Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XVIII - Back to home

18.- Back to home



Un suspiro recargado de alivio salió de mis pulmones una vez logré llegar a mi hogar. Mi vista recorrió embelesada la estructura que me acunó durante mi niñez y adolescente, remontándome de inmediato a tiempos que permanecían oculto en mi baúl de recuerdos.

Fui recibida por los brazos de mi madre, seguido por los de mi padre, a quien se le escapó más de una lágrima al ver a su primogénita devuelta en casa.

—Debes tener hambre, ha sido un viaje muy largo.— Decía mi madre, al mismo tiempo en el que iba a la cocina a buscar lo necesario para poder darme de comer. —De España a New York hay mucha distancia.

—He comido en el avión, mamá —Dije, entre risitas divertidas.

—Por cierto, han venido tus amigos de adolescencia. —Informó mi padre. Su cuerpo reposaba sobre uno de los sofás que contenía el living. —Jessica Adams, Julieta Brown y Noah Jones. —Mencionó a cada uno. No pude evitar sentir la necesidad de verlos de inmediato, pero me contuve con gran esfuerzo. Habían sido mis amigos de infancia y adolescencia y, los había extrañado durante los años en los que yo estuve fuera del país.

—Se te olvida uno. —Indicó mi madre, a lo que mi padre frunció el ceño. —¿S-Sebastian?

—Ah sí, el muchacho con el que anduviste un tiempo. —Asintió mi padre, recordando que Sebastían también se había hecho presente. —él se tomó el tiempo de acompañarnos un rato, ayudó a tu madre a cavar un hoyo para plantar rosas. Es un buen hombre _______.

—Sí, lo es —Afirmé, frunciendo mis labios. Agradecí que ninguno de mis padres prestara total atención a mi expresión. Cambiaron de tema a uno que realmente los tenía intrigados. Y era el hecho de que me había comprometido con un francés que compartía arriendo conmigo y otros sujetos más. Mi mamá se demostraba totalmente encantada, mencionando que las puertas de su hogar estaban abiertas para recibirlo.

Mi papá no opinaba mucho sobre el tema. No le era tan relevante demostrar emoción por tener un yerno francés, por lo que se mostró lejano a la conversación entre mi mamá y yo. Lo único que demostró fue la curiosidad por su ocupación y desempeño como historiador.

—Espera conocerlos algún día —Dije, anunciando los deseos de mi novio. — Quizás puedan hablar con él vía Skype. —Propuse. Mi madre de inmediato aceptó, emocionada por querer conocer al novio de su hija de una vez por todas. Hasta el momento, solo lo conocían por fotos y algunas que otras llamadas por teléfono, pero nunca vía Skype. Algo que, logró entusiasmar a mi progenitora.

La charla se interrumpió al tener la visita de quienes habían visitado a mis padres anteriormente. Los cuatro muchachos entraron a mi hogar con cosas para beber y comer, anunciando que mi llegada merecía una reunión a modo de festejo. No me opuse, después de todo, era lo que más deseaba en esos momentos. Comer y bebé lo típico del país.

Mis padres decidieron irse a la casa de la hermana de mi madre con el fin de darnos privacidad para poder hablar. Y, aunque Jessica les pidió que fuesen partícipe de la reunión, ellos negaron rotundamente, excusándose que ellos ya tenían planificado visitar a mi tía desde varios días atrás.

—Cuéntame, ______. ¿Cómo es España? —Preguntó Jessica con emoción.

—Es hermosa. Desde las personas hasta la arquitectura de cada edificio. —Confesé. La ciudad de Madrid era poseedora de unas hermosas vistas y edificios que dejaban a la vista el desempeño de los arquitectos y quienes edificaron la ciudad desde el principio. No podía decir nada en contra de quienes me recibieron, ni tampoco de los años en los que estuve como estudiante becada. Todo había sido perfecto.

—Bueno, mientras tú disfrutabas tu estadía en España, nosotros llorábamos por tu ausencia —Dijo Noah, a modo de información casual. Embocé una sonrisa, acercándome a su lado para poder abrazarlo.

—Siempre estuvieron en mi mente. —Afirmé. —En cada momento.

Las muchachas me hicieron más preguntas sobre mi viaje al país europeo, estaban maravilladas deseando algún día poder darse el lujo de viajar y disfrutar lo que los diversos países les podía brindar. Algo que me parecía completamente motivador viniendo de ellas.

Me disculpé y me dirigí a la cocina con intenciones de llevar más cervezas al living. Y en cuanto iba a regresas, choqué con su cuerpo, el cual, al parecer, había entrado segundos después de mi a la cocina.

—S-sebastian —Murmuré. Éste sonrió a medias, denotando cierta inquietud en su mirada. No tardó en desviarla al suelo, privándome del azul de sus ojos.

—¿Es cierto? —Preguntó, sin mirarme a los ojos. Fruncí el entrecejo, sin entender a qué iba su pregunta. Alzó la mirada al no obtener respuesta, volviendo a preguntar lo mismo.

—¿Cierto qué?

—Que has dejado a tu prometido en España... —Inquirió. Me miró directamente a los ojos y yo no pude evitar sentirme abatida al no responder a la promesa que ambos habíamos hechos antes de que me fuera del país.

Una promesa que, con el pasar del tiempo se disolvería en el pasado, en New York, bajo el árbol que solíamos frecuentar cuando queríamos pasar tiempo juntos. Ahora era yo quien desviaba mi mirada hacia el suelo, con cierta culpabilidad al no cumplir lo que habíamos prometido.

—Lo siento, Sebastian —Murmuré, totalmente apenada.

—Lo prometiste... —Musitó, dolido.

—La vida nos cambia, Stan. —Indiqué cabizbaja. Verlo a los ojos me era un acto difícil. Sabía que en su mirada no vería más que decepción y lágrimas. Soltó un resoplido.

—Tú cambiaste, _______. —Reclamó totalmente indignado. — Te esperé _______, tal como lo prometí. Me dejaste de llamar, tampoco contestabas mis llamadas. ¿Qué te sucedió? — Preguntó con asombro, como si yo fuese una persona totalmente distinta a la que él algún día conoció. Y es que había cambiado. Los cinco años fuera del mundo el cual conocí me habían cambiado considerablemente y ello, no podía negárselo.

Conocí a Dan y me enamoré, olvidándome de Sebastian. Asumí que él estaba haciendo su vida, y es que él se mostraba tan feliz cada vez que me hablaba, que por un momento creí que las llamadas ya no eran necesarias. Claramente, para él si lo eran.

Respiré con profundidad esperando que mi pecho se liberara de la tensión que significaba tener que admitir que él ya no era parte de mi futuro. Pero el aire adquirido no había sido suficiente pues, de igual forma, la presión en mi pecho se hizo insoportable.

—Lo siento, Sebastian. —Dije, en un murmuro que se ahogó en mi garganta a mitad de camino. —Pero ya no te amo. 




******

Triste, lo sé.  Pero necesitaba hacer algo cruel , ¿por qué? no lo sé ah. 

Prometo recompensarlas con un capitulo lindo. <3 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro