Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XV - Forbidden Fruit III

15.- Forbidden Fruit



Mi pecho subía y bajaba desenfrenado. Su aliento se sentía tan cerca y cálido, que logró remontarme a todas las sensaciones que me hizo sentir cuando él me hizo suya por primera vez. Su perfume inundó mis fosas nasales, aumentando mi pulso cardíaco y temblor en las piernas. Sentía que iba a caer en cualquier momento. Pero me las arreglé para mantenerme en pie. A mi lado, había una barra de metal adherido a la pared. La sujeté y cerré los ojos con frustración.

Absolutamente nada estaba saliendo como yo quería.

—¿________?

—¿Qu-e hace-es aquí? —Farfullé petrificada en mi lugar. Pero Sebastian no contestó. Tomó mi mano y salimos del bullicio.

Respiré el suficiente aire una vez salimos del recinto. Mi anatomía fue expuesta a lo que pedía a gritos minutos atrás; una atmosfera fresca donde poder llenar mis pulmones de abundante aire. Las calles eran pobladas por adolescente y jóvenes saliendo de la discoteca. Pequeños grupitos se podían ver en cada esquina de alguna calle, e incluso entre los callejones cerrados a los costados de los negocios o de la misma discoteca.

Me percaté de que su mano aún sujetaba la mía y de inmediato me entraron las ganas de devolver toda la cerveza que había adquirido. Su perfume incrementaba mis nauseas. Era dulzón y en gran cantidad.

—Aquí podremos hablar. —Dijo. Tragué saliva, temiendo que la situación pasada en la fiesta junto a Jazmín se volviese a repetir. —¿Por qué no contestabas mis llamadas? Tenía algo importante que decirte.

—El tono de llamada se atrofió. —Mentí descaradamente. Y, aunque fuese una mentira bastante poco creíble, tuve la esperanza de que él la creyera y me dejara en paz. Pero Sebastian sonrió en respuesta y me vi obligada a inventar otra cosa. —Estaba ocupada...

—¿Viendo a qué lugar escaparías? —Arqueó una ceja y una sonrisa burlona se alojó en sus labios. Asentí mirando al suelo. —Debo confesar que fue una buena elección San Francisco.

Aún tenía su mano sujeta a la mía, realizando pequeños movimientos circulares con su dedo pulgar sobre el dorso de mi mano. La saqué de allí y me dispuse a caminar sin esperar a que él volviese a hablar. Quería ir a casa y dormir bajo la comodidad del cuarto oscuro que arrendaba. Ningún rayo de luz se filtraba en aquella pieza, lo cual me parecía perfecto si quería desaparecer físicamente por algunos minutos.

Me encaminé a paso lento por la acera. Pasé por el lado de unos chiquillos que no dejaban de reír. Sus risas estruendosas y exageradas me irritaban. Apresuré el paso para no sentirlas más, pero, incluso a unos metros ya alejados de ellos, se sentía sus risas viajando a gran velocidad hasta mi canal auditivo.

—_______. —Llamó Sebastian a paso apresurado. Intentó tomar mi brazo, pero lo rehuí de inmediato. —Escúchame por favor.

—No tengo nada que escucharte, Sebastian. —Apresuré el paso, comenzando a trotar. Sebastian aumentó también la velocidad en sus pies, logrando quedar a mi lado. El aroma nuevamente inundaba mis fosas nasales, estremeciéndome. —¿Y Abby? ¿Por qué no estás con ella?

Por primera vez lo miré a los ojos y me detuve abruptamente. ¿Y Abby?, cuestioné en mi mente. Se suponía que él debía estar con ella, cuidándola, mimándola, haciéndola suya. Pero estaba allí, frente a mí con unos ojos que expresaban algo distinto a lo manifestado hace segundos atrás. Ahora era él quien miraba el suelo, evitando mi mirada inquisidora.

—Sebastian.... —insistí. Algo no iba bien. —Dime, ¿por qué no estás con mi hermana?

—Asuntos de trabajo. —respondió. —Me han asignado unas semanas aquí en la ciudad.

—No mientas. —Espeté. Bien sabía yo que me estaba mintiendo. La tonalidad de su voz se había tornado inexpresiva. Si algo aprendí junto a mi hermana, era la manera de mentir del rumano. Ella señalaba que su voz cambiaba demasiado cada vez que le mentía. Fui testigo de aquello cuando Sebastian quiso salir con sus amigos en vez de cenar con mi hermana en casa. «Amor, tengo muchos papeleos que realizar, ¿podría ser mañana o pasado mañana?» Abby no se la creyó, y lo encaró en ese mismo momento.

—Y qué importa, ¿eh? —Gruñó de repente. Tomó mis hombros con sus manos toscas y bruscas y me empujó hacia atrás. Mi espalda chocó contra la pared de cemento. Se sentía helada y agradable, capaz de aminorar el dolor que provocó el encuentro entre mi espalda y el muro. Necesitaba algo frio para refrescar mi cuerpo. Aunque fuese extraño, la pared era lo que necesitaba.

—¡Es mi hermana! ¡Claro que importa! ¿Qué has hecho, he? ¡Dime la verdad! —Exigí alterada. Sebastian se mordió el labio inferior con tal fuerza, que logró herirlo. Estaba alterado y completamente desesperado. Sus manos sujetaban con fuerzas mis hombros, casi incrustando sus dedos en mi piel. Me removí y pedí que me dijera la verdad. Pero el negó una y otra vez, mencionando que jamás había sido su intención hacer lo que hizo.

—No tuve opción, _______. —Manifestó cabizbajo. Mi corazón latió desenfrenado. —Te fuiste y una parte de mí se fue contigo. No podía construir una vida junto a Abby si no es la mujer que quiero a mi lado. No estaba dispuesto a crear una mentira. —Confesó. Alcé las cejas y pude entender todo.

Mi sueño era tan cierto como la pared refrescante tras de mi o como las manos de Sebastian sujetando mis hombros con fuerzas. Era real y no estaba soñando. Sentí una presión en mi pecho que logró hacerme gemir. Era como si miles de dagas finas y afiladas se clavaran en mi pecho, hundiéndose cada vez que mi pecho subía o bajaba buscando aire. Llevé una mano a mi corazón y comencé a llorar con desconsuelo. Le había arruinado la vida a mi hermana y a Sebastian apenas le dolió rechazarla.

—¡Le dijiste que no! —Grité entre sollozos. —¿Eres idiota o qué? ¡Abby te amaba!

—¡Pero yo no! ¡entiende de una vez! —Gritó de vuelta. —Te amo a ti. Quise olvidarte, _______. Créeme, pero no lo logré. Cada vez que hacía el amor con Abby veía tu rostro en el de ella. ¿No sabes lo que significa eso? ¿Intimar con tu pareja y ver el rostro de la chica que realmente deseas? Murmuraba tu nombre tan despacio, que era lo único que me hacía disfrutar del sexo con ella. —Suspiró. Dio unos pasos frente a mí, disminuyendo un poco más la distancia entre nosotros.

No lo quise mirar. No podía. Me imaginaba a Abby llorar con desconsuelo al saber que su futuro esposo no la amaba como ella lo hacía con él. Cómo deseé estar allí junto a ella, consolándola y diciéndole que un hombre mejor se presentaría en su vida. Pero era imposible sabiendo que era yo quien había boicoteado su boda.

Los dedos de Sebastian tomaron mi mentón y me obligaron a mirarlo a los ojos. Relucían aun cuando la oscuridad ocultaba el azul de sus ojos. Pero, pese a ello, me los podía imaginar perfectamente.

—Lo siento ________. Pero te amo a ti y no voy a descansar hasta que aceptes mi amor. —Dijo con convicción y mis extremidades se remecieron en un temblor.

Estaba perdida. Mi plan de escape se había ido a la mierda. 





******

Well, tercera parte. Quiero hacerle una cuarta y última parte, ¿qué les parece? C: ¿O es muy tonto lo que estoy diciendo? ah 

En fin, pipul, les agradezco a quienes leen, comentan y votan y todo eso. Me divierten sus comentarios así que siéntanse libres de comentar o sugerir todo lo que quieran  ;). 

Lov a todas <3<3


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro