para ganar una buena nota. Jimin no era como los demás, era inocente y puro.
-Casi pareces preocupado hyung - dijo Jimin sonriendole.
-Sigue soñando idiota .
***
La clase transcurría aburrida para los siete chicos del segundo grado, algunos garabateaban sobre sus cuadernos y otros simplemente miraban al frente fingiendo prestar atención a las explicaciones del profesor.
Jimin alzó la mirada distraído con los copos de nieve que habían comenzado a caer lentamente, su sonrisa débil y cálida hizo vibrar el corazón de Yoongi quien en las últimas semanas no lograba apartar la mirada de su aprendiz. Realmente lo veía de una forma distinta tras descubrir su gran esfuerzo por cumplir cada uno de sus sueños.
-Park Jimin - la voz dura del hombre llamó la atención no solo del bailarín si no de los siete chicos allí presentes - Debido a tus recientes suspensos hemos decidido cambiarte de clase, quería comunicartelo en privado pero puesto que la nieve te interesa más que mi clase he creído adecuado informarte en este mismo instante.
Yoongi trago saliva y giro la mirada hacia Jimin, casi podía sentir la rabia recorriéndole el cuerpo. No se lo merecía, su pequeño aprendiz se esforzaba mientras que él le regalaba sexo a algunas profesoras a cambio de notas sobresalientes. No era justo.
-Pero... Me he esforzado. Más que nunca - susurró molesto el bailarín.
Sus compañeros volvieron a centrar la atención sobre él, nunca antes lo habían visto u oido contestar a alguno de los veredictos de los maestros. Así fuera en voz tímida y entrecortada.
-Entonces deberías plantearte cambiar de objetivos. Nadie está en tu contra pero debes entender que las capacidades dependen de cada persona. Unos tienen más talento y otros menos, esto te beneficiará. Créeme - las palabras del profesor no calmaban el dolor que se acumulaba en la garganta de Jimin quien había comenzado a morderse el labio con tanta fuerza que ya sangraba. Yoongi estaba luchando contra si mismo para no corregirlo , detestaba que se hiciera daño cuando no lograba controlar las situaciones - En el primer grado tendrás más oportunidades.
-¿Me retrasaran un año? - la voz del bailarín era débil, tanto que parecía a punto de desfallecer - Entonces no quiero seguir aquí, si no valgo para esto prefiero abandonar antes de que la realidad me de un golpe en la cara.
-Esa es tu decisión, yo no voy a arreglarte la vida - el maestro actuaba como todos los demás allí. Nunca nadie se preocupaba por los demás.
-No lo hagas - la intervención de Yoongi tomó por sorpresa a todos .
-Sí Jimin, quedate - Taehyung había hablado animado por las palabras del pianista. Toda esa situación le causaba malestar.
-Quedate - cuando Jin habló Jimin alzó la vista con una leve sonrisa decorando sus labios - Solo es un año, podrás hacerlo bien si te ponen con personas de tu nivel.
Pero el orgullo era lo que le impedía quedarse y en su interior sabía que nadie le daría una verdadera razón por la que quedarse en ese lugar. Tal vez debia cambiar de objetivos, podía ayudar en la empresa de su padre o disfrutar en el café librería de su hermano. Adoraba el olor a nata y almendras o la calidez de aquella cafetería.
***
Mientras Jimin ordenaba sus pertenencias en la maleta sus compañeros de clase se habían acercado a su habitación para despedirse. Todos estaban allí a excepción de Yoongi, eso le dolía de una forma que pocos podrían llegar a entender. Para él sus últimos semanas al lado del pianista habían sido mágicas pero tal vez para Min no habían significado nada.
"Frío, Yoongi siempre ha sido frío y cualquier otro pensamiento que haya podido surgir en mi mente diferente de eso ha sido únicamente motivado por mi enamoramiento" - pensó Jimin cerrando la maleta de cuero marrón.
Para su propia sorpresa la despedida fue emotiva, si alguien le hubiera jurado que la competencia une a las personas no se lo hubiera creído nunca. No al menos hasta ver lo que ahora estaba presenciando.
Sus pasos por los pasillos de la Academia eran lentos, incluso el edificio parecía mucho más bonito ahora que jamás volvería a verlo. Echaría de menos cada sencillo detalle pero ante todo echaría de menos el sonido de la voz de Yoongi, sus manos frías curándole las heridas de los dedos , sus cumplidos toscos... Su mirada. Le dolería más que perder sus sueños el olvidarse de la forma en que su corazón vibraba con fuerza cada vez que los ojos de Yoongi se clavaban en los suyos para escrutar cada detalle de su cara.
Cruzó el patio central por última vez y su maleta tropezó de nuevo con esa plaqueta levantada del suelo, sonrió. Río en alto mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Dejándose caer al suelo y alzando la vista hacia las preciosas fachadas de piedra que lo rodeaban. No quería irse. No quería perder sus sueños. No quería dejar su clase, sus competidores, sus horas de ensayo. Ni a Yoongi. Tampoco a él quería dejarlo atrás.
-Tan torpe como siempre Jiminie-ah , deja que te ayude con eso - Yoongi se acercó a Jimin, por primera vez tímido ante lo que su corazón expresaba.
-Yoongi hyung - susurró entre lágrimas el bailarín levantándose del suelo.
-No pensé que fueses cobarde. Débil o frágil sí, pero no cobarde - le dolía, le abrasaba el alma decirle eso a su pequeño - Cobarde.
-No soy un cobarde - la voz de Jimin era aguda, habían golpeado su orgullo una vez más - Solo... Estoy cansado.
Yoongi se detuvo un segundo, era su única oportunidad de lograr que el bailarín se quedase y estaba seguro de que no sabría que decir.
-Entonces descansa, quédate en la academia. Demuestra que vales más que cualquier alumno de primer grado, hazles cambiar de opinión sin matarte a ti mismo en el proceso. - el pianista dejó a un lado la maleta y tomó las manos lastimadas de Jimin - No vas a hacerlo bien si nunca duermes o si bailas cansado, es imposible que rindas cuando no puedes tenerte en pie. ¿Entiendes eso verdad?
-Lo sé hyung pero...
-Tomalo con más calma - solo cuando Yoongi le acarició la cara logró calmarse - Puedo ayudarte si te quedas en el primer grado, no tendría que competir contra ti....
Jimin levantó la mirada confuso, la forma en que Yoongi le estaba hablando era tan dulce que calentaba su corazón incluso bajo el frío invernal.
-Además , ahora que he dejado el trato de sexo a cambio de buenas notas necesitaré un profesor de danza y solo tengo confianza contigo aquí - se estaba esforzando, ni siquiera lograba decir todo lo que se acumulaba en su cabeza pero se esforzaba sin duda - Por favor, no te vayas.
Y eso fue todo lo que el pianista dijo.
Lo que Jimin necesitaba para quedarse.
Con timidez extendió sus brazos hacía Yoongi quien esta vez no se apartó, permitiéndose disfrutar por completo del abrazo que su pequeño le pedía y ofrecía.
-Demuestrale a todos que eres único Jimin. Demuestrale que ni tú ni nadie necesita ser perfecto para triunfar y que ellos no son nadie para hundirnos porque siempre seremos mejores a nuestro propio estilo. Triunfaremos pequeño , te prometo que el mundo conocerá nuestro nombre algún día y cumplirás tu sueño de bailar ante miles de personas. Solo tenemos que aguantar un poco más.
Jimin escondió la cara en el hueco del cuello de Yoongi , demasiado tímido como para contestar.
-Por cierto Jimin - miró a Yoongi por un par de segundos - creó que tú también me gustas.
Esa fue la primera vez que Yoongi besó a Jimin. Con la delicadeza suficiente como para no lastimarlo mientras probaba sus labios tibios y finos. Con el amor suficiente como para llenar a su aprendiz de todo el amor que desde hace muchos años este había necesitado.
El pianista había aprendido a amar al bailarín kamikaze poco a poco y de forma inesperada.
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Palabras : 5772
Espero que te haya gustado, lo cierto es que me apresuré con el final por miedo a llegar tarde.
Me centré en la parte de la canción que hablaba de la crítica de los profesores ante sus alumnos , en el caso de que te parezca confusa la historia.
Dedicada a hoperixxtae
✒ Alfil: de acuerdo con su posición en el tablero, el alfil puede dominar 7, 9, 11 o 13 casillas. Debido a su limitación (actuar sobre diagonales de un solo color), solo dispone de 32 de las 64 casillas para actuar, lo que ligeramente le da una ventaja sobre el caballo, además de las circunstancias a las que está sometido durante el juego. De acuerdo con las puntuaciones, el caballo y el alfil se consideran piezas menores o ligeras, y la torre y la dama, piezas mayores o pesadas. La diferencia entre una pieza menor y una mayor se conoce como "calidad". Así, si un bando tiene una torre mientras que el contrario tiene un alfil o caballo, se dice que el bando fuerte tiene "una calidad de ventaja" y si un jugador cambia una de sus torres por un alfil o caballo, se dice que "sacrifica la calidad". Se entiende en general por sacrificio la entrega voluntaria de material, en general para obtener otras compensaciones, como un fuerte ataque al rey.
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