XXXVIII - Let the game begin
38.- Let the game begin
"Amor, si lees esto, espero estés dispuesto a jugar conmigo. Sobre la mesa hay una pistola de agua. Quien pierda la batalla, deberá hacer la cena.
Que comience el juego."
Era la pequeña nota que leería Sebastian al llegar a casa. Me arropé con lo necesario; un short y una polera sin mangas desgastada. Atenta me instalé en el living y esperé su llegada. Era día viernes y ello dictaba sólo una cosa; reuniones de gran importancia para el rumano.
Últimamente ambos nos encontrábamos un poco estresados, pero aquello, no fue impedimento para que yo quisiera alegrar la tarde. Generalmente era él quien inventaba juegos dinámicos. Incluso cuando íbamos a intimar. Sebastian era bastante juguetón y esa cualidad de él había logrado cautivarme. Esta vez era mi turno; le devolvería cada favor lúdico, pero con un toque de maldad.
Si algo sabía y tenía claro sobre mi amado esposo era el hecho de odiar hacer la cena. Aquello no era su talento, y ello me llevó a adivinar que trataría de ganar la guerra a toda costa si cocinar era el castigo por perder.
Me levanté del sofá y tomé mi pistola en cuanto vi el auto estacionarse fuera de casa. Sebastian bajó del automóvil casi arrastrando los pies. Estaba cansado. Sentí la necesidad de detener el juego y dejarlo para otra ocasión. Pero mi perversidad era mucho mayor que mi indulgencia. Seguí con el juego en marcha. Corrí y me escondí en el patio, tras un árbol, esperando a que él tomara la iniciativa.
Sentí que dejaba las llaves sobre la mesa y me llamaba.
—¡Amor, ya llegué! —Gritó, más yo solté una risita traviesa. El silencio se sintió en el interior de nuestro hogar, lo que me hizo pensar en que ya estaba leyendo la carta. ¡Qué bien lo pasaríamos esa tarde! Pensé, eufórica. Ya quería comenzar a jugar. – ¡Amor! Estoy cansado. —Se quejó.
—¡Oh vamos, no seas aburrido! —Grité de vuelta.
—De seguro voy a perder. —Contestó con desgano. — Está bien, pero si pierdo, yo elijo qué tipo de cena haré. — Advirtió y yo carcajeé. Sabía perfectamente a lo que se refería.
—¿Entonces te dejarás perder? —Cuestioné. — ¡No seas tramposo y juega Stan!
—Pero la elección es libre, _________. Puedo hacer lo que yo quiera si pierdo, ¿no? Al menos no especificaste en la nota qué tipo de cena se debe hacer. —Rectificó y yo bufé por lo bajo al percatarme que efectivamente tenía razón.
—Será una cena normal, Stan. Cíñete a las reglas de juego. —Repliqué. Sus pasos se hicieron presente en el patio. Me asomé tras del árbol, sigilosa. Lo vi de pie, con pistola en mano. Aún llevaba la misma ropa con la que salió durante la mañana, sin embargo, su corbata era lo único que no llevaba puesto. Me escondí en cuanto él dirigió su mirada tras el árbol.
—¿Sabes que eres pésima escondiéndote? —Se burló entre risas. — La casa del perro era ideal, jamás te buscaría allí.
—¿Estás tratando de distraerme? —Cuestioné, con mi dedo en el gatillo, lista para atacar.
—¿Está funcionando? — Inquirió muy cerca de mi lado. No dudé en salir de mi escondite y disparar el chorro de agua el cual llegó directamente a su rostro, haciendo que Stan retrocediera unos pasos ante la impresión. Solté una carcajada estruendosa, disfrutando del momento.
—¡Ven aquí! — Carcajeó, comenzando a correr hacia mí.
Corrí por todo el patio, evitando que llegara a mi lado. Él corría tras de mí disparando chorros de agua a mi espalda, y yo no hacía más que gritar y carcajear de felicidad.
Me situé tras el árbol nuevamente, y él, del otro lado. Ambos riendo a carcajadas; ambos impacientes por saber quién dispararía primero.
—Vale, ya basta, me cansé. —Dijo Stan. Estaba completamente mojado. De su ropa formal, estilaba el agua dejando una posa bajos sus pies. —Me rindo, haré yo la cena.
Dejó la pistola apoyada sobre el árbol y comenzó a caminar hacia el interior de la casa.
—¡Aún no hemos terminado! ¡No seas aburrido!
—Amor, tengo frio. —Se quejó, rodeando sus brazos alrededor de su cuerpo, mientras sobaba sus brazos y castañeaba sus dientes. —Haré yo la cena, ve a cambiarte.
Dejé la pistola en el suelo y corrí a su lado. Busqué en nuestra habitación toallas para poder secarnos mientras Stan se quedaba en la cocina en busca de agua. Pero, lo que no vi venir fue a sebastian tras de mi con pistola en mano. Al momento de voltear y verle allí no recibí más que chorros de aguas sin querer detenerse. Lancé grititos desesperados pidiendo que se detuviera.
—¡Sebastian! — Chillé con mis manos en mi rostro, sintiendo cómo el agua se filtraba entre mis dedos y lograba mojar mi cara. Retrocedí y choqué contra el borde de la cama; Caí sobre ella buscando con desesperación lo único que estaba a mano para tapar mi rostro. La almohada. —¡Eres un idiota Sebastian! —Le reproché.
—¿He ganado, ¿no?
—¡Tramposo! — Chillé con mi rostro aún tapado con la almohada. —¡has mojado todo!
—Tu quisiste jugar, Amor. —Carcajeó. Tomó la almohada y la retiró de mi rostro. Vi su sonrisa una vez el almohadón había sido retirado de mi fisonomía. Carcajeó antes de cubrir mi cuerpo contra el suyo en un abrazo. — Somos un desastre. —Volvió a reír, esta vez en mi oído. Deslizó sus labios en mi cuello dando un casto beso en aquella área. —Gracias por el juego. Necesitaba diversión.
Le abracé, buscando su rostro para besarle por fin. Sus labios captaron los míos en un beso tierno y colmado de pasión.
—Te amo Sebastian. —Murmuré en sus labios. — No te olvides de la cena.
—Estoy a punto de hacerla. —Me guiñó un ojo. Mi anatomía se estremeció bajo la suya y no hice más que morderme el labio inferior, excitada. —Prometo que te gustará. —Sonrió rijoso.
—No lo dudo. — Afirmé. Y, tomando su rostro entre mis manos, lo volví a besar con la misma pasión e intensidad de siempre.
Sin duda alguna, sería la mejor cena de mi vida.
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Algo tierno y cursy para compensar la amargura del OS anterior <3
Me di cuenta que tengo muchos OS de Seba escritos, como que están listos para subirlos, pero, todos tienen una segunda (quizás III O IV, idk) parte que ni he escrito aún jajaja.
Me daré el tiempo de terminarlos, algún día jeje.
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