Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XLII - There is always a first time III

42.- There is always a first time III

Nota: smut! C:

—Feliz aniversario. — Exclamó el rumano en cuanto le abrí la puerta de mi hogar. Frente a mí, un gran ramo de rosas se hizo presente; el más grande y bello que jamás vi.

—¡Sebastian! —Carcajeé sorprendida. Era un martes temprano por la mañana y, por lo que tenía entendido, ese día no nos podríamos ver por cuestión de trabajo. Le abracé en cuanto tuve la oportunidad y le llené el rostro de besos.

Un año de relación, año que, como pareja tuvimos diversas vivencias; alegres, tensas, tristes. Pero, pese a todo ello, éramos una pareja que prometía seguir por mucho tiempo más o, al menos ambos estábamos convencidos de ello. Y así lo quería creer, con Sebastian había vivido experiencias que jamás creí vivir con un hombre.

Tomé el ramo y lo puse dentro de un jarrón con agua. Luego me dirigí a la cocina donde estaba él preparando el desayuno.

—Quiero aprovechar todo este día contigo. —Me dijo el rumano mientras se movía de un lado a otro en busca de los elementos esenciales para preparar el desayuno. —Te quiero mimar, como te lo mereces.

—Pero éste día es de ambos. —Repuse.

—Pero es tu primer aniversario con alguien. —Repuso él igualmente. Fruncí las cejas y sonreí denotando conmoción ante sus palabras. Era tan considerado que, me costaba trabajo creer que él era mi novio.

—Te amo, ¿lo sabes? —Murmuré en cuanto apegué mi cuerpo al de él.

—Nunca dudaría de tu amor, ___________. —Afirmó el ojiazul, volteando su rostro para poder unir sus labios con los míos. — Y supongo que tú sabes que te amo, ¿no?

—Nunca dudaría de tu amor, Sebb. —Afirmé. Ambos carcajeamos con diversión.

El rumano confesó no tener ningún panorama planeado para nuestro día, por lo que dejó todo en manos del destino y la espontaneidad.

Salimos a dar un paseo por la plaza más cercana; su mano se unió a la mía al igual que sus labios contra los mío cuando tenía la oportunidad de hacerlo. Nos sentamos bajo un árbol y conversamos por horas.

No me consideraba una mujer sedienta de regalos con respecto al aniversario. Me bastaba la compañía de quien amaba, un paseo por la plaza y mimos como la única forma de decirnos que nos amábamos.

—¿Quieres ir al cine? —Me preguntó el rumano. —He visto una película que quizás...

—Quiero ver una película... —Le interrumpí y sonreí con entusiasmo —Pero en casa. —Aclaré.

El rumano asintió rápidamente y, sin perder tiempo, tomó mi mano y me ayudó a ponerme de pie. Entre risas amenas caminamos de regreso a casa, decidiendo qué película íbamos a ver.

—¿Qué quieres? —Me preguntó el rumano mientras hojeaba la porta CDs con las películas. —¿Romance, terror o ficción?

Me acerqué a su lado, le abracé por detrás; junté mi dorso contra su anatomía y, alzando un poco mi cuerpo, dejé un casto beso en su cuello. Aspiré profundo, adquiriendo todo su aroma, ese que tanto amaba, el que me hacía perder el juicio paulatinamente.

—Te quiero a ti. —Murmuré en su oído. El cuerpo del rumano se tensó notablemente, lo que me hizo reír suavemente. Sebastian giró sobre sus talones y quedó frente a mí. Me observó un instante, directo a los ojos.

—Cariño... —Murmuró. —¿T-tú estás s-segura?

—Totalmente. —Afirmé, sin dudarlo. —Ha pasado un año, Sebb. Aún no sé cómo has soportado tanto tiempo sin querer tocarme. ¿Acaso no me deseas? —Musité, y me sentí un poco mal al pensar la posibilidad de que el rumano no me deseara completamente. Más él, negó rápidamente, casi alarmado ante mi conclusión.

—Sí, claro que sí. —Carcajeó nervioso. —¡Te deseo, lo hago! Pero...

—Pero ¿qué?

—Es que eres tan pura, _________. —Suspiro. —Tan tierna, tan...tan única, que no quiero dañarte. Tengo miedo, __________. Esa es la verdad. Tengo miedo de perder el control y dañarte. Es tu primera vez y quiero que todo sea perfecto. —Musitó cabizbajo.

—Amor... —Gemí, totalmente emocionada. Lo abracé con fuerzas, depositando diversos besos en torno a su rostro para finalmente depositar uno tierno y prolongado sobre sus labios. —Te amo, te amo mucho. —Susurré entre besos.

—También yo. —Respondió él.

—Pero también te necesito. — Y volví a suspirar, cohibida ante mi insistencia.

Fueron largos minutos en los que el rumano deliberó si dar el siguiente paso en nuestra relación. Cuando creí que no lo iba a hacer, él depositó otro beso en mis labios, beso que, fue totalmente distinto. Éste recorrió mi mandíbula, dirigiéndose hacia mi cuello y descendiendo hasta mi pecho. Como siempre, el escote de mi blusa era lo que bloqueaba el paso para que él siguiera su travesía. La retiré antes de que comenzara a arrepentirse. Tomé de su mano y lo dirigí hacia la pieza más próxima de mi casa.

Sebastian se guio por su instinto una vez observó la parte superior de mi anatomía sin ropa alguna. Su vista viajó de arriba hacia abajo, se mordió el labio y sonrió excitado. Se acercó y besó mis labios con total ternura; recorrió mi rostro, cuello y bajó nuevamente hasta mis pechos, lo que fueron besados y ligeramente mordidos. Tironeé de su cabello ante las oleadas de calor que me hacía sentir el rumano. Eran ondas fuertes que, lograban alterar mi fisiología como nunca.

Guiada por mis pies logré llegar hasta la cama, donde me recosté y dejé que éste besara mi cuerpo a su antojo. Era lo que quería, quería sentirlo y grabar la sensación que dejaban sus labios en todo mi cuerpo.

—Eres perfecta. —Musitó el castaño, depositando cortos besos por mi abdomen. Mi respiración comenzó a ser errática cuando sentí sus labios llegar al borde de mi pantalón. Mi pecho dolía y, mis pulmones luchaban por llenarse de aire. —Tan pura... —Musitó. Volvió a deslizarse hacia mi boca y allí se quedó, degustando mi sabor mientras sus manos me proporcionaban el placer necesario como introducción al paso que daríamos como pareja.

Fueron minutos largos en donde previamente, disfrutamos de las caricias del otro. Me habitué a cada movimiento y traté de seguir las acciones del rumano. Éste asentía en acuerdo cada vez que me atrevía a tocarle algún punto de su cuerpo.

Me sentía húmeda en exceso y ello fue una señal clara para el rumano quien, con tan solo rozar mi ropa interior, supo de inmediato que mi cuerpo estaba totalmente listo para él. Despojó su pantalón en conjunto con su ropa interior. Aquel momento fue cuando mi cuerpo se tensó y temí ante lo que iba a suceder. Mis expectativas eran altas, creía que todo iba a salir bien, tal como se mostraban en las películas románticas, o tal como los autores narraban en sus libros. Pero, lo cierto es que estaba en la vida real, era una inexperta en cuestiones de relaciones íntimas, y, al pensar aquello, el miedo me inundó.

Permanecí quieta sobre mi lugar, evitando mirar el miembro de Sebastian por vergüenza. Pude sentir el bochorno cubrir mis mejillas, y ante ello el rumano rio suavemente.

—Tranquila, ¿Sí? — Se inclinó para poder besarme. —Tienes que relajarte.

—No quiero arruinar esto. —Musité.

—No lo harás, ____________. Te guiaré en todo momento. —Aseguró y besó mi frente. —Prometo que todo saldrá bien, lo disfrutarás. —Tomó mi cintura y dio pequeñas caricias en forma de circulo. Luego, tomó mis piernas y las acomodó a su alrededor.

Siguió besándome y toqueteando mi cuerpo. Hasta que lo sentí entrar lentamente. Me mordí el labio y cerré los ojos, intensificando de alguna forma las ondas de placer ramificándose por mi anatomía.

—Mírame, bonita. —Susurró. —Mírame... —Dio otro beso, casto y tierno en mi frente. Me aferré a su cuerpo y gemí. —Déjame ver esos hermosos ojos...—Volvió a pedir.

Abrí mis parpados y lo primero que vi fueron sus hermosos ojos azules observándome con atención. Decidí mirarle y concentrarme en los colores que poseía, ello, me ayudó de alguna forma a aminorar el ligero dolor e incomodidad que me hacía sentir la unión de su cuerpo y el mío.

Fueron largos minutos lo que me tomó acostumbrarme a su hombría; pero finalmente, logré sentir el tan ansiado placer en pleno acto tan íntimo que sólo dos personas podrían darse. Me dejé llevar una vez me sentí segura de lo que estaba haciendo, toqué y besé su cuerpo a mi antojo, logrando robarle más de un gemido al rumano. Sabía que lo estaba haciendo bien puesto que, en sus labios se dibujó una sonrisa que denotó total plenitud.

No hubo necesidad de emitir palabra alguna, con tan solo una mirada o una sonrisa, ambos sabíamos lo que el otro quería y lo bien que lo estábamos haciendo.

—Te amo, preciosa. —Musitó el rumano en mi oído. Sus movimientos eran suaves en mi interior. —Mucho, mucho.

—También yo, cariño. —Logré decir entre jadeos.

El momento culminó una vez gemí su nombre en pleno éxtasis. Los movimientos del rumano comenzaron a ser más rápidos y duros, tocó aquel punto vulnerable del que hasta el momento no tenía idea existía. Me llevó al paraíso, y poco más allá de aquel lugar idílico para los humanos. Una sensación de bienestar se ramificó por todo mi cuerpo, bastante agradable y digna de ser experimentada. Terminé exhausta y con el corazón galopando tan rápido como un caballo desbocado. Me aferré a su cuerpo y sonreí aletargada. Comenzaba a sentir las primeras señales de un sueño profundo.

—Ha sido magnifico. —Murmuré. —Valió la pena esperar un año. —Reí.

—Puedo decir lo mismo. —Rio de igual forma el rumano. —Debo darles las gracias a tus manos por hacer caer esas cajas... —Comentó, aludiendo al día en el que nos conocimos por primera vez. Tomó mis manos y las besó con ternura. —Pese a que es un año de relación, quiero decir que han sido los mejores días que pude tener, ____________. Puede ser patético, no lo sé. Pero lo que tengo claro es que, te amo. Te amo demasiado, ____________.

—El amor es mutuo, Sebb. —Suspiré. —No puedo pedir mejor novio que tú.

—Tampoco puedo pedir mejor novia que tú. —Afirmó el castaño.

Me acomodé sobre su pecho y cerré los ojos, deleitándome con el latido parsimonioso de su corazón, con su calor y caricias en mi cabello dadas con todo el afecto que en él albergaba.

—Gracias. —Dije antes de quedarme dormida.

—¿Gracias por qué?

—Por ser mi primera vez. —Suspiré, sin dejar de sonreír.

Sin duda alguna, había una primera vez para todo, no importaba el momento o la edad, sino el compartirla con quien nos daba el respeto y amor necesario. Con quien nos enseñara y amara tal cual. Y, cuando creí que no encontraría a nadie apto para compartir mi primera vez, apareció Sebastian, dispuesto a cambiar mi vida y a enseñarme lo que creí no aprendería con ningún otro hombre: A amar y ser amada. 





*******

Bueno, aquí empieza la primera sugerencia. Dedicado a Bucky_Barnes89 <3. 

Demoré jeje la Universidad logró consumirme totalmente esta semana 😔
Los otros capítulos que me pidieron los haré de a poco, como dije en el OS anterior. Paciencia, que la universidad no tiene piedad conmigo :(

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro