Capítulo 27: Decadencia
Sebastián Michaelis Pov
“Cuando se fue, su cuerpo ya había sanado, sin embargo, ahora tenía roto el corazón…”
—
Mi Ciel, sé que escribirte no es la mejor opción para lo que voy a decir pero es la única que tengo, la única forma que no me ara arrepentirme en cuanto te vea, porque es seguro que la intensidad de tu mirada borrara con violento interés mi vaga decisión. Y es que aunque parezca cobarde te aseguro que es todo lo contrario, aun así no quita el hecho de que me voy. Me voy porque no quiero ser una carga en tu vida, no quiero limitarte ni ser un estorbo.
Sé que dirás que no es así. Sé que tal vez me gritarías por idiota y lo merezco, pero todo este tiempo me he sentido frustrado, cosas que veía tan sencillas ahora son imposibles. He tenido que pedir ayuda en situaciones tan absurdas que me siento más que inútil. Lo odio, me odio y me molesta. Estoy enfadado conmigo mismo por sentirme así, por auto compadecerme en algo que tal vez tenga solución.
Lo peor de todo es que ahora me necesitas y no puedo ayudarte, no puedo sostenerte para mejorar, para apoyarte ni para que continúes, al contrario, estas semanas solo he podido observarte, admirar lo hermoso y fuerte que te has vuelto, porque de un momento a otro, volverás a ser aquel Ciel que tanto amo. Aquel Ciel fuerte he independiente que no le teme a nada y pese a todo sigue adelante.
Tal vez estoy siendo egoísta. Dirás que solo pienso en mi, y puede que por momentos así sea, porque te estoy lastimando pero no encontré otra forma o tal vez no busque lo suficiente debido a la desesperación carcomiéndome. Al menos me queda el consuelo de que si fracaso, no te arrastrare en mi masería y es que he hablado con Angelina. Al principio se negó a ayudarme, pero insistí tanto que cedió en toda esta locura.
Gracias a sus contactos pude charlar a través de una videollamada con un médico alemán especializado en casos como el mío, él asegura que puede operarme y que recuperaré la movilidad en las piernas. Es riesgoso y la probabilidad de éxito es demasiado baja, incluso si lo logro, la recuperación también es lenta, pero esta seguro de que funcionara y yo también lo estoy. Quiero estarlo.
Debería ser una noticia espectacular ¿cierto? Lo es y al mismo tiempo me aterra, me da pavor que ese mínimo porcentaje de éxito no sea yo y deba permanecer siempre en una silla, sintiéndome inútil, un estorbo y alguien incompleto.
No tengo justificación, lo sé, no te pido que me entiendas, porque ni yo lo hago, y tampoco tengo el derecho de decirte que no me odies, sin embargo, quiero que sepas que tu eres mi más grande motivación, lo que me impulsa a seguir adelante, a no caerme.
Decir que te amo ya no es suficiente, estas en cada una de mis respiraciones, en cada pensamiento. Mi Ciel, estas tan metido en mi interior que la palabra amor carece de la fuerza necesaria para decir cuanto te quiero y cuanto me importas. Ahora tienes mi devoción, incluso tengo tu nombre tatuado en el alma y en el pecho, justo donde esta mi corazón.
Soy y seré tuyo para lo que mandes. ¿Cien años? ¿Una vida? Eso no es suficiente, porque anhelo la eternidad a tu lado.
Ciel, tu tienes el poder de romperme en pedazos, de hacer mi herida tan profunda y verdadera que nunca me recuperaría. Ni siquiera me gusta recordarlo, pero ya he sentido el miedo de perderte, la impotencia de cada situación, y no hablo solo en sentido figurado, por poco te veo caer, incluso te contemple en aquella camilla y sentí que me rompería…
Actualmente y pese a todo te mantengo lejos y exijo todo. Suena absurdo pero no miento cuando digo que en verdad te amo y volveré esperando que no me odies y que puedas perdonarme.
Siempre tuyo.
Sebastián
❄💙❄
Levante la mirada ausente, me sentía cansado y no podía dejar de pensar en Ciel. Alois me aseguró que le entregaría la carta y pese a su negativa, también estuvo de acuerdo en que era lo mejor, que no tenía caso preocupar más a Ciel porque había una mínima posibilidad de que se sintiera culpable de todo.
Yo no lo culpo y jamás lo hare, incluso si no hubiese existido una posibilidad para volver a caminar porque lo habría hecho por él, al mismo tiempo que agotaba todos mis recursos para no darme falsas esperanzas, para aceptarlo y obligarme a adaptarme, pero si sé que hay una posibilidad, aunque sea mínima de poder volver a caminar la tomare y si fracaso al menos lo habré intentado todo.
Fue algo similar a la decisión que tuve que tomar sobre la operación de Ciel, nada estaba asegurado, podría perder tanto y ganar mucho. Casi me acobardo y elijo lo que muchos creían era lo mejor, pero al mismo tiempo nunca seria suficiente porque “pude haber hecho más” esta vez fue igual. Mis padres lo aceptaron después de verme en mi miseria, mamá lloró porque si la operación falla, no solo quedare en silla de ruedas, sino que moriré.
Agni me abrazo y dijo que si iba a una locura él me acompañaría. Nadie protesto y yo no lo detuve porque tampoco podría hacer esto solo, Angelina quiso venir, pero ya había dañado suficiente su vida como para permitir que velara por mi bienestar.
—Aun puedo llamarle.
Sonreí sin ganas mientras negaba con un pequeño ademan de la mano, ignorando la mueca de Agni. Quisiera escucharlo, saber que no esta molesto y perderme en la calidez de su voz porque puede que sea la última vez, al mismo tiempo esa es la razón que me impide hacerlo.
—¿Sigo equivocándome?
—No puedo decirlo, cada quien hace lo que cree más conveniente, pero debiste decirlo de frente.
—No podía.
—Sebastián, no he convivido mucho con Ciel —se sentó a un lado de mi, jugueteando con el anillo que le regaló Soma—. Creo que todo lo que sé de él es porque tu me lo has dicho.
—Es especial.
—No tengo ninguna duda, y creo que si le hubieses dicho, él estaría aquí.
—Agni… hay un riesgo muy alto de que muera —mi voz se volvió un murmullo pero sé que aun me escuchaba—. Si eso ocurre, él lloraría, en cambio así, si muero y no regreso a él, prefiero que piense que es porque ya no lo amo.
—Entonces también llorara porque le habrás mentido si no vuelves.
—Es más probable que acabe odiándome —Y lo aceptaba…
—¿Nunca pensaste en que exageras, que saldrás bien de esta pero lo habrás arruinado con Ciel?
—En cualquier situación había riesgos, escogí la que le afectaría menos, o eso quiero creer.
Agni ya no dijo nada, pero el malestar en mi estómago se incremento, mientras un eco malicioso me insinuaba que por mi cobardía había perdido definitivamente a Ciel. Decidí ignorarlo.
❄💙❄
La anestesióloga me sonrió tras el cubre bocas, colocó la mascarilla de oxigeno sobre mi rostro y me pidió que contara del diez al cero. Las luces de la sala de operaciones me hicieron darme cuenta de lo que estaba a punto de hacer. No había marcha atrás, tan solo inicie la cuenta regresiva.
—Diez, nueve… ocho…
Y todo fue oscuridad.
No tengo idea de cuanto tiempo había pasado pero la sensación siempre era la misma. Flotaba, al mismo tiempo mi cuerpo era ajeno a mi. Demasiado pesado, demasiado aturdido y extrañamente adolorido. Mi garganta dolía, tenia una sensación pastosa en la lengua y casi podía asegurar que nunca me había sentido tan de la mierda. Era como una resaca después de emborracharme durante días en los que tal vez me dieron un par de golpizas.
No podía abrir los ojos. Volví a dormir.
Cuando desperté eran quizás las ocho de la noche. No había nadie, supongo que Agni se marcho en cuanto acabo lo hora de visita y no lo culpo. Quizá paso otra hora antes de que la enfermera de turno entrara haciendo sus rondas. En cuanto me vio, no dudo en traer al medico que me había operado.
—… la cirugía fue un éxito.
Dijo mucho más, pero todo lo que me importó fue esa pequeña frase.
❄💙❄
Apenas habían pasado ocho meses desde que llegue a Alemania, y era toda una maldita eternidad, toda una vida en donde no he sabido nada de Ciel, porque así lo había decidido. En este tiempo tuve que someterme a otras dos peligrosas operaciones junto a una complicada recuperación, sin embargo, cada que logro dar un paso sé que ha valido la pena.
—Me sorprende su amabilidad, señor Agni.
—No es amabilidad, y asesinarte es ilegal, señor Sebastián —su voz fue tan dulce que no evite reír—. Además eso entristecería a mi príncipe.
Rodé los ojos pero no evite burlarme escandalosamente debido a su mirada perdida en ese alguien especial. Agni pasaba tanto tiempo en Alemania, que terminó mudándose aquí para —según él— cuidarme, y con su llegada, también estaba Soma, un doncel con una energía envidiable y actitud risueña que muchas veces amenazaba con sacarme de quicio por su actitud infantil, incluso creo que el pobre me tiene algo de miedo, aunque siempre intenta ayudarme pese a que no lo necesito.
Ambos se volvieron parte esencial de mi recuperación, tanto que jamás tendré como agradecerles. Actualmente era capaz de caminar distancias cortas, apoyándome generalmente de Agni, quien me sujetaba mientras Soma movía unos ridículos pompones, animándome a dar un paso más.
—Necesitas caminar más —Soma hizo un puchero, oculto tras Agni, viéndome serio—. Si te quieres casar con Ciel por la iglesia debes recorrer el camino al altar y cuando la misa acabe a la salida.
De repente guardo silencio, tal vez creyó que me molestaría como cuando suelta sus clásicos comentarios inocentes, pero en esta ocasión sonreí y le di la razón, provocando una bonita sonrisa y sonrojo que despertó los celos de Agni y mi lado juguetón.
—Cuatro meses —dije entre risas, ganándome su atención—. En cuatro meses tengo que ser capaz de caminar sin apoyo.
—Sebastián, no necesitas presionarte.
—Cuando me decidí a esto me dije que un año y no pienso retroceder.
Su semblante cambió, Agni rara vez se ponía así de serio, por lo que me sorprendió, aun así no pensaba cambiar de opinión.
—Necesito decirte algo, Ciel…
—No quiero escucharlo —Interrumpí—. Lo sabré cuando sea el momento.
—Sebastián esto es importante.
—Puede esperar.
❄💙❄
Un año y tres semanas. Fue el tiempo que me tomó volver a Londres, pero cuando lo hice, era capaz de caminar por mi mismo, necesitaba la ayuda de un bastón. Lo hacía lento pero ya no ocuparia una silla de ruedas y el medico me aseguró que tomaría tal vez seis meses más, tener una movilidad más fluida, incluso planteó la posibilidad de caminar sin apoyo.
Estaba tan contento que lo único que deseaba hacer, era bajar del avión e ir a buscar a Ciel, besarlo, pedirle perdón y decirle cuanto lo amo y cuanto lo he extrañado.
—No corras.
Se burlo Agni mientras iba por nuestro equipaje. Mis padres habían ido a Alemania innumerables veces a verme tras el éxito de la primera cirugía, dejándome sorprendido cuando cumplieron mi petición de esperar, sin embargo, siempre regresaban a Londres tras un par de días, ya que ni Agni ni yo podíamos ocuparnos de la empresa.
Y cuando finalmente les dije que regresaba, mamá me ordenó ir directamente a su casa porque iba a prepararme un banquete de bienvenida y papá se quedara a ayudar, así que ninguno de ellos vendrá a recogernos en el aeropuerto.
—En verdad llegue a pensar que si estarían aquí —le comente a Agni mientras llegaba con las maletas—. Incluso imagine a mamá con carteles vergonzosos de bienvenida.
—Hubiese sigo gracioso —Me mostró su teléfono—. Yo también lo esperaba así que prepare la cámara para inmortalizar tu reacción.
—Dirás mi vergüenza.
Sonreí y me aleje cuando Soma se acercó a abrazarlo y le robó un beso. Los conozco tan bien, que ese beso se convertirá en veinte o más y tardaran varios minutos en notar que ya no estoy ahí. Aunque tampoco quiero que empiecen a gritar mi nombre cuando este lejos de ellos, por lo que me aparte, pero seguía lo suficientemente cerca para que pudieran verme.
La sala de espera del aeropuerto era bastante grande, por lo que me senté en una de las butacas y mire distraídamente la televisión. Había pura publicidad y cuando inició un programa de cotilleos me tente a sacar el móvil, sin embargo la noticia me dejo helado.
—“… será la boda del año amigos y es que tras varios meses de noviazgo oculto, la famosa pareja no solo anunció públicamente su relación —la presentadora tomó aire y con emoción continuó mientras atrás de ella aparecían varias fotos—. Y bueno, Ciel Phantomhive nos vuelve a sorprender al declarar en la rueda de prensa de hace unos minutos, que el guapísimo y talentoso cantante Edgar Redmon muy pronto se convertirá en su esposo…”
La presentadora fue sustituida por un video en donde salía Ciel rodeado de periodistas, entonces alguien pregunto si el rumor de su supuesta relación con el tal Edgar era cierta… entonces sonrió como nunca antes lo había visto, mientras decía que sí con una alegría que me destrozo, afirmando que ya tenia fecha para su boda.
—¡Sebastián! Por poco y pienso que huiste. Oye, crees que a tu mamá le guste una tarta, es que de camino a su casa hay una pastelería muy buena… —su voz y su alegría desaparecieron, pero yo seguía con la mirada en la pantalla pese a que la noticia de Ciel había terminado hace un par de minutos—. ¿Te sientes mal?
—No lo acepto —gruñí sintiendo la ira reptar por mi piel hasta consumirme.
~ * o0O0o H.E. o0O0o * ~
Continuará
❄
💙
❄
Hola! Mil perdones por el retraso, solo espero que todos esten bien y este pequeño capítulo les ayude a distraerse aunque sea un poco. Los adoro y espero de todo corazón que esta historia les siga gustando
Haruka Eastwood 😘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro