Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XLVI - Premier II

46.- Premier II 


—Nos vemos hoy en la noche. —Anunció Sebastian desde el otro lado de la llamada telefónica.

—No vemos. —Me despedí.

Tener que trabajar como periodista en los eventos cinematográficos me estaba cansando. Y más aún al tener que ser yo quien en, muchas ocasiones, debía entrevistar a mi novio secreto. Me dejé caer sobre la cama que me prestaba el hotel y cerré los ojos; ya no soportaba llevar el secreto. Me costaba trabajo fingir ante las cámaras que nada sucedía entre nosotros, me costaba no morderme el labio e imaginar nuestros cuerpos unidos cada vez que estaba frente a él, tratando de prestar atención a las respuestas que me daba para yo así, preguntarle algo acorde a lo respondido.

Realmente, el secreto, me estaba consumiendo.

Jess llegó durante la tarde por órdenes de mi superior. Había encontrado pertinente que la novata me acompañara a realizar reportajes a los actores que acompañaban a Sebastian.

—¿Me recordará? —Me preguntó la muchacha con bastante entusiasmo. Rodeé los ojos.

—Quizás. —Me encogí de hombros. —Ha visto tantas periodistas, que dudo que se acuerde de nosotras. O de ti. —Contenté con un fingido desinterés.

—Espero que se acuerde. —Dijo esperanzada.

Salimos, después de dos horas arreglando lo necesario, directo al recinto donde se llevaría a cabo nuestro trabajo. Allí pude encontrarme al resto de mis colegas con el mismo trabajo en común. Intercambié una que otra palabra con alguno de ellos y después, me dirigí al baño antes de realizar mi trabajo.

Tomé un poco de agua, y me miré al espejo unos segundos. La anatomía de Sebastian apareció tras de mí como si fuese un fantasma. Cerré los ojos y sonreí.

—Te ves hermosa. —Me dijo. Rodeo mi cintura y pegó su torso a mi espalda. —Ese perfume... —Restregó su nariz en mi cuello. —Es mi favorito.

Volteé sobre mis talones para quedar frente a él. Rodeé con mis brazos su cuello y, elevando un poco mi estatura, me atreví a depositar un beso en sus labios.

—No sé qué haré para no lanzarme a tus brazos mientras capto lo que me dices. —Reí, ciertamente, apesadumbrada. —Estoy cansada, Sebastian. —Suspiré. —Ya no quiero verte a escondidas. Te quiero ver a toda hora, besarte a toda hora, salir a comprar contigo, de la mano, mientras nos besamos. Quiero...Quiero que nuestra relación sea normal.

Escondí mi rostro en su cuello y allí me quedé, aspirando su aroma varonil y atractivo. El rumano acariciaba mi espada con su mano, bastante suave. Tal como solía hacerlo cuando teníamos tiempo junto que, estaba de más decir, era bastante reducido.

—¿Quieres que nuestro secreto termine, preciosa? —Preguntó. Asentí. — ¿Tienes una idea de lo que sucederá después de decir la verdad? —Alzó una de sus cejas. —¿Lo sabes?

—Los periodistas se centrarán en nosotros. —Rodeé los ojos. —No me interesa. Que hagan lo que quieran.

—Mi manager se molestará conmigo. —Carcajeó. —Pero no me importa, en absoluto. Me importa tu felicidad, ___________. Y si romper con el silencio te hace feliz, lo haré. Desmantelaré nuestro secreto ahora mismo.

—¿Qué? —Vociferé. —N-no, no...

—Preciosa, mientras más rápido hagamos esto, mejor.

—Pero... yo estaré allí. ¡Me comerán viva! —Exclamé asustada.

—No, no lo harán. —Besó la punta de mi nariz. —Estaré yo para protegerte.

Salimos del baño, cada uno siguió caminos distintos, fingiendo que nada había sucedido. Llegué al lado de Jess, quien me miró con su ceño ligeramente fruncido.

—¿Estas bien? —Me preguntó. Asentí apenas. —No se nota...

—Descuida. —Le sonreí. —Estoy bien.

Bien asustada, pensé para mí.

Las horas entre los periodistas y las miradas entre Sebastian y yo se habían convertido en una eternidad. Pedía, internamente, que ninguno, en especial Jess, se diera cuenta de la tensión que se vivía entre el rumano y yo.

Afortunadamente, nadie se percató que el rumano con descaro, me guiñaba un ojo cada vez que tenía la oportunidad. Aquello me hizo, varias veces, reír por lo bajo. Jess, obviamente me miraba extrañada pero no preguntó absolutamente nada. En cambio, se limitó a comentar lo guapo que se veía y lo divertido que era escuchar las anécdotas que tenía por contar con respecto al modo en el que se rodó I, Tonya.

—¿Algo más que decir? —Le preguntó una colega, expectante. El rumano realizó un silencio incómodo que, ocasionó el estremecimiento de mi anatomía ante lo que se aproximaba. Me miró directamente y, tendiendo su mano, se acercó hasta donde estaba yo.

Dios, mi corazón parecía que iba a traspasar mi pecho por cada latido bruto que daba. Me volvió a guiñar un ojo y yo, internamente, perecí. Tomé su mano ante la mirada de todos a mi alrededor. Sebastian tenía una sonrisa en sus labios, y no entendí el por qué. Estábamos ante la vista de más de mil personas y él no dejaba de sonreír por nada del mundo.

Nos situamos en frente de todos los periodistas quienes, rápidamente luchaban por un lugar entre la multitud; todo por una respuesta a nuestra cercanía.

—Sí, tengo algo que decir. —Afirmó el rumano, observando a todos en general. — Puede que esto sea algo precipitado, lo normal habría sido dar aviso de mi relación de a poco, y me siento algo cruel al dejarlos así, atónitos ante lo que sucede. Pero, ya no soportábamos mantener esto en secreto. —Declaró y yo sentí mis mejillas arder como si de lava se tratase.

Tomó mi mano y la besó con delicadeza. Sólo eso bastó para informarle a todo el mundo que, era yo la mujer misteriosa; era yo, quien había robado el corazón del rumano. Una periodista, considerada alguien externo al mundo de la actuación y, considerada por mí misma, alguien simple.

Aún, pese al tiempo que llevábamos saliendo, me costaba trabajo creer que él se fijó en mí. Que él me buscó e hizo lo posible para formar una relación conmigo. Simplemente, me costaba creer que el secreto se había esfumado y ahora, éramos totalmente libres de poder hacer nuestras vidas con "normalidad"

Evidentemente, las preguntas no cesaron hasta que el rumano accedió a responder algunas. Luego, su manager lo sacó de allí conmigo a su lado. Recibió un sermón de su parte, pero a él no le importó en absoluto. Parecíamos adolescentes dichosos por la travesura que habíamos realizado. Y, es que así nos sentimos. Como unos adolescentes rebeldes.

—No lo puedo creer. ¡¿Tú y sebastian?! ¡Me lo tienes que contar todo! —Jess me dijo cuando logró ubicarme en mi habitación, al otro día después de lo sucedido. Entró a la recámara en cuanto abrí la puerta y se sentó en la orilla de mi cama, bastante entusiasmada por querer saber la historia.

Más su expresión cambió totalmente cuando se percató del desorden que decoraba la cama; un sinfín de papeleos y ropa esparcida. —¿T-te vas? —Inquirió.

—Me han despedido. —Suspiré y me encogí de hombros.

—¿Qué? —Murmuró.

—Ya sabes. Fui poco ética al esconder mi relación con Sebastian. —Expliqué. —Ellos esperaban que les diera información verídica. Tuve la oportunidad, pero no lo hice. Así es la industria, Jess. Siempre en busca de rumores para alimentar al televidente. —Reí. —Me han dicho que tú ocupes mi lugar. —Informé. Los ojos de Jess se abrieron denotando sorpresa.

—P-pero tú... —Balbuceó. —Y-yo no puedo...

—Puedes, Jess. —Asentí cortamente. —Tienes un don, no lo desperdicies.

Tomé una que otra prenda y la deposité en mi maleta. La puerta del baño se abrió, dejando ver a Sebastian con el cabello mojado y con ropa nueva y limpia. Saludó a Jess en cuanto la vio y la felicitó por su nuevo cargo dentro de la industria periodística.

—Esto no se me olvidará nunca. —Rio nerviosa la muchacha. —No todos los días te felicitan por tus logros. Y menos un actor como Sebastian. —Dijo. Tomó mis manos entre las suyas y esbozó una sonrisa afable. —Gracias por enseñarme todo lo que se en estos momentos, __________. No te defraudaré.

—Eso espero, pequeña novata. —Reí.

Nos despedimos, prometiendo que, podríamos vernos en cuanto ella quisiera hacerlo. Le deseé un buen comienzo con su carrera y, con ello dimos por terminada la conversación y mi presencia en las oficinas del edificio en el cual trabajábamos.

Los brazos del rumano no se hicieron esperar. En cuanto cerré la puerta de la habitación, me acorraló contra ésta y me besó con fogosidad. Reí divertida, sintiéndome al fin, libre de todo lo que me frenaba estar con él.

—Creí que irías a bañarte conmigo. —Musitó en mi oreja. Besó mi cuello y dio una leve mordidita allí. —Aún nos queda un cuarto round por terminar.

—Terminaremos ese round en cuando lleguemos a casa. —Le guiñé un ojo. Atrapé sus labios y le besé entre risitas traviesas. —Terminaremos todos los que quieras.

Y así fue. Nos amamos como nunca en cuanto pisamos mi hogar en New York, sintiéndonos libre de toda atadura al fin.

Ahora, podríamos vivir relativamente tranquilos, como una pareja feliz.  



******

La verdad se supo al fin ah. 

  sugerencia de AntonellaMeier. Este OS merecía segunda parte jeje.
Voy lento con las sugerencias, pero segura ah. 🙈

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro