LIV - We could have been
54.- We could have been
Giré sobre mis talones y lo veo a él; de pie bajo el marco de la puerta de nuestra habitación luciendo un elegante traje de tonalidad azul marino. Su cabello brillaba bajo la luz del cielo raso; su barba adquiría un tono más rojizo y ello, era lo que más me encantaba. Cubría todo su rostro haciéndolo ver realmente atractivo.
Sonreí encantada, me acerqué a él y deposité un tierno beso que fue interrumpido por mi risa al sentir su barba picar.
—¿Estas listas? —Me preguntó Chris Evans. Dejó un casto beso en mi mejilla y párpados.
—Lista. —Afirmé en un movimiento ligero de cabeza. El rubio alzó una de sus cejas. ¡Diablo! ¡Como amaba que hiciera eso!
—Si no quieres hacer esto no tengo problema en ir solo. De verdad, sé que es duro para ti ir y...
—Chris, cariño... —Suspiré. Acaricié con ternura su rostro, permitiéndome tocar la sedosidad de su barba acolchada. —Es pasado. Todo lo que haya sucedido con Sebastian, es pasado.
Chris suspiró, al parecer no muy convencido de ello. Haber tenido una aventura con el rumano había sido una de las experiencias más extrañas de mi vida. Cuando creí que todo iba bien, de viento en popa, el destino se había encargado de arruinar todo al situar a una antigua amiga en su camino. Sufrí bastante, me había logrado enamorar por primera vez; no creía en el amor, para mí, no era más que la necesidad inconsciente de estar acompañado, una necesidad propia y egoísta. Pero, con el rumano todo había sido diferente, o, al menos eso sentí yo durante los dos años de relación que forjamos.
Sólo bastó que fuese a Rumania para que mi percepción acerca de nuestro futuro, se viera arruinada por la desilusión amorosa.
—Cariño, vamos. —Motivé a Evans. —Yo di vuelta la página. ¿Tú lo has hecho?
—Claro que lo he hecho. —Carcajeó. —Te amo, y lo sabes. —Y, tomando mi rostro nuevamente, volvió a besar mis labios antes de ir al evento del cual habíamos sido invitados.
Durante el viaje al recinto, no pude evitar pensar en que todo sucedía por alguna razón. Ello me hizo formar más de una sonrisa en mis labios. El mundo, el cosmos, o lo que sea que manejase nuestras vidas actuaba de una forma tan extraña, que me sorprendía saber que yo era parte del sistema metafísico y su destino.
Evans estaba saliendo de una resiente ruptura cuando me vio devastada. Éramos buenos amigos, él me conocía demasiado como para que yo le dijera que nada malo estaba sucediendo en mi vida. Y yo, tampoco hacía vista gorda a lo que a él le sucedía. Los rumores en los medios se ventilaban demasiado rápido, por lo tanto, sabía que Evans y Jenny habían culminado su relación.
Sin embargo, él no sabía que mi relación con Sebastian había terminado. Fueron meses en donde nos dimos apoyo mutuo; salíamos con la intención de poder borrar a quienes amamos en el pasado; las cenas amistosas habían pasado a ser citas con el tiempo y, los besos en la mejilla, habían cambiado de ubicación.
El mundo, suele ser muy extraño. Pensé una vez más mientras observaba por la ventana y acariciaba con una de mis manos, la de Evans.
Llegamos al recinto. Un sinfín de actores y actrices se encontraban dentro. Saludamos a quien se nos acercaba. Tomados de la mano, caminamos en busca de un lugar donde pudiésemos visualizar el show que se llevaría a cabo dentro de unos minutos.
—¡Aquí está la parejita del año! —Exclamó Robert Downey con los brazos abiertos para poder abrazarnos. Lo cual, no demoré en sentir. Su perfume quedó impregnado en mis fosas nasales una vez se separó de nosotros. A su lado nos Elizabeth y Mackie.
—Tú me ayudaras. —Me dijo Olsen, un poco desesperada. —No encuentro el baño. —Y comenzó a reír.
—Vuelvo en segundos. —Le dije a Evans en un susurro. Me besó antes de irme.
—Al parecer todo va bien entre ustedes. —Comentó Elizabeth. Asentí. —Me gusta, en realidad, siempre creí que hacían linda pareja. Los dos son algo similar; mismos gustos, mismo sentido del humor...Ya sabes. Tu media naranja, como dicen. —Y lanzó una risita tierna.
—Quizás siempre lo fue. —Murmuré. —Realmente no lo sé. No me gusta pensar mucho en ello, termino con crisis existenciales. —Ambas reímos.
Esperé a Olsen fuera del baño, mientras tanto, me divertí observando a los diversos individuos pasar frente a mí. Todos luciendo sus mejores trajes, las mujeres, sus mejores vestidos y peinados. Realmente se esmeraban en captar la atención de quienes pasaban a su lado. Fui captada miles de veces en tan solo unos segundos.
—___________. —Murmuraron a mi lado. Sentí un ligero toque en mi brazo y, supe de inmediato que mi pasado se encontraba allí, a centímetro de mí.
—S-sebastian... —Musité. Tragué saliva.
—Cómo estás? Yo...no te he visto hace mucho. —Murmuró lo último con cierta vergüenza en su tono de voz.
—Bastante tiempo. —Sonreí. — Te ha ido bien, por lo que han mencionado los medios. —Comenté. El rumano afirmó. —Eso es bueno, ¿no?
—Depende de cómo lo mires. —Rio. —Cada día me llega más trabajo, más entrevistas, más propuestas. —Suspiró abrumado. —Necesito un respiro. Han pasado muchas cosas en mi vida, ___________. —Dio un ligero vistazo a mis ojos antes de volver a mirar a la gente pasar. Fruncí mis labios y los mordí inquieta.
—Ser actor no es fácil. —Musité. Miré la entrada del baño esperando que Lizzie saliera de una buena vez. Pero no había señales de que fuera a salir.
—Perdón. —Dijo el rumano. Fruncí el ceño en cuanto escuché sus palabras llenas de aflicción. —No sabía cómo ubicarte y pedirte perdón. Cuando me invitaron al evento y me enteré que Evans vendría, supuse que tú también lo harías.
—No hace falta pedir perdón ahora, Stan. Ya lo hiciste una vez, con eso basta.
—Pero no me escuchaste. Te fuiste y me dejaste con todo mi discurso. —Repuso. Volví a morderme el labio, esta vez, con más fuerzas.
—Las imágenes hablaban por si solas. —Espeté. —No hacía falta que me pidieras perdón y mucho menos darme un discurso que, bien sé eran excusas.
—¿No hay forma de que me dejes decirte mi versión? —Inquirió.
—¿Buscas que te perdone y vuelva contigo, Stan? —Cuestioné. El rumano permaneció en silencio. Miró el suelo y lanzó un suspiro pesado. — Pudimos haber sido, Sebastian...
—Aún lo podemos ser... —Expresó con cierto brillo en sus ojos azules.
—Pudimos haber sido... —Volví a repetir. Respiré profundo, buscando internamente mi equilibro mental y fisiológico. —Pero tú decidiste ir por otro camino. Yo encontré el mío, y es al lado de Chris. Tú... Tú deberías hacer lo mismo.
Efímeros segundos duró el silencio molesto entre nosotros antes de que Olsen se dignara a salir del baño. Saludó alegre al rumano, quien, le devolvió el saludo de igual forma, luchando contra sus sentimientos en aquel momento. Nos despedimos y volvimos al lado de los muchachos quienes reían a carcajada.
Me aferré al cuerpo de Evans y le besé con pasión. Uno que otro flash logró captar ese momento, y yo no hice más que reír divertida.
—Te amo. —Le dije. Escondí mi rostro en su cuello y aspiré su aroma. —Demasiado.
—También yo, cariño. —Respondió el rubio.
—¿Y si nos vamos a casa y nos divertimos solos? —Le propuse, esbozando una sonrisa coqueta. Las mejillas de Evans se tornaron rojas. —¿Qué dices?
—No es mala idea. —Murmuró. Observó a sus amigos y sonrió excitado. —Me ha surgido un panorama totalmente distinto y debo atenderlo. —Les dijo y comenzó a despedirse de todos. Reí, divertida y totalmente dichosa.
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