VI - Barcelona
6.- Barcelona
La gente ovacionó nuestro espectáculo en cuanto terminamos de interpretar la última obra musical. Los aplausos no cesaban, incluso, una vez nos habíamos retirado del escenario. Dentro de los camarines, nos abrazábamos entre todos por tal inefable interpretación, como solíamos hacerlo una vez terminábamos de deleitar a los amantes de la música clásica.
Tal triunfo, merecía una salida grupal, lo cual se sugirió de inmediato por parte de algunos miembros del grupo. Todos estuvieron de acuerdo, ansiosos por querer conocer los bares que la ciudad española nos ofrecía.
Sin embargo, mi ánimo al terminar mi trabajo, había decaído. La salida sonaba interesante y divertida, pero no fue lo suficiente para motivarme. Necesitaba pasear sola, contemplar las calles de España y por, sobre todo, pensar. Pensar en lo que haría con mi futuro como músico.
Alice, mi amiga y confidente, insistió en que quería acompañarme.
- ¿Y qué tal si te pierdes? No, por ningún motivo te dejaré ir sola por ahí. –Negó, rotundamente ante la idea de dejarme sola. –Iré contigo, te guste o no. –Sentenció.
No quise interponer mi opinión. Alice, tenía un carácter bastante fuerte, por lo que discutir con ella, no era más que perder el tiempo. Y sinceramente, no tenía intenciones seguir perdiéndolo.
-Es como estar en otro mundo –Contemplé extasiada las calles de Barcelona, su arquitectura, su indescriptible ciudad. Alice opinaba lo mismo, aunque España no fuese su ciudad favorita. Ella, prefería Noruega. País que, dentro de tres días teníamos contemplado visitar junto a la orquesta.
Decidimos entrar a un local de café. En la vitrina, aquella sustancia se veía apetitosa, por lo que no nos negamos ante la posibilidad de poder al menos, probar el café del país. Era fuerte, exquisito, natural. Ambas quedamos maravilladas, decidiendo ir por más cosas que probar.
La tienda de ropa fue lo que más nos llamó la atención. Recorrimos todo centro comercial que pudiésemos ver. Y así, mis intenciones de caminar sola, se habían esfumado por completo, hasta el punto de no recordar cuales eran mis planes antes de salir.
Me quedé frente a un almacén de golosinas mientras Alice, iba a saludar a un conocido suyo. En el local, las golosinas eran variadas y de distintas formas y colores, tentándome a comprar algunas para poder degustarla.
Entusiasmada, observando a través del cristal tanto las golosinas como la gente que se reflejaba en ella, no pude evitar percatarme de un cierto bullicio a metros de mí. Algunas personas corrían, gritaban eufóricas. Por sobre todo muchachas que, casi llorando se dirigían a cierto lugar, llamando completamente mi atención. Un accidente, pensé. Pero las personas que corrían hacia el lugar, se veían muy felices como para que fuese una desgracia.
Tomé mi violoncelo y, curiosa me dispuse a mirar lo que sucedía.
Las personas seguían corriendo a mi alrededor, amontonándose a lo lejos, en un grupito cohesionado. Agudicé mi vista, esperando poder observar algo que me fuese clave para entender lo que sucedía. Mientras otros, simplemente se mantenían al margen de la situación, indiferentes, yo, seguía expectante.
-______. –Llamó Alice, llegando a mi lado de inmediato. Su rostro pálido, me alarmó.
-Estás pálida, Alice. –Alcé las cejas, alarmada. –¿Estás bien? ¿Te sientes mal? –Interrogué.
-No, no –Negó, agitada tras llegar corriendo hasta mi lado. –Pero, será mejor que nos vayamos de aquí. –Dijo. Tomó mi brazo, jalándome con desesperación.
Fruncí el ceño, y entre risitas pedí que me explicara qué era lo que la tenía tan alterada. Mas Alice, no supo cómo decirme lo que había visto. Deduje que era algo terrible para ella, pues, su piel, seguía cada vez más pálida.
Entonces, sentí grititos femeninos. Eufóricos. Mi atención se centró en el círculo formado por personas que no dejaban de gritar emocionadas. Alguno que otros flashes de cámaras se hacían presente en el ambiente, haciéndome creer que era algún tipo de evento o algo por el estilo.
Di pasos decididos hacia el supuesto evento, mas Alice, volvió a sujetar mi brazo con fuerzas.
-Vamos, Alice. Quiero ver. –Espeté.
-N-no te g-gustará –Respondió ella. Hice caso omiso. Seguí mis pasos hasta llegar a la multitud que cada vez se agrandaba más. Me abrí paso entre la gente que se acumulaba excitada. Sonreí divertida, pensando en que, quizás a mí, me agradaría saber lo que se encontraba rodeado por las personas.
Un famoso, pensé esta vez. Llenándome aún más de curiosidad. Entonces, quizás lo conocía y, era la oportunidad para poder conocerlo. Esperaba en mi fuero interno que fuese Brad Pitt. Así, podría obtener la foto que tanto anhelé desde adolescente.
Una vez logré llegar, observé al sujeto que, sonriente daba autógrafos y fotografía a sus fans. Una especie de golpe en mi pecho se alojó en cuanto logré identificarlo. El mundo, traidor, comenzó a temblar bajos mis pies, mareándome en el proceso.
Debía ser una broma, o un sueño. Tenía la esperanza de que así fuera. Desesperada, cerré los ojos con fuerzas, negando la posibilidad de que él, estuviese en el mismo país que yo. Quería huir de allí, pero no podía. Simplemente no podía.
Al abrir los ojos, con esperanzas de que él haya desaparecido, mi sorpresa fue grande y devastadora. Él, me observaba fijo, sin expresión alguna.
Cinco años sin saber nada de él. Evité toda información que pudiese abrir la herida que ocasionó alejarme de su lado. Por mi bien y por el suyo, lo mejor siempre fue haber terminado. Sebastian, nunca sirvió para tener una relación duradera. Lo que parecía perdurar con el tiempo, simplemente se vio devastado por sus viajes y poco interés por formar una relación sólida.
Dolía admitirlo. Dolía mirarlo y ver que era real. Que, a pesar del tiempo transcurrido, yo, seguía sintiendo lo mismo por él.
-______. –Llamó, atreviéndose a pronunciar mi nombre. Mis ojos se llenaron de lágrimas en cosas de segundo, recordando lo bien que se escuchaba su voz. Ronca, varonil.
El bullicio se detuvo. Todos, curiosos, observaban el cuerpo de Stan totalmente rígido y tenso, sin poder emitir palabra alguna. No lo culpaba. El reencuentro nos había golpeado a los dos.
-Te dije que no vinieras –Me dijo Alice, tomándome del brazo para sacarme de allí. Lanzó una mirada fulminante al rumano y, jalándome a su lado, me hizo caminar.
-Espera – Dijo Stan. –N-no... quédense. –Pidió. – ______. Y-yo, no creí verte aquí. –Habló con torpeza. Respiró profundo, relamiendo sus labios, inquieto.
-Y-yo t-tampoco –Respondí.
- ¿Podemos h-hablar? –Preguntó, cohibido. –Q-quisiera hacerlo.
-No –Respondió Alice, sin dejarme hablar. Su ceño se frunció, molesta. –Tiene cosas que hacer, quizás en otra ocasión. –Espetó.
Y, tomando mi brazo, volvió a jalarme, haciéndome caminar. Miré a Sebastian sin saber qué decir. Estaba tan anonadada como él lo demostraba estar pues, ni si quiera le respondió a Alice. Se quedó allí, parado entre la multitud que aún seguía observando la escena, extrañados.
Agobiada, solté un suspiro. Lo que parecía ser un día de reflexión, no había sido más que diversión momentánea, arruinada por la aparición de mi ex novio.
Ante mi regreso a la habitación del hotel donde nos hospedábamos, no hice más que pensar en nuestro reencuentro inesperado. Debía admitir que, a pesar de los años sin verlo, Sebastian, había logrado remover viejos sentimientos guardados en lo más profundo de mi corazón. Me era imposible creer que ellos estuviesen allí, esperando surgir ante su presencia. Dolía, su recuerdo dolía. Y yo, no sabía cómo quitarme el dolor de allí. De mi pecho, de mi alma.
******
¿Alguien ya vio el trailer de Infinity War? Dios santo, yo aun no logro asimilarlo jajaja. Tengo muchos feels en estos momentos.
Ni si quiera sé como expresar la emoción jajaja mis bebés en acción otra vez <3 es mucho para mi body. Ok, me calmo jeje.
Nos estamos leyendooo! <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro