XXXIV - The other woman
34.- The other woman
Escondida en la habitación huéspedes escuché la conversación de Sebastian con quien parecía ser una mujer. El rumano se reía, demostrando estar bastante entretenido con su llamada. Se me apretó el corazón en mi pecho tras darme cuenta que él, al parecer, ya no me amaba.
Salí de la habitación con los ojos llenos de lágrimas una vez había terminado de hablar.
—¿Es tu amante? —Me apresuré en preguntar. El rumano volteó sobre sus talones, dejando caer levemente su mandíbula. Negó repetidas veces antes de contestar. —No me mientas, ¡te escuché!
—Es una amiga. —Respondió desesperado. —Amor, es una amiga.
—Amiga. —Reí con sorna. —Claro, una amiga.
—Es la verdad. —Insistió, atreviéndose a tomar mis manos. Las alejé rápidamente. —Cariño...
—Ayer, cuando llegaste tarde... —Lloriqueé. —E-estabas con ella... —Abrí los ojos ante tal revelación. Dirigí mi mano hacia mi boca, sorprendida. —¡Estabas con ella! ¿¡Quién es la otra mujer, Sebastian!? ¿¡Quién es!?
—N-no hay otra mujer, ____________. —Se defendió. —Créeme. Amor, la única mujer en mi vida eres tú.
—No te creo. —Espeté. —¡No te creo nada! ¡Vete de aquí! No te quiero ver más. —Lloriqueé. —¡Terminamos!
Sebastian endureció su semblante y sin decir palabra alguna se retiró de mi vista. Quedé de pie en medio del living, cuestionándome el porqué de reacción tan normal. Más no indagué mucho en su extraño actuar. La conversación entre él y la que, era obvio, una mujer, me destrozó completamente.
Lloré durante toda la noche, preguntándome qué había hecho para que Sebastian me engañara de tal forma. Y es que todo iba tan bien, que, por un momento, de verdad creí que íbamos a estar bien por mucho tiempo más.
Durante la mañana recibí la visita de Scarlett. Fue su abrazo el que me hizo llorar nuevamente, preguntándole si ella sabía algo al respecto. Negó, confesando que su engaño le tomó por sorpresa.
—No creí que Sebastian fuese a hacer algo así. —Comentó desconcertada. —Y nunca lo vi en malos pasos. Es extraño.
—Creí que me amaba. —Lloriqueé. —Creí que estaba haciendo las cosas bien. Por primera vez sentí que valía la pena compartir mi vida con alguien como él. —Johansson frunció sus labios en una mueca empática. —Hoy cumplíamos cuatro años de relación. —Y volví a llorar desconsoladamente.
Scarlett me abrazó, propinándome leves caricias en mi espalda. Dejó que llorara con total libertad.
—Tengo una idea. —Murmuró la rubia. Sequé mis lágrimas y presté atención a lo que tenía en mente. —Qué tal si hoy nos divertimos las dos. Vamos de compras, nos tomamos un café y luego vamos a cenar a algún restaurante. ¿Qué dices?
Suspiré. No se me apetecía salir ese día. Mi ánimo, decaía cada segundo que recordaba que, aquel día, estábamos de aniversario. ¡Qué manera de celebrar un aniversario! ¡Con engaños y mentiras!
Scarlett logró convencerme, por lo que durante la tarde ya nos encontrábamos recorriendo los centros comerciales de New york en busca de vestuario nuevo para aplacar el dolor. Nos dirigimos hacia un local de café, donde descansamos un momento y hablamos de temas triviales, sin mencionar en ningún momento a Sebastian. Luego, nos retiramos y decidimos ir a casa para cambiarnos e ir a cenar a algún restaurante, tal como lo había planeado anteriormente.
—Aun no entiendo por qué tengo que usar este vestido. —Suspiré. La rubia carcajeó, ordenando parte de mi cabello perfectamente peinado por ella. —Es un restaurante, no necesito ir de gala.
—Pero no es cualquier restaurante, ___________. —Explicó. —Es uno especial.
—No me puedo imaginar qué tan especial puede ser. —Rodeé los ojos.
—Calma, ya lo verás. —Aseguro en una sonrisa tierna.
Nos llevó treinta minutos llegar al lugar. Era uno de los tantos restaurantes recurrido por personas de la alta alcurnia. Una vez fuera de éste, pude entender por qué Johansson insistía tanto en mi vestimenta. Entramos y la rubia dio nuestros nombres al camarero. El joven de cabellos oscuros y ondulado nos indicó nuestro puesto y entregó el menú de la comida disponible.
Observé inquieta a mi alrededor. Se veía poca gente cenar. Supuse que era por ser día miércoles. Por lo general, los días viernes eran especiales para disfrutar con amistades o con parejas. Parejas, pensé y con nostalgia recordé a Sebastian.
—Uh, ¿quieres pedir algo mientras? Tengo que ir al lavado. —Anunció Scarlett, tomó su celular y contestó mientras se encaminaba lejos de mí. Vi el menú y no supe qué elegir. Di vuelta la página, una y otra vez, buscando algo que a ambas nos pudiese gustar. Pero, claramente mi mente, en esos momentos, no tenía ni la más mínima intención de elegir.
Johansson demoró mucho más de lo que estimé haría. Las personas que estaban en las otras mesas comenzaron a irse de a poco, hasta que sólo quedé yo en el mismo puesto. Le llamé reiteradas veces, contestó, explicando que aún estaba en el lavado, arregando unos asuntos familiares. Prometió volver lo más rápido posible y yo, le creí.
Miré la hora y bufé por lo bajo, maldiciendo internamente. ¡Tendría que darme una buena explicación!
Me levanté de mi asiento y tomé mi bolso con la intención de ir por ella. Sin embargo, choqué con otro cuerpo en cuanto volteé sin mirar hacia el frente.
—Tú. —Murmuré estupefacta. Sebastian suspiró, mostrándome un ramo de flores que se interpuso entre nosotros. —¿Qué haces aquí? —Espeté furiosa. —Te dije que no quería verte más! —Chillé.
—Cariño, espera. —Pidió con voz calma. Tomó mi brazo, evitando que me fuese.
—¿Acaso no te quedó claro que no te quería ver? —Cuestioné, iracunda. —Vete con esa mujer. Yo no soy tu segunda opción.
—Cariño, es que no hay otra mujer en mi vida. —Rio. Fruncí el ceño, aún más molesta. ¿cómo se atreve a reírse en mi cara, después de todo?
—¡No me mientas, maldición! —Vociferé. —Te escuché, Sebastian. ¡Lo escuché todo! ¡te ibas a reunir con ella nuevamente! —Lloriqueé. —En nuestro cuarto aniversario. —Musité, dolida.
Sebastian me miró acongojado. Tomó mis manos y las besó antes de que le dijera algo. No pude decir nada, pues mis palabras no salían de mi garganta y sus besos, quiera o no, era algo que no podía rehuir.
—Hay una mujer. —Admitió, con voz suave. Mi corazón se apretujó en mi pecho tras escucharle hablar. —Siento no habértelo dicho antes, pero esa mujer me trae vuelto loco. —Suspiró. —Es dueña de una hermosa sonrisa y ojos pardos. Cabello castaño y ondulado. Es mañosa, pero también muy pasional si se lo propone. —Fruncí mis cejas y él sonrió. —Es celosa, no sabes cuánto. Pero me gusta que lo sea, eso quiere decir que me ama y le importo. —Besó el dorso de mi mano. —Sin duda, amo a esa mujer, bella y única en su especie.
—Pero...
—La otra mujer eres tú, _________. —Dijo Sebastian. —Estaba planeando nuestro aniversario. En este mismo restaurante. —Le miré atónita. —No creí que fueras a escuchar la conversación que tenía con Johansson.
—¿Qué? —Abrí los ojos, sorprendida. La rubia apareció caminando a lo lejos, con una sonrisa en sus labios. —Scarlett...—Murmuré aturdida.
—No me mates, yo sólo estaba ayudando a un rumano en apuros. —Carcajeó. —Por cierto, su cena está lista. —Avisó. —Si gustan pasar a servirse, los mozos lo esperan. —Le dio unas pequeñas palmaditas en la espalda a Sebastian y, deseándonos una hermosa velada, se fue.
Quedé anonada en mi lugar, decodificando lo que acababa de suceder. Le miré con los ojos llenos de lágrimas y arrepentimiento. No podía sentirme más mal de lo que ya me sentía tras inferir que él tenía a otra mujer en su vida.
—Amor, cuanto lo siento. —Gemí. —Soy una tonta. ¡Y-yo jamás debí desconfiar de ti!
—Cariño, no importa. —Rio. —No te vas a liberar de mi tan fácilmente. —Carcajeó. Tomó el ramo de flores y me lo entregó, seguido de un beso depositado en mis labios con ternura. —Feliz cuarto aniversario, amor mío.
Lloriqueé y lo abracé antes de decir algo. Deposité pequeños besos alrededor de su rostro, y pedí perdón por mis celos.
—Te amo tanto... —Murmuré. —Feliz cuarto aniversario.
Y dicho aquello, nos tomamos de la mano y nos dirigimos hasta el lugar donde nos esperaba nuestra cena.
******
!Hola a todas! tengo que anunciar que ahora las actualizaciones serán un poco más lentas :(. Mañana entro a la universidad, a si que, lo más probable es que actualice los fines de semana. Espero no desaparecer o quedar sin imaginación jaja :(
En fin. Nos estamos leyendo <3.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro