Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXXIII - There is always a first time

33.- There is always a first time


La anatomía de mi amiga reposaba sobre uno de los sofás de mi hogar mientras me observaba fijo. Llevó la copa de vino a su boca y le dio un sorbo, analizándome.

—No me mires así. —Le pedí. Ella se encogió de hombros. —No estoy lista para tener una relación.

—Nunca estás lista, __________. —Repuso Danai, rodando los ojos. —Tienes que dar ese paso, mujer. Si no lo das, jamás sabrás qué se siente. —Aconsejó.

—¿Y qué tal si no le gusto? —Alcé una ceja. Danai rio. —¿Qué? es posible. —Me crucé de brazos.

—Si no le gustaras, ¿no crees que Sebastian te hubiese dejado ya? —Inquirió divertida. Su copa de vino viajó nuevamente a sus labios. Dio un sorbo y dejó la copa vacía sobre la mesa de centro. —Le gustas, amiga. Puedo ver ese brillo en sus ojos cada vez que te mira. ¡Es un hecho! —Exclamó, batiendo sus brazos, eufórica. —Sebastian muere por ti.

Suspiré.

—No creo que lo haga después de saber mi secreto. —Murmuré.

—Quien te quiere, lo hará con tus secretos. —Me guiñó un ojo. —Acepta. Di que sí, ponte linda y lo tendrás a tus pies.

Danai, mi buena amiga y confidente, estaba segura que Sebastían gustaba de mí. El sujeto a quien conocí en el gimnasio resultó ser un completo caballero cuando las carpetas que llevaba en mano cayeron al piso. Había sido una estupidez, pero mis manos en ocasiones me abandonaban en momentos serios.

Desde aquel momento, la situación en mi lugar de trabajo cambió; el hombre al que nunca en la vida lo había visto, ahora se presentaba a cada momento en recepción, con cualquier excusa. Me era divertido, habíamos forjado una especie de amistad que, con el tiempo, para Sebastian, ya no lo era. O al menos eso quería él, que no fuera una simple amistad. Más yo, no pensaba del mismo modo.

No lo podía negar, deseaba encontrar alguien con quien compartir mis días, ir al cine, tener citas, etc. Todo lo que una pareja realiza. Pero el paso me aterraba y pensaba que todo me haría daño. Era ello lo que realmente me frenaba, entre otras cosas que, estaba segura Sebastian se desencantaría.

No, no podía. Sebastian debía ser mi amigo. Nada más que un amigo.

Danai seguía insistiendo en que debía darle una oportunidad al rumano. No estaba segura de hacerlo. Dudaba y Danai sabía de mis dilemas pues, era la que más me conocía.

El celular comenzó a vibrar sobre la mesa de centro con el nombre del rumano. Danai chilló.

—¡Contéstale! ¡Dile que sí! —exclamó. —¡Vamos! ¡Contesta!

—N-no, y-yo... —Danai presionó el botón verde y la voz de Sebastian se escuchó. —¡Danai! —Chillé entre dientes. —S-sebastian... —Saludé avergonzada.

—_________. —Saludó del otro lado, con su característica voz varonil. —¿Estás bien?

—Perfectamente. —Sonreí apenas. Danai tenía una sonrisa amplia y dichosa. —¿Todo bien por allá?

—Perfectamente. —Rio. —T-te llamaba para s-saber si mañana... ¿saldremos mañana? —Preguntó con voz temblorosa. No podía verlo directamente, pero me podía imaginar el rubor en sus mejillas y el calor en ellas. Tal como lo sentía yo. —Quizás no lo r-recuerdes p-pero...

—Si recuerdo. —Sonreí para mí. Mi amiga me hacía señas con sus manos con desesperación para que captara su señal. Rodeé los ojos. —¿A qué hora?

—¿A las 7?00?

—Perfecto. A las 7.00. —Acepté.

La hora había quedado agendada y con ello también mi temor a dar el siguiente paso. Danai era feliz, mucho más que yo. Estaba segura que una nueva relación se acercaba para mí. Yo, preferí no pensar en ello más que en una cita como amigos. Me era prohibido cruzar al siguiente nivel.

Durante la tarde del día siguiente Danai llegó golpeando la puerta de mi hogar. Salí de la habitación con mi albornoz puesto. Acababa de salir de la ducha.

—Veo que te preparas para tu gran noche. —Sonrió picarona. —Te traje algo que quizás te guste.

Sacó de su cartera una caja pequeña. La abría, encontrando un collar con perlas preciosas.

—Me tienes fe, ¿no? —Sonreí apenas.

—Creo que mereces ser feliz, __________. No puedes quedarte toda tu vida sola por temor a que no te acepten tal como eres. —Opinó. —Creo que tu secreto no es tan terrible. Créeme, __________. A Sebastian no le importará.

Me vestí de acuerdo a la situación. Un vestido rosa pastel cubría mi cuerpo en conjunto con un peinado simple y el collar que Danai me había obsequiado. Sebastian me esperaba en el lugar acordado; un restaurante elegante y bastante recurrido por los ciudadanos. Su belleza era inconmensurable. Desde las mesas perfectamente decoradas hasta el cielo raso en donde, una lámpara de lágrimas decoraba la iluminación.

Sebastian iba ad hoc e incluso un poco más elegante, dejando ver el atractivo del cual era dueño y, que podía inferir, muchos envidiaban.

—Creo que debí elegir otro vestido que estuviese a tono. —Comenté. Sebastian carcajeó.

—Te ves hermosa así. —Elogió. —En realidad, con cualquier vestuario te verías hermosa.

—N-no sé qué decir. —Murmuré cohibida. La crisis nerviosa ante tanto elogio comenzaba a dominar mi anatomía. —Y-yo...

—Está bien. —Rio. —Tranquila, todo está bien. —Su mano acariciaba la mía con suavidad. Logró crear la electricidad de la que tantas personas habían experimentado. Aquella que, recorría desde tu cabeza a los pies, generando, además, las famosas mariposas en el vientre. Me alarmé y retiré mi mano con educación. Sonreí para no parecer incómoda.

—Creo que estás haciendo mucho, Sebastian.

—¿A qué te refieres? —Inquirió. —¿No te gustó el lugar?

—¡Si! ¡si me ha gustado! —Me apresuré en decir. —Es que... —Suspiré. la situación en mi interior comenzaba a desbordarse. —Yo...

—¿Tú qué? —Preguntó intrigado.

—Yo... —Volví a suspirar, abatida. Su mirada me escrutaba, a lo que yo, no pude evitar sentir la presión de vomitar verbalmente lo que me aquejaba y avergonzaba. —Sebastian, creo que debes saber algo sobre mí.

Sebastian parpadeó, logrando con los segundos, formar una sonrisa ligera.

—¿Qué cosa? —Sonrió. Se atrevió a acercarse a mí y pasar su brazo por sobre mi hombro. Su aroma entró por mis fosas nasales, alterando todo en mi interior. Sentí que me desmayaría allí, entre sus brazos. Su aliento chocaba contra mi mejilla y yo, por temor, no me atreví a girar mi rostro a su lado.

—Yo... —Nuevamente enmudecí, nerviosa. Sebastian acercó su rostro un poco más al mío, y fue el roce de sus labios contra mis mejillas la que me hizo brincar sobre mi puesto. El rumano rio suave.

—¿Es grave? —Susurró.

—No...digo sí. bueno, no sé. —Musité. —Para mí lo es.

—¿Quieres que adivine? —Murmuró, nuevamente creando aquel roce exquisito. Mi respiración se entrecortó.

—N-no, no h-hace falta. —Farfullé y sonreí como pude.

—¿Entonces? —Cuestionó.

Respiré profundo y me armé de valor. Pensé en la posibilidad de liberarme y no volver a hablar con ningún desconocido altamente atractivo después de esto. Mi vida sería mejor así, sin presión, sin tener que sufrir por alguien que, tarde o temprano se iría con otra.

—Sé tus intenciones, Sebastian. —Le dije, esta vez alejándome unos centímetros de su cuerpo. El rumano sonrió. —Sé que quieres que esta amistad suba de nivel, pero yo...—Suspiré, al borde del colapso mental. —Yo...Yo nunca he tenido una relación. —Escupí, lista para ser rechazada e irme a casa.

Sin embargo, Sebastian alzó una de sus cejas y sonrió confuso.

—¿Nunca? —Preguntó. —No te entiendo.

—Nunca he tenido novio. —Fruncí la comisura de mis labios. Sebastian siguió en silencio, al parecer, sin entender mi confesión. Rodeé los ojos. —Nunca he dado un beso. —Mis mejillas se encendieron en una llamarada colmada de vergüenza que, recorrió cada punto de mi cuerpo.

Los labios del rumano se curvaron en una sonrisa que, de a poco comenzaba a mostrar su dentadura. Se mofará de mí, pensé para mí. Tomé mi cartera, decidida a irme del lugar. Caminé cuando vi que Sebastian no dijo nada. Era lo que debía suceder y, a lo que iba mentalizada.

Fuera del restaurante su voz me llamó. Se acercó a mí y tomó mi brazo con delicadeza.

—Eso es terrible... —Dijo.

—Supongo. —Musité sin mirarle a los ojos. Seguí mi camino, pero él volvió a sujetar mi brazo. Le miré confusa.

—Pero linda, no es problema para mí. —Sonrió. —Es más, te haré un favor ahora mismo.

Y, sujetando mi fisionomía entre sus manos, acercó su rostro sin darme tiempo de reaccionar. Sus labios tocaron mis labios y yo perecí internamente en ese mismo momento. La segregación de adrenalina aumentó los latidos de mi corazón a niveles que jamás había logrado experimentar. Ni si quiera estando en peligro real.

Sentí sus manos buscar mi cintura, donde se posaron e hicieron caricias lentas y suaves. Me estremecí de inmediato, deseando que, aquello, jamás terminase. Moví mis labios cuando me percaté que por mi parte no estaba haciendo nada. Seguí su ritmo, dándome cuenta que aquel paso no era tan difícil como yo creía. Me di el lujo de sonreír entre el inefable beso que el rumano me estaba dando con tanta dedicación y ternura.

Ante las sensaciones producidas en mi anatomía, como acto reflejo, mis brazos viajaron a su cuello y se envolvieron en él, acercando su cuerpo más al mío. Pude sentir su abdomen fornido y su corazón latir con rapidez. Era hermosa la sensación que generaba un simple beso en nuestra anatomía. Un simple beso que, jamás tuve la oportunidad de dar con el hombre indicado. Aquel que, se ofreciera a enseñarme y a disfrutar.

Nuestros rostros se separaron unos centímetros, los suficiente como para sentir el aliento del otro. Nuestros ojos hicieron contactos y yo, me sentí en el mismísimo paraíso.

—No fue tan difícil. —Susurró, sin dejarme de ver a los ojos. Rozó sus labios contra los míos, esbozando una sonrisa tierna. —Ahora que dimos este paso... —Musitó. Relamió sus labios y me besó castamente. —¿T-te gustaría ser más que mi amiga?

—¿No te importa tener a una zonza e inexperta como novia? —Sonreí. El rumano negó en respuesta.

—Sería un honor para mí ser el primer hombre en tu vida, __________.

Y, dicho aquello, volvió a besarme y yo, volví al lugar que había adoptado como mi propio paraíso mental. 



*******

Estoy considerando hacerle segunda parte 😏 🙊

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro