LIX - It is impossible
59.- It is impossible
Me levanto y regaño entre dientes mientras me dirijo a la puerta principal. Han tocado tres veces seguido el timbre y el ruido que hace el aparato se siente molesto.
—¿Aun durmiendo? —Me cuestiona Elizabeth en cuanto le abro la puerta. Le fulmino con la mirada unos segundos, para luego sonreí somnolienta e invitarla a pasar al living.
—He tenido que trasnochar. —Me encojo de hombros.
—¿Nuevos guiones por aprender? —Pregunta la castaña. Asiento con pereza y esbozo una pequeña sonrisa. —Te ves fatal.
—No sé en qué momento elegí dedicarme a la actuación. —Rio. —En fin, basta de lamentos. ¿Quieres desayunar?
Nos dirigimos hacia la cocina y preparamos todo lo necesario para desayunar. Como suele hacerlo, Lizzie me visita por la mañana cuando tiene tiempo libre. Y yo también lo hago. Claro que en estos últimos meses no pudimos desayunar o almorzar juntas puesto que el trabajo demandaba la gran parte de nuestros días desde muy temprano por la mañana.
La llegada de Elizabeth no la esperaba, y menos durante la mañana.
—Creo que tendré que viajar a Los Angeles. —Le digo. Doy un mordisco a mi tostada y bebo un poco de té. — Suena bien, ¿no?
—Bastante bien. —Afirma Lizzie. —¿Y por cuánto tiempo?
—Aún no lo sé. Pero ha de ser algunos meses, quizás cinco. —Me encojo de hombros. —No lo sé realmente. —Respiro hondo y, con gran esfuerzo, sonrío.
Bebo un poco de mi té para pasar el malestar que me ha ocasionado la tostada que comí, pero lo único que consigo es aumentar las náuseas. Carraspeo nuevamente y me levanto de mi puesto hasta llegar al lavado; afirmo mis manos en el borde y sin dejar de toser, pido en mi fuero interno que el malestar cese.
—¿Estas bien? —Me pregunta Lizzie. Asiento. —Oye, no es por ser insistente, ¿pero... no te has hecho un test?
Muevo mi cabeza en señal de negación ante la insinuación de mi amiga pues, es imposible que yo esté embarazada, considerando el hecho de que siempre me cuidé, hasta el último momento antes de dar por terminada mi relación con Sebastian.
—Imposible. —Digo una vez logro reponerme. —Me he cuidado. Y lo hice hasta que todo terminó. Debe ser otra cosa. —Suspiro. —Ayer comí sushi. Quizás eso me ha hecho mal...
—Has estado comiendo sushi durante semanas al parecer. —Repuso la castaña, con una ceja en alto. —Hace semanas veo que estas con nauseas, ____________. Amiga, es mejor que te hagas un test y elimines de una buena vez esa opción.
—Lizzie, no quiero. Yo... Es imposible. No puedo estar embarazada. Ni si quiera puedo ver a Sebastian sin sentir que lo odio. ¿Qué haré si tengo a su hijo en mi interior? —Mi estómago se aprieta al imaginar la situación.
Ciertamente, ese iba a ser un problema. Sebastian por lo que tenía entendido no me quería ver, y ello era recíproco. La forma en la que todo terminó había sido la peor; nos gritamos cosas e insultamos mencionando por igual, el deseo de no ver nunca más al otro. Fue una estupidez, a decir verdad, pero ninguno logró tolerar la idea de tener que vivir separados la gran mayoría de las veces.
De las pocas veces que logramos estar juntos en una habitación, era cuando hacíamos el amor, para luego, al otro día, volver a separarnos por semanas y, algunas veces, meses. Esa distancia comenzó a hacernos pensar sobre una posible infidelidad y allí, los medios tuvieron mucho que ver al incrementar nuestros miedos ante la publicación de fotos vía internet sobre nuestras amistades, muchas viéndose más cercanas que otras. Pero, fue lo suficiente para que nosotros, desconfiados del otro, diésemos finalmente por terminada nuestra relación.
Lizzie me mira por unos segundos y espera a que yo diga algo al respecto. Vuelvo a negar, presa del pánico al imaginar que las náuseas tienen un propósito poco favorecedor para mí y, quizás también para el rumano.
No soporto la incertidumbre y decido ir por un test de embarazo.
—Es lo mejor que puedes hacer, ____________. —Me dice Lizzie. Ambas vamos por la acera, en dirección a la farmacia más cercana. —Te sacarás un peso de encima si la respuesta del test es negativa...
Pero nada de lo que me dice Lizzie, logra animarme.
Al regresar a casa, me encierro en el baño y opto por realizar lo antes posible la prueba. Mi anatomía tiembla mientras espero los minutos indicados en la cajita para saber la respuesta. Mientras tanto, camino de un lado a otro, sin dejar de ver el pequeño aparatito reposando en la mesa del living.
—Harás un hoyo en el suelo si sigues caminando así. —Me dice Lizzie. Se levanta de su asiento y toma el test. —Ya han pasado minutos suficiente...
—No, no...— Gimo con temor. —No quiero verlo.
—Tienes que hacerlo, _____________. —Me dice y suelta un suspiro. Ambas estamos nerviosas. —Vamos, si quieres yo veo el resultado.
Suspiro hondo y asiento. Pese a que quiero alejarme y esperar a que ella me dé el resultado, no logro hacerlo. Me acerco y veo el resultado por sobre su hombro.
Nos miramos y luego miramos el test.
Ha salido positivo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro