VII - Barcelona(II)
7.- Barcelona
- ¡Estás loca! -Gruñó Alice, exasperada. Caminaba de un lado a otro, impaciente, refunfuñando.
Dos días habían pasado desde el primer encuentro con mi ex novio. Día los cuales, no hice más que pensar y recrear en mi mente aquel momento. Y, si cerraba los ojos, podía ver perfectamente a Stan, frente a mí, con la misma expresión. Serio, rígido, tenso.
Mi buena amiga, se vio alterada en cuanto le confesé que aun sentía cosas por Sebastian, algo que, claramente a ella no le agradó escuchar.
A decir verdad, entendía su enojo. Ella había estado conmigo en todo el proceso que llevaba terminar una relación. Y, vaya que le costó hacerme razonar. Lo que para ella era una simple ruptura que, con el tiempo sanaría, para mí, no era más que el fin del mundo. Y, todo ello, Alice lo presenció, llegando a odiar con el tiempo al que fue mi novio.
-Alice, no puedo negarlo. Conscientemente lo había olvidado, créeme...-Repliqué, más no pude seguir hablando pues, no sabía cómo explicarle que él, siempre siguió en mi corazón.
Alice se detuvo, se ganó frente a mí y, con el ceño fruncido, me apuntó con el dedo índice.
-No quiero saber que te has juntado con él, ______. -Advirtió. -No después de lo que te hizo sufrir.
-Alice, vamos, no es para tanto. -Solté una risita.
- ¿Que no es para tanto? -Cuestionó, abriendo los ojos, con sorpresa. - ______. Sufriste, y mucho. ¿Y, quien estaba allí, consolándote? ¿Llevándote helado? ¿Sacándote de casa para que no rumiaras tus pensamientos? -preguntó sin parar. Volvió a exaltarse y, antes de que pudiese responderle, ella, se había ido de la habitación. Lo último que escuché, fue la puerta cerrarse de golpe.
Respiré profundo, sumiéndome en la soledad de mi habitación.
¿Y qué iba a hacer ahora? Bien, tenía dos opciones. Quedarme donde estaba, en la habitación, donde todo era más tranquilo, o, salir y tratar de encontrar el paradero de Sebastian. La última opción me tentaba bastante y, es que sentí que debía hablar con él, al menos para saber cómo estaba. Aunque ciertamente, se veía bastante bien. Su vida, parecía haber cambiado considerablemente después de haber sido participe de las películas de los comics Marvel.
La puerta comenzó a ser golpeada, casi con enfado. Rodeé los ojos, Alice, seguramente quería seguir peleando.
-Alice, si vienes a pelear, será mejor que te vayas. -Pedí, molesta, mientras abría la puerta para ver a una Alice completamente indignada. Me tragué las siguientes palabras. Éstas, quedaron en mi garganta, siendo digeridas con dificultad.
Detrás de la puerta, quien tocaba con desesperación, era mi recuerdo hecho persona. Mi, pasado y presente. Él, estaba allí, contemplando mi figura totalmente pasmada.
-S-stan -Pronuncié apenas. -¿C-cómo llegaste hasta a-aquí? -Parpadeé estupefacta, sin poder creer que él estuviese allí.
- ¿Importa? -Cuestionó.
-Alice te matará si te ve aquí. - Murmuré.
-No me importa, ______. Alice no me importa. Me importas tú. -Dijo, y entró sin permiso alguno a mi habitación.
-Sí, adelante, entra -Dije en tono irónico. -No deberías estar aquí, sinceramente. - Me crucé de brazos. Mi ex novio sonrió, dejando ver sus dientes por completo. Esa sonrisa, pensé. Había sido mi perdición hace cinco años. Y, claramente, eso no había cambiado. Seguía siendo mi debilidad.
-Cinco años, ______. Pasaron cinco años para poder encontrarte nuevamente. -Suspiró, como si aquello le costara trabajo creer. - Creí que no te volvería a ver nunca más. ¿E-estás b-bien? -Preguntó cauteloso, casi con vergüenza. Asentí, sin responder. -Me alegro.
-También me alegró que tú estés bien, Sebastian. -Embocé una media sonrisa. - Al parecer la vida te sonríe.
-Más de lo que creí algún día -Asintió. - He firmado más contratos para seguir siendo el soldado del invierno -Soltó una risita suave. -Entre otros contratos más, he viajado por todo el mundo, he conocido muchas personas. Si, la vida me sonríe. -Volvió a asentir. -Pero...aun así, no estoy totalmente lleno.
Elevé una de mis cejas, sin entender a qué iba su pesimismo.
-Lo tienes todo -Comenté. -Puedes tener todo. ¿Qué más quieres para sentirte lleno? - reí. Pero Sebastian, no rio. Él, permaneció serio, con ojos melancólicos, haciéndome saber con una simple mirada que él, no era feliz totalmente.
Suspiró y, avanzó hasta donde me encontraba yo. Casi al otro extremo de la habitación. Se acercó con decisión, sabía bien lo que quería hacer, algo que logró alarmarme completamente. Vi la posibilidad de salir de su alcance y pedirle que se retirara, pero ante la impresión de verlo cada vez más cerca de mí, no lo hice. Preferí quedarme donde estaba. Quería mirarlo de cerca, contemplar su rostro, sus ojos, sus labios carmesíes. Lo quería allí, conmigo. Como más de alguna vez soñé.
Como en los sueños que algún día tuve, Stan tomó de mis manos, acariciándolas con suavidad. La misma sensación, la misma calidez que sentía en los sueños. Alcé la vista completamente asustada. No podía ser posible. Lo que parecían simples sueños, algo producto de mi alma destrozada, se comenzaba a hacer realidad. Él, estaba allí, tomando de mis manos, besándolas con delicadeza.
-B-basta -Pedí, en un hilo de voz. -No sigas.
-______. -Susurró. -Tú eras la que me mantenía satisfecho. -Confesó. -Es cierto, puedo tener todo lo que yo quiera, pero, a pesar de ello, hay algo que no puedo tener. Y eso, eres tú, ______.
Mi pecho, por cada palabra que comenzó a manifestar, subía y bajaba cada vez con más dificultad. Mis pulmones, no querían reaccionar, comenzando a temer por la falta de aire que sus palabras me habían provocado.
Negué repetidas veces. No, no estaba bien. Después de cinco años, las relaciones jamás ocurrían como antes. Habíamos hecho nuestras vidas. Él, era una figura pública, aclamados por varias personas de distintos países. Yo, era una simple aficionada a la música, nadie especial. No era famosa, ni tampoco tenía intenciones de pertenecer a ese mundo.
Volví a negar.
-Creo que tú ya sabes mi respuesta, Sebastian Stan. -Dije apenas. El nudo en mi garganta, se había generado en cuanto negué toda posible relación con él. No podía ser. La historia se repetiría y yo, volvería a sufrir. Y Alice, seguramente no iba a estar para mí nuevamente. -Lo siento, de verdad. Pero, hemos tomado caminos distintos. Ya nada volvería a ser igual.
Stan parpadeó un par de veces, logrando sonreír a pesar de que, algunas lágrimas traicioneras salieron de sus ojos. No pude evitar sentirme la peor. Acababa de hacer llorar al hombre que aun amaba, y que lo más probable, seguiría amando por un buen tiempo. Quizás, para toda mi vida.
-Entiendo -Aceptó. -Perfectamente. -Sonrió.
-Será mejor que te vayas. Alice, no te quiere ver. -Fruncí los labios.
-Lo sé -Rio. -Es buena amiga, ______. Y, no quiero que su amistad termine por mi culpa. - Se quedó en silencio unos minutos. Algo inquieto, movía sus manos y relamía sus labios. Finalmente, caminó esta la salida y, antes de tomar el pomo de la puerta para irse, volteó para hacerme una pregunta.
- ¿P-podría besarte por última vez? -Preguntó, cohibido. Alcé las cejas, sorprendida. -Por favor -Pidió. -Por última vez.
Me acerqué a él. No quería pensar en darle una respuesta. Sino más bien, actuar por mi cuenta. No sabía si me iba a arrepentir o no. Preferí descubrirlo una vez besara sus labios por última vez.
Entre sus manos, tomó mi rostro una vez quedé totalmente cerca de él. la distancia entre nosotros era mínima. Podía sentir su corazón desenfrenado chocar contra su pecho, ansioso, tanto como el mío. Nuestros ojos, hicieron conexión y, ante ello no pude evitar remontarme hacia el pasado. Cuando él, me miraba a los ojos mientras me hacía suya.
Me estaba hundiendo ante su presencia. Ante sus ojos, ante su aroma, ante sus caricias suaves. Stan terminó de hundirme más cuando decidió besarme. Había sido un error acceder a su petición, sabía que volvería a decaer. Me había destrozado cinco años atrás, y cuando creí que todos los pedazos de mi corazón habían sido restaurados, volvieron a destruirse cuando lo vi por primera vez en Barcelona.
Derramé lágrimas inconsolables cuando ambos nos separamos. Stan, asegurándome que no me volvería a molestar más, se retiró de la habitación de igual forma. Llorando en silencio.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro