Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXV - Kisses and caresses

35.- Kisses and caresses


No había nada mejor que sentir durante la mañana, los besos de Sebastian recorrer mi cuello y brazos desnudos. Sonreí aletargada por cada beso depositado con tanto afecto. Sujetó mi cintura y me volteó a su lado, besando esta vez, mis labios.

—Sebastian. —Sonreí adormilada. El rumano no dudaba en besarme repetidas veces el rostro para hacerme despertar. —¡Hey! —Reí. —Amor, es temprano aún...

—Son las once. —Rio divertido. —¿Tan exhausta te dejé anoche? —Inquirió, rozando sus labios contra mi oreja, creando un ligero temblor en mi anatomía. Reí en respuesta. Él sabía perfectamente qué tan exhausta me había dejado.

Y, es que la noche anterior, el rumano llegó mucho más demandante que otras veces. En cuanto cruzó la puerta de nuestro hogar, se abalanzó contra mí cuan león hambriento cazaba a su presa. No le importó absolutamente nada; la televisión quedó encendida, al igual que el resto de las luces del living y la cocina.

No nos habíamos visto desde la semana pasada. Por cuestiones de trabajo tuvo que abandonar temporalmente el hogar. Agradecí que sólo fuese una semana lejos del rumano, muchas veces, su ida duraba mucho más de un mes. Pero nunca llegaba tan efusivo y pasional como la noche anterior. Esa noche, había sido distinta.

—Te extrañé. —Ronroneó en mi cuello, besando suavemente. —Mucho, mucho.

—Vaya, eso no me lo habías dicho. —Reí con ironía. El rumano se incorporó, juntando su frente contra la mía. —¿Hay algo más que no sepa? —Susurré embelesada tras ver sus ojos tan de cerca.

—Que te amo. —Dijo. —Con todo mi corazón, alma y ser.

—Tampoco lo sabía. —Reí.

—Supongo que tampoco sabes que me haces completamente feliz. —Repuso. Carcajeé divertida, besándole con ternura. Me abracé a su cuerpo y escondí mi rostro en su cuello, aspirando aquel aroma tan embriagador que sólo él poseía.

Aquel acercamiento le dio la posibilidad de besarme a su antojo. Tal como lo hizo la noche anterior. Se acomodó sobre mí y, su mano derecha, astuta y rápida, comenzó a realizar leves toques por el contorno de mi cintura, deslizándose hacia mis muslos.

Jadeé con una sonrisa en mi rostro, regocijándome en el efecto que creaban sus caricias candentes. Su boca comenzó a deslizarse por mi pecho; retiró las sábanas que, le impedían seguir con su travesía, y siguió besando. Esta vez, el área de mi abdomen.

Sin embargo, se detuvo. Su aliento cálido chocaba contra mi cadera, y no dudó en acariciar el lugar delicado.

—¿Te he dañado anoche? —Preguntó, pasando las yemas de su dedo índice por el hematoma visible. Negué en respuesta. —Amor, dime la verdad. Sé que llegué bastante exigente. ¿Te he dañado? ¿Te duele?

—No es nada, Sebastian. —Le dije. —Creo que estamos a mano con los rasguños en tu espalda. —Sonreí, acariciando aquella área dañada. Líneas finas y pronunciadas pude sentir en cuanto toqué su piel. —La noche anterior...fue distinta.

—Lo fue. —Afirmó. Se deslizó por mi abdomen hasta llegar a mi cadera. Dio ligeros besos en torno al hematoma, luego volvió a mi boca y siguió besando con la misma delicadeza utilizaba anteriormente. —Siento, de todas formas, haberte dañado. Prometo controlarme la próxima vez.

—P-pero me g-gusta así. —Murmuré cohibida. Confesar que me gustaba su lado rudo en cuanto a intimar me llenaba de vergüenza. Tapé mi rostro con mis manos, evitando que viese mis mejillas acalorarse y tornarse rojas.

—Me gusta cuando te cohíbes. —Rio, tomando mis manos y apartándolas de mi rostro. —No sabes lo tierna que te ves así.

Volvió a esconder su rostro en mi cuello, pero esta vez haciendo que su barba ya, bastante crecida, me hiciera cosquillas. Reí ante ello, tomando su rostro y alejándolo de mí.

—¡Tú barba, Sebastian! —Chillé entre risas. Sebastian seguía restregándola en mi piel, haciéndome reír. —Amor, basta.

—Me tengo que afeitar. —Dijo luego de terminar la sesión de besos y cosquillas por toda mi piel. Toqué su barba y jugueteé con ella unos segundos. Realmente se veía atractivo con ella. Si me pidiesen elegir entre un Sebastian con o sin barba, yo, simplemente no sabría cual elegir.

—No, no lo hagas. —Pedí, sin dejar de acariciar su bello facial. —Me gusta así.

El rumano sonrió, haciendo brillar sus ojos azules. Depositó un rápido beso en mis labios y asintió cortamente.

—Como usted diga, mademoiselle.

Ambos carcajeamos, siguiendo con nuestras caricias durante gran parte de la mañana. 





******

Creo que es el OS más corto que he escrito jaja.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro