Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8: Horizontes

Ciel Phantomhive Pov

Desperté sobresaltado y temblando. Jadeaba y me costaba respirar, instintivamente lleve mis manos al pecho, oprimiéndolo como si eso fuera a aliviar el dolor punzante que me carcomía desde dentro, mientras las lágrimas empapaban mis mejillas, perdiéndose en las sábanas. Otra vez aquellas pesadillas que creí parte del pasado…

—¡¿Ciel, te encuentras bien?!

Brinque del susto al ver al idiota de Alois a mi lado, contemplándome con preocupación, pero antes de que pudiera responder algo, me abrazo con fuerza y me obligó a recostarme de nuevo, mientras me oprimía contra él hasta ahogarme, acariciando mi espalda en un absurdo intento de darme el consuelo que no le pedí.

Me removí inquieto poniendo mis manos contra su pecho, intentando poner distancia entre ambos, entonces fui consciente del embriagante calor que emanaba su piel junto a la mía. ¡No puede ser! Asustado, lo empuje con fuerza, jalando la sábana para cubrirme, viendo con horror su mueca divertida y —según él— sensual en cuanto comprobé que ambos estábamos completamente desnudos.

—¿Qué diablos? —chille horrorizado, lanzándole una almohada al ver que no le importaba que lo viera desnudo.

—Auch, primero me usas y ahora me golpeas —se cubrió con parte de la sábana, fingiendo estar dolido—. ¡Que cruel!

—¿Qué...? 

Separe los labios sin saber que decir mientras mi cerebro trabajaba a marchas forzadas, era claro que lo recordaba todo, aun así me sentía confundido y abochornado. Entonces Alois volvió a sonreír de forma perversa, y en un rápido movimiento me jaló la sábana y me tumbó en la cama bocarriba, colocándose encima de mí, pero cuando estaba a punto de gritarle, sus labios se estamparon contra los míos en un beso furioso, lleno de angustia y sin rastro de calidez o aquel absurdo romanticismo, mientras se acomodaba entre mis piernas.

Intente empujarlo, pero cuando no funcionó correspondí con la misma intensidad abrumadora y le mordí el labio con algo de fuerza, sintiendo su inexplicable miedo a través de sus temblorosas caricias sobre mi cintura, justo cuando la puerta de mi habitación se abrió de golpe. De soslayo pude ver a Lizzy, cuya expresión de alegría se deformo a una de horror al vernos en semejante posición. Su bolso cayó al suelo y finalmente reaccionamos.

—Mierda —farfulló Alois quitándose de encima y cubriéndose con la sábana—. Lizzy... déjame explicarte... 

—No hay nada que explicar —sonrió mientras sus ojos se cristalizaban y las lágrimas empezaban a descender silenciosas por sus mejillas—. Venía a disculparme con Ciel por lo del otro día... lamento haber entrado así... 

Recogió su bolso con una tranquilidad aterradora y dio media vuelta azotando la puerta tras de sí, mientras Alois se ponía el pantalón y salía tras ella tropezándose con el desorden que hicimos anoche. Segundos después escuche un fuerte golpe seguido de un "No me toques". Asumo que lo abofeteo cuando intento detenerla. Ahora en verdad me siento culpable.

Con todo esto solo le he traído problemas a Alois y Lizzy y aunque quisiera arreglar las cosas, si salgo en este momento solo empeoraría todo. La verdad es casi imposible explicar de forma creíble y coherente lo que vio, estábamos desnudos en mi cama, él encima de mí y sinceramente parecía que, o acabábamos de follar o ya íbamos a por la segunda ronda, cuando la verdad, no paso ni pasara nada de eso.

Culpable, me levante y vestí mientras escuchaba los gritos de Lizzy junto al sonido de cosas rompiéndose y las inentendibles explicaciones de Alois. Inevitablemente, pensé en lo que paso anoche, cruce la línea con él, con mis peticiones egoístas, todo porque me vi encerrado en mis recuerdos que ahora parecen pesadillas y busque la salida más fácil para huir de ellos.

Frustrado, masajee el puente de mi nariz. Mi vida era y sigue siendo un caos, tengo que buscar otro trabajo y al parecer un nuevo departamento porque tengo el absurdo presentimiento que pronto no seré bienvenido, así que debía ser cuanto antes. En el momento en que los gritos se detuvieron, supuse que Lizzy se había vuelto a ir, por lo que salí del cuarto y fui hasta la sala, para mi sorpresa, Elizabeth estaba en el suelo y Alois arriba de ella, besándola como si no hubiera un mañana.

Me sonroje y di media vuelta dispuesto a irme en silencio y darles algo de privacidad pero tampoco hoy —ni nunca— es mi día de suerte. Tropecé con una silla que no debería estar ahí y caí al suelo, justo sobre los restos de un florero, enterrándome unos pedazos de vidrio en la palma. Y todo fue de manera escandalosa y casi, cómica.

—¡Joder!

—¡Ciel! Oh, Dios mío, lo lamento tanto —para mi sorpresa, Lizzy aventó a Alois y corrió a ayudarme, sacándome los trozos más grandes y envolviendo mi mano en un pañuelo, el cual se tiño rápidamente de rojo—. Hay que llevarte al hospital.

—No es necesario, tampoco tienes que hacer esto por mí, y yo soy el que debería disculparse, pero te juro que todo tiene una explicación y jamás haría algo con ese idiota de ahí.

—¡Oye...! —protestó Alois, poniéndose una camisa, de quien sabe dónde saco. 

—Puedes explicarme en el camino —espetó, apretando un poco más el nudo del pañuelo cuando la sangre empezó a gotear manchando la alfombra—. Ahora muévete, tú también Alois.

Ambos nos paralizamos al instante pero terminamos obedeciendo. Para cuando llegamos a su auto, ya le había contado de Sebastián. Y justo estábamos en el estacionamiento del hospital cuando acabe mi relato llegando a la pelea de Alois, por qué quería irme de la empresa y lo que paso en casa, incluyendo mi repentino ataque de pánico del cual no quise dar detalles. Generalmente no hablo de mi vida, pero los involucre tanto que sentí y debían saberlo.

—Creo que la paliza que le di al bastardo fue poco.

—Da igual... —suspire mientras llegábamos a la recepción.

—Ya, entiendo todo, menos el beso de esta mañana.

Bueno, eso yo tampoco podía explicarlo, al menos no del todo. Lo bueno fue que la enfermera que nos atendió llamó al doctor casi de inmediato, me pasaron a consulta y limpiaron mi herida, la cual seguía con algunos trozos de vidrio, al final necesite unas cuantas puntadas, nada grave, pero la mano me escocia, al menos es la izquierda y no la derecha o estaría convirtiéndome en un verdadero inútil.

Suspire frustrado y hambriento al salir, solo estaba Alois esperándome con la mirada gacha y expresión de perro regañado. Silenciosamente me senté a su lado, viéndolo curioso al sentir como se recargaba sobre mi hombro y fingía llorar con dramatismo en cuanto rodeó mi cintura.

—Aun me debes una cena en el Atlantis.

—El hospital cuenta con cafetería —bisbisee intentando ignorarlo—. Y a dos calles de aquí hay un restaurante familiar.

—Odio los hospitales —se levantó entre pucheros comenzando a frotarse los brazos con insistencia.

En cuanto empezó a caminar a quien sabe dónde, dude si seguirlo o no. Todo se me hacía confuso, habían pasado muchas cosas en poco tiempo y por algún extraño motivo no podía dejar de pensar en el idiota de Sebastián y su sonrisa prepotente, también recordé lo que me dijo Sullivan sobre él y su hábito de conquista.

Sin embargo, no me sentía una víctima más de su amplio repertorio, era un hecho que cedí ante él y permití que todo este maldito enredo diera lugar. Me deje seducir por sus sonrisas, sus besos y sus caricias. De alguna forma u otra no impedí que me tocara, tan solo me rendí ante él como una estúpida presa necesitada de afecto y que al final del día termina arrepintiéndose de todo.

—¿A dónde vamos? —murmure sin mucho ánimo.

—Al restaurante familiar —sonrió—. Desde ayer he querido darte una excelente noticia.

En cuanto entramos, nos sentamos en una mesa alejada de la ventana, prácticamente estábamos en un rincón de aquel local, pidiendo té y pastelillos a la una te la tarde. Alois comenzó a platicarme su día mientras traían nuestro pedido pero por más que lo intentaba no podía ponerle atención.

—¿Qué...? —susurre parpadeando un par de veces.

—Lo que oíste —le agradeció a la mesera y comenzó a picotear la rebanada de pastel con el tenedor—. Aquel productor llevaba varios días asistiendo al teatro, y justamente ayer me lo tope después de un ensayo, hablamos e intento convencerme para participar en el rodaje de una película.

—¿Qué? —esta vez sí le preste atención, por lo que impresionado, lo mire entrecerrando los ojos—. Mentiroso.

—Eres cruel —su voz se quebró al susurrar eso mientras sus ojos se cristalizaban, por lo que termine ignorándolo comenzando a comer—. Tsk, algún día caerás.

—Como sea.

—Aun no te he dicho la mejor parte —me guiño un ojo apuntándome con el tenedor—. Tendré una reunión con él hoy a las cuatro y quiero que me acompañes.

—Jódete.

—Me lo debes, Ciel.

Después de aquello no pude refutar nada, tenía razón, así que tras salir del restaurante regresamos a casa y mientras él se esmeraba en arreglarse como si fuera toda una diva revoloteando de aquí para allá, me di un baño y limpie todo el desorden. Incluso llegue a pensar que no llegaría a tiempo, pero diez minutos antes de la hora, estábamos en el estudio de aquel hombre en medio de todo un alboroto con personas yendo de un lado a otro con teléfono en mano y gruesas carpetas.

—Usted debe ser el señor, Trancy —una mujer alta de cabello rubio y acento alemán, nos dio una especie de bienvenida mirándonos alternadamente con el ceño fruncido—. Mi nombre es Hilde, soy la asistente del señor Wolfram Geltzer. Síganme.

Sin decir nada la seguimos hasta un área más tranquila, mientras a lo lejos pude ver a Irene Días, una famosa cantante que en mi vida hubiera soñado ver. Cuando me di cuenta ya estábamos en un pasillo solitario, de soslayo vi a Alois y su mueca de bobo, por lo que no dije nada, mientras nos deteníamos tras una enorme puerta de madera lacada.

Hilde o como se llame, tocó un par de veces, nos fulminó con la mirada por milésima vez y finalmente nos dejó pasar tras escuchar un adelante. Para ser sincero, siento que no debería estar aquí, pero mis intenciones de esperar afuera al torpe de Alois se vinieron abajo cuando me tomó de la mano, obligándome a meterme a esa oficina con él, entonces fui consciente de lo nervioso que estaba porque a pesar de su expresión tranquila, no dejaba de temblar.

—Tsk, estarás bien —en cuanto dije eso, sonrió y dejo de temblar.

Aquel productor de nombre Wolfram resulto ser un hombre rubio que rondaba los treintaicinco, constitución fuerte y actitud seria aunque bastante amable y un tanto torpe. Sinceramente no imaginaba que su entrevista o reunión fuera así, a mi parecer hablaron de tonterías, le hizo unas cuantas preguntas y nos dio un recorrido por todo el foro, aunque me límite a seguirlos en silencio, observando todo a mi alrededor. Dos horas después estábamos de nuevo en su oficina.

—Vaya, su novio debe ser bastante celoso —Wolfram sonrió viéndome de soslayo, como si no hubiese escuchado eso—, he tenido actores así y sus parejas pueden ser…

—Ciel es un amigo —sonrió avergonzado, a lo que solté un bufido.

—Oh, ya veo. ¿También es actor?

—No para nada…

—Es bastante hermoso y su perfil se ajusta mucho a un personaje que tengo en mente para el rodaje.

—Ciel, ¿verdad?

Intente controlar el tic de mi ceja, dedicándole una pequeña sonrisa que se asemejo más a una mueca, mientras asentía a su pregunta, deseando que hubiese seguido ignorándome como hasta ahora.

—Ciel Phantomhive —le extendí la mano a modo de saludo—. Lamento si estoy causándole alguna molestia.

—No, para nada —sonrió antes de verme detenidamente, como si me analizara, sonriendo de una forma que me resulto espeluznante sin saber porque—. ¿Phantomhive? ¿Cómo el ex modelo Vincent Phantomhive?

Mi cuerpo se tensó ante aquel nombre, mi boca se secó y una enorme opresión en mi pecho me dejó sin aíre pero ellos parecían no notarlo. Alois me vio como si le hubiera traicionado pero al mismo tiempo estaba curioso por saber que respondería, y Wolfram no dejaba de verme, como si ya supiera la respuesta a esa pregunta que de un momento a otro se hizo demasiado obvia.

—Si… —intente sonreír sabiendo que no podía negarlo, a pesar de que no me lo preguntaron directamente.

—¿Tienes alguna relación con él? —Wolfram se acercó un poco más a mí, colocando su mano en el mentón—. Lo que pasa es que el parecido con él es asombroso.

—V-Vincet es… es mi padre…

—Espera… ¡¿qué?! —chilló Alois incrédulo—. ¿Por qué nunca me lo dijiste? Oh, por dios, tienes que presentármelo.

—Eso lo explica todo, aunque no entiendo porque desapareció hace casi diez años de las pasarelas, justo cuando su carrera estaba en lo más alto, Milán, Francia, todos lo querían —la suave voz de Wolfram me hizo sentirme nuevamente tan culpable que solo pude bajar la cabeza—. Ciel, ¿aceptarías modelar un poco? —sonrió—. Estoy seguro que lo harás de maravilla, después de todo lo llevas en la sangre.

—No, yo…

—Acepta —Alois me cubrió la boca con las manos mientras me rodeaba y se acercaba a mi oído—. Tienes que decir que sí, es una gran oportunidad.

Lo fulmine con la mirada, haciendo que me soltara, pero justo estaba por volver a negarme, cuando Wolfram sonrió complacido.

—Está decidido y cuanto antes mejor.

No tengo idea de cómo, pero ese par me arrastro hasta el estudio y antes de que pudiera protestar, me encontraba de pie frente a una manta blanca con reflectores apuntándome al rostro y un tipo loco con cámara en mano que me veía como si fuera un maldito fantasma. Repentinamente se acercó y me abrazo con fuerza, balbuceando cientos de estupideces que no logre entender del todo.

—Jamás espere verte aquí.

—¿Qué?

Cuidadosamente se separó de mí, acunando mi rostro entre sus manos, viéndome con una dulzura y nostalgia abrumadora, como si no creyera que sea de verdad, por lo que molesto, lo aparte un poco de mi rostro, obteniendo una risilla suya.

—Soy Adrian Crevan, pequeño Ciel —sonrió al soltarme, dando un paso atrás para verme mejor—, aunque tu padre solía llamarme Undertaker.

—¿Tu…?

—Solía ser su fotógrafo —explico—. Aunque parece ser que nunca te hablo de mí.

—Nunca lo hizo —espete.

Todo lo que deseaba en ese momento era irme, no quería recordar, no quería saber nada de él, mucho menos verme involucrado con su pasado, aunque Undertaker pareció entenderlo, por lo que no pregunto más, tan solo se dedicó a sacarme las malditas fotos que el tal Wolfram quería.

—¡Sabía que eras una joya igual que tu padre!

Si pararme frente a una cámara con expresión de “Quiero largarme de aquí cuanto antes” es modelar, pues si, lo hice de maravilla. Así que no entiendo porque diablos todos dicen que Undertaker y Wolfram quedaron más que maravillados con mi trabajo. Al final del día no solo habían contratado a Alois para un papel secundario en el rodaje de una película, sino que yo me vi arrastrado e iba a ser la nueva imagen de no sé qué mierda.

—Deberías estar feliz —chilló Alois en cuanto entramos al departamento—. Es casi irreal lo que paso hoy, aunque no tanto sabiendo quien es tu padre, pero ¿por qué nunca me lo dijiste? —hizo un puchero, mientras me abrazaba por la espalda.

—Porque no me interesa hablar de los muertos.

●●●

Afortunadamente ni Alois, Wolfram o el loco de Undertaker volvieron a preguntar sobre él, lo malo es que termine aceptando trabajar como modelo para una línea de ropa. La paga era más que buena y realmente no debía hacer nada del otro mundo, de hecho empezaba a sentirme cómodo y estaba a nada de cumplir un mes aquí.

—¡Ciel! —Alois me abrazo como de costumbre fingiendo llorar—. Lo siento, pero hoy no podré irme a casa contigo.

—Tsk, da igual —me solté de su agarre, yendo directo a la salida.

—Sé lo difícil que puede ser irte a casa sin mí…

—Sí, Si…

Lo deje hablando con el aire. Actualmente solo tenía ganas de llegar a mi casa, darme una ducha rápida y meterme bajo las cobijas. Apenas era miércoles pero me sentía más cansado que nunca y todo era culpa de Sullivan. A pesar de que ya no trabajó con ella seguimos siendo una especie de amigos y justo ayer se me ocurrió ir a su casa, fue pésima idea porque no me dejó dormir ya que quiso que viéramos un maratón de películas.

—Finalmente te encuentro.

Estaba más que perdido en mis pensamientos, de pie frente a la puerta del departamento intentando abrir pero las llaves no cooperaban como de costumbre. Sin embargo, al escuchar su voz me paralice por segundos volteando a verlo con una mueca que iba del asco a la incredulidad, la cual ni siquiera me moleste en disimular.

Sebastián estaba parado tras de mí, como a un metro de distancia que se me hizo abrumador y demasiado cerca, viéndome detenidamente, aunque aquella estúpida sonrisilla de prepotencia había desaparecido. En su lugar había una mueca de alivio mal disimulada y si me detenía a verlo mejor, lucia cansado, pálido y extrañamente ojeroso.

—¿Qué rayos haces aquí?

—Vine a disculparme —comentó tras un suspiro, deslizando los dedos por su cabello.

—Ya lo has hecho, ahora lárgate —escupí con veneno.

No me interesaban sus disculpas, ni nada que tuviera que decirme, por lo que di media vuelta dispuesto a entrar y cerrarle la puerta en la cara, afortunadamente este vez las llaves quisieron cooperar, aunque no imagine que se atrevería a detenerme, tomándome del brazo.

—Ciel…

—Suéltame.

—¿Podemos hablar?

—No tengo nada que hablar contigo, así que lárgate.

—Sé que me equivoque —murmuró en cuanto me soltó, dando un paso más hacia mí—. Y en verdad lo lamento… he venido casi todos los días desde hace unas semanas y comenzaba a creer que ya ni siquiera vivías aquí… al menos déjame invitarte a cenar a modo de compensación.

—Vete a la mierda tú y tus compensaciones, que seguramente tienen algo para que acabemos en tu departamento —espete—. ¿Qué más esperas de mí, Sebastián? Ya salimos a cenar, me drogaste, follamos, nos peleamos e incluso estuvimos a nada de volver a follar en los pasillos de la empresa y en un puto elevador —le di la espalda y me adentre a casa—. No soy tu juguete, tampoco un pasatiempo que cederá ante ti para que me destroces más de lo que ya lo has hecho.

Esta vez sí le cerré la puerta en la cara mientras me deslizaba por la pared hasta quedar sentado en el suelo, sintiéndome culpable por todo lo que le dije, cuando se merece eso y mucho más…  ¿o no?

~ * o0O0o ~ ♦ ~ o0O0o * ~
Continuará

Hola!! Espero que les haya gustado, si es así no se olviden de votar y comentar 7u7

Haruka Eastwood

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro