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XXV - Favour

25.- Favour 



Caminé apresurada por el pasillo del set de grabación. Mis manos temblaban bajo las cajas que llevaba conmigo; y es que la visita que había tenido previamente no era una que deseara ver. Entré a la sala de producción, dejando las cajas sobre la mesa, anunciando al personal lo que iba adentro y, rápidamente, salí de la sala en busca de un lugar alejado. Necesitaba encontrar una forma de deshacerme de mi ex novio.

—¡_________! —Me llamó Elizabeth Olsen. Corrió hacia a mí con una sonrisa en su rostro. —¿A dónde vas con tanta prisa? —Preguntó entre risitas inquisidoras.

—Por ahí, a despejarme. —Suspiré y traté de controlar mi ansiedad. —Dime, ¿sucedió algo con el vestuario?

—No, todo está en perfectas condiciones. —Asintió la ahora castaña. —Con Johansson, Chris y Stan vamos a salir esta noche, ¿te unes?

—Uhm, no lo sé. —Fruncí la nariz y labios en una mueca. —Me ha surgido un problema de último momento. —Confesé, a lo que Olsen alzó las cejas sorprendida y un tanto preocupada. —No, no es nada grave. —Aclaré de inmediato.

—¿Entonces qué? —Preguntó. —Puedes confiar en mí.

Elizabeth muchas veces me había brindado su ayuda cuando más necesitaba a alguien a mi lado. Nos habíamos convertido en una especie de amigas confidenciales, esas que se contaban todo. Sin embargo, la situación que viví minutos atrás me llenaba de vergüenza, impidiéndome contarle a Elizabeth lo que me aquejaba en esos momentos.

Tomé su brazo y la jalé a mi lado, entramos a una de las oficinas que permanecían vacías y allí, me dispuse a contarle mi queja. Elizabeth observaba y escuchaba atenta, su rostro cambiaba de expresión cada uno dos segundos, demostrándose empática.

—No sé qué hacer con Brandon. —Dije, denotando agobio. Y es que el muchacho nunca entendió que mis sentimientos hacia a él no eran los mismos que él pudiese tener conmigo. La muchacha se acercó a mí, acariciando mi hombro con sentido fraternal. —No sé cómo sacármelo de encima.

—Fácil, pídele a Evans o a Stan que finjan ser tu novio. —Se encogió de hombros, como si la respuesta a mi problema fuese tan fácil de adquirir y solucionar. Negué repetidas veces, en desacuerdo con su idea. —_________, no seas tonta, tienes a estos muchachos a tu alcance. Pídele que finjan por ti, estoy seguro que lo harán. ¡Se divertirán! —Exclamó excitada.

—Estás loca. —Murmuré. —No puedo hacer eso. Va en contra de mi moralidad.

—Bueno, esa moralidad te costará tu dignidad si sigues soportando que Brandon te persiga a todos lados. —Comentó la castaña, mientras observaba desinteresada la pintura en las uñas de sus manos. —Puedo comentarles el plan a los chicos...

—¡No! —Vociferé. —No, no lo hagas. —Suspiré con pesadez. Era el peor plan que Elizabeth me pudo haber dado. —Arreglaré el asunto por mi cuenta, no te preocupes. —Sonreí apenas. —Gracias de todas formas.

—Cuando quieras. —Embozó una sonrisa pérfida. Abrió la puerta de la oficina y, saltando cuan niña pequeña era, se fue de mi vista por el pasillo del set.

El resto de la tarde deambulé por el casino, entablando conversaciones con el personal que llevaba a cabo CW. Una que otra maquilladora se sentaba a mi lado a hablar sobre el contenido de la película y los actores que, eran estimados por todo el que trabajaba junto a ellos. Dentro de dos meses se preveía terminar las grabaciones definitivas de la película, por lo que, muchos ya se cuestionaban el futuro como amigos y ayudantes de cada uno de los actores y actrices.

En mi caso la situación era distinta; era íntima amiga del elenco, por lo tanto, me era difícil desprenderme de ellos. Cada fiesta realizada significada una invitación a la cual debía ir sí o sí. Lo tenía en cuanta después de lo último realizado por Chris al rechazar una de las invitaciones. Viajo hasta mi hogar y con severidad me ordenó subir a su auto. Pese a lo déspota que se había comportado, no podía negar que había sido lo mejor que pudo haber hecho. La fiesta en casa de Downey había sido bastante divertida.

Me despedí de mis colegas y me encaminé a la salida una vez mi trabajo había terminado. Me detuve en seco frente al ventanal de la puerta de salida, observando desconcertada a Brandon con un ramo enorme de rosas en sus manos. Apenas se podía ver su rostro, pues éstos le tapaban completamente. Alzó su cabeza y aduras penas, embozó una sonrisa entre las rosas expuestas.

—No puede ser. —Murmuré atónita. Me rehusé a salir del recinto. No quería hablar con él y darle falsas esperanzas.

—_________. —Me llamó el joven, acercándose a la entrada. Sólo el cristal de la puerta nos separaba. —Cariño....

—¿Cariño? —Cuestionó alguien tras de mí. Volteé, observando la figura del rumano en una posición bastante hostil. Frunció el ceño y, tomando mi mano se atrevió a salir del recinto. Tras él venía Scarlett, Elizabeth y Evans; todos reprimiendo una carcajada.

—Sebastian... —Murmuré sin saber qué decir. El rumano sujetaba mi mano con indignación mientras observaba el menudo y debilucho cuerpo de Brandom. Éste, abrió los ojos sorprendido.

—Le has llamado cariño a mi chica... —Stan le dijo a Brandon. El joven frunció el entrecejo, confundido.

—Pero si ________ no tiene a nadie. —Dijo Brandon, mirándome esta vez a mí. No hice más que bajar la mirada, avergonzada por todo lo que estaba sucediendo. —Nunca te he visto con nadie...

—Pues ahora la estás viendo con alguien, Brandon. —Mencionó Stan con una voz ronca y dura. Mi cuerpo tembló al escuchar la entonación utilizada por el rumano. Brandon nos observó decepcionado. Miró el ramo de rosas para luego observarme nuevamente a mí. —¿Te vas o tengo que pedirte que lo hagas y la dejes tranquila?

—¿Es tu novio, __________? —Me preguntó Brandon, sin creerlo.

—¡Claro que sí! —Exclamó Sebastian sin dejarme responder. Le fulminé con la mirada. —¿Qué no ves? ¿La tengo que besar para que nos creas, uhm?

—No es necesario. —Me apresuré en decir.

—Es que no creo que tú seas el novio de _________. —Le dijo Brandon a Stan, cruzándose de brazos. —No eres de su estilo. Eres prepotente y egocéntrico, a __________ le agobian ese tipo de hombres. —Y Stan sin darse cuenta, presionó mi mano con fuerzas, tanto como su ceño frunciéndose. Dio un paso hacia el joven quien no bajó su mirada en ningún momento, desafiando al rumano, quien le superaba en estatura.

—Basta Brandon. —Intervine. —Necesito que te vayas. —Le pedí, esperando que me hiciera caso. Más se quedó de pie, mirando fijamente a Stan.

—Vale. —Sonrió Sebastian con perversidad hacia el joven. —Cariño, no me queda otra. —Me dijo el rumano. Me vi envuelta en un sinfín de sensaciones cuando Stan se atrevió a dejar un suave y prolongado beso en mis labios. Aún con los ojos abiertos y bastante pasmada, observé a Brandon con la mandíbula tensa, fulminando a Stan con su mirada. Los labios de Sebastian se movían contra los míos con bastante delicadeza; le seguí la corriente una vez me percaté que yo no cooperaba con él. Enrosqué mis brazos alrededor de su cuello y me acerqué a su cuerpo.

—Ya entendí. —Masculló Brandon. —Lo siento. —Suspiró con aires de derrota. No pude evitar sentirme mal por el muchacho que, sin pretexto alguno, luchaba por obtener mi cariño con un sinfín de sorpresas. El muchacho observó el ramo de rosas que colgaba de sus manos. Volvió a suspirar y, tendiéndolas a mi dirección, me las dio. Una leve sonrisa se dibujó en la comisura de sus labios, algo que me abatió más que haberle mentido con respecto a nuestra supuesta relación con Sebastian.

—Las rosas no son necesarias. —Espetó Sebastian; se había tomado el papel bastante enserio.

—Sebastian. —Mascullé, aguantándome las ganas de golpearle allí mismo. Recibí las flores, viendo como Brandon se iba del lugar con la mirada puesta en sus pies. No podía creer que había sido partícipe del plan de Elizabeth.

—¡Vaya actuación la de ustedes dos! —Comentó Evans entre aplausos. A su lado Elizabeth sonreía triunfante. —Deberías apuntarte como futura actriz, _________.

—Idiota. —Mascullé molesta. —¿Y tú quién te crees para besarme, uhm? —Le reproché a Stan. Éste soltó una risa sin siquiera sentirse mal por Brandon. —Tenía todo bajo control.

—Claro, de seguro volvías con él después del ramito de rosas que te ha traído. —Se burló Sebastian. —Así te compra cualquiera, con regalos y halagos.

—¿Qué has dicho? —Cuestioné con ira. Me acerqué amenazante hacia a él. —¿Que soy fácil de persuadir? ¿Acaso dijiste eso?

—No hace falta decir que eres blanda con Brandon. —Dijo Sebastian. —Si le hubieses dicho que lo de ustedes no podía ser, el muchacho no se hubiese ido con el corazón roto.

—Entonces es mi culpa. —Rei con amargura. Stan asintió.

—De igual forma, con un "gracias" me conformaba, _________. Te acabo de hacer un favor. —Se encogió de hombros. Fruncí el ceño, y alzando mi mano en el aire, golpeé su mejilla sin más. El golpe agudo resonó tras el contacto de mi mano caer en su mejilla, dejando patidifusos a los presentes.

—¡Gracias! —Espeté furiosa. —Pero yo nunca pedí tu ayuda.

Caminé lo más rápido posible, alejándome de ellos y del lugar, arrepentida de haber seguido el juego de Sebastian. Pero, bien sabía que tenía razón; todo era mi culpa, de haber sido severa con el joven esperanzado, Sebastian no se hubiese ofrecido ser mi "Novio" y Brandon, no hubiese terminado con el corazón cruelmente roto.

—¡De nada! —Me gritó el rumano. —¡Cuando quieras! 




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i'm back! *-* las extrañé tanto! :') <3

Mis queridos bípedos, tengo pensado en hacer segunda parte >:) como que ahora me surgió alguna que otra idea. 

So, nos estamos leyendo!<3

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