56.- Just Friends II 

Por última vez, decidí mirarme al espejo y arreglar lo que creía iba mal en mi vestuario. Deslicé mis manos por sobre mi camisa para poder ordenarla y, sin esperar más, decidí irme de una buena vez a la casa de Robert.

Las grabaciones de la película habían llegado a su fin y, como siempre, Robert actuando muchas veces como Tony Stark en la vida real, decidió realizar una fiesta en su casa a modo de celebración. Obviamente, todos, absolutamente todos, estuvimos de acuerdo con ello. Lo único que necesitábamos era un momento para compartir y estar lejos de las cámaras y el rodaje.

Tomé mi celular y marqué el número de _________ para cerciorarme que iría a la fiesta. Me contestó de inmediato, afirmando que asistiría y pidiéndome por favor, que la fuese a buscar a su hogar. No me negué; como buen amigo y admirador secreto, debía recurrir a su búsqueda.

—Tenemos que disfrutar esta noche, Stan. —Dijo _________ minutos después de haber entrado a mi auto. Lucía hermosa, realmente hermosa. Luché contra mis pensamientos pecaminosos en cuanto contemplé su vestido negro ceñido a sus curvas menudas. Llevaba un peinado recogido que dejaba al descubierto las facciones de su rostro. El aroma que emanaba era a vainilla y bien sabía ella que aquel olor me era totalmente atractivo en una mujer, y más aún, viniendo de ella.

Me mordí el labio, incómodo y traté de no apartar la mirada de la autopista.

—Te ves muy guapo, Sebastian. —Me elogió. —De seguro hoy encuentras a alguien con quien liar. —Rio y yo no hice más que sonreír esperando que fuese ella quien decidiera liar conmigo.

Intercambiamos un par de palabras opinando acerca del rodaje de la película y la euforia que causaría entre los fans. Mantuve mi semblante sereno en todo momento, camuflando mis deseos por besar sus labios cada vez que miraba su boca en cuanto ella me hablaba.

Aparqué el auto fuera de la mansión de Downey. Me acerqué a la puerta de __________ una vez me bajé. Abrí la puerta y le tendí mi mano, ayudándola a incorporarse a mi lado.

—Esta noche lías. —Me volvió decir, esta vez, muy cerca de mi oído. Se separó de mí y caminó contoneando sus caderas hasta la entrada del hogar de Robert.

Lancé un suspiró, frustrado al no poder confesarle mi afecto y terminar con mi agonía.

La fiesta prometía ser una de las mejores que jamás asistí. Robert se caracterizaba entre el elenco por ser quien daba las mejores fiestas y ello, reflejaba mucho de su personaje como Iron Man lo cual, causaba cierta gracia entre nosotros. De todos los que interpretaban distintos superhéroes, Robert era el que más se asemejaba a su personaje.

Tomé un vaso de wisky y caminé entre las personas que bailaban en el gran salón. Las luces eran tenue, acorde al evento y la música, retumbaba en mi cabeza como así también, en mi interior, entre mis vísceras.

Intercambié algunas palabras con los muchachos, reímos y brindamos. De vez en cuando alzaba la mirada y trataba de encontrar a ____________. Pero no la veía por ningún lado. Había pasado bastante tiempo sin saber a dónde se había metido.

Decidí ir por otro vaso de wisky, pero no alcancé a llegar a la barra. Una mano tomó mi brazo y me detuvo.

—¿Bailamos? —Me preguntó ____________. —Te invito a mover ese cuerpo junto al mío. —Reí tras notar que el alcohol ya le comenzaba a hacer efecto. —¿O estas buscando a alguien con quien coquetear? —Alzó una de sus cejas. —¡Quieres liar!

—No, yo no he dicho eso. —Reí.

—Tu mirada me lo dice. —Repuso. —Te conozco, somos amigos.

Y otra vez decía esa maldita palabra. Amigos. "somos amigos" Fruncí el ceño y la alejé de mí. Seguí caminando entre las personas, pero con ___________ a mi lado, tratando de tomar nuevamente mi brazo. Más no le permití que lo hiciera. En cambio, caminé fuera de la casa de Downey en busca de un lugar para aminorar la decepción que comenzaba a extenderse en mi interior.

—¿Dije algo malo? —Me preguntó ___________ con voz suave y cauta. Sus manos no dejaban de tironear su vestido hacia sus rodillas. —No creí que el vestido fuese a empequeñecer tan deprisa...—Carcajeó. —Mala elección. —Suspiró.

—Muchos han volteado a verte las piernas. —Comenté sin siquiera mirarle a la cara. —Pero te queda bien.

—¿Me has mirado las piernas, Stan? —Inquirió.

—N-no...claro que n-no. —Balbuceé. Tragué saliva y negué ligeramente ante la imagen que se presentaba en mi mente de sus piernas mientras íbamos en el auto. ____________ me escrutó con su mirada y yo volví a negar. —Eres mi amiga, ¿cómo te voy a mirar las piernas? —Reí incómodo.

—Eres hombre también. —Repuso. —Sebastian.... —Suspiró.

—Dime.

—N-no me has dicho cómo me veo esta noche. —Musitó cabizbaja. — ¿Elegí mal el vestido? —Me preguntó mientras se sentaba y cruzaba sus piernas, haciendo que su vestido subiera unos pequeños centímetros hacia su muslo descubierto.

Respiré hondo.

—¿Te llevo a casa? Te resfriarás con ese vestido.

—No me has respondido, Stan. —Murmuró. — ¿No te gusta?

—M-me gusta. —Afirmé, tratando de parecer normal. __________ me miró y sonrió. Se puso de pie y, dando pasos lentos hasta llegar a mí, se paró en frente.

—¿T-te gusto? —Volvió a preguntar.

—Eres mi amiga, _________. —Reí nervioso y negué. —Vamos, ya estás ebria. Te llevaré a casa. —Tomé de su mano y la jalé a mi lado con la intención de llevármela. Pero ella se rehusó. Se volvió a sentar en el balcón, se cruzó de piernas y también de brazo. —_________. —Suspiré con pesadez.

—¿Te gusto o no? —Volvió a insistir, tomando una posición que dejaba ver su lado infantil y caprichoso al querer algo.

—¿Por qué quieres saber eso? ¿Qué cambiaría si te digo que me gustas? —Cuestioné molesto. —Seguiríamos siendo amigos. Es más, ahora estoy creyendo que, por mi parte, no podría hacerlo. Está claro que tú no sientes nada por mí, seguir siendo tu amigo, tu confidente, tu consejero no haría más que romperme el corazón más de lo que ya lo has estado haciendo con tus "sólo somos amigos". —Hice comillas con mis dedos ante las últimas palabras e imité su voz. Mi respiración se tornó errática cuando me di cuenta de lo que había dicho. Más no iba a retractarme. Ya había confesado demasiado. —¿Qué si me gustas? —Volví a preguntarle. __________ me miraba fijo. —¡Diablo! No sabes el deseo que tengo ahora mismo de poder besarte, __________. —Mascullé entre dientes. —Pero somos amigos. Sólo amigos...

El silencio entre nosotros se tornó molesto. Negué ligeramente y sin esperar respuesta de su parte, decidí irme de allí. Bien sabía que, alguno de los chicos iría a dejarla a su hogar cuando ella se los pidiera.

Caminé a paso lento, lamentando todo lo que estaba sucediendo en nuestra relación de amistad. Había luchado contra el impulso de sentirme atraído por __________. Era mi mejor amiga, habíamos compartido muchas vivencias juntos. Siempre quise verla como mi hermana. Más no lo logré. Con el tiempo que pasábamos juntos, era obvio que sentiríamos atracción mutua. Sin embargo, por su parte, no existía ninguna.

Saqué las llaves de mi auto y presioné el pequeño botón que servía para dar con su ubicación. Introduje la llave en la cerradura y la abrí. Tuve la intención de mirar hacia atrás y ver a __________ tras de mí. Pero no lo hice. Sabía que no estaba allí.

Conduje, casi entre lágrimas. Nunca pensé querer a una mujer como lo hacía con ___________. De todas las parejas que tuve, ninguna había logrado adentrarse tanto en mi corazón. Ninguna fue capaz de darme la felicidad que sentía cuando _________ estaba a mi lado, sonriendo, abrazándome, mimándome. Claro, siempre como amigos. Era única, ciertamente, pero no correspondida.

Saludé al conserje una vez llegué a mi departamento. Cuando doblé una de las esquinas que daba hacia la puerta de mi hogar, vi un bulto sentado en el suelo, con la espada apoyada en la pared. Alzó su vista en cuanto sintió mi presencia a su lado.

—Creí que alguien te iría a dejar a tu casa. —Musité. Tendí mi mano para ayudarle a ponerse de pie. —Lo haré yo.

—No. —Dijo _________. —No lo hagas. Q-quiero estar contigo.

—¿Qué no te das cuenta, acaso, que tu presencia lo único que hace es hundirme? —Espeté con molestia. —Te iré a dejar a tu casa, te quedarás allí y dormirás. —Le reprendí. —Mañana tienes que ir con Robert y Evans a esa entrevista. —Le recordé su labor como compañía para con ambos actores.

—M-me gustas también. —Se apresuró en decir en cuanto decidí tomar de su brazo. —Me gustas, Sebastian.

—No juegues así conmigo, __________. —Gemí. —Por favor...

—No te lo quería decir. Y-yo... —Suspiró algo abrumada. —Tenía miedo. Aún lo tengo. Muchas amistades se arruinan cuando dos amigos confiesan quererse. Yo no quiero que nos suceda eso, Sebastian. Yo... no sabría qué hacer si tú te vas de mi vida.

Escondió su rostro en mi pecho y allí se quedó, agazapada entre mis brazos. Acaricié su cabello y me atreví a dejar un casto beso en la coronilla de éste. Respiró profundo, alzó su mirada y me observó directo a los ojos. En ellos, había indicios de primeras lágrimas.

—Tengo miedo. —Musitó. Permaneció unos segundos en silencio. —Pero.... Pero quiero intentarlo. —Se mordió el labio, inquieta. —Quiero intentar algo más que solo una amistad contigo.

—¿Estas seguras? —Inquirí.

—Segura. —Afirmó convencida.

—¿No te arrepentirás? —Volví a preguntar.

—No lo haré. —Rio. Yo suspiré. —¿P-puedo b-besarte? —Murmuró, comenzando a tomar mi rostro entre sus manos. Tomé ambas manos y las llevé a mi boca donde, deposité diversos besos en ellas. ___________ rio divertida.

—Mañana. —Dije. —En estos momentos estás bajo los efectos de alcohol.

—P-pero...

—Mañana. —Volví a decirle. —Mañana, a primera hora, te despertaré con un beso. —Prometí. Toqué la punta de su nariz y ella cerró los ojos como acto reflejo. Soltó una risita divertida. —¿Recordarás lo de ahora?

—Tan ebria no estoy, tonto. —Carcajeó.

Tomé su mano y la atraje a mí.

Efectivamente, al otro día, la desperté con un beso y ella, lo respondió. 

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Revisando, había hecho segunda parte de este Os. Alguien me lo había propuesto :( a quien me lo haya pedido, le pido perdón por no haberlo subido antes :(. Pero ahí está <3  

Más vale tarde que nunca dicen ah