Lydia.
Este es un Fanfic de tres partes de Metal Family.
Lydia, Gustav y la Madre de Sebastian nos transmitirán sus recuerdos.
Aclaro que no tiene relevancia con la serie y no la afecta en nada.
Espero que sea de su agrado, ya que lo hice en una noche y lo publiqué por ansiosa xd
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Desde pequeños nos enseñaron modales.
Nos enseñaron música, a tocarla adecuadamente hasta ser profesionales cuando tuviéramos la mayoría de edad.
Pero ese no era mi caso.
- Ah ...- Suspiré al ver que me había equivocado en una nota.
Tú desde pequeño te detenías para darme aliento.
- ¡Sebastian no te dije que pararas!.- Padre se molestaba con el simple hecho de que tú te distrajeras al tocar.- ¡Brazo!
Tu mirada reflejaba angustia, pero la de Padre siempre era de enfado.
Padre no me dejaba darte aliento, en algún punto de mi vida sentía pena por tí y tu brazo lastimado.
Así dejé de tomar clases contigo, cuando obtuve el tercer lugar en el conservatorio no podía estar más felíz.
Aunque aprendí algo, en realidad no importaba lo que hiciera, Padre sólo se concentraba en hacerte grande a tí.
¿Pero yo dónde quedo?
Nuestra relación de hermanos no era buena pero empeoró cuando te prefirieron a tí siempre.
Cada vez que lograba algo, no era un trofeo de primer lugar pero mis logros significaban mucho para mí y yo quería que al menos padre me pudiera felicitar de verdad.
Pero todo lo que obtenía era basura.
''Sebastian espero que puedas hacerlo mejor que tu hermana.''
''Ella puede saltarse acordes, pero es inaceptable que tú lo hagas.''
''Tu hermana puede tener el atuendo arrugado, ¡si tú lo haces es sólo para humillarme!''
''No te compares con Lydia, ella es una dama y tuvo verdadera competencia.''
No la tuve, padre sólo trataba de hacerte entender que tenías que ser mejor que yo en todo aspecto.
Crecí viendo tu espalda y la de Padre, mamá siempre estaba al pendiente de ti, llorando por los pasillos cada vez que papá se emborrachaba o te lastimaba.
Ni siquiera pudo darme consejos cuando entré a la pubertad, todo lo que escuchaba era ''Es verdad, Sebastian también está en esa edad, debería hablar con su padre al respecto.''
¿Sebastian hijo mío de nuevo te estás quejando?
¿Necesitas algo querido?
¿Lydia cómo está Sebastian?
Sebastian.
Sebastian.
¡Sebastian!
Todo lo que siempre escuchaba era tu maldito nombre.
Siempre estuve a su sombra, tenía que estar al pendiente de tí para informarle a padre cada miserable minuto de tu vida, sino las reprimendas irían hacia mí.
Aprendí a deleitarme con tu fracaso, si no puedo superarte al menos puedo humillarte además padre me recompensaba muy bien por la información que le daba.
Pero nunca imaginé que fuera tan fácil, aquella vez que quedaste en segundo lugar, cuando te superó ese vagabundo era la noticia de mi vida.
Corrí como loca hacia la casa con una sonrisa grabada en mi rostro, cuando entré al comedor ví a nuestros padres sentados tomando té en la mesa.
- ¿Cómo le fué a Sebastian?.- Preguntó padre mientras llevaba la taza a sus labios.
- Un completo fracaso padre.- Coloqué mis brazos detrás de mi espalda.
La cara de preocupación de madre se podía distinguir aunque la vieras de manera superficial.
Era difícil mantener la compostura, la emoción me estaba dando algo de nervios.
- ¿En qué puesto quedó?.- Rowd se colocó detrás de padre.- Lydia, dímelo ahora.
- Segundo lugar padre.- Ahora sí podía sonreír.- Pero eso no es lo mejor, en primer lugar quedó un vagabundo.
- ¿Cómo dices?.- Se levantó de la mesa asustando a madre.- ¡¿Un vagabundo?!
Nunca ví a padre tan molesto, era la primera vez que lo veía arrojar una taza hacia el suelo.
- ¡Es tu culpa por mimarlo demasiado!.- Dirigió su mirada a madre.
Golpeó la mesa con su puño mientras que Rowd levantaba los pedazos de aquella taza de té.
- Gustav, cálmate ...- Pronunció madre tratando de tranquilizarlo.
- No me digas que hacer, ¡ese mocoso inútil me las pagará al humillar el apellido Shvagenbagen!.- Alzó la voz entre dientes.
No creí que volverías a casa luego de imaginarte que padre estaría molesto.
Trajiste basura a la casa, algo que molestaba mucho a padre y lo sabías, algo que no fuera de utilidad en tus lecciones de violín eran considerados basura.
Recuerdo que espíe por la cerradura de la puerta cuando padre estaba ebrio y te estaba dando lecciones, nunca creí que madre se atrevería a detenerlo, eso me hizo comprender que le importas demasiado.
Los siguientes días lo único que me perturbaba era tu sonrisa de maníaco, todos la notábamos y nos extrañaba, padre creía que le estabas ocultando algo.
Me exigió respuestas pero no las tenía, no estabas haciendo nada fuera de lo común en el conservatorio o en casa, tampoco veía que te juntas con esa rata callejera.
Ni siquiera mis insultos y provocaciones te borraban esa sonrisa del rostro.
- Pst.- Me llamaste la atención.
- ¿Qué quieres?.- Pregunté cruzándome de brazos.
Me mostraste $100, no tenía idea de cómo los obtuviste, padre nunca nos habría dado tanto dinero.
- Serán tuyos si le dices a padre que hoy tengo una presentación en el conservatorio.- Esa respuesta realmente no me lo esperaba.
No podía mentirle a padre, pero ví que parecía importante, por una vez quise darte el lujo de ver mi lado bueno, claro que luego tendría que compensarlo.
Cuándo te fuiste madre estaba felíz porque te estabas esfrozando aparentemente con tus estudios, algo que a padre no le impresionaba de verdad.
Observaba por mi ventana preocupada por si no venías o si a padre se le ocurría ir al conservatorio a verificar la historia.
Pero lo que ocurrió fué mucho peor.
- Lydia.- Entró a mi habitación con un cuaderno en la mano.
Mamá estaba parada detrás de la puerta junto con Rowd.
- ¿Si padre?.- Me levanté de la cama para poder hablarle.
Un golpe en la mejilla me hizo caer al suelo, no conforme con eso me sujetó de la ropa para darme otra cachetada.
- ¡¿Cómo te atreves a mentirle a tu padre?!
Y otra más.
Y más.
Hasta lloraba el nombre de mamá para que lo detuviera al igual que lo hizo para protegerte.
¿Pero cuál fué su respuesta?
"Sebastian puede estar en peligro en un lugar lleno de rufianes."
¿Sebastian? Me llamo Lydia, ¡Tú hija!, ¿Cómo es que si quiera puedes pensar en él mientras vez que me están haciendo daño?
Literalmente tu traición me duele peor que mi mejilla adolorida y enrojecida.
Padre me hizo esperar debajo del umbral de casa con él hasta que llegaras.
Creí que tratarías de arreglar todo, así como yo me arriesgué por tí, tal vez tú lo harías por mí y elegirías recibir todas las represalias que nos esperaban en el momento en que cruzaras la puerta.
Pero ... al igual que madre, tú te convertiste en un traidor para mí.
- ¡Ésta ya no es tu casa y tú ya no eres mi hijo!.- Gritaba padre realmente furioso mientras caminaba en dirección contraria.
- Sebastian ... - Primera y última vez que haría algo por tí.
- ¡... Elegiste la basura!
Al decir eso, cuando ya te perdiste de vista, me lanzó al suelo dentro de casa, me golpeé el codo en la caída.
- ¡Se acabaron tus privilegios, desde ahora no hablarás ni dirigiras tu mirada hacia él!
- ¿Gustav, dónde está Sebastian?
- ¡Él murió y ya no se hablará más de él en esta familia!.- Madre había comenzado a lloriquear.
Típico, sólo lo hacía por tí.
- Que te quede claro Lydia.- Me miró de una manera amenazante provocando que mi cuerpo temblara.- Si no lo haces tú también te irás de esta casa, ¿Entiendes?
- Sí padre.
Luego de un tiempo me acostumbré a la idea de que no tenía hermano.
Mamá no volvió a ser la misma, sólo tenía la mirada perdida, no comía, no sonreía bueno no es que lo hiciera, pero ni siquiera emitía una palabra, sólo se quedaba sentada en una silla mesedora a llorar.
No pasó mucho tiempo para que falleciera.
Cuando papá enfermó, me dijo que te llevara a su funeral, que si no lo hacía anularía el testamento y toda su riqueza pasaría a uno de sus sobrinos.
No me quedó de otra, fué una exhausta búsqueda pero te encontré.
No creí en la información que me habían dado, así que le encargué a uno de mis sirvientes para que te llamara.
Cuando la limusina se detuvo en una casa, creí que era una dirección equivocada, pero recordé que viviste entre los lacayos así que lo asimilé enseguida.
Pero realmente me descorcentó verte maquillado y con perforaciones, y ni hablar de tu supuesta "esposa" parecía un hombre, un guardia de seguridad o un gorila calvo.
Realmente rebajaste tu nivel, y no podía estar más feliz por eso.
Cuándo creí que tenías la llave del yate Caroline me puse furiosa, padre me había prometido el 99% de la fortuna y me rehusaba a darte algo que me pertenecía.
Al final sólo recibiste una triste caja llena de baratijas.
¿Y yo? Tengo toda la fortuna de la familia.
Pero se siente mal que tú siempre tuviste algo que yo no.
La atención absoluta de nuestros padres y el amor de mamá.
No podía competir contra algo así.
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